Epílogo
Judie:
Durante los próximos meses mi vida nunca estuvo tan atareada, empezando por el juicio, el cual lo siguen alargando y del cual no tengo intenciones de recordar ahora, también estaba Allison, mi embarazo y Scott yéndose a Rusia a cerrar el trato, y aunque fuera solo un fin de semana lo sentí más largo que la última vez.
Las hormonas de embarazo ya empezaron a afectarme.
Sin embargo ya lo tengo otra vez aquí, junto a mí, soportando mis caprichos en pleno día y madrugada, aunque los antojos de sexo matutino no creo que le hayan fastidiado como sí lo era levantarse y llamar a todas las tiendas hasta conseguir lo que mi estómago y él bebe pedían, aunque al final el solo hacían las llamadas mientras Luka y los chicos de servicio eran quienes corrían por toda la casa y de camino a la calle consiguiendo lo que me apetecía.
En poco tiempo, Scott compro todos los dulces existentes y solo debían traérmelo a la cama, por alguna razón él bebe amaba los dulces antes que cualquier cosa, en especial el chocolate.
Suspiro y me llevo la mano al vientre, lo cual despierta las alarmas de Scott.
—¿Qué pasó? ¿Contracciones?
—Tu hijo solo se está moviendo.—Si, es un niño y tengo seis meses de gestación.
—Nuestro.—Me roba un beso o lo que mi pancita le permite.
Scott coloca la mano sobre la mía y me sonríe.
—¿Ya quieres irte?.—Pregunta y niego con la cabeza.
Estamos en la primera exhibición de arte, donde la pintura de Allison se presenta, no es una exhibición sobre ella, sino sobre grandes talentos descubiertos, pero por algo se empieza, además a mí me costó mucho lograr que mi pintura propia con mi nombre y no el de Zac estuviera en un museo, tanto Scott y yo estamos felices de haberlo logrado para ella.
—Scott, Judie.
Me giro al escuchar a Axa, quien también está aquí por su estudiante. Allison esta con ella y le cambia el rostro al verme.
—¿Sucede algo?
Niego con la cabeza y bajo la mano de mi vientre, últimamente todo el mundo se preocupa por mi estado.
Scott se adelanta.—Tenemos que volver a casa, mi mujer necesita descansar.
—¿Qué? No... Me quedare un poco más.—Intento decir, intercambio una mirada con Scott.
—¿Estas segura?.—Me pregunta Allison.
Asiento con la cabeza.—Estoy embarazada, no es una enfermedad.—Miro a cada uno y regreso mi atención a Allison.—Y es tu día, no puedo dejarte.
Ella se ve radiante, lleva un vestido corto color azul, el cabello recogido en un moño y maquillaje suave en el rostro, mientras Axa trae un enterizo negro, el cual deja casi al aire sus dos grandes atributos, trae el cabello suelto y el rostro pintado con un fuerte color, del cual resalta el negro y el marrón, además de sus labios rojos, mientras yo llevo un vestido color crema, largo y que resalta bastante mi vientre de embarazada, mi maquillaje apenas es mucho más suave que el de Allison, y mis labios solo llevan bálsamo.
—Claro que sí, si estas cansada puedes ir. Axa está conmigo ¿No?
—Perdón.. ¿Qué?.—Se vuelve hacia ella, Allison le insiste y finalmente mi amiga se gira hacia mi.—Si, ve, descansa, yo hago de niñera aquí.
Sonrio.
—Ninfa.—Insiste Scott.
Suspiro y miro a Allison.—¿Estas...
—Ve.—Me dicen ambas.
Me rio, termino de despedirme de ellas sintiendo la insistencia de Scott y ambos abandonamos el museo.
(***)
—¿Cuándo se ha visto que los mecenas abandonan a su artista una noche tan importante?.—Digo mientras me quito los aretes.
Scott ya está dentro de la cama y me acerco al espejo sobre el mueble, cojo un paño húmedo y me quito el maquillaje.
—Emir no está contigo todo el tiempo ¿No?
—Y eso te pone muy feliz.
—Muy feliz.—Puedo jurar que está sonriendo y al voltearme lo compruebo.
—Te recuerdo que tú me lo presentaste.
—¿Y por eso no puedo sentir celos?
Dejo los paños y me acerco a él, me encuentro en mi pijama rosa, la cual se sube en la blusa mostrando mi ombligo.
—Ven a la cama.—Extiende la mano hacia mí y la tomo sin dudar, uniéndome a él.
—No tienes que sentir celos de Emir ni de nadie.
—No puedes pedirle eso a un hombre celoso.
Sonrio.
—Además como dije, Emir no está todo el tiempo.
—Porque es mecena de muchos nuevos descubrimientos.—Respondo.—No es posible que con la única artista que ayudamos, tengamos..
—Ella lo hizo pensando en ti.
Suspiro y admito.—No tengo sueño.
Me sonríe.—Entonces déjame venerarte esta noche, mi ninfa.
Mi corazón palpita con rapidez, Scott captura mi expresión y con una mirada perversa desliza la mano por mi cuerpo, de forma lenta, incrementando la quemazón que mi sexo empieza a experimentar.
El calor sube poco a poco mientras su mano baja y se adentra en mi short pijama, en todo momento no pierde la vista sobre mi porque como dijo iba a venerarme, muevo las piernas inquietas y separo los muslos permitiéndole el acceso a su atrevida mano, el roce me hace apretar los labios y voltear los ojos, poniendo en evidencia el nivel de mi excitación.
—Que mojada, igual que la otra noche.
Se ríe y comienza con los movimientos de arriba abajo, frotando los labios humedecidos con mi la crema, me acomodo bien para que no me resulte incómodo y sus dedos ni siquiera me han penetrado cuando doy un respingo, por lo sensible que esta mi cavidad.
—Scott...
—Que impaciente eres, ninfa.
—No te burles.
—No me burlo, me gusta.—Responde y mantiene los dedos en los labios, humedeciendo sus dedos hasta la mita.
Jadeo y las piernas me tiemblan, aunque me encuentre echada, no pasa demasiado de esos toques continuos y término empapando mis muslos con el primer derrame de fluidos, puedo ver como lo goza y al encontrarme con sus ojos, sus dedos se adentran.
Ya no son roces, me penetra con unos dedos y luego dos, con el mismo ritmo al que me tenía acostumbrada su polla, Scott me folla con los dedos y sus manos ahora mismo son un excelente remplazo, mientras esta tortura llamada embarazo se acaba.
Claro que lo disfruto y él se encarga de simular todo lo que puede sus dedos con una polla, aunque siempre me hará falta lo otro, mi vagina lo extraña y anhela que ese recuentro llegue pronto, Scott me hace correrme por segunda vez y se lleva los dedos que me toco a la boca, probando de mi derrame.
Saborea como si fuera su manjar favorito y me sonríe.
—Delicioso como siempre.
Que lo hagamos casi siempre no borra mi sonrojo, pero se lo que me espera y mi corazón se siente emocionado.
—Date la vuelta.
Debemos adecuarnos y también el sexo a mi embarazo, así que hago lo que dice después de quitarme la pijama, dejo mi culo levantado y coloco debajo de mi abdomen la almohada que protege mi vientre en cada encuentro sexual como este.
—Voy a mojarla un poco.—Me avisa y lo más difícil se viene, porque significa una tortura tenerlo rozándome y no penetrarme.
Su erección camina por detrás y se ubica entre mis piernas, hasta llegar a mi vagina, Scott rodea el tronco con los dedos y unta el glande con mis jugos femeninos, provocando que una electricidad recorra mi espalda y me erice la piel, mi vagina palpita por el simple roce que busca empapar la cabeza para luego lubricarme el ano.
Estoy empapada otra vez y basto sentir el calor de su polla para seguir mojándome, Scott moja lo suficiente y yo arrugo las sabanas, como dije no sentir su penetración es una tortura en todos los sentidos.
Me muerdo los labios y siento el abandono del roce de su carne contra la quemazón de mi sexo. Mi vagina lo extraña, pero de inmediato lleva una mano a mi sexo dándome consuelo, mientras con la otra lleva la cabeza mojada por mis nalgas.
—Te amo, ninfa.—Gimo sin que entre y una nueva excitación me invade cuando se ubica entre las paredes, abriéndome.
—Yo también te amo.—Jadeo recibiéndolo.
Que me masturbe con sus dedos me gusta, pero como dije prefiero su polla.
(***)
Despierto quizás cansada de dormir tanto, pero tengo la imagen atractiva de mi hombre sentado sobre una silla, mientras el lienzo esta frente a él.
Aclaro los ojos y me rasco, aclarando mi vista y comprobando que está pintando.
—¿Qué?
—No te muevas.
Agrando los ojos y sonrio.—¿Por qué?
—Verte dormir me inspiro. Te veías hermosa con las sabanas apenas cubriendo tu belleza.—Las palabras me sonrojan.—Una fotografía no era suficiente para capturarlo, mi ninfa. Necesitaba pintar.
—¿Me pintabas mientras dormía?
—¿Hice mal?.—Se ríe.
—Me siento acosada.—Rio yo.—¿Ya puedo levantarme?
—Déjame unos minutos más.
Hago lo que me pide y me vuelvo a colocar en posición mientras lo visualizo a él, y a su atractivo. Scott acaba y me permite ver su obra, me pongo de pie, llevando las sabanas conmigo y me acerco a el.
Mis ojos capturan su bella obra de arte, es una ninfa, acostada en una cama antigua, desnuda y con las sabanas rosadas, las cuales cubren su entrepierna y deja al descubierto uno de sus senos, sus caderas y sus piernas.
Es hermosa.
—¿Te gusta?.
—Es hermosa.—Pronuncio mirándolo, Scott me sonríe.
—Tú eres hermosa.
Lo beso despacio.
—Pintaste una ninfa embarazada.
—Te pinte a ti.
Vuelvo a sonreír.—¿Es la que piensas llevar a Rusia para la primera exhibición?
—¿Qué piensas? ¿No debo hacerlo?
Me giro de regreso a la pintura.—No. ¿A ti no? Todos sabrán que me pintaste a mí y que la ninfa dueña de tus pinturas soy yo.
Aunque la gente ya especula.
—Y Scott Bramston es un hombre celoso.
—Lo soy.
Sonrio despacio.
—Sin embargo el que hasta ahora no se da cuenta que eres mi musa y las dueñas de mi pinturas, es un completo ciego, porque no ve lo mucho que te amo, cuando está marcado en todo mi rostro.
Los latidos de mi corazón se incrementan, él siempre tiene algo que decir.
Le robo un beso.
—Si soportas que todos vean la desnudes de tu futura esposa, entonces sí.
Él lo duda y yo rio.
—Es arte.
Me rio.—Si, lo es.
(***)
El día del juicio final no hice contacto visual con Zac Michaelson, hable lo que tenía que hablar y ya estaba cansada de repetir lo mismo, también me irritaba lo mucho que Scott quisiera utilizar jugarretas tras jugarreta para librarse de la justicia y la cual había alargado el juicio hasta este momento.
Zac empezó alegando sufrir demencia e incluso quiso poner su obsesión por mi como una excusa, el abogado intento apegarse a ese plan, pero finalmente los exámenes soltaron que Zac no era ninguna persona con discapacidad mental, ni ninguna de las artimañas que buscaba conseguir en el juicio, mucho menos en el momento en que realizo el atentado contra mis padres.
Zac era y es una persona llena de maldad, alguien que no le importa causar daño o pasar por encima de la vida de cualquiera con tal de obtener lo que desea.
Esperaba que tanto el juez como el jurado y los presentes lo vieras, así que el juicio no se alargó más y di mis últimas declaraciones frente al jurado, esperando obtener la mejor justicia para mis padres.
—De pie.
Lo hago y miro a Scott, mientras el juez procede a leer el resultado final.
—El jurado tiene una respuesta.—Abre el papel y el corazón me martilla con rapidez, mientras Scott me abraza y mi mano se ubica en mi vientre.—El jurado considera a Zac Michaelson como una persona capaz a realizar los actos y culpable por los homicidios en primer grado cometidos hacia Martha y Ryan Greir.
Jamás me sentí tan libre como ahora.
(***)
35 años, 35 años por cada uno.
Es lo máximo que el abogado pudo hacer por él, pero el jurado le negó la libertad condicional porque como esperaba todos los presentes vieron y a base de los exámenes, el nivel de maldad de Zac.
Mire la expresión de Zac por primera vez después de recibir la sentencia y quizás hable mal de mí, pero sentí satisfacción y tranquilidad.
Lo conseguí, mamá... papá.
Trato de mantener la compostura al salir del juzgado y me siento como nueva con cada paso que doy , como si ahora mismo cada pisada me alejara de esa vida que ya no existe, Zac no significa nada en mi vida y realmente me siento como alguien nuevo.
Scott pregunta si estoy bien mientras nos dirigimos al coche, donde nos espera Luka, pero antes de responder, somos
—¡Judie, Greir, una foto!
—¡Mira aquí!
Las fotografías aun así se dan y me ponen los micros en la cara, las preguntas empiezan tomándome desprevenida y sin darme la oportunidad de empezar a dar la respuesta, cuando hacen otra.
Scott se harta y me lleva hacia el coche, pidiendo que se aparten. Entonces escucho una pregunta que si quiero responder.
—¡Señorita Greir. ¿Cómo se siente con el resulta del jurado?!
—Judie.—Me insiste Scott en que nos vayamos.
Lo miro y sonrio, girándome hacia la mujer, quien es la primera que me ha preguntado sobre cómo me siento y no preguntas sobre el fraude que es Zac, o las especulaciones de mi vida con Zac o como se adueñó de mis pinturas, noticias que todo el mundo intuye, pero que no he confirmado.
Aunque ellos no necesitan mi confirmación, cuando es algo muy obvio. Lo dan por echo y no me atrevo a negarlo, afirmando que es cierto.
—No va a dar declaraciones.—Menciona Scott.
Pero yo respondo.—Libre. Me siento libre.
3 años después:
Me acomodo los lentes con la muñeca y pruebo la combinación de tonos untando la pluma del pincel en la paleta antes de deslizarlo en el lienzo.
Mordisqueo mi labio y me concentro en la imagen que tengo en la mente haciendo los primeros trazos, trazos que no acabo cuando escucho que se cae algo al suelo.
—¿Qué pasó?.—Alzo la voz.
No hay respuesta y dejo mi trabajo a la mitad, me limpio las manos y observo mi reflejo en el espejo, mi overol jean está manchado con salpicadura de pintura, sobre todo en la zona de mi vientre, donde llevo la mano y acaricio a mi segundo bebé en camino.
El teléfono en mi mano suena, tengo un mensaje de Allison, Axa y Emir, Allison invitándonos a mí y a Scott a su próxima exposición, Axa quejándose porque la tengo abandonada y a quien le envió un mensaje de disculpas, invitándola a venir en las siguientes vacaciones, aunque desde que empezó a trabajar más en la fundación, pero sobre todo desde que aceptaron el grafiti como un arte más ahí mismo, la ha tenido más ocupada ahora que lleva una de esas clases.
En cuanto a Emir, me está presionando con la siguiente pintura, la cual le prometí que sería una sensación, ya que ahora tengo una inspiración corriendo por la casa y una por venir, sin quitarle merito a marido.
Termino de responder los mensajes y otra vez escucho el mismo ruido, llevo el teléfono conmigo subiendo las escaleras del sótano donde se ubica mi lugar de trabajo y encuentro el jarrón sobre el piso, mientras la nana de mi hijo la recoge y el está apenado al lado del perro, un samoyedo.
—Ya te he hablado de jugar en la sala, Thiago.
—Lo siento, mami.
Suspiro y levanto la vista hacia la sala, la cual esta repleta de las pinturas de Scott, mi rostro se gira hacia la puerta y veo el coche estacionarse, de donde baja Scott y Luka.
—¡Es papá!—Grita mi hijo y el perro ladra, siguiéndolo.
Sonrio al ver como abre la puerta para ir a recibirlo.
—La cena estará servida pronto, señora.—Me anuncia la nana.
Sonrio.—Gracias, Nadia.
Luka ingresa a la casa y me saluda, antes de acercarse a Nadia, sonrio mirando a la pareja y salgo de la casa, encontrado en el patio a mi hijo y a Scott, mi esposo provocándole cosquillas en el abdomen, mientras el no deja de reír y el perro ladra preocupado por Thiago.
Suspiro y observo la bella Moscú desde mi patio, de donde se visualiza la catedral de San Basilio a lo lejos.
La risa de Thiago otra vez llena mis oídos, lo que me hace regresar los ojos a los seres que amo. Llevo mi mano a mi vientre y me miro mi anillo de casada.
—Tiempo fuera, campeón. Voy a saludar a mami.—Le dice Scott.
Thiago acepta y el viene hacia mí, Scott me coloca ambas manos en el vientre acariciando mi pequeña barriga de cuatro meses, la cual no esta tan grande para evitar que me bese.
—¿Admirando tu anillo de casada, ninfa?.—Pregunta tomándome la mano.
—Mi felicidad.—Le corrijo y él sonríe robándome otro beso.
Thiago e incluso el perro se unen a nosotros, Scott me deja ir para volver a jugar con él, cayendo ambos sobre el pasto, mientras el samoyedo no deja de ladrar.
Nos mudamos a Rusia, a Moscu después de que consolidamos la carrera de Allison, aunque Scott dejo a alguien de confianza cerca de ella y que se ocuparía de todo.
Necesitábamos un cambio y yo alejarme de los Ángeles, Scott cerró por completo el trato al darse cuenta que la propuesta era cierta, nadie conocía a los Bramston en Rusia y Scott hizo que el apellido se hiciera conocido, ahora recibe cerca de 25 propuestas al año.
26 este año.
Aunque el esta conforme de que sus pinturas se sigan exhibiendo en el museo más grande de Moscú, por mi parte sigo trabajando con Emir, quien ha llevado mis obras fuera del país, por ahora no he estado interesada en Rusia, sobre todo porque quiero que Scott disfrute de esto y porque Italia me ha parecido una excelente propuesta, la cual termine aceptando y a donde debo viajar para presentar mi próxima exposición, aunque no quiero pensar ahora mismo en eso.
Estamos triunfando cada uno por su lado, pero juntos, y nuestro mayor triunfo es aquí.
Donde ya no solo ponemos arte en nuestras pinturas.
Sino en nuestras vidas, nuestra vida como una pareja, amantes, esposos y como padres.
Porque al final el arte de la vida es vivirla y es lo que Scott y yo hacemos cada día.
Hacemos.
Y somos arte.
-FIN-
Hola...
Muchísimas gracias por llegar hasta aquí.
Una historia más que se nos va.
Gracias por compartí este camino de Judie y Scott, por vivir su amor y su final.
Este es el final de "Somos Arte", despídanse de ellos, por favor.
Los amor.
Y nos leemos en las curiosidades.
>>Yiemir.
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