14
Judie:
Despertar desnuda y en los brazos de un hombre como Scott Bramston, es todo lo que necesitaba anoche y hoy no dejo de pensar igual.
Abro los ojos con una sonrisa en mis labios, de espaldas contra la ventana, de donde se filtran pequeños rayos de sol de las cortinas y me dan en la espalda, el mismo lugar donde Scott roza sus nudillos en medio del sueño.
Mantengo mi sonrisa y me pego contra él, su pecho sube y baja despacio, me acurruco más y en medio de esas respiración profundas el me estruja contra él.
Y el recuerdo de nuestra noche sexual viene a mi mente.
"—Me encanta follarte, Judie.
Me sonrojo. Mordidas, chupetones, lamidas. Toda su esencia quedo en mi cuerpo anoche, su sudor combinado con el mío y sus besos embriagándome hasta perder la razón, quitándome el aliento y tocar el cielo con el orgasmo que me ocasiono.
Scott fue dulce y apasionado, caliente y sexy sobre mí. Adore la forma como se movía su polla dentro, sus manos sujetándome mientras me penetraba, el me follo con perversión y devoción, me detallo el cuerpo con caricias y besos y al ser la segunda vez acostándonos, me queda claro que nunca he disfrutado tanto el sexo como con él a mi lado.
Scott abre los ojos y sus ojos me detallan.
—Hola.
—Hola...
Me abraza más y lleva los labios a mi frente, depositando un suave beso.
Su pecho sube y baja.—¿Ya quieres levantarte?
Sonrio y paso las manos por su espalda.
—Quedémonos así con poco más, Scott.
—Mi ninfa da las ordenes y yo las obedezco.—Responde besando mi pelo.
Rio.—Solo quieres dormir un poco más.
—Contigo, Judie.
(***)
Desayunamos juntos y en su jardín, el personal nos trae el desayuno a la mesa, el cual consta de pan recién horneado, dos tazas de jugo natural de naranja, bolitas de mantequilla, queso, jamón.
Tengo de todo para escoger, aunque me resulta algo incómodo estar aquí rodeada de su personal y usando una de sus batas de dormir, mientras espero que mi ropa seque, ropa que Scott mando a lavar.
Trato de olvidarlo y empiezo a preparar mi pan, a base de mantequilla y jamón, mientras Scott prefiere tomar solo el jugo.
—Tengo que hacer.—Me indica. Mis ojos suben a su rostro.—Judie.. ¿Podrías perdonarme si te dejo un par de horas sola?
Separo los labios.
—Luka estará aquí contigo, volveré en cuanto pueda.
—Si.—De todas formas debo volver por mis cosas y pensar que hare ahora, no quiero abrumar con eso a Scott.
Él se levanta y se inclina a robarme un beso de los labios, sonrio recibiéndolo y aparta su boca rozando la mía.
—Nos vemos después, mi ninfa.
Sonrio encantada y le doy un último beso antes de dejarlo ir.
(***)
—¿Señorita, Judie?.—Mis pies se detienen a pocos metros de llegar a la puerta principal. Giro los talones hacia Luka, quien me mira confuso.—¿A dónde va?
Trago saliva.—A casa. Debo volver por algunas cosas mías...
Lo material no me interesa, pero tengo algunos recuerdos de mis padres conmigo y...
Mis pinturas.
Zac tiene mis pinturas.
—Muy bien, la acompaño.—Me dice y los ojos se me agrandan.
—No, Luka...—Lo detengo cuando da un paso y mi mano se ubica sobre su pecho, el retrocede.—No tienes que acompañarme.
—Si eso desea no lo hare.—Que alivio.—Pero debo avisar al señor, Judie.
Demasiado rápido para sentir alivio.
—Por su seguridad.—Agrega.—A Scott le pareció peligrosa la actitud que tuvo Zac Michelson con usted.
—¿Y qué más ha dicho?
Hace un gesto hacia la puerta.—¿Se lo digo en el camino?
Sonrio.—¿No me dejaras ir sola, verdad?
Niega despacio.
—Bien. —Ni insisto.—Vamos.
Salgo de la casa y como todo un caballero, Luka me abre la puerta de los asientos traseros. Subo al coche y el abre la puerta de conductor, comienza a manejar en silencio hasta mi casa...
No, hasta la casa de Zac.
—Bien.. ¿Qué desea saber?.—Pregunta el sin apartar la vista de la carretera.
Sonrio, pensé que solo era chantaje, pero si desea decirme.
—Sobre Scott..—Añade.
Suspiro.—Creo que me agrada descubrirlo yo misma.
—Sabia.—Responde y se detiene en el cambio de un semáforo.—Y quiero asegurarle que el señor Scott es sincero con usted y lo que siente por usted.
—¿Pones las manos en el fuego por él?
—Judie, debes saber que jamás lo había visto así antes.—Dice sorprendiéndome, me encuentro con sus ojos por medio del espejo retrovisor.—Es importante y especial para él.
El corazón se me agita dentro de mi pecho.
—Scott no sonríe mucho. Creo que conocerte hizo un avance, así que gracias.
Agrando los ojos.
—Gracias por aparecer en su vida, Judie.
—Yo debo estar agradecida con él.
—¿Por qué?.—Pregunta con una ceja alzada.
Pongo los ojos en la ventana, el semáforo cambia y Luka vuelve a arrancar el vehículo.
—Por llegar justo cuando lo necesitaba.—Añado llevándome una mano al pecho.
(***)
—Le daré 10 minutos, Judie.—Me indica Luka una vez que hemos llegado a mi vieja casa. Mantengo los ojos en la distancia de mí a la entrada.
Se ve pacifica, tranquila. Como si no esperara lo que podría llegar a ocurrir dentro de las paredes de esta.
Me vuelvo hacia Luka, quien ha salido del vehículo.
—10 minutos, no más. Por precaución.
Asiento con la cabeza e ingreso a la casa, después de que las chicas de servicio me facilitaran el ingreso. No encuentro a Zac, así que me apresuro con mis pertenencias, primero con los recuerdos que tengo de mis padres y después me ocupo de mi ropa, todo lo saco de la casa y Luka me ayuda a meterlo en el coche.
—¿Nos vamos?.
Niego.—Tengo algo más que hacer. ¿Me das unos minutos más?
Hace un gesto sonriendo. Le tomó la palabra e ingreso otra vez a la casa y voy directo a mi habitación de trabajo, recojo todos mis materiales de arte, entre pinceles, paletas y lienzos. Busco pinturas entre pinturas las que ya están terminadas y junto todas listas para llevarlas conmigo.
Me detengo al ver un lienzo que yo no he pintado.
—¿Admirando para luego comparar mi trabajo con tus putas obras?
Aparto la cara del lienzo confuso y pongo los ojos en la puerta de la habitación, donde se encuentra Zac, con claro malhumor.
—No, Zac.
—¿Segura? .—Llega hasta mí y aprieto la mandíbula.—Vienes aquí y pisas mi techo como si tuvieras derecho a hacerlo cuando es obvio que después de lo que me hiciste ya no tienes ningún derecho, perra.
—Zac.
—¿No te basto dejarme al lado?—Me recrimina.—¿Qué carajos quieres ahora, Judie?
Trago saliva.—Yo jampas busque burlarme de ti.
—Y aun así me abandonaste.
—Zac, no he venido a discutir. He venido..—Me detengo al ver como sus ojos se detienen sobre mis pinturas.—Vine por ellas. Solo quiero mis pinturas...
En lugar de eso, se dirige hacia mí, pero pasa de largo y va directo a la torre de lienzos que he separado de las demás pinturas faltantes a completas. Lienzos pequeños y grandes, Zac toma uno entre sus manos y pone los ojos sobre mí.
—¿Tus obras? ¿Quieres tus obras?
Palidezco al oírlo, al ver su expresión enojada.
—Todo lo que hay aquí ahora mismo es mío. —Me da una mirada de pies a cabeza.—Incluso tu aunque te hagas la independiente.
—Zac, por favor... solo quiero.
Con fuerza dobla el lienzo dejándome callada. Los ojos se me abren mientras veo como arroja lo que queda de mi pintura al suelo.
Sin saber que decir, reacciono regresando la mirada a su rostro, Zac me da una sonrisa maliciosa y mira los demás lienzos.
Mi vista empieza a arder.—Zac, por favor...
—Si esto te hace sentir al menos un poco de cómo me hiciste sentir a mi...
Las lágrimas llenan mis ojos, trato de negar y me paralizo. Sin remordimiento Zac dobla el lienzo destruyendo otra pintura más.
—¡No, Zac!.—Grito, pero él ya ha arrojado mi pintura
—¿Nos seguimos divirtiendo, Judie?
El dolor se atasca en mi garganta, niego e intento pararlo.
Zac vuelve a destruir otra de mis pinturas.
Y luego otra.
Y luego otra.
Y otra.
Hasta que solo queda un par más.
—Esto no me satisface por completo, pero tú te lo has buscado.
—Ya basta... ya...—Me duele la garganta.—Ya no lo hagas... Ya no.
—¿Qué no haga qué?
—Zac...—Suplico con voz rota.
—¿Te refieres a est...
—¡No por favor... ya basta!—Le grito con todas mis fuerzas. Me abalanzo hacia él y logro quitarle la pintura.
Al menos un segundo.
—¡Maldita, perra!
Forcejea furioso, lanzando toda su fuerza contra mí.
—¡Suéltalo, Joder!
—¡No, ya no!.—Las lágrimas caen por mis mejillas.—¡No la destruyas! Por favor... ¡No destruyas mis pinturas!
Me arroja contra el suelo y se queda con la pintura, mi mirada se eleva y Zac sin remordimiento alguno, lo hace, destruye la última de mis obras.
Sollozo. Dejo que las lágrimas caigan y por más que intento reparar los trozos del lienzo roto, sé que no volverá a hacer lo mismo.
—Esto es lo que me obligas a hacer, Judie.—No agrega nada más y me deja con mi dolor, yéndose satisfecho de la habitación.
Mis dedos tiemblan, mis manos también. Miro mis pinturas destruidas y arrastro mis rodillas sobre el suelo hasta alcanzar los trozos, entonces me pregunto si este es mi castigo.
¿Es mi castigo por ser tan ciega y no ver la clase de hombre que es Zac? De creer que estaba enamorada de un hombre como él.
¿Esto es mi culpa?
Aprieto mis labios y me recuerdo que es inútil buscar la manera de arreglar los lienzos.
Mi arte.
Mis pinturas.
Él ha destruido lo que tanto amo.
¿Puedo hacer que odien más a Zac? Todo es posible xD
Se vienen cosas lindas para Judie y no muy lindas para Zac.
En otras noticias...
Por favor, un gran aplauso para A través de mi ventana, por ser la primera novela en español de Wattpad en tener una película en Netflix.
Éxitos en este gran proyecto para Arianna.
Nos leemos
>>Yiemir.
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