pro·logue

pro·log (prō′lôg′, -lŏg′)

- An introduction or introductory chapter, as to a novel.

[Una introducción o capitulo introductorio a una novela.]

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Louis está parado frente al acantilado de la playa a las afueras de aquel pueblo.

Nadie sabe que él se encuentra allí. Nadie tiene porque saber que él ha conducido una hora y media para llegar hasta donde está ahora.

Su mirada azul se encuentra pérdida en el mar que se extiende infinitamente hacia el horizonte.

¿Qué debe hacer ahora? No sabe con exactitud.

O tal vez, si lo sabe. Y es por eso que no quiere tomar una decisión.

= = =

¿Qué haces cuando el amor de tu vida se va? ¿Cómo superas su partida? 

Estas son las dos preguntas más frecuentes en mi mente. Tengo tantas preguntas y tantos cabos sueltos.

¿Por qué Harry tenía que irse? ¿Por qué el universo se empeñó en toparme con todos esos imbéciles antes de él? Lo único que hicieron fue magnificar el hecho de que Harry era maravilloso, y jamás encontraré a alguien igual a él. Puede que se escuche tonto, pero es verdad.

Tú no lo conociste, así que no entiendes.

Harry decía que él era una esmeralda en bruto que encuentras en la orilla de un riachuelo, ¿Por qué? Simple, esto lo saco de un texto que yo solía leerle:

En primer lugar, nadie está muy entusiasmado por el hecho de buscar piedras preciosas en un riachuelo, porque es como buscar una aguja en un pajar. Aquí es la primera etapa, en donde prácticamente, la mayoría de la gente se rendía y no se esforzaba en conocer a Harry.

En segundo, una vez estas en el riachuelo, debes buscar con cautela y paciencia, ahí es cuando encuentras la preciada esmeralda. Mucha gente carece de paciencia, y más de cautela. Por lo que aquí es donde la poca gente que quedaba interesada en Harry, se va casi por completo, dejando dos o tres personas.

Y por último, está el pulido y cuidado de la esmeralda. Debemos tener aún más paciencia, cautela y delicadeza al tratar la esmeralda, pues debemos perfeccionarla hasta que de lo mejor de sí misma. Aquí, la gente se hartaba de lidiar con Harry. Preferían juzgarle antes de tomarse el tiempo de conocerlo, o simplemente pasaban de largo.

Le agradezco a Dios haberme brindado paciencia en el primer momento en que lo vi, pues lo que tengo de cauteloso y delicado lo tengo de impaciente. A veces.

Harry era una piedra preciosa, rara. No cualquiera podía apreciarle de la forma en la que debía ser apreciado.

Ugh, pero para que hablar de él.

Yo mismo sé que solo estoy haciendo tiempo para evitar hacer lo que vine a hacer.

El mar se mece de forma imponente frente a mis ojos. No sé porque, pero la distancia de esta playa me hace sentir pequeño, y solo.

Tal vez es solo que me he acostumbrado a tener a un gigantón pegado a mí la mayor parte del día, y el mundo no parecía tan grande ni imponente con él a mi lado.

A su lado yo me sentía invencible. Y ahora, que estoy solo, siento que cualquiera podría llegar ahora y destruirme de un guantazo.

''Ay Grandote, ¿cómo voy a arreglármelas yo solo?'' pensé en voz, alta viendo hacia el mar.

Lo único que obtuve en respuesta fue el sonido de las olas impactando con el acantilado y alguna que otra gaviota.

Volví la vista hacia mi izquierda, y a lo lejos, vi un par de liliums orientales creciendo cerca de la cerca que delimita la playa y la carretera.

Ni siquiera pude parpadear cuando las lágrimas salieron de mis ojos y fueron a parar a la arena entre mis piernas. Creo que aquellas flores eran mi señal.

''Bueno, ya entendí. Al demonio'' dije, limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano y tomando aquella 'cosa' entre mis manos, me acerqué al borde del acantilado.

Lo iba a hacer, en serio, lo iba a hacer.

Estaba listo.

Harry, te amo.

Siempre lo haré.

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Bueno, no es lo que ustedes creen. Para su paz mental, no. Louis no se suicida.