017

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A Y Ú D A M E    A
O L V I D A R L O
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        ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Hyunsu salió de casa esa tarde para encontrarse con Sunhee. La castaña después de mucho tiempo la había llamado desesperada diciendo que su madre estaba empeorando y no sabía qué hacer, que no sabía a quien ocurrir a parte de él.

         Él, todo ingenuo y de buen corazón, aceptó reunirse con ella. Sin saber que aquello terminaría partiéndole el corazón de Koemi nuevamente.

         Llegó al parque unos cinco minutos antes de lo que había acordado con Sunhee. Miró por todo el lugar en busca de la castaña, mas no la encontró. En su lugar hacia una pareja caminando por el parque, una familia jugando con sus hijos y —mucho más lejos— una chica que a su parecer de encontraba llorando, pues tenía sus manos temblorosas en su rostro.

         Espero ahí hasta que vio venir a Sunhee corriendo hacia él, con el rostro angustiado y con lágrimas cayendo por sus mejillas.

         Él la miró preocupado, y lo único que atino a hacer fue abrir sus brazos para que pueda consolarla.

         —Sunhee, tranquila—murmuró el chico mientras acariciaba suavemente el cabello castaña de la que alguna vez fue su amiga.

         Sunhee seguía sollozando en el pecho del chico, aunque una que otra sonrisa se instaló en su rostro. Y es que había visto antes de correr hacia Hyunsu a Koemi sentada en una banca, un poco lejos de ellos, pero que le permitiría ver adecuadamente.

         Y sin darle explicaciones a Hyunsu, levantó su rostro y beso los suaves labios del chico sin su consentimiento.

         Él abrió los ojos a más no poder y se separó de ella en un segundo, tocándose los labios sin saber que decir.

         —Realmente eres muy ingenuo Hyunsu—soltó la castaña al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas falsas.

         —¿Qué? Pero tu mamá-

         —Mi mamá está bien. A pesar de todo sigues siendo un chico bueno al cual puede controlar con perfección—soltó una pequeña risa.

         —Qué has hecho—preguntó preocupado, sabiendo que las intenciones de Sunhee nunca eran buenas.

         —Mmm tal vez deberías preguntarle a Koemi—dijo haciendo que el pelinegro se tense—. Ha estado aquí, aunque al parecer ya se fue. ¿Qué crees que piense ahora de ti?

         Hyunsu retrocedió tres pasos y salió corriendo hacia el departamento de Koemi a toda prisa.

         —Nunca debí de atender la llamada de Sunhee. ¡Fuí un estúpido!—exclamó mientras sentía las lágrimas calientes descender.

         Cuando llegó al departamento tocó la puerta con desespero; sin embargo, nadie abrió. Se derrumbó de espaldas en la puerta y sollozó. No era justo lo que estaba pasando. Él realmente amaba a Koemi con todo su corazón. Todos sus sentimientos solo le pertenecían a ella.

         Sacó su celular y la llamó; no obstante, Koemi nunca respondió.

         Salió del edificio al ver que la pelinegra no se encontraba allí, pero siguió llamando a su celular. Y al ver que Koemi no contestaría sus llamadas, decidió dejarle un mensaje de voz.

         —Princesa—sollozó—, no creas nada de lo que has visto. Sunhee lo tenía planeado todo. Por favor, no dejes que otra vez nos separe... por favor.

         Lamentablemente otra historia que es triste y verdadera.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Seojun caminaba por las calles aquella noche. Algo en él le había dicho que saliera a caminar esa noche estrellada. No sabía el porqué pero le hizo caso a esa necesidad de caminar.

         Con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón se paró al ver que a unos metros de él se encontraba Koemi caminando con la cabeza gacha. Tuvo que acercarse a ella al ver que dos hombres caminaban detrás de la chica, y a su parecer no se miraban que tenían buenas intenciones.

         —Kim Koemi—la movió, llevándola a otro lado baja la mirada atenta de los varones que perseguía a la chica. Ambos sujetos al ver a su presa con compañía, se alejaron sin levantar sospechas.

          Koemi no levantó la mirada y solo se dedicó a sollozar más. Ni siquiera se dio cuenta que tenía al frente suyo a Seojun y ni que había corrido el peligro de ser abusada.

         —¿Has tomado?—cuestionó el chico al captar el olor de licor salir de la chica—¿Koemi, estás llorando?

         La pelinegra se cargó a él y recargo su cabeza en el hombro del chico, y luego pasó sus brazos por el dorso de su acompañante, poniéndolo tenso.

         —Por favor...—sollozó—por favor... aún lo amo de verdad...—dijo con dolor—¡Ya no quiero amarlo más!

         —Koemi...—soltó Seojun con lástima, acercándola a él al escuchar el tono sufrido con el que había hablado.

         —Ya no quiero estar sufriendo. Me duele... ¡Hazme olvidar!—dijo tocando su corazón.

         —¿Qué cosa?

         —Ayúdame a olvidarlo.

         —A quién.

         —Te pido que me ayudes a olvidarlo—pidió con súplica y sin mencionar el nombre del chico que la lastimó.

         Seojun miró a los lados, tenían que caminar hacia la calle principal para coger un taxi. Así que sin más pasó un brazo de la chica alrededor de su cuello y sujetó su cintura para ayudarla a caminar.

         —¿Dónde queda tu casa?

         Koemi negó—Quiero ir a tu casa...—Seojun paró de golpe al escucharla, ¿Había oído bien?—Suho.

         Entonces el motociclista captó que ella pensaba que era Suho. Era por eso que se había acercado a él con tanta confianza para abrazarlo.

         —Bien, te llevaré ahí.

         Seojun hizo parar un taxi y hizo subir a Koemi primero. Él le dijo la dirección al taxista y volteó su rostro a su costado para observar el perfil demacrado de la chica.

         Tenía los ojos hinchados, tal vez de tanto llorar, al igual que sus labios, los cuales se encontraban rojizos. Y ni hablar de las ojeras que se encontraban debajo de sus ojos ¿Será que está llorando por el desgraciado de Suho? No, imposible. Sino no estaría pidiéndole que la llevara a su casa. Entonces... ¿Había otro chico?

         El sonido de llamada hizo que Seojun saliera de sus pensamientos. Volteó nuevamente hacia Koemi y le cuestionó el porqué no contestaba el celular.

         —Es él—susurró dolida—. Ya no quiero saber de él por el resto de mi vida.

         Seojun no dijo nada más. Y es que no sabía cómo reaccionar. No sabía que decir o que hacer en una situación así. Nunca había a Koemi con el semblante triste y dejando ver su lado más vulnerable. Sin duda alguna, aquella chica escondía muchas cosas para que las demás personas no lo vieran.

         —Ya vamos a llegar—murmuró, recibiendo por parte de ella un asentimiento de cabeza.

         Antes de salir del taxi, el chico de argollas le mando un mensaje a Suho pidiendo que saliera de su casa.

         Suho extrañado recibió el mensaje. Se puso las zapatillas y salió en busca de chico que alguna vez llamo mejor amigo.

         Al ya estar afuera se encontró con Seojun ayudando a Koemi a caminar. Rápidamente corrió hacia ellos y en tan pocos segundo ya había arrebatado a Koemi de los brazos de Seojun.

         —¡Qué le has hecho!—vociferó molesto hacia el motociclista.

         —¡No he hecho nada!... Ya la había encontrado así.

         Suho observó el rostro de su mejor amiga, limpiando las lágrimas silenciosas que votaba.

         Se alejó de Seojun y la sentó en las gradas que se utilizaba para entrar al edificio de departamentos. Y nuevamente se acercó hacia el motociclista.

         —Aléjate de ella—ordenó—. No voy a permitir que la dañes solo porque tienes rencor hacia mí. Aléjate de Koemi, Seojun. Te lo estoy advirtiendo.

         El azabache rio sarcásticamente mirando hacia otro lado—Aquí el único que va a lastimar a Koemi vas a ser tú. Y eso lo sabes muy bien.

         Suho volteó hacia Koemi. ¿La lastimará? No quiere hacerlo, pero de alguna manera siempre termina lastimando a quienes de verdad ama.

         —Y a quien deberías de alejar de Koemi—volvió hablar Seojun—es al imbécil que provocó esas lágrimas.

         Suho no dijo nada. Sabía lo que tenía que hacer primero, y eso era consolar a Koemi, ya luego se encargaría de darle una paliza a Hyunsu o tal vez cuando piense con la cabeza fría encontraría la manera de alejar a esa escoria de Koemi.

         Se dio la vuelta dándole la espalda a Seojun y camino hacia Koemi para meterla a su departamento. Entre sollozos la chica caminó junto a su mejor amigo.

         —Tenías razón—dijo la pelinegra cuando entraron al cuarto donde ella solía dormir cuando se quedaba en la casa del chico—. Debí hacerte caso y no a este estúpido corazón.

         —Koemi, tranquila. Tú no sabías lo que iba a pasar. No te culpes por cosas que hicieron terceras personas que verdaderamente si tienen la culpa.

         Kim se sentó en la cama con la ayuda de Suho y pronunció: —Claro que lo sabía. Algo en mí me decía que no podía ser feliz. No... algo en mí me dice que nunca voy a ser feliz.

         —No digas eso.

         —¡No! ¡Claro que si! ¡Mi vida es una mierda, Suho!—sollozó—Soy... soy la segunda opción de todos.

         —¡No!—replicó Lee mientras se arrodillaba ante ella y sujetaba sus manos—Tú eres mi primera opción.

         —Eso cambiará, Suho. Y tú lo sabes muy bien. Alguien mejor que yo llegará a tu vida, y está bien, no me voy a enojar contigo. Pero por favor... permíteme mantenerme a tu lado. Ya no quiero ver cómo la gente que quiero se va de mi vida. No quiero que tú te vayas de mi vida, por favor.

         Suho se paró del suelo y se sentó al lado de Koemi. La abrazó con fuerza y se dejaron caer sobre la cama—No me iré de tu vida, lo prometo.

         El pelinegro soltó también algunas lágrimas al verla tan rota. Nunca la había visto así, ni siquiera cuando le relató su vida por primera vez.

         Koemi siempre había sido la segundo opción. Para las niñeras la primera opción era su familia, luego Koemi; para sus padres, el dinero; y para Hyunsu, la popularidad.

         Él sabía que Koemi tenía muchas inseguridades a causa de la falta de cariño y amor que le faltó en la infancia y en la adolescencia. Y él lo único que quería era verla feliz; sin embargo, él sabía que sus pensamientos no la dejaban ser.

         —Ya no quiero sentir esto. Suho... ya no quiero sentir el amor, ya no quiero sentir el cariño. ¡Ya no quiero sentir nada!

         —Koemi...

         —¡El amor es una mierda! ¡El cariño también lo es!... Mi vida es una mierda.

         —Koemi no digas eso.

         —Tengo miedo, Suho. Miedo a ser una persona que no pueda transmitir amor ni recibirlo. Tengo miedo de rendirme en este camino que se hace llamar vida.

         El chico negó llorando mientras abrazaba con más fuerza a la pelinegra. No quería perder a Koemi cómo llego a perder a Seyeon. Porque lo último que había dicho Koemi era que tenía miedo a que sus pensamientos ganen y termine acabando con su vida.

         —Estaremos bien, Koemi—le dijo, aunque aquella frase era más para él que para ella—. Estaremos bien...    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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¿LES GUSTO?

ESPERO QUE ENTIENDAN QUE LA UNICA MALA EN ESTA HISTORIA ES SUNHEE

KOEMI ESTÁ DESTROZADA, ¿CREEN QUE SEOJUN PUEDA AYUDAR A CURAR ESO?

YO SOLO DIGO QUE SERÁ UN PROCESO DIFÍCIL

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ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A AliciaRdz13

GRACIAS POR COMENTAR Y VOTAR EN MI HISTORIA, CARIÑO ❤

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© Kriss-sama

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