Chapter 10
[...]
Todos salimos del departamento de Beverly. Cogimos nuestras bicicletas y comenzamos a caminar, Richie manejaba su bicicleta rondeandonos en un círculo, él parecía estar enojado porqué lo habíamos dejado como vigía para avisarnos si el papá de Beverly volvía.
—No me encanta ser su portero privado—afirmó Richie, reí ante su enojo.
—cierra la boca, Richie—interrumpió Eddie.
—Si, ya callate Richie—contestó Stanley, miré a Stanley y reí un poco.
—Ah bueno, sigan callandome, entiendo. Yo no fui él que limpió el baño imaginando que pasó por la vagina de la mamá de Eddie en Halloween—comentó Richie.
Beverly parecía estar enojada ante sus comentarios y solo rodó los ojos.
Por unos segundos pensé en lo que me había pasado ayer, Ethan se veía tan real.
—Yo-yo también vi algo—declaró Bill parando, todos paramos, mi sonrisa se esfumó mientras lo observaba.
—¿Viste sangre?—preguntó Stanley mirandolo.
—Sangre no—negó Bill—yo vi a G-Georgie, se veía muy real, de verdad era tan parecido, pero con este...
—Payaso—añadimos Eddie y yo al unísono.
—Yo también vi a mi primo, detrás de él estaba un payaso—afirmé mirando hacia el suelo, recordando lo que había sucedido en la madrugada.
—Yo también lo vi—añadió Eddie—al payaso y unos cuantos globos rojos—volvió a decir asustado.
Richie nos miró confundido.
—Solo los vírgenes ven esa cosa, ¿por eso aún no lo he encontrado?—bromeó Richie, pero nadie río.
Hubo unos cuantos minutos de silencio hasta que observé el auto de uno de los amigos de Bowers, muy cerca a nosotros en la carretera.
—Oh rayos, es el auto de Belch Hoggins, tenemos que irnos de aquí—afirmó Eddie asustado mirando hacia el mismo lugar que yo. Lo último que no queríamos era que Bowers y su pandilla estuviéra molestando por aquí.
—¿No es el niño que estudia en su casa?—preguntó Bill mirando la bicicleta que estaba al frente del auto tirada en el pasto.
—Si, es la bici de Mike—respondió Eddie.
Lo miré por un segundo y mi mente comenzó a recordar quien era Mike. Era un chico de tez morena, esa era la razón por la que Bowers lo molestaba, por su color de piel.
—¿Lo ayudamos?—preguntó Beverly. La miré y asentí definitivamente.
—¿En serio?—preguntó Richie quien parecía estar cansado.
—Vamos—susurré dejando mi bicicleta y corriendo hacia donde estaba Bowers dentro del bosque.
Cuando me acerqué hacia la entrada del bosque lo unico que vi fue a la pandilla de Henry Bowers, y Mike estaba en el suelo. Su cabeza sangraba.
No podía dejarlo así, y examiné el lugar buscando algo con que ayudarlo.
—¡Bowers basta!—solté observandolo, éste me observó con una sonrisa.
—Detenme si puedes.
Escuché los pasos apresurados de los demás acercarse a la par de que Bowers seguía momestando a Mike.
Cogí una piedra del suelo y la tiré, ésta atinó en la cabeza de Bowers.
—Buen tiro—afirmó Bill a mi lado, traté de apartar sus palabras.
No quería escuchar a Bill por el momento.
Mike, quien estaba en el suelo, se levantó rápidamente y se acercó a nosotros.
—Se esfuerzan demasiado perdedores, lo hará con ustedes—exclamó Bowers enojado mirandonos—justo igual como sucedió con tu querido primo, Nira—continuó hablando, esta vez mirándome.
En ese momento me hervía la sangre, estaba demasiado enojada.
Lo miré retadoramente y Bowers hizo lo mismo sin dejar de molestar a Beverly.
—¡Guerra de rocas!—gritó Richie quien trató de evitar que mis palabras se estrellaran con los insultos de Bowers.
Richie recibió una piedra justo en su rostro y cayó al suelo.
Bowers había perdido la contienda y había quedado tirado en el suelo también.
—¡Ve a joder a tu madre imbécil sin estilo!—gritó Richie, levantó los brazos y mostró los dedos del medio.
Lo saqué de ahí para evitar posibles problemas, probablemente Bowers podría levantarse y darle una gran paliza.
Salimos de ese lugar acompañando a Mike.
—Gracias, pero no debieron, los molestara también—nos agradeció Mike, reí imaginariamente por su preocupación hacia nosotros.
—Ah no no, Bowers siempre nos molesta—soltó Eddie restándole importancia mientras caminabamos hacia la ciudad de nuevo, buscando donde habíamos dejado tiradas las bicicletas.
—Cre-creo que es algo que todos tenemos en común—afirmó Bill.
"si, lo es" pensé.
—Eres del club de perdedores ahora—añadió Richie mirando a Mike y dándole unas palabras de bienvenida, cogimos nuestras bicicletas y fuimos a la ciudad.
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