Chapter 10
[...]
Llegué a la feria y me limité a buscar el rostro del niño entre tantas personas que estaban aquí, nunca en toda mi vida había pensado en volver a la feria.
—¡Oye, Niño!
Pude detenerme al instante en el que escuché el grito de Bill y miré hacia adelante, éste corría siguiendo al niño de la patineta mientras el pequeño entraba en un juego.
Dí un suspiro y corrí aún más fuerte para alcanzarlos incluso sin importar a cuántas personas empujaba. Por la forma en la que Bill llamaba al niño supuse que tenía las mismas intenciones que yo.
Cuando por fin estuve adentro me recompuse y respiré tratando de regular mi respiración.
Levanté mi vista en el instante en que pude ver los péndulos en forma de payasos coloridos con caras tristes, pasé por estos sin ningún problema y llegué hasta el laberinto de los espejos.
Esto me confundía demasiado.
Seguí avanzando y cuando vi al niño reflejado en uno de esos espejos avancé hasta llegar junto a él, sin embargo era solo el reflejo.
—¡Hey, Niño!—grité.
Él pequeño seguía avanzando sin escucharme.
—¡Oye Niño!—busqué con la mirada la raíz del sonido—mierda—pude escuchar esta vez las quejas de Bill.
Podía escucharlo, pero no podía ver al castaño por ningún lado.
Me limité a seguir avanzando y cuando vi al niño me acerqué otra vez pero mi cabeza chocó con uno de los espejos.
¿Por qué rayos cada espejo que estaba aquí obstaculizaba mi camino?
Pude ver a Bill acercarse corriendo hacia el niño también, sin embargo el niño estaba frente a nosotros, yo al lado y Bill al otro.
—Rayos—se quejó cogiendo su mejilla al chocar con uno de esos espejos—¿Nira?—me observó confundido y luego observó al niño.
—Hey pequeño, debemos salir de aquí—solté observándo al niño, éste nos observó confundido.
—¿Qué hacen aquí?—preguntó el pequeño observandonos.
—Estamos aquí para ayudar—intervino el castaño con una sonrisa nerviosa.
—Dejen de seguirme—protestó.
—Esta bien, está bien, calmate—el pequeño me observó—solo te sacaremos de aquí, solo eso.
—Alejense—protestó de nuevo.
—Solo voy a sacarte de aquí—murmuró Bill nervioso y pude ver que su mirada se detuvo en algo detrás del niño.
Observé hacia el mismo lugar y me quedé quieta, una ola de frío me invadió mientras veía lo que pasaba.
El payaso estaba detrás del pequeño y solo un espejo lo separaba del niño, al igual que a mi y a Bill.
—Basta...por favor—susurré mirando al payaso mientras chancaba con su cabeza el espejo con la única intención de romperlo.
—Por favor no—pidió Bill observando a Eso.
Pude ver su risa tenebrosa otra vez, el niño estaba totalmente asustado.
—Estoy aquí esta vez, por favor llévame a mi—pidió de nuevo Bill, logré observarlo desde mi sitio, el castaño estaba angustiado.
—No lo hagas, por favor—volví a pedir mirando al payaso.
El niño volteó y me observó asustado.
Sus ojos lagrimeaban, estaba aterrorizado.
—Escuchame, estarás bien—solté viendo al pequeño—Te sacaré de allí.
El pequeño volvió a observar al payaso mientras se golpeaba la cabeza con el espejo para cumplir con su juego.
—Bill, debemos hacer algo—grité, éste me observó.
Bill comenzó a golpear el espejo que se interponía frente a él y yo me detuve a hacer lo mismo. Mi mente solo podía escuchar los golpes de Bill, los golpes del payaso y el grito del pequeño.
Queria ayudar, queria salir y detener todo. Queria ayudar al niño...pero me sentí inservible una vez más.
Bill golpeaba con todas sus fuerzas, y yo también lo intentaba pero el payaso nos llevaba la delantera, estaba a un paso de romper el cristal.
El niño comenzó a golpear el cristal junto a Bill pero se detuvo al ver al payaso, éste sonreía de forma macabra.
—¡No!—solté un grito cuando escuchaba el cristal romperse—¡Dejalo!—el payaso me observó y se detuvo.
—Tranquila, será como cuando asesiné a Ethan, sin dolor—soltó riendo y en un segundo abrió su boca y destrozó el cuerpo del pequeño.
La sangre se había adherido al cristal que estaba frente a mi y pude ver a Eso totalmente feliz mientras nos observaba a mi y a Bill.
Apreté mis puños viendo la sangre.
—Demonios no—solté enojada, podía sentir mis lágrimas caer mientras me sentaba en el suelo cogiendo mi cabello.
Era solo un inocente niño, era un pequeño niño que no merecía morir.
Su familia estaría destrozada.
Pude ver a Bill llorar y busqué con la mirada algún peligro.
Sin embargo el payaso se había esfumado.
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