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N U D O   E N   L A
G A R G A N T A
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         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡    ¿Qué es un corazón roto? Según internet un corazón roto o corazón destrozado es una metáfora común que hace referencia al intenso dolor emocional o sufrimiento que se manifiesta después de haber perdido a un ser querido, ya sea a través de la muerte, divorcio, separación, traición, o rechazo romántico.

         Es lo que le estaba pasando a Koemi. Lo que le ocurría y carcomía.

         El rompimiento con Seojun dejó a Koemi con el corazón destrozado. Cada día era una lucha para ella, ya que extrañaba la presencia reconfortante de Seojun en su vida. Se sentía vacía y perdida sin él, pero la presión y el chantaje de su padre la mantenían en silencio acerca de la verdadera razón detrás de su decisión.

         Cómo era posible que lo haya querido tanto cuando su relación a las justas había contado con un par de días. Cómo podía sentir su corazón dolor y su pecho oprimirse cada que su mente divagaba en el chico de argollas. Cómo era posible. Cómo era posible que esté sufriendo de aquel modo.

         Koemi intentaba ocultar su dolor detrás de una sonrisa forzada y fingir que estaba bien frente a los demás. Pero en su interior, se encontraba sumida en la tristeza y la soledad. A menudo, lloraba en silencio en su habitación, añorando los pequeños momentos felices que había compartido con Seojun y deseando poder volver atrás en el tiempo.

         La falta de comunicación con Seojun solo aumentaba su desesperación. Quería contarle la verdad, decirle que la razón detrás de la ruptura no era porque ya no lo amaba, sino por una situación que estaba fuera de su control. Pero no podía hacerlo sin poner en riesgo a Misuk y, quizás, a Seojun también.

         Sabe Dios y Buda que cosas horribles podría hacer su padre a Seojun si se llegase a enterar que no estaba cumpliendo con el contrato.

         En la escuela, Koemi se sentía perdida sin Seojun a su lado. La soledad se volvía abrumadora y, en ocasiones, tenía que retirarse a lugares apartados para desahogarse sin que nadie la viera llorar. Y sin sumarle el hecho de que tuvo que dejar la escuela para ingresar a otra, debido a que su padre se había tomado en serio su papel de alejarlo del motociclista.

         El dolor en su corazón también afectó su rendimiento académico. Su mente estaba distraída y preocupada, lo que le hacía difícil concentrarse en sus estudios. Su calificación comenzó a disminuir, y eso solo aumentaba su carga emocional.

         Tenía que hacer lo que sea para que esas calificaciones subieran. No podía presentar ese boletín jamás a su padre. ¿Lo peor? Ya no tenía a Suho para que la ayudara con las materias o con los apuntes.

         Pero a pesar de sus preocupaciones con sus notas, Koemi extrañaba los momentos especiales que compartían con Seojun, sus risas, sus charlas profundas y el apoyo incondicional que recibía de él. Pero cada vez que intentaba acercarse a él para hablar, llamarlo y solo escuchar su voz, la sombra de su padre y las amenazas lo impedían.

         La situación la estaba consumiendo, pero se mantenía firme, convenciéndose a sí misma de que era lo mejor para proteger a Misuk y a Seojun. Pero, por dentro, se sentía rota y anhelaba poder confiar en alguien con la verdad.

         —¿Por qué lo hiciste?—una vez le pregunto Suho después de haberse instalado en un nuevo apartamento a pedido de su progenitor. Sabía que su amigo hablaba del contrato, pero prefería fingir demencia.

         —¿Qué cosa?

         —Sabes de lo que hablo, Koemi.

         —En serio, no sé a qué te refieres.

         Suho suspiró mientras se pasaba las manos por el rostro con desesperación.

         —Hablo de todo esto, Koemi—la sujetó de los hombros cuando pasaba por su lado con una caja que parecía ser ropa de Misuk—. De tu vida. La vida de Misuk. De todo esto.

         —Suho, por favor-

         —No—demandó—. Has estado ocultándome cosas desde que rompiste con Seojun. No me dices que sucede—la zarandeó un poco antes de agarrar la caja que estaba en las manos de la chica y dejarlo a un lado—. Qué mierda está pasando, Koemi.

         —Suho...—soltó en un hilo de voz que se perdió en el aire mientras las lágrimas escocían en sus ojos—. En serio no quiero hablar de esto.

         —¡Pero es que yo necesito saber lo que sucede para ayudarte!—y levantó tanto la voz que Misuk se terminó asustando desde su corral y terminó llorando. Koemi quiso ir hacia ella, pero Suho no se lo permitió para que no ignorara el tema y lo siguiera evadiendo—Koemi...

         —¡Dios, ya basta!—intentó liberarse de Suho pero cada que intentaba alejar las manos del pelinegro sobre ella, este se acercaba cada vez más hasta el punto de acorralarla contra la pared—¡Para, Suho!

         —Dime—demandó el pelinegro con la respiración entrecortada—. ¿Qué sucede, Koemi? ¿Por qué te cambiaste de escuela? ¿Por qué te cambiaste de departamento? ¿Por qué hasta cambiaste tu número de celular? ¿Por qué?

         Quiso responder gritando. Quiso gritarle todo lo que en su mente pasaba, y lo injusto que era por acorralarla de tal manera que no pudiera escapar. Un te odio quiso salir de sus labios, pero se atoró en el nudo en su garganta. Porque no era a Suho a quien odiaba, sino a la persona que se hacía llamar su padre.

         —Lo firme, Suho—sus ojos estaban húmedos mientras lo miraba. Su voz había salido apagada y sombría, sin vida.

         —¿Qué cosa firmaste?

         —Le di mi vida, Suho—las lágrimas empezaron a descender—. Lo firme para tener a Misuk.

         —¿Qué?

         —La extrañaba tanto. Él dijo que tendría una vida feliz si lo firmaba. Que mi niña por fin podría ser mía—hipó contra el pecho de Suho—. No lo pensé muy bien-... No. ¡Yo amo a Misuk! Pero esto... esto me está sobrepasando, Suho.

         —¿Qué hiciste, Koemi?—cuestionó el chico con incredulidad.

         —Le di mi vida a cambio de Misuk.

         Y entonces Suho entendió. Entendió los raros comportamientos de Koemi a lo largo de los días después de que salió del hospital. Comprendió aquella mirada triste y vacía. Comprendió porque había tardes donde Koemi se la pasaba observando a Misuk. Comprendió porque llegó una señora al departamento de Koemi para ayudarla a cuidar a Misuk sin que se descuide de sus estudios. Lo comprendió.

         Comprendió que el Señor Kim había estirado suficiente los hilos para tener bien sujeta a Koemi.

         Se preguntó que, si los hilos se tensaban más hasta el punto de romperlos, ¿Koemi sería al fin libre? ¿O nuevos hilos remplazarían a los rotos?

         Con el tiempo, el dolor de Koemi comenzó a afectar sus relaciones con otros amigos también. Se alejó de Soojin y de la rara amistad que había estado formando con Chorong, incapaz de compartir lo que estaba pasando en su vida, y eso solo aumentaba su sensación de aislamiento.

         Koemi pasaba sus noches despierta, pensando en Seojun y deseando poder hablar con él y explicarle lo que estaba sucediendo. Pero el miedo la paralizaba, y cada día que pasaba sin que pudieran arreglar las cosas, sentía que se estaba perdiendo a sí misma y a la persona que más amaba.

         A pesar de todas las dificultades, Koemi mantenía la esperanza de que algún día las cosas cambiarían y podría liberarse de las cadenas del chantaje de su padre. Anhelaba un futuro donde pudiera estar junto a Seojun sin temores ni secretos, donde pudieran ser felices juntos y enfrentar cualquier desafío como equipo. Pero, por ahora, solo podía aferrarse a esa esperanza y sobrevivir a sus días con valentía, esperando que el destino le diera una oportunidad de volver a unir su corazón con el de Seojun.

         La pregunta era... ¿Llegarían a estar nuevamente juntos? ¿Tendrían la valentia suficiente?    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡    Hubo una vez donde se encontraron inesperadamente en un parque, ambos sin planificarlo. Al ver al otro, sus corazones se llenaron de emociones encontradas: amor, tristeza, preocupación e incluso un poco de ira por la falta de explicaciones.

         Seojun no podía evitar sentirse abrumado por la alegría de ver a Koemi nuevamente, pero al mismo tiempo, el dolor de su ruptura seguía latente en su corazón. Quería abrazarla, preguntarle qué había sucedido y por qué se alejó de él, pero no podía encontrar las palabras adecuadas. Temía que cualquier cosa que dijera pudiera alejarla más.

         Koemi también estaba llena de sentimientos encontrados. Ver a Seojun después de tanto tiempo le trajo recuerdos de los momentos felices que compartieron juntos. Quería correr hacia él y contarle la verdad, pero el miedo y la preocupación por Misuk y las consecuencias de su padre la paralizaban, dejándola en su sitio y sin habla.

         En silencio, se miraron a los ojos, sus corazones gritando lo que sus palabras no podían expresar. Seojun notó la tristeza en los ojos de Koemi, mientras que ella pudo ver la preocupación en los suyos. Ambos deseaban desesperadamente poder decirse todo lo que sentían, pero las palabras no salían.

         Finalmente, Koemi desvió la mirada, incapaz de soportar el peso de las emociones en ese momento. No podía mirar a Seojun sin decirle la verdad, pero tampoco podía arriesgar la seguridad de Misuk y a Seojun si su padre se enteraba de lo que estaba pasando. Pudo jurar que cada latido de su corazón le hacía doler el pecho de manera angustiosa.

         Seojun, por su parte, quería entender lo que sucedía, pero respetaba el espacio que Koemi necesitaba. No quería presionarla ni hacerla sentir aún más angustiada.

         En silencio, ambos se sentaron juntos en el parque, compartiendo un momento lleno de emociones no dichas. El amor que sentían el uno por el otro aún estaba presente, pero también había tristeza y una barrera entre ellos que parecía infranqueable.

         El tiempo pasó lentamente mientras los dos permanecían en silencio, sumidos en sus pensamientos y sentimientos. Pero a pesar de la falta de palabras, se entendían mutuamente. Ambos sabían que había algo más detrás de la ruptura, pero también comprendían que había situaciones complicadas que impedían que hablaran con libertad.

         Finalmente, Koemi se levantó y miró a Seojun con una mirada triste pero llena de amor. Sabía que tenían que separarse nuevamente, pero esa vez fue diferente. Esta vez, había una promesa silenciosa de que estarían allí el uno para el otro, incluso si no podían hablar de lo que estaba pasando.

         Seojun asintió con suavidad, sintiendo un nudo en su garganta. No quería alejarse de Koemi nuevamente, pero sabía que no podía forzarla a hablar.

         Ha unos cuantos pasos, la pelinegra se detuvo abruptamente. Con el corazón en la mano, Koemi finalmente habló con voz temblorosa: —Seojun, lo siento... por todo.

         Seojun asintió con comprensión, sin interrumpirla, pero su mirada imploraba respuestas.

         —Las cosas han sido difíciles para mí—continuó Koemi, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Hay cosas que... que no puedo explicar en este momento.

         Seojun sintió el nudo en la garganta apretar aún más, queriendo decirle que no importaba, que estaría ahí para ella sin importar qué. Pero, a la vez, su necesidad de saber la verdad seguía creciendo.

         Koemi se mordió el labio, sintiéndose culpable por no poder decirle la verdad.

         —Solo quiero que sepas que... aún te quiero, Seojun, pero... no puedo estar contigo en este momento.

         Las lágrimas amenazaron con brotar en los ojos de Seojun, pero luchó por mantener la calma.

         —Lo entiendo—dijo con voz apretada.

         Ambos se miraron por un momento más, compartiendo todo lo que no podían decir en palabras. Los sentimientos estaban a flor de piel, pero la situación los mantenía separados.

         Finalmente, Koemi se dio la vuelta, incapaz de soportar más la intensidad del momento. Comenzó a alejarse, pero Seojun la detuvo suavemente tomándola del brazo.

         —Espera—murmuró él con un hilo de esperanza en su voz—. No sé qué está pasando, pero... si necesitas a alguien, estaré aquí para ti. Siempre.

         Koemi asintió, sin atreverse a mirarlo directamente. —Gracias, Seojun. Eres un buen chico.

         Seojun soltó su agarre, permitiéndole seguir su camino. Ambos sabían que había mucho más que decir, pero también entendían que el momento no era el adecuado.

         Se separaron con un mar de emociones sin resolver, pero con la esperanza de que algún día, cuando las circunstancias fueran diferentes, podrían encontrar la forma de sanar sus corazones y resolver lo que los había separado. Por ahora, solo podían mantenerse fuertes y apoyarse mutuamente desde la distancia, esperando que el tiempo y el destino les dieran otra oportunidad para estar juntos.

         Oh... el jodido destino.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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¿Yo? Yo amo y me enoja al mismo tiempo como Seojun no busca presionar a Koemi para que le cuente la verdad 😭💖

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Este capítulo está dedicado a Softiee_Mochi

Gracias por comentar y votar en mi historia, linda ♡

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