007

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S E N T I R S E
T R I S T E
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         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Aquella mañana, cuando se ha despertado, se ha sentido vacía, como si le hubieran quitado la felicidad a cucharadas.

          Suho entró a la habitación de Koemi con la intención de despertarla, pero grata fue su sorpresa al ya encontrarla bien arreglada para ir al instituto.

         Para Lee aquello fue una señal de alerta. Kim no era de aquellas chicas que se levantarán temprano, ni aquellas que le agradaran el estudio. Y cuando solía estar demasiado consentrada en algo era porque su mente la estaba poniendo en contra.

         —¿Pesadillas?

         —Hubiera deseado que fueran pesadillas—murmuró mientras salía de su habitación para ir a preparar el desayuno, siendo seguida de cerca por Suho.

         —¿Qué soñaste?—preguntó preocupado.

         Puedo ver cómo Koemi apretaba sus labios en una fina línea, también observó cómo cerraba sus puños con fuerzas, dejando de lado los huevos que iba a freír.

         —Soñé una bonita historia de amor con él. Donde Hyunsu nunca me engañaba. Donde tenía a mis padres cerca. Donde todo era bonito y color de rosa—sus ojos empezaron a cristalizarse, pero parpadeó rápidamente para que volvieran a su estado natural—. Ese sueño lúcido ha sido el más hermoso que he tenido, pero solo es un sueño... ahora estoy aquí.

         Koemi sabía que para encontrarse debía de aceptar que hay cosas que no puedan ser ya, a pesar de lo tanto que desee.

         Ella trae dentro todos los problemas de su vida, está tan aturdida que no sabe dividir las tristezas que vienen cuando su maltratado corazón se pone a llorar.

         —Odio que con tan solo una pequeña muestra de amor caiga a los pies de personas que tengan malas intenciones. Odio el hecho de depender de alguien sentimentalmente. ¡Odio el hecho de nunca haber recibido verdadero amor en toda mi maldita vida!

         —Koemi...

         —¿Por qué las personas que se hacen llamar nuestros padres son las que más nos hacen daño? ¿Por qué son ellos los que siembran los traumas? ¿Por qué? ¡¿Por que ellos!?

         Suho jaló a Koemi delicadamente hacia su cuerpo, rodeandola y dándole suaves caricias en la cabeza que la hacían tranquilizar.

         —No sé porqué nuestros padres nos hicieron daño, no sé porque siendo tan jóvenes tenemos que pasar por cosas como estas. Pero lo que si sé, es que estaré para ti, y se que tú también lo estarás para mí. ¿Te acuerdas lo que me dijiste cuando te enteraste de mis pesadillas?

         La chica asintió, recordando aquel momento donde entre lágrimas trató de ser lo suficientemente fuerte para tratar de consolar sus dos corazones.

         —Brillemos como el sol—murmuraron ambos. Sin embargo, Koemi siguió: —Pero hoy día no quiero brillar.

         —El sol nunca deja de brillar.

         —Entonces deja que la luna me esconda por un tiempo hasta que tenga las fuerzas para brillar.

         El pelinegro la miró preocupado, pero aún así asintió ante la petición de su amiga.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Durante las clases Koemi se sintió ausente, como si estuviera en otro mundo, uno donde sus pensamientos y deseos gritaban por ser atendidos.

         Suho no se apartó de ella a pesar de que ambos no hablaban. Los que pasaban junto a ellos murmuraban lo seria que se encontraba la pareja de amigos —pues regularmente Koemi solía hacer travesuras para que luego Suho llegará a regañarla—.

         Los rumores de que se habían peleado no tardaron en esparcirse hasta llegar a oídos de Seojun, que interesado miró al dúo de pelinegros.

         —Así que se encuentran distantes. Puedo aprevechar eso.

         Por otra lado Koemi veía las flores rosas que adornaban el patio de la institución. Son rosas de china, aquellas plantas que le encantaban a Hyunsu. Lo sabía porque una vez se lo dijo cuando por casualidad una de ella se le había caído en la cabeza.

         Hoy se ha acordado por lo menos unas 50 veces de él. En la ducha, en los cómic que ha leído durante el intercambio de profesor, en las canciones...

         Pero lo que más recuerda es aquella punzada que sentió su corazón cuando de repente se enteró de aquella traición tan inclemente.

         Su alma también fue seriamente dañada y está muy afectada, sufre también amargamente, porque ella sintió el dolor de la profunda apuñalada.

         Por qué tengo que recordar ese maldito momento.

         Koemi ignoraba a Suho; quién se encuentra leyendo algún cómic de terror a su lado, sentado en la banca; mientras ella simplemente trata de prestar atención a la vegetación de la escuela.

         Fue un gran error el pensar que me amaste.

         —Volvamos a clase, Koemi—ella solo soltó un sonido afirmativo.

        Mientras Koemi miraba las rayas del suelo, tratando de no pisarlas, a unos metros de ella se encontraba Jukyung con la cara llena de torta y con un montón de estudiantes a su alrededor.

         La castaña levantó su mirada al escuchar los susurros de los estudiantes al divisar el nombre de la castaña. Volteó a su costado dándose cuenta que Suho ya no se encontraba a su lado.

         Y soltó un suspiro al ver que su amigo ayudaba a aquella chica miedosa. Caminó hacia el montón de estudiantes y se paró frente a ellos impidiendo que sigan a su amigo.

         —Vayan a sus salones—dejo escuchar aquella voz fría que intimidaba hasta el más valiente—. Si no van a ayudar será mejor que se larguen.

         Y siguió su camino, chocando hombros en el proceso con Seojun, quién la reconoció de inmediato.

         —¡Yah, no vas a pedir disculpas!—gritó el azabache haciendo detener el paso de Koemi y llamando la atención de los demás estudiantes.

         —¿Por qué tendría que hacerlo?—volteó a su dirección.

        Si, aquella cara seria y sin una pizca de emociones era con la que se había presentado el primer día de clases. Aquellos ojos fríos y calculadores era con los que había chocado por primera vez y ahora los volvía a ver.

         —Es de mala educación empujar a un compañero.

         —Si, pero también es de mala educación venir así, de mal vestido, a la institución a la que asistes. Pero a ti eso no te importa, ¿Verdad? Entonces a mi tampoco me importa el hecho de que haya chocado contigo.

         Seojun se quedó callado, pero no evitó que sus ojos no hablaran por si solos, pues estos claramente mostraban que aquello le había molestado.

         Koemi dio por terminada la conversación y se giró nuevamente para retomar su camino hacia el aula, donde esperaría a Suho.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Koemi se hallaba caminando hacia su departamento. Suho no quiso dejarla ir sola, pero a tanta insistencia de la chica no pudo decir que no al último.

         La pelinegra siente que el cualquier momento puede largarse a llorar. No está teniendo control de sus sentimientos, más bien, cree que nunca tuvo control de ellos. Pero hoy día siente que cada cosa le pesa.

         Dobla la esquina y entra a una tienda de chocolates. A ella no le agrada mucho el sabor de estos, especialmente los que son dulces, pero tiene que comer algunos para tener un poco de energía. Lo lleva haciendo desde la ruptura.

         Cuando sale, ve que el sol ya se está escondiendo, por lo que decide caminar más rápido hacia su departamento. Camina de largo, ignorando a aquellos chicos que se acercan a ella para pedirle su número.

         El sonido de su celular hace que detenga su caminata. Saca el objeto pensando que quien la llamaba era Suho para saber si ya había llegado a casa. Pero el nombre del contacto hace que se quede paralizada por unos segundos.

         —Hey, cariño—se deja oír la voz suave de una mujer, en el fondo de puede escuchar una canción que no conoce y una que otras voces.

         —Qué desea, madre.

         Park Heeyeon es esposa de Kim Jicheol y madre de Kim Koemi. Una mujer elegante y risueña, al menos eso era lo que mostraba a las personas externas a su vida personal. Pero cuando Park Heeyeon esta con algún familiar deja ver su verdadera personalidad, por lo que Koemi supuso que se encontraba con alguien a su lado para que le hablara de forma dulce.

         —Queria informate que ayer, con tu padre, llegamos a Corea.

         Koemi empieza a avanzar al ver como las demás personas la están empezando a mirar—Bien.

         —Oh, y cariño, también quería informarte que mañana pasaré a visitarte.

         Aquello hace que el cuerpo de la adolescente se tense. Para qué su madre quiere visitarla. No la ha visto desde hace más de medio año, por qué ahora quiere verla.

         —Claro, me tengo que ir—y corta la llamada, no dando oportunidad a que su progenitora se despida.

         Trata de no pensar mucho en su madre, pero aquello le ha dejado curiosa. Solo le falta una cuadra para llegar a su departamento y ha decidido dormir lo que queda del día.

         Cuando pone un pie en el edificio, una voz la detiene: —¡Cariño! ¡Koemi!

         Siente que está soñando, aquella voz ronca pero dulce la está llamando. Aquella voz que ha extrañado y a odiado durante el día.

         Siente como la detienen por el brazo cuando quiere terminar por ingresar al edificio. El agarre es tan suave que tiene en claro que puede safarse de él rápidamente, pero no lo hace.

         El aroma del perfume que una vez le regaló llega a sus fosas nasales. Esta cerca de ella, puede sentirlo. No tenía previsto que el llegara a aparecer a esta hora del día frente a su departamento.

         —Qué quieres, Hyunsu.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚

¿LES GUSTO EL CAPÍTULO?

¿QUÉ CREEN QUE HARÁ NUESTRO QUERIDO HYUNSU?

LO ÚNICO QUE PIDO ES QUE NO HAGA LLORAR A KOEMI

Y SI, LES VOY AL DEJAR CON LA INTRIGA

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ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A la_queen_de_Jimin

GRACIAS POR COMENTAR Y VOTAR EN MI HISTORIA LINDA ❤

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© Kriss-sama

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