1. Newbie

New·bie [ˈn(y)o͞obē/]:

A new comer without any experience in particular.

[Un recien llegado sin experiencia en particular].

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Aquel día llovía.

Las calles de Londres se encontraban salpicadas de las diminutas gotas, con charcos aquí y allá siendo evadidos por los transeúntes.

La brisa fría que soplaba revoloteaba el cabello de las mujeres y ofrecía bocanadas de aire puro a cada persona que se encontraba fuera en aquella mañana.

El entrenador había sostenido una acalorada discusión en vestidores con el miembro del comité profesional de boxeo. Su nombre era Wallace.



''Entrenador Lucas, ¿Harry es analfabeta?'' preguntó aquel hombre, tranquilamente.

El entrenador le dedicó una mirada a su chico, antes de posar sus ojos castaños una vez más en los de aquel hombre.

''Así es'' admitió. ''Es algo confidencial que nadie salvo la familia y el equipo deben saber. Espero que sea discreto, de lo contrario se metería en muchos problemas legales.''

Wallace asintió. ''Comprendo su actitud a la defensiva. No estoy aquí para desprestigiar al chico, ¿sabe? Al contrario. Jordan y yo hemos estado hablando de que nos gustaría incorporar a Harry en el equipo representativo internacional. Juzgando por su triunfo esta noche y por sus incontables victorias en su record, es obvio que lo elegiremos.''

El entrenador asintió. ''Ya me imaginaba que después de la pelea de esta noche, ustedes querrían seleccionarlo. No tengo problema con eso, ni él lo tiene tampoco. Mi pregunta es, ¿Por qué de pronto menciona indirectamente que mi chico le pareció raro?''

Wallace sonrió a medias. ''A eso voy. El comité notó el mismo patrón de conducta que yo. Y esto ha puesto en duda en si el chico es apto para obtener un lugar en el equipo.''

''¿Qué tiene que ver esto con el rendimiento en el ring?'' preguntó el entrenador Lucas, aún sin comprender.

''Verá. Cada chico responde a entrevistas, se expone a los medios de comunicación y crea un círculo de fanáticos, dependiendo de su rendimiento en las peleas. Harry es buenísimo, y podría ser mejor, incluso podría ser un profesional mundialmente famoso. El único problema es que no podemos centrar el reflector del espectáculo en alguien que no sabe siquiera como se escribe su nombre'' puntualizó el hombre.

El entrenador Lucas, lo vio con algo de enfado. Pero él sabía que aquel hombre tenía toda la razón.

''¿Y cómo podemos solucionar todo este embrollo? No quiero que Harry pierda su gran oportunidad solo por un problema como este'' habló el entrenador, comenzando a morderse las uñas.

''No lo sé. Pero tiene hasta el viernes de la próxima semana para encontrar una solución a este problema. De no ser asi, simplemente presentaré la oportunidad a alguien más. Hasta entonces, Anthony'' se despidió el hombre, sonriendo.

El entrenador lo vio con rencor mientras este abandonaba los vestidores.

''Oh, y, cuando encuentres la solución... si es que lo haces. Dile a Jordan que te de mi número. Soy Wallace Maydern'' sonrió, saliendo de allí.


Eso había ocurrido el viernes.

Hoy era jueves.

El entrenador y Liam habían pensado en miles de cosas para solucionar aquel dilema. Aquel hombre había sido bastante claro, y el entrenador no dejaría que nadie se interpusiera entre el sueño de su muchacho y su carrera.

Liam había tenido la brillante idea de conseguir que alguien le enseñase a Harry a leer y escribir, además de hablar y pronunciar.

No era como que ellos pudiesen enseñarle. Debía ser alguien que pudiese explicarle correctamente y le mostrara las reglas de ortografía, gramática y todo eso.

Entonces el entrenador pensó en contratar a un maestro. Alguien que no tuviese problema con abandonar Londres y regresar a América con ellos. Alguien que pudiese estar 24/7 con Harry, enseñándole y al mismo tiempo ayudándole a expresarse o comprender en público, si la situación se daba.

Desde el sábado se habían dedicado a elaborar y repartir un anuncio que decía:

''Se solicita maestro con:

-Disponibilidad de Horario

-Carrera Terminada

-Mucha paciencia

-Sin ataduras y/o impedimentos para abandonar U.K

Informes al: 0-183-455-54

Las entrevistas se llevaran a cabo el día Jueves 15 de Noviembre a partir de las 10:00 A.M.''

Los días anteriores se dedicaron a repartir volantes y pegar los avisos en cada lugar que pudieron. Esperaban que alguien se hubiese interesado, pues solo tenían todo el día de hoy para entrevistar a todas las personas que podrían acudir.

Y ahora se encontraban en el gimnasio de uno de los amigos del entrenador. La gente esperaba en la sala de máquinas y pesas, pero las entrevistas eran llevadas a cabo en la oficina del administrador.

Liam se encontraba recibiendo a la gente con una sonrisa. Había bastantes hombres y mujeres interesados en el trabajo, lo cual ponía al entrenador un poco contento. Al menos esa parte estaba cubierta.

Ahora, solo había que ver quien podría tener la suficiente paciencia para tratar con Harry y su fuerte carácter.

El entrenador le dio la espalda a Liam para meterse en la oficina, donde Harry se encontraba sentado con una cara de pocos amigos.

El motivo de su conducta se debía a que él entrenador lo había obligado a utilizar una cuello de tortuga color negro, acompañada de unos pantalones acampanados de tiro alto y botas. A Harry jamás le había gustado la ropa formal o siquiera la diaria. Su guardarropa era mayormente constituido por camisetas flojas y pantaloncillos deportivos, además de zapatillas para correr.

Pero ahora el entrenador hizo uso del dinero de emergencia para conseguirle a Harry algo de ropa elegante. De ahora en más, debía verse presentable. Si iba a ser parte de los profesionales, debía estar bajo el código de vestimenta y modales.

''Hay mucho por hacer'' pensó el entrenador, observando como Harry se escarbaba brevemente la nariz. Se acercó hasta el castano, acariciándole el alborotado y largo cabello.

—Espero que muestres nada más que respeto y buen comportamiento hacia las personas que entraran. Quiero que seas amable y tolerante, ¿Capisci? —.

—Ceviche —replica Harry.

El entrenador niega y suelta una pequeña risa. —Es Capisci, Harry.

El joven se encoge de hombros y le dedica una sonrisa para nada contenta, antes de que el entrenador salga de la habitación.

Él sabe que esto no resultara bien.




En una parte menos poblada de la ciudad, un pequeño castaño y un rubio artificial se encuentran sentados en la sala de una casa ajena, mientras disfrutan la tarde.

—Es imposible que consiga trabajo, Ni. Toda la semana he asistido a entrevistas y nadie me ha llamado de vuelta. Esto es simplemente ridículo. —se queja Louis, dándole un sorbo a su cerveza.

El rubio se encontraba muy ocupado tratando de encender un porro. —Louis, relájate. Simplemente es otra semana. Encontraras trabajo pronto, la situación no esta tan mal. Puedo decirle a un amigo que te encuentre algo, ¿Qué te parece eso? —.

Louis suspiró, observando la alfombra de estampado Go-Go que cubría el suelo. —Eso sería abusar. Y además seria corrupción. Me opongo, es totalmente incorrecto.

—Totalmente incorrecto es seguir teniendo una alfombra Go-Go cuando estamos en los 70's. ¡Katie! ¿Qué diablos estás pensando? —vociferó el rubio, entre risas.

—Probablemente lo mismo que tú pensabas al dejarte ese teñido a medio camino —respondió Louis, burlándose de las raíces oscuras de su amigo.

La gente cerca de allí coreo un ''Ohhh'' acompañado de risas. El rubio sonrió aún más amplio mientras volteaba a ver a su mejor amigo. —Al menos no parezco una chica.

La gente volvió a reír, Louis se encogió de hombros. —Al menos este rostro de chica logra que me acueste con ellas. ¿Qué haces tú? ¿Teñirte el cabello y hacerte la paja?

La gente estalla en risas. Todos allí conocen a ambos chicos. Conocen su usual charla va y viene llena de sarcasmo e insultos ingeniosos.

Pero nadie sabe que Louis es gay. Y nadie nunca jamás, además de Niall, debe saberlo.

Unos momentos después el asunto pasa y ambos amigos retoman la conversación.

—¿Has probado los dulces de leche que hacen al centro de la ciudad? Dicen que son muy buenos —comentó Niall, con medio porro por fumar.

Louis negó. —Sigo corto de dinero, no quiero terminarme la beca hasta conseguir un sueldo —suspira.

Niall asiente. —Me pase hoy por allá y compre algunos. Creo que tengo uno por aquí, espera —dice el rubio, rebuscando en los bolsillos de su saco. Poco después retira una bola de papel. Al ver que no se trata de un dulce, simplemente se la lanza a Louis y continúa buscando.

La bola de papel rebota contra la frente de Louis y cae en su regazo. El castaño se deja llevar por su propia curiosidad y desdobla el arrugado pedazo de papel, leyendo lo allí impreso.

Su cara se ilumina repentinamente. —Niall, ¡eres un idiota! ¿Por qué no me dijiste sobre esto? —Exclama, agitando el papel muy cerca de la cara de su amigo — ¡Esto es perfecto!

Niall toma el papel, leyendo rápidamente antes de soltar un pequeño grito de reconocimiento. —¡Porque lo había olvidado, Louis! Pensaba mencionártelo, hasta pedí informes por teléfono.

Louis alza las cejas sin borrar su sonrisa. —¿En serio? ¿Y que dijeron?

—Que las entrevistas terminaban a las siete —respondió el rubio.

Louis alzó la vista hacia el reloj en la pared: cinco y cuarenta. Tenía bastante tiempo.

Justo en ese momento, Grease de Frankie Valli comenzó, haciendo que una nueva y desenfrenada sonrisa abarcara el rostro de Louis. —¡Esta es mi canción! —exclamó.

—La vida te sonríe amigo. ¡Vamos, hay que bailar todos! —vociferó Niall al resto de la fiesta.

Y entre los gritos de entusiasmo de sus amigos, el olor a marihuana, su canción y la contagiosa risa de Niall, Louis decidió que sí.

La vida estaba comenzando a sonreírle.




El último profesor ni siquiera se dignó a entrar a la oficina. Simplemente le dedicó una mirada de reproche al entrenador, antes de darse la vuelta y salir del gimnasio.

El entrenador Lucas se pasó las manos por la cara. Veintisiete personas habían acudido a la entrevista y ninguna pudo con Harry. De nada ayudo el hecho de que el chico prácticamente había comenzado a gritarles y a ignorar completamente lo que decían.

—¡No te puedes permitir comportarte de esta forma, Harry! —Gritó el entrenador, furioso— ¡De esto depende tu maldita carrera!

Harry empuñó ambas manos. —Esto es estúpido.

—Tu estas siendo estúpido —atacó el entrenador. —¿No quieres ser profesional, es eso? ¿Decidiste que esto no es lo que quieres? Porque está bien, te comprendería, lo sabes. ¡Pero necesito que me lo digas, para no tomar medidas como esta solo para asegurarte el puesto en algo que ni siquiera harás!

Harry negó. —Quiero. P-pero no necesito... necesito ¡esto!

—Escúchate. ¡Lo necesitas para triunfar, Harry! Tienes el talento, los movimientos. Solo necesitas la fama, y para eso necesitas educarte. Si no sabes leer y escribir, no eres nadir para el mundo—.

Harry no acabó bien de escuchar las palabras del entrenador cuando pateó una de las sillas de a habitación, antes de dejar salir un gruñido cargado de molestia.

—No me interesa si estás de acuerdo o no, has ahuyentado a todas las oportunidades que tenías de llegar a ser un profesional. Ruega para que alguien más se presente, o estarás acabado —respondió el entrenador, dándose la vuelta y saliendo de la estancia.

Salió con paso apresurado, ni siquiera deteniéndose a dedicarle una mirada a Liam, quien fumaba un cigarrillo.

— ¡Entrenador! ¡Entrenador! —llamó el chico, lanzando la colilla al suelo y pisándola con el tacón de su bota. Solo entonces, el entrenador Lucas se dio la vuelta y encaró al castaño, —Recibí una llamada hace poco, hay una persona más que está interesada en el puesto.

—Olvídalo, Liam. No tiene caso —suspiró el entrenador —Harry lo ahuyentará como a todos los demás. Se está comportando de una forma desagradable.

Liam suspiró. —Dele una oportunidad, entrenador. No perdemos nada con intentarlo —animó Liam, retirando la cajetilla de cigarrillos de su bolsillo trasero —Ande, tome uno mientras esperamos.

El entrenador aceptó el cigarrillo y encendedor que Liam le ofrecía. —Liam, ¿le pediste a Zayn que avisara a todos que regresaríamos el sábado?

Liam asiente, haciendo que el cigarrillo entre sus labios se bambolee un poco. —Por supuesto. Todos esperan con ansias la llegada de Harry.

El entrenador asiente, —Muy bien. Oye, estaba pensando, ¿Qué tal si entrando el campeonato cambiamos los colores de–?

Las palabras del entrenador fueron interrumpidas por el rápido andar y los pequeños jadeos provenientes del joven castaño que estaba frente a ellos.

—C-como lo siento. Mi auto se averió y no me encontraba precisamente cerca...— jadeó, —Y la lluvia esta algo pesada, así que tuve que tomar un taxi y el tráfico era horrible y....—otro jadeo. —Eso. ¡Pero ya estoy aquí! Y en serio, en serio, me interesa el trabajo.

El entrenador sonrió hacia el chico joven. Parecía simpático. —¿Cuál es tu nombre?

—Louis Tomlinson, señor. Veinticuatro años bien cumplidos, felizmente graduado con honores en la universidad de Oxford en pedagogía, con licenciatura en educación y maestría en docencia—. Se presentó amablemente, estrechando firme la mano del entrenador.

''Encantador. Y preparado'' pensó el entrenador. —Mucho gusto Louis, mi nombre es Anthony Lucas, y este es Liam, mi asistente —presentó el entrenador. Liam le sonrió a Louis, estrechando su mano amablemente.

—Un placer Louis. Pareces justo lo que estamos buscando —señaló el de ojos pardos, sin perder la sonrisa.

Los ojos azules de Louis brillaron con emoción. ¡Si! Todo pintaba perfecto.

El entrenador, quien había apagado su cigarrillo apenas Louis empezó a hablar, le sonrió. —Ven acá, te explicare lo que harás.

Louis dudó un momento, pero igualmente fue con él, regalándole a Liam una ligera sonrisa antes de irse.

Bien, ese chico era lindo.

''Concéntrate, Louis. No conoces a estos tipos y bien pueden secuestrarte y usarte en una de esas películas gore ilegales'' pensó, apretando la correa larga de su mochila entre sus manos.

El entrenador notó su nerviosismo. —Oh, relájate chico. No voy a matarte. Si te preguntas porque tanto misterio, bueno. Digamos que se trata de que tu empleo se trata de un asunto privado—.

Louis asintió, notando el acento extranjero. — ¿Es algo sobre droga?

El entrenador rio, sin parar su andar. —No, nada de eso. Verás, necesito de alguien que no tenga ataduras en Londres, alguien que pueda viajar con nosotros sin problemas—.

—Con nosotros, se refiere a usted y a Liam —aseguró Louis, formulando una pregunta sin realmente hacerla.

—No —respondió el entrenador rápidamente. —Bueno, también estamos incluidos, pero existe otra persona, Louis. Y él es la razón por la cual tus estas aquí, pidiendo el empleo.

Louis le dedicó al entrenador una mirada que uno le podría dar a un lunático gritando que la Luna es de queso.

—Louis, soy entrenador de boxeo. Tal vez lo pudiste averiguar por el lugar y mi vestimenta— dice, parando para que Louis pueda observarlo —He viajado hasta acá, porque mi alumno estrella fue solicitado para el equipo representativo a nivel nacional.

—O sea que, su alumno está a nada de convertirse en profesional —dijo Louis, seguro. Él sabía una cosa o dos sobre boxeo, gracias a Niall. El rubio era un fanático total del deporte.

—Exactamente —respondió el entrenador, sonriendo. —Pero, existe un problema. El comité me ha amenazado con no dejarlo ascender si no se educa primero.

—No entiendo —replica Louis, deteniéndose cuando el entrenador lo hace.

Ambos están frente a una puerta y una pared con ventanas cubiertas por cortinas. El entrenador suspira pesadamente antes de hablar.

—Louis, mi alumno es analfabeta. Y necesito de alguien que pueda enseñarle a leer, escribir y hablar. Si no, jamás podrá cumplir su sueño de convertirse en profesional— confía el entrenador.

Louis esta sin palabras. Esto realmente lo ha tomado por sorpresa. —Yo...yo no tengo ningún inconveniente con eso. E-es decir, soy muy paciente. Puedo tratar con él—.

El entrenador asiente, sonriendo. —Ahora mismo necesito que hables con él unos momentos, ya sabes, para que se conozcan y vean si existe alguna posibilidad de que se caigan bien. No quisiera que hubiese problemas por parte de alguno de los dos.

Louis asiente, medio comprendiendo. — ¿Lo dice por él? Yo realmente dudo llevarme mal con él. Soy amigable, lo prometo.

El entrenador sonríe, riendo un poco. El chico es realmente encantador. —No, Louis. Estoy hablando de él. Su carácter es....fuerte. Se enoja con facilidad cuando las cosas no salen a su modo, si hay cambios inesperados se incomoda y es un poco pesado a la hora de hacer bromas o juguetear. Debes ser algo cuidadoso—.

Ok, el chico sonaba como un cretino en los oídos de Louis. Pero aún así decidió probar porque, bueno, ya estaba allí. —Estoy listo para entrar, entrenador.

El entrenador Lucas sonrió. —Está bien. Estaré aquí afuera, por si necesitas algo.

Louis asintió, girando el pomo de la puerta y entrando a la amplia habitación. Se trataba de una oficina, pudo notar. Observó el discreto color crema que pintaba las paredes y los modernos muebles. Dirigió su atención hacia el fondo de la habitación y, boom.

Su corazón se había hundido en su pecho como un dedo se hunde en el betún de un pastel.

Sentado al otro lado de la única mesa circular, se encontraba su chico de ensueño.

Ese chico que lo hacía comprar el periódico y juntar recortes de sus fotografías en el ring.

Harry.

Harry estaba a menos de dos metros de él. Con una cara de fastidio mientras observa el suelo, pero Louis no se molestó en sumarle importancia.

''Es más guapo en persona'' pensó Louis, mordiéndose el labio muy ligeramente.

Carraspeó. —Uh, soy Louis Tomlinson —dijo, con una sonrisa no muy grande.

—¿Y?

Louis no pudo evitar que su ceja izquierda se alzara ante ese tono. Era un reflejo de toda la vida, que siempre mostraba su descontento. —Vine para ser tu maestro, el entrenador Lucas me pidió que hablara contigo por unos minutos.

Harry se encogió de hombros y Louis sintió su estómago retorcerse. Odiaba que la gente se encogiera de hombros cuando se les decía algo importante. Era toda una falta de respeto.

No pidió permiso al tomar la silla del respaldo y tirar de ella hacia atrás, tomando asiento frente a Harry. Un poco lejos de la mesa, por seguridad.

—Y uhm... ¿Cuántos años tienes? —preguntó Louis, aun cuando ya sabía la respuesta.

Para encanto de Louis, Harry volvió a encogerse de hombros, aún sin alzar la vista. Louis exhaló, aguantándose las ganas de meterle un bofetón al hermoso chico frente a él.

—Bueno, yo tengo veinticuatro —replicó Louis, viendo la mesa.

Al no obtener ni el estúpido encogimiento de hombros, Louis murmura. —Mírame, Harry. Es de mala educación no ver a la gente cuando te está hablando.

Y entonces, Harry alza sus ojos verdes y oh.

Oh.

Los ojos del extraño chico frente a él son azules como el cielo de la primavera en Chicago. Su nariz es pequeña como un botón y sus labios son finos como las rebanadas de manzana que a él le gustan tanto.

Pero sus ojos. Sus ojos son extraños y... bonitos. Y Harry siente que esos ojos lo atrapan porque no puede dejar de verlos y no puede evitar acercarse un poco a Louis, y sabe que probablemente sea....raro, como dice Liam. Pero es que, jamás. Jamás, jamás, jamás había visto a un chico tan bonito como Louis.

Harry lo está viendo.

Incluso se ha inclinado un poco hacia delante. Y lo está viendo de cerca.

Louis piensa que él chico le ve como si el mismo fuese la mismísima Mona Lisa exhibida en algún caro museo de Francia. Porque, hombre. Harry lo observa como si solo estuviesen ellos dos en el mundo, como si Louis fuese la cosa más rara y bonita que los ojos de Harry han visto.

Y aquello le parece raro. Incluso incómodo.

Pero de una forma un poco rara, le gusta tener la mirada del rizado sobre él. Le gusta tener toda su atención.

¿Será algo relacionado con que es un frustrado maestro sin grupo del cual obtener atención?

—Bueno —dice Louis, interrumpiendo tanto sus pensamientos como el momento —¿Qué te parece si te leo estos papeles? Parece que los han dejado aquí para que tú y yo los revisemos.

Y entonces Louis toma sus lentes negros de su mochila y se los coloca sobre el tabique de la nariz, ajustándolos mientras lee detenidamente los papeles.

Y es como si algún mecanismo se disparara en Harry, porque entonces el chico toma las gafas de Louis y las rompe, sin siquiera detenerse a considerarlo.

Lo cual claro, enfurece al pequeño castaño. —¡Hey! ¿Qué rayos te sucede? —exclama.

—No me deja verlos —responde el rizado, encogiéndose de hombros como si fuese algo muy obvio.

Louis frunce el ceño. — ¿De que estas hablando?

—Tus ojos —responde Harry.

—Por supuesto que los cubren, los necesitaba para leer. Y ahora no puedo ver bien —se queja, rodando los ojos.

—¿Qué es cubrir?

Louis le da una mirada a Harry, antes de suspirar y comenzar a leer de nuevo. Esta vez, más lentamente debido a que ve algo borroso sin sus gafas.

Y Louis se encuentra leyendo sobre lo que Harry necesita aprender cuando Harry suelta un gruñido, tomando los papeles en sus manos y rompiéndolos también.

—Pero que mier–

—¡No necesito a nadie! —exclama Harry, lanzando los pedazos de papel detrás de él. —Esto es es-estúpido.

—Necesitas de alguien, más específico, de un maldito terapeuta —dice Louis, en ningún momento perdiendo la calma.

—¿Qué es un terapeuta? —pregunta Harry, ladeando la cabeza.

Louis niega, y comienza la tarea de juntar los pedazos de papel.

Harry se frustra al ver que no causa emoción alguna en el chico bonito. —Esto me hace sentir...como si yo... como si yo f-fuera...—.

—¿Piensas que esto es tonto? ¿Esto te hace sentir tonto? —interroga Louis, ladeando la cabeza.

Y Harry se siente extrañamente atraído hacia las clavículas del chico, que sobresalen del cuello de ese suéter de lana blanca tan grande que lleva encima.

—Eso. Tonto.

Louis suspira, volviendo a juntar los papeles para tratar de continuar, pero entonces Harry grita.

—¡No quiero tu ayuda! — dice, empujando un poco la mesa. Louis no se inmuta ante esto, lo cual, provoca la ira surcar por las venas de Harry.

Por eso, el rizado toma la mesa y la lanza, consiguiendo voltearla. Louis parpadea lentamente mientras da un paso hacia atrás, esquivando el mueble.

—¿Sabes? En realidad, si eres un tonto. Y eres tan tonto, que necesitas hacer estas cosas tontas para sentirte mejor —dice Louis, sonriendo.

Harry se queda sorprendido un momento. Realmente no esperaba que Louis actuase tan ajeno a la situación. Pero pronto su ira vuelve y recuerda que si lo de tirar muebles no funcionaba, debía probar otra cosa para ahuyentar a todas esas personas que querían cambiarlo. Pensó en toda la tarde, en las reacciones de la gente. Y entonces, le finteó un golpe a Louis. Eso siempre funcionaba.

Pero al igual que sus ojos, Louis no era algo típico. Porque simplemente retrocedió, sin siquiera parpadear por la sorpresa. —No me das miedo, grandote.

Harry se tira del cabello, no sabiendo muy bien que más hacer para que Louis se vaya.

— ¿Está viendo eso? —replica Liam, incrédulo. —Louis ni siquiera se mueve. No le importa que esté haciendo una rabieta, lo ignora.

Él y el entrenador comparten una risa al observar a Harry tirarse del cabello.

— ¿Crees que se vaya? —preguntó el entrenador, observando la escena.

—Tal vez se harte de lidiar con tanta tontera junta y se vaya. O puede que no — pensó Liam en voz alta —Solo queda ver.

Harry toma la mochila que Louis ha olvidado en la silla y la sacude. Un viejo libro cae de esta y entonces, ve como el color abandona las mejillas del chico.

Harry sonríe. Ha descubierto el punto débil de Louis.

—Deja eso —advierte Louis, pero es muy tarde. Harry arranca ambas pastas y alguna que otra hoja.

La boca de Louis se abre y se cierra, en busca de palabras. Al no encontrarlas, su pecho se infla como un pequeño pájaro enojado. —¡Serás simio!

Harry deja de reír. — ¿Qué es un simio?

Louis se masajea las sienes, arrebatándole de las manos su ahora destruido libro. —Eso que tu eres.

— ¿Soy un simio?

Louis asiente con enojo mientras rápidamente levanta la mesa y comienza a recoger el desastre.

— ¿Y soy un simio bonito? — pregunta Harry, sin ocultar su sonrisa.

Louis ríe, y está a nada de terminar de limpiar, cuando Harry toma su mochila y la lanza lejos. —Vete, soy un simio. No necesito ayuda.

Pero todo tiene un límite y Louis ha pasado el suyo, después de quien sabe cuánto. Su cara está casi roja y su tono es el más severo que ha usado en meses cuando dice: — ¡Sienta tu trasero en esa silla! ¡AHORA! —.

Y Harry está listo para responder 'No', pero entonces Louis le da una mirada asesina. Y, oh.

Oh. Allí está de nuevo.

Los ojos de Louis le dan escalofríos. Ahora parecen tan fríos y furiosos que simplemente decide tomar una silla y obedecer.

Liam y el entrenador tienen la mandíbula hasta el suelo. No pueden creérselo.

Harry nunca obedece órdenes que no tengan que ver con boxeo. Jamás.

Algunos segundos pasan mientras Louis recoge el desastre. Harry balancea sus pies de atrás hacia delante en la alta silla, como un niño pequeño. — ¿Puedo levantarme?

— ¡No! —replica Louis, aun enfadado.

....

— ¿Qué tal ahora?
— NO

— ¿Y ahora?

— No, mierda.

— ¿Qué es mierda?

—Harry...

— ¿Me puedo levantar?

—Serás imbécil...— murmura Louis, acomodándose las mangas del suéter.

— ¿Ser imbécil es lo mismo que ser simio?

—....

La puerta abriéndose detiene cualquier mirada o respuesta por parte de Louis. El entrenador Lucas sonríe, mientras Liam lo imita, parado a su izquierda.

—Felicidades, Louis. No escapaste, y fuiste muy paciente. Lograste que Harry obedeciera, lo cual es imposible. Créeme, yo lo crie.

Louis ríe, tirando la basura y cruzándose de brazos. — ¿Y entonces?

—Entonces, tienes el empleo — anuncia Liam. —O sea, te vas con nosotros a América este sábado.

—Y la paga es muy buena, Louis —chantajea el entrenador.

Louis ríe, feliz. No le importa que Harry gruña desde su asiento. No importa que deba dejar a Niall y a su familia.

Al fin tenía un empleo.

Y lo tenía como profesor del chico de sus sueños.

Aun cuando fuese un cretino pasivo-agresivo.

BUEEEEH AMO ESCRIBIR ESTA HISTORIA. Me gusta mucho escribir fluff.

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