Los siguientes días Park había invertido su tiempo en aprender a armar flores de papel. Para el segundo día las hacía con gran maestría. De todos los colores. Había animado a las enfermeras a conseguirle papeles de colores y usaba su tiempo en los comedores para hacer todas las que quisiera.

—Mire, sensei —dijo con dulzura —hice muchas flores de papel. Se las daré todas cuando termine.

—No las necesito —sentenció.

—¿Por qué? Si son tan bonitas —dijo él con una sonrisa en el rostro—Nunca se marchitarán. Por eso pensaba que podría... Es decir, pensé que aún si llego a morir, podría acompañarle de esta forma. Me iré, pero las flores de papel seguirán aquí —dijo, al tiempo en que extendía una de las flores al médico—. Estoy haciendo muchísimas —señaló — Así nunca se sentirá solo.

Pero Jungkook tomó con rudeza la flor de papel y la arrebató de las manos de su paciente. Solo para después arrugarla bajo sus puños y tirarla al basurero a un costado de la cama. Jimin gimió ante la sorpresa.

—¿Yo... te gusto, Park? —preguntó de pronto. A Jimin ya no le dio tiempo de preguntar por lo que había hecho con la flor. La pregunta lo había sacado del asombro anterior para adentrarlo a uno nuevo. ¿Qué estaba pasando con el doctor Jeon? —: Te hice una pregunta.

Park se sonrojó de inmediato, pero lejos de lo que su timidez hacía con él, esta vez dijo todo en voz alta.

—Me gusta mucho, Sensei —asintió con honestidad. De pronto estaba nervioso.

—Tú a mí no —Las palabras del doctor salieron de sus labios con severidad. Todo en su rostro parecía desagradable y frío—. Jamás pensaría en ti de esa forma. ¿Lo entiendes? —Luego se apresuró en añadir —: Jimin, si la persona de la que te enamoraste no corresponde a tus sentimientos, ¿cómo puedes decir que has experimentado el amor?, ¿en verdad lo habrás experimentado si no has sido correspondido?

El semblante dulce de Park miró a Jungkook con los ojos un poco tristes. Aunque era cierto que ahora no titubeaba.

—Doctor Jeon... Es que... Mis sentimientos son reales. En verdad lo amo. Y es por ese mismo amor que no quiero que esté triste. No hay problema si no soy correspondido, está... Está bien —dijo, en tanto una sonrisa honesta se formó en su rostro.