Chapter 12
Solo me detuve a observar la casa tenebrosa, después de 27 años, aquel lugar aún seguía luciendo horrible y tenía un aspecto más espantoso, más viejo, más demacrado. El pasto de la entrada se veía descuidado.
Me detuve a ver al castaño, éste dió un corto suspiro y pude verlo apretar la mandíbula.
—¡Maldición!—soltó tan directo que solo pude ver el enojo que se daba a notar en sus brazos y en sus manos. Dió otro suspiro y puso sus manos en forma de puños para después golpear la reja del lugar.
—Hey, Hey, Hey—lo detuve antes de pisar el césped del lugar—¿Qué sucede?—me observó por un instante y me abrazó, correspondí confundida y cuando se separó de mi solo pude ver sus ojos observarme con una preocupación infinita.
—Es solo que...—comenzó a titubear—yo...—observó hacia el suelo evitando verme.
—Dilo Bill.
—No quise nunca en mi vida entrometerte en todo esto—retrocedió un paso señalando la antigua casa—porqué no quiero perderte otra vez—tragué saliva mientras veía al castaño totalmente frustrado—Y de verdad quisiera encontrar la manera de alejarte de este maldito problema pero ya no puedo dejarte ir—trago saliva y suspiró—yo...yo...solo—me observó conseguridad—No te alejes de mi, sé que Eso tratará de separarnos.
El sentimiento de miedo volvió a invadirme, me puse nerviosa sin motivo alguno, aunque quizás muy en el fondo sabía la razón.
Justo como le había pasado a Ethan, justo como le pasó a mi tía y justo como le pasó a Stanley, sentía terror, terror por perder a más personas importantes en mi vida.
Pude observar a Bill, definitivamente no quería perderlo, no quería dejar al castaño despúes de que lo había recuperado, no quería que el destino se lo llevase como si nada hubiese pasado.
Di unos pasos y me situé frente a él.
—Solo prometeme que sin importar lo que pase, sin importar lo que suceda allí adentro, sin importar nada de eso, prometeme que vas a estar bien.
El castaño suspiró y sonrió dejando un corto beso en mi frente, sonreí del mismo modo.
—Esa casa sigue siendo tan horrible como antes—aclaré mientras avanzábamos.
Ambos comenzamos a subir las pequeñas escaleras de la entrada.
—¡Bill!—el grito femenino nos hizo dejar de prestar atención a lo que hacíamos, era Beverly, la pelirroja se acercaba corriendo junto al resto.
—Rayos—bramé en un susurro, no quería que el resto saliese dañado, ya no quería más muertes.
—No, No, Chicos no—comenzó a titubear Bill observando a los chicos—Y-yo inicié esto. E-es mi culpa que estén aquí. Esta maldición...esta cosa, está dentro de ustedes y empezó a crecer el día en que los obligué a ir a los baldíos porque solo quería encontrar a Georgie—me observó por un instante—y de verdad desearía no haberlos involucrado a todos.
Pude observar a Eddie, tenía una especie de esparadrapo que cubría su mejilla.
—Acabamos...—solté en susurró, estos me observaron—Acabamos de ver a ese payaso arrebatarle la vida a un pequeño que solo quería divertirse, a un niño que recién empezaba a vivir—metí mis manos en mi chaqueta—y nosotros...nosotros solo queremos que ya no les pase nada a ustedes.
Pude oír el suspiro de Bill.
—Nosotros vamos a entrar allí, y no sabemos que va a pasar, así que no podemos dejarles que lo hagan—volvió a decir el castaño.
La pelirroja se agachó y alzó un pequeño fierro del césped de aquella casa que lucía más fatal que nunca.
—Bueno, No les estamos preguntando—aclaró Beverly.
—Antes no lo hicimos solos Bill y no lo haremos ahora—esta vez fue Mike el que opinó.
—Los perdedores siguen juntos—añadió Ben.
Los observé por un instante, definitivamente no había tomado una mala decisión en escoger a este grupo de amigos desde la niñez.
—Oigan chicos, ¿alguien quiere decir algo más?—pude oír a Eddie decir.
—Richie lo dijo muy bien la última vez aquí—murmuró Bill.
—¿Si?—preguntó el aludido acomodando rápidamente sus lentes, quizás trataba de recordar lo sucedido—¿No quiero morir?—lo observé confundida y pude ver a Bill negar.
—¡No!—soltó el castaño.
—¿Hay que matar al payaso?—soltó Richie confundido y sonreí.
Pude ver a Bill sonreír de la misma manera, justo como había pasado hace más de 27 años atrás.
—Hay que matar al payaso—reafirmó Richie con mucha seguridad y todos nos limitamos a asentir.
Sonreí.
Luego de unos segundos todos nos dispusimos a entrar a aquella casa. El lugar lucia más oscuro que nunca y lo único que podía diferenciar era que ahora, por dentro lucia más fatal que nunca, tenía trozos de ramas colgados por todas partes.
Bill, Mike, Ben y yo llevábamos unas linternas que por precaución habían sido traídas gracias a Eddie.
Todos nos dispusimos a alumbrar hacia las escaleras. Un líquido espeso y negro escurria por allí.
—Wow, me encanta su nueva decoración—soltó Richie.
—Beep Beep, Richie.
Bill y yo íbamos adelante tratando de recordar por dónde era el sótano en donde estaba aquel pozo que nos guiaba hasta la mismísima ubicación del payaso.
—Oye, ese es el sótano, ¿no?—soltó al aire Richie buscando respuestas, asentí.
—Aqui es dónde Eddie se rompió el brazó—aclaré dandole un vistazo al lugar, Richie rió y Eddie solo soltó una mueca de asco—Es por allí, creo—susurré sin estar del todo segura observando a Bill, con una vistazo hacia atrás solo pude ver a Richie, Eddie y Bill. Sin embargo, Bev, Mike y Ben recién se encontraban cruzando la otra habitación, aún no llegaban hasta nosotros.
Bill se dispuso a abrir la puerta que estaba frente a nosotros.
—Si, lo es.
Soltó el castaño y pude ver que comenzaba a abrir toda la puerta mientras aún alumbraba con su linterna, y justo como lo esperábamos, las escaleras para llegar al sótano estaban allí, aún intactas.
El grito de Ben nos alarmó a todos, me limité a ver hacia atrás mientras Mike cogia a Ben que gritaba de dolor mientras veía su abdomen. Beverly se acercó a ayudarlo pero al instante la puerta se cerró separandonos en dos grupos.
Me quedé en mi sitio mientras veía a Bill y Eddie correr hacia la puerta.
—No, no, no—bufó exasperado Eddie.
—¡Ben!—gritó Bill—¡Ben!
—Maldición—bramó Richie a mi lado, me detuve a ver la puerta del sótano con las únicas intenciones de bajar sola y arreglar el maldito problema, pero la pequeña nevera que estaba desgastada comenzó a sonar, como si alguien buscase escapar de allí dentro.
—Eso no es bueno, ¿verdad?—preguntó Richie asustado.
—Tu que crees—solté despectiva—quizás sea un simple animal atrapado.
Pude ver a Richie levantar los hombros restándole importancia, la maldita nevera no dejaba de moverse.
—¡Ayuda!, ¡Oigan!—los gritos de Beverly se escucharon con desesperación mientras oíamos a Ben gritar de dolor.
Tenía tanta impaciencia y quería salir de allí mismo para poder ayudar al resto.
—Oh—todos soltaron un suspiro de tranquilidad cuando vieron que la dichosa nevera dejaba de sonar, pero entonces se abrió repentinamente mostrándonos a una persona, totalmente doblada dentro de aquel artefacto. Estos volvieron a soltar un suspiro pero esta vez de miedo.
Tragué saliva, odiando verlo así en este momento, tenía todo el rostro demacrado y sus ojos habían perdido el color marrón que siempre lo había caracterizado.
—Stanley—llamó Richie con impresión.
Si, era Stanley Uris, el mismísimo Stanley de cuando éramos niños.
Aprete mis puños mirando enojada la escena, Estaba claro que Eso estaba tratando de intimidarnos, pero el simple hecho de ver a mi amigo de la infancia de ese modo me frustraba.
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Holaaaa.
Lamentablemente este no es el capítulo final, aunque el próximo si lo será. :")
Tuve unos cuantos problemas de salud, por así decirlo, sufro de asma (aunque no es un cuadro grande)...me he estado medicando cerca a un mes y aún no cesa.
En fiiiiiiin, espero que les guste éste cap, mentalmente sigo preparándome para escribir un final en el que puedan llorar, aún estoy en una gran confusión. No sé si hacer un final alegre o triste, sin embargo daré lo mejor de mi para que les guste.
Nota: La muerte de Eddie me sigue doliendo al igual que la de Stan, y me duele más ver llorar a Richie :(
Cuidenseeee <3
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