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V I S I T A
I N E S P E R A D A
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         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   —¡Yah, Yah! Pero qué pasa—exclama Koemi después de ver como Suho entraba a su departamento hecho una furia.

         Ella termina de preparar la cena de manera rápida para descubrir que es lo que ha pasado en el partido de béisbol para que Suho venga tan enojado.

         —Cuenta el chisme. Dispara sin miedo.

         Suho, que esta sentado en el sillón que se encuentra en medio de la sala, está con el rostro serio mirando la televisión. Él está ordenando todos los sucesos que pasaron en la tarde para resumirlo y contárselo a su amiga.

         —Fui al partido. Y todo estaba bien, hasta Jukyung de la felicidad me tomó de las manos.

         —Entonces... ¿Estás triste porque te tomó de las manos...?—él negó.

         —Después del partido un jugador se acercó a ella y le pidió su número.

         —¡Omo!

         —Y ella se lo dio—murmuró cabizbajo—. ¿Tengo chances de competir contra un jugador reconocido del béisbol?

         —¡Pero qué dices! ¡Claro que tienes chances, hombre!

         —¿En serio?—levantó la mirada emocionado.

         —Eres Suho, el rompecorazones de Saebom High School.

         —Eso no basta—volvió a bajar la mirada.

         —Emmm también eres rico.

         —A ella no le interesa el dinero.

         —Pero si el maquillaje. Y divina qué, el dinero compra maquillaje.

         —No me estas ayudando, Koemi.

         Ella soltó un suspiro cansado y recargó su rostro en la palma de su mano. Su amigo era realmente tonto en sentirse inseguro solo por un jugador de béisbol. Aunque no puede criticar nada, ella misma hasta se siente insegura por... ¿De qué se siente insegura?... No lo recuerda, pero sabe que se siente insegura. Al menos de vez en cuando.

         —Escúchame—pide la pelinegra, y Suho voltea su rostro para atender—. Tienes muchas más oportunidades con ella que aquel chico que acaba de conocer hoy. Dime, quién conoce su verdadero rostro.

         —Yo.

         —Quién pasa más tiempo con ella.

         —Yo.

         —Quién es más guapo.

         Él titubea en dar una respuesta, pero al final la da: —Yo.

         —Exacto. Así que no te preocupes mucho. Estoy segura que tus sentimientos no son unilaterales.

         —¿Estás diciendo que ella también...?—Koemi asiente con una sonrisa en el rostro.

         —Los únicos ciegos que hasta el momento no se dan cuenta, son ustedes.

         —Entonces, ¿Le digo lo que siento?

         —Esa decisión la tienes que tomar tú—ella se para del sillón y estira los brazos—. Ahora vamos a comer que tengo hambre. El chisme no ha estado tan bueno como me lo imaginaba.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Koemi está sentada en su escritorio sin prestar atención a lo que está diciendo el profesor Han. Esta aburrida, y su rostro lo expresa.

         —... la felicidad no se basa en sus calificaciones, pero si sacas buenas calificaciones, eres feliz.

         Corrección. El dinero te hace feliz. Piensa ella.

         Es tan sencillo como el método del aspa simple.

         Si sacas buenas notas en el colegio, podrás ir a una buena universidad. Si vas a una buena universidad, podrás graduarte con honores y la paga será aún más buena. Y si la paga es buena, tendrás suficiente dinero para ti mismo. Entonces, sacar buenas notas es igual a ganar dinero en algún futuro cercano.

         —¡Lee Suho! Felicidades por ser el primero de los once mejores estudiantes de nuestra escuela. ¡Denle una ronda de aplausos!—exclama el profesor.

         Koemi aplaude con pereza y espera a que la llamen por su nombre para recoger su libreta.

         Y cuando llega su turno, así lo hace. Sobre su escritorio se encuentra aquella hoja mostrando que a salido bien en todos los cursos. Aunque hay algo que le llama la atención en la parte superior en la parte derecha de la hoja.

         Rango escolar: 2to
         Rango de clase: 2do

         Rápidamente con la mirada busca a Soojin, y justo la chica está arrugando la libreta antes de meterla a su mochila.

         —Carajo...

         No puede hablar con ella hasta finalizar la clase, así que espera pacientemente hasta que toque la campana y sea hora de receso. Sin embargo, Soojin salió tan apresurada de la clase que no le dio tiempo de alcanzarla.

         —¡Yah! ¡Yah! ¿No es Ryu Hyeongjin?—escucha que una de las chicas del pasillo grita.

         Ella voltea y, efectivamente, se trata de él. ¿Qué se supone que hace un jugador de béisbol en el colegio?... Espera... ¡Jugador de béisbol!

         —¡Suho!

         Salió corriendo en busca del pelinegro, pero jamás lo encontró. Estaba segura que este día cada que quería encontrar a una persona, siempre escapaba de ella. Primero Soojin, y ahora Suho.

         Soltó un suspiro y caminó hacia la banca donde podría descansar. El día estaba soleado, así que festejó al ver que el lugar donde se iba a sentar tuviera sombra.

         Estuvo un muy buen tiempo mirando a los estudiantes ir de un lado para el otro. Hasta que el sonido de su celular la desconcertó.

         Era un mensaje. Específicamente de su padre.

         "Mañana estaré aterrizando en Corea. Se buena hija y ven a recogerme"

         Esto no podía ser. Su día iba de mal en peor. Tendría que limpiar la casa y dejarla impecable. Su padre era demasiado estricto. Y si no fuera poco tendría que mostrar todas las calificaciones que a sacado durante este año.

         —Mierda...

         Tendría que ir a dirección para pedir sus notas. Su padre era un hombre tan ocupado que en toda su vida jamás piso una escuela a la que ella haya asistido. ¿Día del padre o de la madre? Daaa... dejó de festejarlo cuando cumplió los 7 años.

         En la cabeza de Koemi, ya se encontraba una lista de cosas para hacer. Primero tendría que recoger las notas, luego tendría que ir a comprar comida para que su padre vea que está comiendo bien. Luego tendría que ordenar todas las cosas que ha comprado y después tendría que limpiar todo el departamento, de esquina a esquina.

          Definitivamente sería un día agotador.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   —Ufff—suspiro con cansancio después de botar la quinta bolsa de basura.

         Saca su celular de su bolsillo y verifica la hora: 11:25 de la noche. Se la ha pasado barriendo y trapeando todo su maldito departamento. De arriba para abajo y de lado hacia el otro lado.

         El lugar que llama "hogar" está más reluciente que el zapatito de cristal de la cenicienta.

         —Si no la hago de administradora, la hago de sirvienta—murmura para si misma mientras se desplomaba en su cama—. El problema es el estúpido dinero.

         Sus párpados no tardaron en cerrarse a los minutos. Esta demasiada cansada como para pararse y ponerse su pijama. Ni siquiera se ha levando para destender su cama y acostarse adecuadamente. Simplemente se ha quedado allí, tirada en la cama con la ventana abierta. Tal vez mañana tenga un resfriado.

          A la mañana siguiente se levantó con flojera. Se metió a la ducha y se cambió de ropa. El reloj en su mesa de noche marcaba las nueve de la mañana. Se le hacía extraño que Suho no le haya llamado para saber el porqué de su ausencia en el colegio.

         Aunque pronto ese tema pasa a segundo plano cuando ve en los mensajes de su celular el número de Seojun.

         "¿No vendrás al colegio?"

         Koemi no se da cuenta, pero ahora mismo está sonriendo de manera estúpida hacia el celular.

         "Asuntos familiares" responde, aunque le da la impresión que ha sido muy seca, así que añade un emoji.

         —Creo que el que guiña el ojo le da un mejor toque al mensaje. Así para que no crea que el asunto familiar es serio. Aunque claramente es serio, pero bueno... él no tiene porque enterarse. Y que alguien me explique ¡Por qué mierda estoy hablando sola!

           Mueve la cabeza de un lado para el otro para dejar de pensar en Seojun. Ahora solo debe de enfocarse en sus padres.

         —Hora de llamar a mamá.

          Mamá. Una palabra que casi nunca ha utilizado. Puede decir que son contadas las veces que ha dicho esa palabra. Mamá. Algo que ella jamás pudo disfrutar.

         El sonido de la llamada entrante llega a sus oídos. Sabe que no puede llamar a su padre, porque el nunca cogería el teléfono para contestarle. Pero en cambio su madre, que está pegada a las redes sociales y a las tendencias del público, siempre le contesta.

         —Dime, cariño.

         —A qué hora estarían aterrizando por aquí.

         —Como dentro de una hora y media.

         —Okey—responde de forma automática.

         Pero justo cuando está dispuesta a colgar la llamada, su madre se lo impide:

         —Espera Koemi. Antes de que me cortes quiero pedirte que hagas una reservación en un restaurante. Tu padre no ha comido nada desde que se levantó, y ya sabes que se pone de mal humor cuando no come nada.

          No. No lo sabía. Pero tampoco quiere descubrir cómo se ve enojado. Si cuando está relajado se ve intimidante, no quiere ni imaginar cuando este enojado.

         Al terminar la llamada, hace lo que ha pedido su madre. Reserva una mesa en un restaurante de cuatro estrellas. Últimamente ese restaurante está dando de hablar en las publicaciones, pues se ha visto a muchos artistas frecuentar ese lugar.

         A las 9:45 esta saliendo de su departamento. Y a las 10:10 ya está en el aeropuerto. Ha llegado con 20 minutos de anticipación.

         A las 10:23 recibe una llamada de Suho. Al parecer el susodicho recién a caído en cuenta que ella no está en la institución educativa.

         —Ya te he dicho que no he querido faltar a la escuela por flojera. Mis padres están viniendo a verificar como estoy. Así que ahora estoy en el aeropuerto.

         Más te vale, Koemisoltó amenazante.

         —Agh. Maldito incrédulo.

         —¡Lengu-

         No le ha terminado de escuchar, pues a cortado la llamada. Esta ansiosa, pero también triste. Esta a unos minutos de ver a sus padres. Y por otro lado, se está dando cuenta que Suho cada vez se está alejando más de ella.

         Sin embargo, por su cabeza ya no pasa Suho. Pues a una distancia de ella, los pasajeros se encuentran caminando hacia la salida. Entre esa multitud se distingue claramente a sus padres.

         Su madre está con un hermosisimo vestido blanco ceñido a su esbelto cuerpo. En su cabeza lleva unas gafas de sol que sostiene a los mechones de que le tapen la vista.

         Al lado de su madre, se encuentra un hombre de porte serio. Está vestido con un finísimo terno de color negro. No trae corbata y tiene dos botones desabrochados.

         Son un ejemplo de la frase: Cuando envejezca, quiero verme así.

         —Kim Koemi—nombra su padre con aquella voz seria y gruesa que sale de su garganta—. Espero que mi sucesora se haya portado bien.

         Va a ser un largo y cansado día para la pelinegra.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

┎─────«❀»─────┒
¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚

¡HAN APARECIDOS LOS SUEGROS DE SEOJUN!

¿CREEN QUE LLEGUE A CONOCERLOS?

¿QUÉ CREEN DE SUHO? SE ESTA DISTANCIANDO DEMASIADO :(

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ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A Mikyong_lee

GRACIAS POR COMENTAR Y VOTAR EN MI HISTORIA, BELLA ♡

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● Kriss-sama

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