Capítulo 1

Capítulo 1: Bienvenida a Colorado

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Mi hermana Jackie y yo, recién llegadas al aeropuerto de Colorado, nos encontrábamos explorando nuestro entorno con cierta incertidumbre, sin estar seguras de la dirección que debíamos tomar.

Entre las miradas perdidas y la sensación de estar desubicadas, mi móvil, resguardado en el bolsillo de mi pantalón, comenzó a vibrar, rompiendo la atmósfera de desconcierto. Lo saqué rápidamente y, para mi sorpresa, la llamada provenía del tío Richard.

Acepté la llamada, y en la pantalla, su sonrisa se materializó de manera acogedora.

—Hola chicas. ¿Habéis tenido un buen vuelo? —preguntó el tío Richard, su voz llenando el espacio entre nosotros y la distancia física que nos separaba del familiar rostro que ahora se mostraba en la pantalla.

Asentí con entusiasmo, respondiendo a su saludo.

—Sí —contesté de manera breve, pero noté cómo la expresión del tío Richard, con su camisa azul, se tornó ligeramente preocupada, frunciendo el ceño al percibir algo en mi tono de voz.

—¿Estás bien? —insistió, su preocupación resonando a través de la llamada.

—Sí —repetí, intentando disipar cualquier indicio de inquietud.

—Siento no haber podido ir a conocer a los Walter con vosotras.

Jackie señaló hacia la entrada, donde una chica pelirroja ingresaba acompañada de un caballero.

—Creo que han llegado —anunció Jackie, y dirigí mi mirada hacia ellos, esbozando una pequeña sonrisa en anticipación. —Adiós —dijo Jackie mientras colgaba la llamada por mí.

La chica pelirroja se acercó con una sonrisa maternal, y sus primeras palabras resonaron con calidez.

—Jackie, Cassie —nos saludó, y nuestras sonrisas confirmaron el reconocimiento mutuo.

—Hola —respondí, consciente de que era la mejor amiga de mamá.

—Hola —añadí, devolviendo la sonrisa. La mujer nos instó a seguirla con un gesto amistoso, y nos envolvió en un abrazo cariñoso. Sin embargo, en ese instante, la pérdida de mi familia se apoderó de mi mente, y algunas lágrimas traicioneras escaparon por mis mejillas.

—Me alegro de que estéis aquí —dice Katherine, su abrazo envolviéndonos con una mezcla de calidez y afecto, mientras nos da unas palmadas reconfortantes en la espalda.

—Gracias, Katherine —respondo con gratitud al tiempo que me separo del abrazo, apreciando la sincera bienvenida.

—Bueno, oh vaya —añade riendo, contagiándonos con su alegría y creando un ambiente distendido.

—Estoy aquí —dice el chico con la gorra, rompiendo el silencio con un toque de humor.

—¿Recordáis a George? —pregunta Katherine, y asentimos con una sonrisa cómplice.

—Hola, George —decimos al unísono, y él nos devuelve el saludo con amabilidad.

—¿Cómo va todo? —indaga Katherine, mientras yo acomodo mis manos en la parte de atrás de mis pantalones, buscando una postura relajada.

—Bien, sí —respondo, esbozando una sonrisa que refleja la sensación de estar de nuevo entre amigos. Katherine asiente con una sonrisa cálida, consolidando la conexión que siempre ha existido entre nuestras familias.

La conversación fluye naturalmente, como si el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que nos vimos. Katherine, con su energía positiva, nos guía a través del aeropuerto, compartiendo anécdotas y anticipando los momentos que nos esperan en la reunión familiar. George, con su gorra característica y su humor afable, añade una capa adicional de camaradería al grupo.

(...)

George aparca el coche frente a su casa con destreza, y al salir, mis ojos se posan en la acogedora vivienda que se alza ante nosotros. La familiaridad de este lugar, a pesar de la distancia, me llena de un reconfortante sentido de pertenencia.

—Cielo, ¿te ayudo con el equipaje? —pregunta Katherine con amabilidad, ofreciéndose a ayudar, pero George agradece cortésmente, indicando que no es necesario.

—Gracias —responde Jackie, expresando su gratitud mientras la pelirroja le sostiene la puerta del coche para que pueda salir.

—¿Estáis bien? —nos pregunta Katherine al notar que estamos un poco calladas.

—Sí —dice Jackie a mi lado, ajustando su mochila con ambas manos.

Con una sonrisa comprensiva, Katherine asiente, entendiendo que el viaje nos ha dejado un poco pensativas. Con el coche estacionado, nos dirigimos hacia la entrada de la casa, pero antes de entrar, Katherine comparte con entusiasmo:

—Os presentaré a los demás.

Antes de adentrarnos en la casa, aguardamos a que Katherine abra la puerta. En ese breve momento de expectativa, un chico en patinete se aproxima a Jackie con una instrucción directa.

—Aparta —le dice, tomando a Jackie por sorpresa. Ella, desconcertada, se aparta para darle paso.

—Hola, soy Danny —se presenta con una sonrisa.

—Soy Cassie —respondo con una sonrisa, mientras Jackie, a mi lado y algo nerviosa, añade:

—Jackie.

—Entra —nos insta la pelirroja, que está ocupada hablando por teléfono, al tiempo que nos hace un gesto para que avancemos hacia su hogar.

—¡Eh, eh, Benny, deja de correr! —exclama George desde dentro de la casa, y no puedo evitar soltar una risa ante la escena de un chico pequeño, apodado Benny, que parece estar disfrutando de una pequeña carrera por el lugar.

—¡No estoy corriendo! —responde Benny con una sonrisa juguetona en el rostro, desafiando las indicaciones de George.

—Chicos, ¿podéis parar un segundo? —pide George al entrar en una sala donde dos chicos están inmersos en un videojuego.

Del sofá se levanta un chico moreno, quedándose de pie y dejando momentáneamente de lado el control.

—Este es Jackie y ella es Cassie, y ellos son Alex e Isaac —presenta George, señalándonos con una mezcla de diversión y paciencia.

Sonrío mientras saludo con la mano, y Alex, el chico recién levantado, se acerca con una curiosidad evidente en su mirada.

—¿Qué tal? —pregunta Alex.

—Bien, gracias —respondo yo, mientras Jackie, a mi lado, se limita a sonreír, quizás sintiéndose un tanto fuera de lugar entre los jugadores.

—Hay otra maleta en el coche, ve a por ella —le indica George a Alex, quien asiente y se dirige hacia la salida con la misión encomendada.

—Ah... Sí, sí. Claro —responde Alex, pasando cerca de nosotros en dirección al coche con la intención de recoger la maleta.

—Hola —dice, estrechándole la mano a Jackie, quien le devuelve la sonrisa de manera cordial.

—Hola —responde ella, agarrando su mochila y alejándose hacia el exterior, aunque noto cómo Alex la sigue con la mirada. 

—¿Te gusta? —le pregunto divertida a Alex, quien me mira nervioso y parece no saber a qué me refiero.

—¿Qué? No, no. Por supuesto que no —balbucea, tratando de despejar cualquier malentendido.

Río ante su reacción y me uno a George y Jackie, que se habían adelantado unos segundos antes.

(...)

Con Will y Jackie, nos dirigimos hacia la piscina con la intención de conocer a los demás miembros de la familia que aún no habíamos encontrado.

Will, tomando la delantera con su energía característica, nos informa sobre sus problemas de audición, asegurándose de que comprendamos que, si no nos mira o hay mucho ruido, puede tener dificultades para entendernos. Asentimos con complicidad y soltamos una risa ligera. Will, consciente de la situación, apaga la radio para detener la música y facilitar la comunicación.

—Eh, escuchad. Estas son Jackie y Cassie —dice Will, presentándonos al grupo reunido alrededor de la piscina.

—Hola —saluda Jackie con su característica alegría, y yo simplemente respondo con una sonrisa.

—Hola —dice una niña rubia, añadiendo su propio saludo a la mezcla.

—Ahí está Parker, y ese es Benny —continúa Will señalando a algunos de los presentes.

Observamos a un chico salir de la piscina, colocando los brazos en las escaleras mientras asciende lentamente. Su presencia es atractiva: rubio, alto y en buena forma. Se seca el pelo con un movimiento grácil de la cabeza, y no puedo evitar detenerme a observar.

Will, sintiendo la necesidad de más formalidad, se dirige a un chico rubio que está tomando el sol en una hamaca.

—¿Quieres presentarte o qué? —pregunta Will, y el chico se gira para mirarnos con una expresión despreocupada.

—Ya lo averiguarán —responde con cierto aire de misterio, provocando una risa de mi parte.

—Por lo que veo, tú eres Cole —comento, y él me mira frunciendo el ceño.

—¿Cómo lo sabes, chica pija? —pregunta con un toque de sarcasmo, y mi risa se intensifica.

—Tu madre me habló de todos, y por lo que me describió de Cole, creo pensar que serás tú.

—¿Qué dijo de mí? —pregunta Cole, mirándome fijamente, buscando respuestas en mi expresión.

—Ya lo averiguarás —respondo, guiñándole un ojo con un toque juguetón antes de apartarme del grupo.





















Hola!!

Espero os encante y me ayudarías mucho votando y comentando algo, porque entonces no se si les gusta o no :)

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