Tus ojos
¡Ay! ¿Cómo explicarte amada?
La dicha que me causa contemplarte,
Cuando la tarde cae y el sol sucumbe,
El fuego del crepúsculo perdura en tu mirada.
Luego la calma noche se arraiga en tus ocelos,
Por los que rueda oronda su moneda de plata,
La luna es como un faro en tus hondas pupilas,
Y su luz es la guía para mis ojos ciegos.
En tus fanales cabe el tiempo y el espacio,
Cabe el agua y la tierra en ese iris de espejo,
Donde se plasman una a una las estrellas,
Y el cosmos arde sobre un mar de topacio.
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