"Seiren, no suena horrible que me digas que ya va a aparecer alguien para mí porque a la larga estoy esperando que eso ocurra. Estoy bien... Qué sé yo, siempre son feas las situaciones así pero si uno no prueba... Yo tampoco tengo experiencia en esto, no tanta. No volveré a mencionar la posibilidad de que salgas con el hijo de esa familia, aunque debo confesarte que donde hay tanta mala onda de entrada quién sabe, ¿no? ¿Qué te parece ir a ver una peli el martes después del colegio y después ir al cafe? Bueno, un abrazo, Shiro."

  "PD: Decime qué clase de película te gustaría ir a ver."

  Respuesta:

  "Shiro, me parece bien el martes después del colegio. ¿Qué te parece ir a ver una animada? Me alegro de que estés bien pese a lo que pasó con Kazumi. Ya te dije que no me gusta el hijo de esa familia. Un abrazo, Seiren."

  Son las 11 y estoy tirada en la cama. Esperando que vuelva mamá de su cena pero parece que no va a llegar. Con Ringo pensamos en llamar a los tíos pero por ahí ya se fueron a dormir y los despertamos. Aki me pone una pata sobre el brazo. Voy a bajar a abrirle la puerta para que vaya al balcón y vuelvo.

  A la vuelta me miré en el espejo. Me miré así, en pijama blanco. El pelo largo, lacio. Negro con toques azules. Los ojos grandes. Tengo los ojos grandes marrones oscuros. Oscuros noche decía Maiko (siempre me lo decía). Y el tío dice que tengo la piel color trigueña. Soy gorda. Caderona más bien. Tengo un poco de panza pero es más a lo ancho. Las piernas un poco más gordas que lo normal. Los brazos rellenos. Tengo un lindo escote. Digo, la parte del cuello, la nuca. Siempre pienso que cuando esté flaca por ahí me corto el pelo dejando la nuca al descubierto. Y me gustan mis orejas. Las que tenemos problemas para conseguir ropa para el torso y de la cadera para abajo, amamos los zapatos, los guantes, los sombreros, las carteras, los aritos, todas esas cosas que estamos seguras de que, vayamos donde vayamos, nos van a entrar.