019
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E S T A B I E N
L L O R A R
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↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡ Koemi suspira. Gracias a los seres divinos a podido escapar de Seojun. ¡Dios! ¡Que vergüenzas!
No volveré a tomar de aquí a un buen tiempo.
Camina por los pasillos hasta llegar a los camerinos donde Suho se encontraba cambiando.
—Te queda bien el uniforme blanco—pronuncia, exaltando al chico.
—No creí que llegarías tan rápido—susurra el chico, revisando que hace solo cinco minutos le había enviado la dirección de su paradero.
—Estuve cerca—se encogió de hombros la pelinegra—. ¿Estás listo para dejar en ridículo al equipo contrario?
—Nací listo.
—Si... definitivamente ese es el Suho que más me agrada.
El pelinegro suelta una risita. Ambos salen de los vestidores para dirigirse a la cancha de básquetbol donde se llevaría acabo el campeonato.
—Suerte, y pateales el trasero—alienta Koemi.
El par de amigos se dividen; uno yendo al lugar donde los jugadores calentaban; y la otra, a los asientos de los espectadores.
Cuando el partido empieza, Koemi empieza a exclamar a favor de su mejor amigo. Aunque cuando la mirada de Seojun estaba sobre ella, se callaba abruptamente y no podiendo controlar el sonrojo de vergüenza que se instalaba en su rostro.
Al final del partido, lo terminaron ganando el equipo en donde de encontraba Suho.
—¡Ese es mi mejor amigo!—gritó orgullosa.
Sin embargo, la sonrisa que mostraba en ese momento se fue opacando al ver la llamada entrante de un número desconocido.
Reteniendo la respiración contesto la llamada. No dijo nada y dejó que la persona que se encontraba al otro lado hablara primero.
—¿Koemi?—se escuchó la voz de Hyunsu. La pelinegra soltó un suspiro enojada y antes de que volviera a hablar cortó la llamada—Tienes-
Guardó su celular malhumorada y dolida para salir de la cancha del básquet antes de bloquear el número, sin saber que dos personas tenían la mirada puesta en ella.
Seojun la mirada sin ninguna expresión en su rostro. El recuerdo de la última vez que Koemi le dirigió la palabra pasó por su mente.
—¡Hazme olvidar! Ayúdame a olvidarlo...
Tal vez usaría ese pretexto para acercarse hacia aquella chica que tenía el corazón partido.
Por otro lado, Suho apretó los puños con furia. Sabía que su mejor amiga estaba sufriendo a pesar de que no se encontraba llorando. Y planeando una venganza para Hyunsu salió de la cancha de baloncesto para ir a buscar a Koemi.
Mientras tanto Koemi entraba al baño de chica para encerrarse en el cubículo. Su respiración era agitada y las ganas de llorar la atacaban. En un intento de calmarse, mordió su muñeca deseando no tener sentimientos nunca más.
Su celular vibró en su bolsillo haciendo que sus dientes de separen de la ahora rojiza piel.
Deslizó su dedo por la pantalla para desbloquear el aparato y así ver el mensaje que Suho le había mandado, pidiendo saber dónde era su ubicación.
Mandó el mensaje donde decía donde se encontraba, pues sabía que Suho podía llegar a preocuparse demasiado.
Soltó un suspiro y salió del cubículo para lavarse la cara y refrescarse un poco.
El baño de chicas no estaba vacío, pues al lado de ella se encontraba dos chicas más arreglando su maquillaje.
Sin más que hacer, decidió salir del lugar, hallando afuera de este a Suho esperándola.
—Felicidades por ganar el partido—dijo mientras encondia con su manga la herida de la mordedura en su muñeca.
—Tuve una chica especial que me estuvo haciendo barras.
—Jukyung—habló segura.
—No tonta, tú.
Koemi río y comenzó a caminar—No digas eso que me haces sonrojar—bromeó.
Caminaron bajo la luz de la luna el par de amigos. A pesar de que Koemi quería ir a su casa, Suho no la dejaba. Sabía que su amiga quería ir a su departamento y encerrarse allí para que los pensamientos tormentosos la atacarán para que no vuelva a caer en las redes de Hyunsu.
Sin embargo, el sonido de una melodía reconocida llegó a ellos.
La pelinegra miró a su acompañante sabiendo que ese tema le pertenecía al difunto Jeong Seyeon.
Por otro lado Suho se había quedado quieto, escuchando la melodía. Sin saber su mente le jugó una mala pasada al recordar el día en que perdió a su fiel amigo. Sintiendo las pequeñas lágrimas juntarse en sus ojos y la falta de aire, buscó la mano de Koemi.
—Hey, Suho—la pelinegra paso el brazo de su amigo por sus hombros al ver que este se encogía lentamente—. Vayamos a casa, ¿Okey?—habló preocupada.
—No...
—Pero Suho-
—El edificio... donde-
—Shhh shhh, está bien iremos allí, pero trata de tranquilizarme, ¿Okey?—el pelinegro asintió, mientras era guiado por la pelinegra hacia un taxi. ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫
↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡ —A él no le gustaría que estuvieras así, Suho—murmuró mientras ambos veían las estrellas sentados en el suelo.
Los ojos del chico se encontraban hinchados y rojizos, haciendo saber que minutos antes había estado llorando.
—Lo sé...—susurró—, pero es inevitable sentir culpa cuando pienso en él.
Minutos antes Suho no había podido más y había roto en llanto. Como siempre, Koemi lo consoló hasta que los sollozos y lágrimas pararan en el chico. Algo que hacían hace meses.
Su relación era envidiable ante cualquier persona, pues ambos se ayudaban con sus traumas. Pero... ¿Así sería siempre?
El sonido de la puerta de la azotea hizo que ambos se girarán hacia esa dirección. Para dejar ver que casi frente a ellos se encontraba Jukyung.
—Ustedes fueron los que evitaron que saltara—murmuró la castaña lo suficientemente fuerte para que el par de amigos escuché.
Koemi pudo observar como Suho admiraba a Jukyung en silencio, así que sin más se puso de pie y limpió su pantalón.
—Me iré a mi casa—avisó.
—Te acompañaré—soltó Suho, más Koemi lo detuvo antes de que se parara.
—Ella vino aquí—señaló con la cabeza a la castaña—. Supongo que tendrá muchas preguntas, así que habla con ella. No estoy con cabeza para lidear con sus cuestiones. Claro... además que no quiero ser el mal tercio.
—Koemi...—susurró Suho.
—No te preocupes, llegaré bien a mí departamento.
Así que sin más salió de la azotea, rumbo a su hogar. Sin embargo, por el camino hacia su casa se encontró con el intento de gánster que al verla la empezó a seguir.
—¿Me estás acosando?—preguntó sonrojada.
—No, te estoy acompañando a tu casa—respondió con simpleza.
—No es necesario, puedo caminar sola.
El azabache rio ante el malhumor de la chica—Me sorprende el hecho de que todavía no me hayas llamado imbécil.
—Eso insulto se lo ha gano alguien más—susurró para ella, pero el chico a su costado había llegado a escuchar.
—Por cierto—Seojun intento cambiar el tema—, gracias por ayudar a mi hermana cuando esas chicas la intimidaron.
—Te lo contó—observó de reojo a su acompañante—. La ayude solo porque me pareció correcto.
—¿La hubieras ayudado si hubieras sabido que yo soy su hermano?
—Igual la hubiera ayudado. Con quién tengo problemas es contigo, no con ella.
El motociclista sonrió—A propósito, sobre lo que dijiste ayer-
—Olvida lo que dije, estaba borracha.
—Puedo ayudarte a olvidarlo—ella negó con la cabeza—. Puedo curar tu corazón—sonrió con la soberbia característica de él.
—No necesito que reparen mi corazón—soltó segura.
—El sonrojo que tienes en el rostro no dice lo mismo.
—¡Es un sonrojo de vergüenza, ¿Okey?!—exclamó.
—Ajá.
La pelinegra soltó un pequeño chillido al ver la estúpida sonrisa que portaba Seojun. Más al voltear la cuadra su rostro cambio a uno totalmente serio al ver quién era el que lo estaba esperando en la entrada del edificio.
—¿Kim Koemi?—cuestionó confundido el azabache al ver el cambio de humor de la chica. Él dirigió su vista hacia donde miraba la pelinegra para hallar a un chico alto fuera del edificio donde supuso que era donde vivía Koemi.
La pelinegra se acercó furiosa hacia Hyunsu, quién había tenido el descaro de pararse en frente de su vivienda. Cerca de ella la siguió Seojun, uniendo cabos sueltos para dar con la conclusión que aquel chico era quien había lastimado a Koemi.
—Princesa—el chico se mostró feliz al verla, pero su expresión cambio al ver a un chico desconozco—¿Quién es él?
—¡Qué te importa!—exclamó antes de mandar un puño al cachete de Hyunsu—¡Lárgate!
Seojun se sorprendió al ver como el tipo retrocedía unos cuantos pasos por el golpe, casi hasta el punto de caer.
—Princesa, tienes que escucharme.
—¡No me llames princesa! ¡No lo voy a ser nunca más!
—Prin- Koemi, cálmate por favor—intentó acercarse hacia ella, pero Seojun se interpuso entre él y la pelinegra para que no se acercara más.
—¿Qué pensaste que pasaría?—soltó un risa vacía—¿Qué pensaste que pasaría después de volverte a ver cómo te besabas con Sunhee? ¡Eres un maldito imbécil!
—Koemi, ella nos tendió una tram-
—¡No quería oírte más! Mis oídos ya están casados de oír tanta mierda de ti. Lárgate—susurró mientras sentía como algo ejercía presión en su garganta impidiéndole hablar claramente.
—Koemi...
—¡Quiero que te vayas!—exclamó—... No quiero volver a verte nunca más en mi vida—sorbió su nariz—. Para mi estás muerto, imbécil—y sin más se metió al edificio.
—Ya la escuchaste—soltó Seojun antes de seguir a Koemi.
Hyunsu cayó de rodillas al saber que ahora ya no podía hacer nada para recuperar a Koemi. Tocó su mejilla sintiendo como está ardía ante el golpe de la chica, de la chica que alguna vez fue suya.
Mientras tanto Seojun encontraba a Koemi haciendo una cosa horrible. La pelinegra se encontraba en el pasillo sentada en cuclillas mordiéndose la muñeca.
Rápidamente se acercó hacia ella y la levantó para luego obligarla a que deje de morderse.
—¡Pero qué te pasa!—la zarandeo al ver la mirada perdida de la chica.
—Tal vez mi único error fue conocerte—susurró. Seojun sabía que aquellas palabras eran para el chico desconocido que habían dejado atrás—. Ya no quiero sentir—tocó su pecho arrugando la blusa que llevaba.
—¿¡Dejar de sentir!? ¿¡Acaso estás loca!?—preguntó mientras que, sin darse cuenta, apretaba los hombros de Koemi—¡Está bien sentir! ¡Está bien llorar!
La pelinegra negó, sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus luceros. No quería llorar. No quería llorar por alguien que no merecía sus lágrimas.
Pero el hecho de que Seojun la abrace no ayudaba en su retención de lágrimas. Y cuando pudo sentir las caricias que este le proporcionaba a su cabello, se permitió llorar.
No se aferró a él, pero pudo soltar las lágrimas qué con tanto esfuerzo había estado reteniendo todo el día.
Después de unos minutos se separó de él y limpió sus lágrimas. Se despidió de Seojun y trató de entrar al elevador; sin embargo, el azabache la detuvo de la muñeca.
—No lo vuelvas hacer—le dijo mientras observaba que había tres marcas de mordedura en su muñeca.
Koemi salió de su agarre con delicadeza—No se lo digas a Suho.
Suspiró y entró al elevador para apretar el botón que la llevaba al piso donde se encontraba su departamento. Dejando abajo a Seojun con una leve preocupación.
La pelinegra saco sus llaves al ver que el elevador ya abría sus puertas. Abrió la puerta y camino directo a su habitación. Se tumbó en la cama y se acomodó allí.
—Rompiste mis corazón solo por diversión—susurró en la penumbra del cuarto—... dos veces.
Quiso llevar su muñeca nuevamente a su boca, pero se detuvo al recordar las palabras del azabache.
—¡Está bien sentir! ¡Está bien llorar!
—Tal vez tengas razón—volvió a susurrar, sintiendo como sus ojos se volvían a llenar de lágrimas—, pero solo por esta vez. ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫
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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚
¿QUÉ LES PARECIÓ EL HECHO DE QUE SEOJUN SE ACERCARA A KOEMI?
¿QUÉ PIENSAS DE LAS AUTOLESIONES QUE SE HACE KOEMI?
POR CIERTO, PERDÓN POR NO ESTAR TAN ACTIVA EN ESTE FANFIC :(
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ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A CamCoffe
GRACIAS POR COMENTAR Y VOTAR EN MI HISTORIA, LINDA ❤
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