Capitulo 4

   Y si, tuve que ir a peluquería a que le dieran forma a mi color. El peluquero, que me debe ver dos veces al año como mucho, abrió los ojos cuando entre y me miro extrañado pero  divertido.

  -Eso debería haberlo hecho yo- me dijo sonriéndome muy divertido.

  Claro, cuantas veces entra alguien que llevaba el pelo negro a teñírselo de un azul fantasía. Me decoloro nuevamente, me hizo unas mechas para que disimularan mejor el desastre que me había hecho, aplico un nuevo producto que era también en colores fantasía, me corto un poco el cabello, seco y en el espejo parecía otra.

  Y debo parecer otra, porque en la escuela creo que hubo gente que no me reconoció. Pongamos que habitualmente ni me deben notar, pero de repente me miraban e imaginaba como pensaban quien carajos es. Antes, la nada misma. Pasaba como el viento.

  La cara de Keiko cuando me vio fue mortal. Sonrió en cámara lenta y un poco espeluznante, como el Joker, y empezó a reírse como maniática. Estiro su brazo como queriendo tocar el techo y grito:

  -¡Muy bien Sei!-

  Y yo, Incendiada.

  Ella dio unos pasos largos  con sus piernas eternas para abrazarme y susurrarme al oído "Esto si se parece mas a vos". Feliz porque coincidíamos en la opinión. Las caras de Saori y Kaori fueron mas moderadas, una especie de "Wow, que cambio", y luego inmediatamente, que eso no se bote, abrazo y un tímido "Te queda bien". En resumen, algo así. Pero ellas son mucho mas estructuradas. Y tal vez tampoco es que me queda tan bien. No creo vaya por ahí, para mi tiene mas que ver el como me veo y siento con este cambio que el como me ven. Habrá gente como mamá, que piense que las chicas con kilos de mas no deberían tener pelo de colores porque de esta forma solo se nota el exceso de cuerpo.

  El colegio, un embole por no decir otra palabra. Esa sensación de ser los mas grandes. Es nuestro ultimo año y entonces sí, agárrense. Una especie de terremoto anticipatorio. Entre que hay que elegir carrera o que hay que hacer de la vida. Como si fuera fácil elegir que estudiar, siendo que lo que elijas condiciona tus próximos cinco años, y posiblemente toda tu vida. El separarnos todos. Y tanta anticipación, tanta decisión me da pánico. Ganas de ovillarme sobre mi, y rogar por que pase el terremoto rápidamente. 

  No se que voy a estudiar, ni que quiero ser o hacer.  O sea,  sí, sé hacer cosas, pero nada es tan solido en mi como para que sea permanente. Me va y me viene. Música. Idiomas. Computación. Escritora. Peluquera. Todo va y viene.

  Y al salir del curso con la mochila al hombro, mientras venia hablando con Keiko, lo vi saliendo del aula de él. Nuestros reconocimientos a la distancia cuando nos encontramos suelen ser unos leves movimientos de cabeza, casi imperceptibles. Creo que solo nosotros los vemos o tal vez me los imagino. Pero esta vez me miró y se quedo parado en el medio de la puerta de su aula, los ojos intensos, su mirada en mí. Sentí que me ardía la cara.  Sostuve la mirada tanto como pude pero unos segundos mas tarde, cuando pase al lado de el, la baje. Esos segundos en cámara lenta, nos volvimos otra vez nosotros. Shiro y yo. Hacia un año que no sentía eso. Desde que se me fueron las palabras.

  Pero esos segundos nos habían reconstruido  . Pensé que ahí quedaba. Pero a la noche, tratando de terminar la tarea del colegio, me di cuenta de que no. La ventana de mi cuarto. La luna colgada en el cielo. Y en mí ese instante de película muda que seguía repitiéndose al infinito. Un espacio mínimo. Ínfimo pero tan real.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top