17
Judie:
Sentir nervios es poco, incluso cuando ya estamos en el museo, observo las presentaciones, el tour hacia los amantes del arte y permanezco al lado de Scott, pero también me mantengo cerca de mi pintura.
Ambos nos sonreímos al ver cómo cada vez más los críticos se acercan , pero esa sonrisa se me borra al reconocer la figura de Zac Michelson, a espaldas de Scott.
No quiero que Scott lo vea y esto arruine nuestra noche, por eso lo llevo lejos, hacia el jardín, además quiero pasar tiempo con el.
Si, más.
—¿No quieres seguir viendo el éxito de tu pintura?
—Prefiero esto.
Rozo mis dedos con los suyos y el los entrelaza, llevándolo conmigo por el jardín, entre todas las parejas.
—Y yo esto.
Me atrae hacia el reclamando mis labios como suyos y claro que lo son, me dejo llevar por su beso y al acabar, apoyo mi cabeza sobre su pecho mientras lo abrazo.
(***)
—Judie Grier. —Scott me presenta a otro pintor, se ha vuelto algo agotador después de los cuatro últimos, pero una vez que entabló la conversación, resulta bastante agradable.
—Una pintura maravillosa, Judie. Muchas felicidades. —Pronuncia el caballero, me toma la mano llevándolo a sus labios.
Intercambio una mirada con Scott, el encoge los hombros y ríe en voz baja, otros tres hombres se nos unen, recibo más halagos, los cuales son sobre todo para mí pintura.
—Tienes una mujer hermosa a tu lado, Scott.
—Lo es. —El envuelve su brazo en mi cintura, acercándome. —Es mi hermosa mujer.
¿Y estos celos? Sonrio.
Mi corazón palpita con fuerza, los hombres uniformados se adentran en la reunión con la charola en mano y nos ofrecen copas de champagne. Recibo la mía y bebo hasta la mitad, antes de otorgársela a Scott.
—Necesito ir al baño.
—Claro, déjame busco. —Con la mirada intenta buscar a uno de esos caballeros que transportan las charolas, para poner nuestros tragos encima.
Lo consigue, pero lo detengo.
—Solo iré al baño, Scott. —Río. —Me tendrás de vuelta pronto.
Hace una mueca.
—¿Tanto no quieres separarte de mi?
No responde, pero su mirada lo dice todo y me inclino a darle un besito. Nuestros labios se tocan y me aparto, porque me vejiga me lo exige.
—Me tendrás toda la noche para ti.
—Con ese adelanto, lo esperaré más.
Río y le doy otro beso antes de irme.
(***)
Me lavo las manos y las seco con el papel toalla que se encuentra en el baño, arrugó ese papel y lo arrojó en el tacho de basura antes de salir.
Camino de regreso al salón principal y mis pies se detienen cuando la figura que he tenido durante varios años a mi lado, se presenta.
Zac...
El viene en mi dirección desde una esquina y yo retrocedo para dar media vuelta. Me siento en un laberinto huyendo de él, que pierdo la orientación y termino alejándome de las personas.
No quiero problemas. No quiero que Zac aparezca en mi vida.
Y cuanto más lo veo, las imágenes suyas destrozando mi trabajo, mi arte, regresa a mi mente.
—¡Judie!. —Me grita. —¡Judie Greir!
No quiero escuchar, pero el llega a atraparme tomando otro camino y aparece delante de mi, mucho más cerca.
—¿No oyes cuando te llaman?
No puedo ni responder, el mismo lo evita con un fuerte tirón y me termina llevando contra un pasillo sin explorar.
Me suelta y se aleja un paso, mientras los ojos me recorren el cuerpo, como si estuviera desnuda.
—Pero mira como andas. Ya hasta parece que tienes mejor autoestima e incluso hermosa que cualquier otra mujer.
—Siempre lo he sido, pero no fuiste el hombre que lo llegó a ver.
Veo como aprieta la mandíbula. —¿Te crees gran cosa ahora para hablarme así?. —Me reclama y se señala el pecho. —Yo te lo he dado todo y tu me abandonas cuando obtienes todo de mi, solo eres una malagradecida.
Me endurecen sus palabras, dice dármelo todo, pero no habla de lo que me ha quitado. Oculta sus palabras y se aferra a que ha hecho todo por mi, cuando en realidad me lo ha arrebatado.
—¿Y yo no te he dado todo? Porque aunque no tuve nada, te di lo poco que tenía y lo mucho que no era material, mi amor.
—¿Amor?
—Algo que tu nunca diste por mi.
Sus labios se separan. —¿Crees que no siento eso?. —Me toma el rostro.—Di las palabras, Judie. Dilas..
No lo hago, me quedo callada y aprieta más la mandíbula.
—Malagradecida, que no entiendas mi forma de am..
Lo aparto de mi.
—Destruiste mis pinturas, Zac. —Le interrumpo y el se tensa.—¿Esa es tu forma de amarme?
—Aún tengo algunas—Me contradice.
Alzo las cejas. Es difícil para mi creerlo.
—¿O creíste que arruinaría todas?
Me hace dudar, por eso no respondo y el sonríe encantado por mi reacción.
—¿Las quieres?
¿Las quiero? Claro que las quiero. Son mías, el no debería tenerla, jamás debió ser así, pero...
Aprieto los puños. —Conservarlas.
Sus ojos se abren.
—Amo mis pinturas, pero... se que haré más como ellas y no voy a caer en un chantaje tuyo.
Niego y sigo. Su juego no pienso seguirlo.
—Eres tan decepcionante.
—Sea decepcionante o no, al menos yo se que puedo hacer más, pero se que tú no puedes hacer ni una sola pintura propia, Zac.
Mis palabras tocan un punto sensible y lo noto, sin embargo procedo a marcharme y como un toro enfurecido, Zac me coge de los brazos y me empotra con la pared, quedando centímetros a mi rostro.
Tengo sus ojos directos sobre los míos, llenos de rabia, su vena en el cuello palpita y sus puños se aprietan, mientras lo levanta , como en el peor de los casos, si quisiera golpearme.
—¡Zac, suelta...
—¿Como te atreves a hablarme así?.—Pregunta y no respondo, su voz se eleva.—Te crees valiente ahora porque estás en la cima ¿Eh, puta?
Forcejeo tratando de liberarme.
—Escúchame esto, Judie. Cuanto más estés en la sima más dolorosa será tu caída y yo me encargaré de eso.
—¡Que me sueltes!
Lo empujó lejos de mi.
—¿Acabas de amenazarme?
Sonrie como un desquiciado. —No sabes de lo que soy capaz y menos ahora que quieres quitarme lo que me corresponde.
—Mi éxito, mi trabajo y sobre todo mi arte, son mis creaciones y no me lo volverás a quitar. Nadie lo hará, esto es mío.
—¿Y qué me dices de Scott?
Agrando los ojos.
—¿En serio crees que Scott Bramston está contigo porque le gustas?
Me mantengo callada
—El solo vela por su interés y ha visto lo que yo mismo vi en su momento. —Me señala. —Un beneficio.
—Cállate.
Ríe. —¿No me crees? Lo verás con el tiempo, lo igual que soy de Scott. A las personas como nosotros, amantes de arte, solo nos importa una cosa, tener nuestras obras en lo alto y así sea enamorar a una chiquilla estúpida.
—Eso es..
—Y lo logró contigo ¿No?
—Scott no es así, el no..
—Es lo mismo que decías de mi. ¿No? Pobre Judie, creyendo en las personas equivocadas.
—No voy a seguir escuchándote. —Paso de largo cuando un grupo de personas entra a esta sección y yo aprovecho para irme, pero eso no lo detiene a gritar a mis espaldas y a pesar de la distancia que ya me he alejado de el.
—No cambiaste hacia un lugar mejor, Judie. Solo lo hiciste de dueño. Es la misma mierda, recuerda eso.
Regresamos con esta historia :)
Pregunta.. ¿Judie dudara de Scott? :o
¿Ustedes dudan de Scott? :O
Nos leemos.
>>Yiemir.
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