49. Fuego
Al día siguiente, Agua cocina mientras canta. Fuego pasa por al lado de la puerta y se detiene a escuchar, luego se acerca para preguntarle:
—¿Qué haces?
—Cocino ¿No ves? —Lo mira con una expresión de obviedad.
—Oh, lo veo, huele bien. —Sonríe y acerca la mano a la olla.
—No toques. —Le pega.
—¡Quiero probar! —insiste.
Ella lo impide, forcejean, Fuego termina tropezando y cae sobre Agua.
—¡Idiota! ¡Salte de encima! —le grita.
Fuego levanta la cabeza, al no entender qué pasó y girarla. Sus rostros quedan a pocos centímetros, uno del otro. Él se sonroja y se levanta.
—¡Lo siento!
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