22

Judie:

Me quedo dormida el lunes, pero llego justo a la hora. Luka se retira y yo ingreso a la fundación, siguiendo mi camino por los pasillos ahora llenos de estudiantes de diferentes edades, muestro una sonrisa y me hago a un lado cuando los veo correr en mi dirección, me apresuro a llegar al gran salón, donde están los otros compañeros con los que trabajare y visualizo a menos que antes, pero capto enseguida que están eligiendo parejas para trabajar juntos.

—Señorita Greir, gracias por unírsenos.—Menciona Miranda, la mujer del tour. La directora se encuentra a su lado.

Los que quedan se voltean a mirarme, entre ellos Zac, a quien ya le asignaron una pareja.

—Por favor, haga pareja con la señorita Wilder.

Me señala a mi pareja y me giro para encontrarme con una mujer rubia y alta, con sonrisa amigable y quien lleva una chaqueta negra, junto a pantalones iguales, una mano metida en el bolsillo y la otra saludándome. Voy hacia ella y le devuelvo ese saludo.

—Soy Axa.—Me ofrece un apretón de manos y lo acepto.

—Judie, un placer.

—Lo mismo digo, he escuchado sobre ti.—Me responde con una sonrisa y acabamos con el apretón.—La novata, Judie Greir. Dejaste impresionados a todos con esa pintura que se exhibe en Usc Fisher Museum of Art

Permanezco callada, mientras continua.

—¿Realmente hiciste esas pinturas? Son muy buenas.

—¿Difícil de creer?

—En general un artista no impacta tanto en su primera pintura. Claro que llama la atención, pero.. Tu eres todo un descubrimiento, no me culpes por dudar, por favor.

Trago saliva.—He pintado toda mi vida.

—Eso lo explica todo.—Sonríe.

—¿Tu pintas?

—No, no.. claro que no. Mi padre es mecena, así que...—Suspira—Quiere que siga sus pasos y yo quiero seguir mi camino. Digamos que no le gusto mis decisiones y me envió aquí, como un castigo.

Me agrada no ser la única nueva aquí, ella me ofrece adelantarme y eso hago, no antes de intercambiar una mirada con Zac, mirada que aparto enseguida, los pasos de Axa me siguen y llegamos al salón asignado, el de adolescentes.

Hay un profesor adentro, lleva jeans, camisa a cuadro y lentes, se calla al notar nuestra presencia y le pide a sus alumnos que continúen con sus pinturas en el lienzo.

—Matt, mucho gusto. Ustedes deben ser.—Nos ofrece la mano, primero a Axa y luego a mi.—Nuestras invitadas especiales.

—Axa Wilder.

—Judie Greir.

El asiente sonriendo y nos invita a ingresar al salón.

—Clase, tenemos invitadas. —Nos presenta y extiende el bazo izquierdo hacia nosotras, las miradas nos siguen.—Ellas son Judie Greir y Axa Wilder.

Levanto la mano como un gesto de saludo.

—¿Qué hay?.—Saluda Axa.

—Judie y Axa están aquí para supervisar, pero si tienen alguna consulta que hacerles.—Nos invita a hablar.—Pueden hacerla ¿No?

—Sí, claro. —Respondo, pero ellos se ven más a gusto ignorándonos.





(***)





Hora de almuerzo y no hemos conseguido un acercamiento con los estudiantes, nadie pregunto y al único que si se acercó a nosotras, Axa lo hizo llorar diciéndole que su pintura apestaba.

Tomo un respiro, ahora estoy con ella compartiendo un lugar en la cafetería.

—¿Entonces esto funciona solo así?.—Interrogo viendo el salón de recreación, mesas por todos lados y un quiosco, donde compramos café y un sándwich.

—En realidad no, en otras fundaciones solo inviertes o supervisas una o dos veces, para ser claras solo hubiera bastado la presentación del lugar, pero aquí quieren que convivamos el más tiempo posible, razón también por la que mi padre me trajo justamente aquí.—Me da una mirada y sonríe de lado.—¿Por qué estás aquí?

—Quiero darle la oportunidad a un talento desconocido.

Ella me ve incrédula.—Vamos..

—Y fue una recomendación de mi mecena.

—Eso es más creíble. Eres novata, que no te afecte usar la fundación para estar en boca de todos.

—No lo hago por eso.

Su sonrisa crece.—Eres muy dulce.

—Y tú muy directa. ¿Qué querías hacer en lugar del arte?.—Pregunto y ella frunce el ceño.—Dijiste que tu padre..

—Ah, digamos que si hago arte, con grafitis.—Me aclara.—Claro que para él está mal.

—Supongo que esperabas que fuera tu mecena.

—No espero imposibles.—Encoge los hombros, aunque su mirada dice otra cosa.

Me termino mi café y me levanto.—Iré por otro ¿Quieres?

Ella niega.—No, gracias.

Parto hacia el quiosco, donde hay una cola con tres personas delante de mí que esperan ser atendidos en la máquina de café.

—Es una lástima que vinieras tarde, así nos hubiera tocado en el mismo equipo, Ninfa.

Me giro hacia él. Ya se está pasando con este nivel de acoso.

Zac me sonríe. Prefiero girarme y no hacer caso, doy un paso cuando el primer cliente se va con después de recibir su café y la cola avanza, pero eso a él no lo detiene.

—¿Has pensando en mi "Te amo"?

No, solo he pensado en el "Te amo" que iba a decirle a Scott.

Su risa llega a mis oídos.—Ignorarlo no hará que dejes de pensar en él.

Se acerca por detrás a mi oído y con voz ronca continua.

—No engañas a nadie, Judie. Te conozco más que cualquier, más que el.—Se acerca más a mí, pegándose contra mi espalda y sus manos me quitan el cabello hacia adelante.—Apuesto a que estas mojada solo por recordarlas, o por mi cerca...

Me aparto de el furiosa y me giro, observándolo con las cejas juntas.

Quisiera demostrárselo de alguna manera, solo para que vea que no causa ningún efecto en mi más que repulsión.

Zac chasquea los dientes.—¿Cómo fue el primer "Te amo" de Scott?

Agrando los ojos y él se ríe, apartando la cara por un instante.

—¿No lo ha dicho?

No reacciono, no le doy una excusa para fastidiarme.

—No lo ha dicho. —Se ríe.

—Hay más maneras de decir "Te amo" sin necesidad de palabras, Zac.

—Pero tú siempre quieres oír las palabras.—Me contradice.

Aparto la cara.

—Señorita.

Me giro al oír al hombre detrás de la cafetera, es mi turno y aclarando mi garganta hago mi pedido, el ambiente no cambia mientras espero por él, los minutos se hacen más largos y tener a Zac detrás de mí es un infierno.

—Aquí tiene.—Me entrega el café y le pago con dinero exacto.

Me giro dispuesta a marcharme y un tirón en mi codo me retiene. Su cercanía queda encima de mí.

—Me quedare esperando a que pase.

Hace presión en mi brazo.

—Los Te amo...—Sonríe y me amenaza con una expresión seria.—Voy a hacer que me digas esas palabras otra vez, eso te lo juro, Judie.

Lo dice convencido, como si supiera el camino de mi destino y eso me fastidia sobre manera.

—Te quedaras esperando por siempre.—Tiro de mi brazo con tanta ira.—Y ya suéltame.

La agitación provoca que le derrame el café sobre la camisa y no me arrepiento, aunque haya llamado la atención de los presentes, pero me sirve que se haya alejado de mí, llevándose las manos a la ropa mojada.

El me mira retándome y se guarda los apelativos insultantes, los mismos que debe estar gritando en su cabeza.

—La Judie que te miraba como un héroe, como su salvador ya no está. —Le aclaro de una vez.

—Hija de...

—Solo destruyes lo que tocas, Zac y querías hacerlo conmigo, pero no dejare que destruyas el amor que siento por Scott. No implantaras dudas, ni confusión en mi porque sé que es exactamente lo que quiero y no eres tú.

Aprieta los dientes furiosos y mantiene los brazos separados.

—Aléjate de mí y no pierdas tu tiempo buscando un sentimiento que ya no existe por ti.—Finalizo y mientras los trabajadores del quiosco buscan ayudarlo, yo me largo de ahí.




(***)






Me despido de Axa, a quien le ofrezco llevarla, pero ella se niega y sube a un taxi. El coche se estaciona frente a mí y de el sale Luka desesperado.

—Como lo siento, señorita Judie. He llegado tarde, disculpe, usted.

—Acabo de salir, Luka.—Le aseguro riendo.

El abre los ojos sorprendido por alguna razón.—De todas maneras, le prometí al señor cuidarla.

—¿Nos vamos?.—Le interrumpo.

El sonríe esta vez.—Por supuesto.—Me abre la puerta de los asientos traseros.—Nos vamos.

Mantengo una sonrisa en mis labios.—Gracias, Luka.

Me sujeto de la puerta para entrar, pero su voz me detiene.

—La veo feliz.—Me dice y mis ojos regresan a el.—¿Tuvo un excelente día, señorita Judie?

Recuerdo rápidamente el incidente y mi sonrisa se mantiene.

Asiento con la cabeza y respondo antes de ingresar al coche.

—Sí, fue un buen día, Luka.

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