Agua está triste por el rechazo de Aire, Fuego aparece y comienza una conversación que la lleva a una pregunta.

—¿Por qué te gusto, Fuego?

Fuego se sorprende y se sonroja en el mismo instante.

—Te... ¿Te diste cuenta?

—Se podría decir que Aire me ayudó a entenderlo, soy algo lenta a veces, entonces, ¿por qué?

—Yo... eh... no sé, esas cosas se sienten, no me presiones. —Se pone nervioso.

—¡Me estás evitando la pregunta! —cambia la voz a un tono cantarín para enojarlo.

Él frunce el ceño.

—¡No evito nada! ¡Yo solo...!

—Estoy esperando.

Intenta ponerse serio.

—Pues la verdad es... ¡Agh, no puedo! —Se detiene solo de pensarlo.

—Me voy. —Se levanta.

—¡Ah, espera! —La detiene, agarrándola de la mano y él se para también—. Me gusta todo de ti, no hay nada que no me guste, me gusta cuando te enojas, cuando sonríes, cuando cantas, no te cambiaría en nada, porque, Agua, tú eres mi todo.

Agua se sonroja, no sabía que Fuego podía ser tan romántico.