26
Scott:
Cuando ocupo mi lugar en la sala no se me desborda la emoción al ser juez para descubrir nuevas gemas ocultas del arte, además ponerme en los zapatos y menos, comportarme como un crítico nefasto no era lo mío, porque al final aunque mi voto estaba entre a quien íbamos a elegir y a quien íbamos a despreciar, lo quisiera o no me encontraba en posición de esos críticos que tanto he maldecido y eso me irritaba o al menos fue así hasta que empezaron a presentar las obras y comencé a encontrar esas gemas por descubrir.
Y lo que más me atrajo fue la diversidad de la pintura de estos jóvenes, desde tonos de realismo a arte abstracto y arte pop, que, aunque algunas no fueran mis favoritas, idolatre el hecho de los bien y el tiempo que se nota que se esforzaron por su pintura.
Si pudiera elegir más de un ganador lo haría.
Al final solo di mi voto y entre los jueces llegaron a la decisión, de que la pintura donde destacaba el arte rupestre fuera el ganador.
Le ofrecí la mano al ganador, como todos y las cámaras nos pidieron juntarnos para una fotografía en el mismo museo, mientras el sostenía su pintura.
—¡1...2...3!. —Cuenta el fotógrafo, mientras flashes más cortos nos dan en la cara, flashes de periodistas mucho más atrás que el fotógrafo principal. —¡Listo!
Saca como tres fotografías y termina, el joven francés nos agradece otra vez a los jueces y se acerca a sus padres, quienes lo observo con orgullo. Lo abrazan y mi atención se quita de ellos.
Bueno, lo logró. Su pintura estará en este museo, comprendo la emoción, es prácticamente la misma que tuve al ver mi primera pintura en un museo, aunque para él debe ser un acontecimiento más feliz, porque yo tuve los medios, tuve el apellido y estos chicos no.
—Señor Bramston.
Reconozco el acento ruso y me giro encontrándome con los mismos dos hombres, que no dan su brazo a torcer.
Los caballeros me saludan con un apretón, el cual devuelvo sin parecer incómodo.
Miran al chico, Alexei lo señala, mientras Sergey mantiene los ojos sobre mí.
—Sí que son insistentes.
—Cuando le damos un ojo a alguien. —Alexei mira a Seryei, quien le sonríe. —Es difícil dejarlo ir.
—Y mi pregunta sigue siendo la misma. —Repito.
Alexei niega con la cabeza. —Señor Bramston, lamento si lo incomodamos al mencionar a su padre, pero fue un halago nuestro el decirle que tiene su mismo talento.
—Eso no responde mi pregunta. —Contesto. —El beneficio de mi apellido...
—Cuando dije que ambos podíamos beneficiarnos me refería a su talento, no al de su padre. —Me interrumpe. —Como lo dije, fue un halago.
Me mantengo callado y Seryei toma la palabra. —Supimos de usted cuando fuimos invitados a esta gala, buscamos su nombre al escuchar de él y vimos sus pinturas. Fue difícil ignorar a su padre, después de leer esos artículos, pero le soy honesto, en Rusia no son conocidas. —Continua. —Queremos cambiar eso.
—Esto no es por su padre. —Vuelve a hablar Alexei. —Si dijimos que ambos nos beneficiaríamos fue cierto, no por su padre, sino por su arte y queremos ser el primer museo que tiene la colección de Scott Bramston en ella.
Me mantengo en silencio, hasta que un tercero se nos une. Albernad Fontaine y su hija, quien siempre va pegado como un chicle a su padre.
—¿De qué hablamos, caballeros?
—Solo una propuesta, señor.
—Espero no pienses en tomarla antes de escuchar la mía. —Interviene Albernad. —Francia quiere tener tus pinturas.
Me siento en una jodida pelea marital.
—Scott...—La voz de Sylvia me hace girar hacia ella. —¿Vendrás a la celebración de esta noche?
—Lo siento. —Me dirijo tanto a ella como su padre. —Pero debo declinar esa invitación, voy a tomar un vuelo esta misma noche.
—¿Qué?
—Mi trabajo aquí ya concluyo. —Menciono, Albernad sonríe.
—Aun no has escuchado mi propuesta.
—Nos mantendremos en contacto. —Me vuelvo hacia los rusos, dejando claro que con ellos también. —Caballeros.
Soy lo más educado que puedo y me largo del lugar. Regreso al hotel y alisto mi maleta, y esa misma noche estoy listo para volver con Judie.
Judie:
Estoy cansada.
Agotada y cansada de no solo convivir todos los días con Zac en la fundación, sino ahora ver cómo quiere destruirle el futuro a alguien como hizo conmigo.
He buscado la manera de decírselo, pero no puedo solo ir y soltar algo sin pensar en las repercusiones, no puedo ir y decirle que el hombre que quiere ayudarla, en realidad quiere aprovecharse de ella. No tengo sustentos, no puedo esperar que confié en mi cuando no tengo pruebas más que mi palabra y que en lugar de advertirle terminara alejándola de mí.
Conozco a Zac, el quedara como la víctima y yo seré la mala de esta historia. Debo actuar con cautela y no darle la posibilidad de que use esto a su favor como lo hizo al ofrecerse ser el mecena de Allison.
Bajo del coche e ingreso a la casa, una de las chicas de servicio me recibe.
—Señorita Judie. ¿Le sirvo la cena? —Hace la pregunta y niego con la cabeza.
—Gracias, solo quiero descansar.
Asiente y se retira, mientras me acerco al pie de la escalera, la voz de Luka me detiene.
—Judie.
Me vuelvo hacia él.
—Scott está en camino. —Las palabras aceleran mi corazón. —Queria que lo supieras.
Le sonrio. —Gracias, Luka.
Subo a la habitación que comparto con Scott y me dejo caer sobre la cama, hablo con mi novio, quien me confirma que se encuentra a medio camino, hablamos un poco más y mientras pienso en lo que le diré al llegar, me quedo dormida.
(***)
No ha llegado, no dejo de observar la ventana de la habitación y la que da para calle, miro el reloj en mi teléfono y reviso los mensajes que le envié apenas desperté, lo último que me respondió es que ya estaba otra vez en el país.
Dejo el móvil y trato de no descontrolarme por su llegada, pero el corazón me late muy rápido y mis brazos arden, esperando encontrarlo y estrecharlo junto a mí.
Y otras cosas más.
Tranquilízate, Judie.
Respira.
Me llevo la mano al estómago, hasta siento los nervios ahí, acalambrándome y la bilis quiere subir por mi garganta, tengo tanta emoción que deseo vomitar.
Camino de lado a lado y trato de olvidar el tema, me meto al baño y comienzo a arreglar el desastre que se refleja en los espejos.
El calambre en el estómago vuelve y me llevo ambas manos al lugar, sin embargo, así como los nervios empezaron, así de rápidos se marchan cuando escucho un coche estacionarse.
Salgo del baño dejando la pasta de dientes abierta y me asomo a la ventana. El corazón me vuelve a latir rápido y vuelvo a sentir mi estómago apretarse otra vez.
Corro.
Literal, lo hago. Bajo las escaleras y voy en su encuentro, ya ha ingresado a la casa y veo como le entrega la maleta a Luka, para poner los ojos en mí.
Mis labios se separan, pero no digo nada. Scott se mantiene serio hasta que voy en su encuentro con pisas rápidas, las cuales abandonan el piso cuando me lanzo a sus brazos y le envuelvo la cintura con los muslos.
Me recibe y no me doy cuenta que tengo lágrimas en los ojos hasta que escondo la cabeza en su cuello y ellas caen mojando su piel.
—Mi ninfa...
No quiero que me vea llorar.
Se ríe y me acaricia la cabecita, para luego darme un beso ahí mismo.
—Supongo señor, que no quiere que le molesten el resto del día. —Sugiere Luka.
—Cancela cualquier cita que tenga, este día existo solo para Judie.
—Como ordene.
No levanto la cara y me aferro a él como una niña, mientras Scott se encamina hacia el segundo piso, mis pies no tocan el suelo hasta ingresar a la habitación y aparto la cara para mirarlo.
Me ha hecho falta y verlo fue suficiente para darme cuenta cuanto me importa.
—¿Tanto me has echado de menos, Judie?
—Mucho.
—¿Solo mucho?
Sonrio, mis pies tocan el suelo, pero mis brazos siguen colgado a mi cuello.
Scott me acaricia la mejilla y los ojos se me cierran con su tacto, los abro después de un respiro profundo y siento su pulgar rozar sobre la bolsa de ojeras que debo tener.
—¿No has dormido mucho esperándome?
—Di vueltas en la cama toda la noche, pero.. —Sonrio. —Estas aquí y...
—'¿Y?
—Me imagine que llegabas en la madrugada y te metías a la cama a follarme.
—¿Te tocaste pensando eso?
Me muerdo el labio.
—Ahora estoy aquí. Hagamos esa imaginación que tienes se vuelva real.
Lo beso con ganas y desespero, siendo la primera en dar ese paso, pero Scott me toma en sus brazos y agilita el beso, lo prende más con su lengua tocando la mía, mientras me carga con ambas manos en mis muslos y me acaricia la piel que se escapa al subirse la tela, sus masculinas manos aprietan mis nalgas y acerca mi entrepierna a la suya.
Caigo sobre el colchón, con mi cabello esparciéndose sobre las sabanas y dejo que él me desnude, Scott es rápido demostrándome su necesidad por estar dentro de mí, la misma necesidad que yo siento y la cual me hace quitarle las prendas sin importar desgarrarlas.
Me separa los muslos y visualiza mi cuerpo desnudo antes de agacharse.
—¿Esto hacía en tu imaginación, mi ninfa? . —Me provoca levantando los ojos.
Asiento con la cabeza.
—¿Y esto?. —Su lengua roza mis muslos y doy un salto, apretando los ojos. —¿Qué hay de esto?
Sigue subiendo, lamiendo el contorno sin detenerse, mi interior palpita emocionado y mis manos arrugan las sabanas con el primer contacto de su lengua contra los labios.
Arqueo la espalda y me muerdo los labios, los ojos se me cierran y comienzo a gemir recibiendo las embestidas que le otorga su lengua a mi cavidad humedecida.
Saborea y chupa sin parar, mientras las manos llegan a mis senos, cubriéndolas y aplastando entre sus dedos. Scott juguetea con ellos y su lengua no deja de ocupar mi interior.
El retrocede un poco para mirarme. —¿Así era?. —Sigue provocándome. —¿Quieres más, Ninfa?
Le tomo de los hombros y el mismo se levanta. —Te quiero a ti.
Cubre mi cuerpo con el suyo y mi muslo sube a su cadera.
—¿Has echado de menos mi polla?
—A ti.
—Mi polla es parte de mí.
Rio.
—Entonces también la he echado de menos. —El hace rozar la cabeza sobre los labios abiertos, excitándome. —Scott..
Moja la cabeza con mi humedad y roza sin hacerlo entrar hasta que una oleada suave de fluidos se descarga, mojando todo mi sexo.
Scott aparta la mirada de nuestros sexos y sube los ojos a mi rostro, también he echado de menos esa mirada que solo con convertirme en su foco principal me hace sonrojar.
Sonrio sin esconder mi vergüenza y lo atraigo hacia mí, comparto un beso profundo con él y a su beso, gimo al sentir como con una sola estocada ya se encuentra dentro de mí.
Separo los labios apartando la boca de la suya y lo miro a los ojos. Está esperando algo o eso creo.
—¿No hay algo que deba escuchar antes?
Interpreto esa pregunta de una sola forma y él se mantiene serio. Entonces le digo lo que calle ese día en la llamada y estuve a punto de decirle.
—Te amo.
Se ve muy sorprendido.
Me rio. ¿No esperaba que dijera eso?
Sin embargo, no pienso mucho en eso y esa sorpresa en sus ojos se retira mostrándome una atractiva sonrisa sobre sus labios.
—Yo también te amo, ninfa.
(***)
—Te ha crecido la barba. —Poco, pero le ha crecido.
Acaricio su mentón y sigo desnuda en sus brazos, cubierta por un brazo suyo y por las sabanas de seda cremas.
Scott tiene un brazo detrás, donde apoya la cabeza y se inclina hacia abajo parar mirarme, mientras ahora mis ojos pervertidos se encuentran en lo duro de sus bíceps trabajados.
—¿Me prefieres sin barba?
Niego con la cabeza y le robo un beso corto, podría quedarme aquí todo el día y se lo digo.
—No me quiero levantar.
—¿Quieres follar otra vez?
Acomodo mi cabeza en su pecho. —Me conformo con esto.
Me besa la cabeza y acaricia despacio, podría seguir con esa felicidad y hacer que dure un poco más, pero debo decírselo.
Aparto el rostro y lo miro, Scott mantiene una expresión seria.
—Tenemos que hablar.
Arquea su ceja, pero prefiere seguir callado.
—Hay algo que no te he dicho.
—Judie...
—Déjame hablar. —Le pido y niego con la cabeza. —Es sobre la fundación..
Me da miedo que se quede callado, aunque me gusta que me escuche.
—Todo no ha estado bien como te dije y es por... El, Zac...—Pronuncio el nombre y sus cejas se juntan. —Zac también está trabajando en la fundación.
Se queda callado y mantiene una expresión seria.
—¿Por qué no me lo dijiste cuando te llame?
No quiero sonar a que ponía excusas y hacer que se sienta culpable.
—Judie. —Insiste.
—Estabas en Francia, sabia lo importante que era para ti y no quería que por mi culpa tuvieras que vol..
—Judie. —Me detiene. —Mi amor, la verdad.
Es ese "Mi amor" o su tono de voz, lo que me obliga a confesar desde lo más profundo.
—Quería resolverlo sola.
Scott agranda los ojos.
—Por primera vez quería hacer algo yo sola y quería demostrarle por mí misma que el ya no podría conmigo.
Scott ha sido mi salvavidas, pero ahora quiero flotar por mi misma.
—Me has ayudado mucho, Scott y no solo te amo por eso, ni por abrirme los ojos o sacarme de ese infierno. Me enamore de ti por la persona que eres y quien eres, y quiero que sepas que la Judie verdadera es la que tienes frente a ti... y no solo quería que la vieran para demostrárselo a él, sino a mí misma y a ti.
—Yo estoy enamorado de la Judie anterior, de la Judie de ahora. Joder, mientras seas Judie Greir yo estaré enamorado de ti...
Los ojos se me llenan de lágrimas y la emoción crece en mi pecho, pero sus siguientes palabras me dejan sin habla.
—Y aunque ya no seas Greir también. —Se ríe.
—¿Scott?
Su risa acaba y solo me sonríe, me toma la mano, llevando mis nudillos a sus labios como si hiciera una reverencia.
—Judie Greir a Judie Bramston.
Suelta las palabras y mi corazón da un salto, sin paracaídas. Ni siquiera he tocado el suelo, cuando agrega esa pregunta:
—¿Dejarías de ser Judie Greir para ser Judie Bramston?. —Dios mío. —¿Te casarías conmigo, mi Ninfa?
Hola.
Scott le pidió matrimonio a Judie ¿Cuál será la respuesta de ella? :o
Por otro lado.
¡Tenemos grupo de WhatsApp!
-Inserte gritos de perra loca- JAJAJAJAJ
Muchas gracias a unas increíbles chicas que lo crearon. Las amo. *--*
Estoy muy activa ahí, así que si deseas hacerme una pregunta o charla un rato entre todas, tienes el link en mi perfil.
Nos leemos.
>>Yiemir.
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