╭══════•>✾<•══════╮
C U M P L E A Ñ O S

N U M E R O    1 8
╰══════•>✾<•══════╯

       ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   —Nos volvemos a encontrar—dijo Suho hacia la chica de lentes ni bien entró a la tienda de cómic junto a Koemi.

         La pelinegra observó los libros no queriendo vivir un drama nuevamente. ¿Qué leeria el día de hoy? Tal vez un cómic para adultos. Solo tenía que ser lo suficientemente astuta para que Suho no la atrapará como lo hizo la anterior vez.

         —¡Yah! ¡Qué haces leyendo esas-esas cosas!—exclamó el pelinegro al ver el cómic degenerado que había cogido Koemi.

         —Shhh no grites, el encargado vendrá y me echará si me ve leyendo esto.

         —¡No es necesario que venga él!—Suho agarró el cómic, poniéndolo en su sitio, para después jalar del brazo de su amiga para salir de la tienda.

         —¡Yah! ¡Por qué nos vamos! ¡Estaba en la parte más interesante, Lee Suho!

         —¡Cállate pervertida!

         —¡A quién llamas pervertida, perdedor!

         Cuando encontró el cómic perfecto para leer, volvió junto a Suho encontrándose con él y la chica de coleta en el piso.

         —¿Donde estás las cámaras escondidas? ¿Están filmando ahora mismo?—habló con sarcasmo Koemi mientras miraba por todos lados—Yah, tontos, parense que ensucian el piso.

         —Ella cayó encima mío—se excusó rápidamente su amigo—. Se le está volviendo un hábito.

         —Ajá, dime otro chiste más.

         —¡Te estoy diciendo la verdad, Koemi!

         —Si, si, como sea—movió el libro en el aire, indicando que iría a leer; no obstante, Suho la detuvo al ver la portada del cómic.

         —¡Yah! ¡Otra vez con eso!

         —¡Devuélvemelo! ¡Quiero leer ese!—se quejó la pelinegra al ya no sentir el libro en sus manos.

         La chica de anteojos miró en silencio la pequeña discusión que se estaba formando en aquel dúo de amigos. Sin hacer silencio trató de escapar, sin embargo falló.

         —¡Tú no te muevas!—exclamó Suho al ver las intenciones de la castaña, para después, volver a su discusión—¡Cuántas veces te he dicho que dejes de leer esto!

         —¡No lo sé, generalmente no te presto atención!

         —¡Kim Koemi!

         —¡Lee Suho!

         —¡Dejen de pelear!—esta vez gritó Jukyung, harta de la situación—¡Qué tiene de malo que lea...—dejó de hablar al ver la portada del cómic—Oh.

         —¿Verdad que no tiene nada de malo? Ahora suelta cómic, ¡Maldita sea, Suho!

         —¡Lenguaje!

         —¡Cállate, no eres el trasero de América para copiar sus líneas!

         —¡Yah! Basta, de-devuelvele el cómic, por favor. Si ella quiere lee-leer, que lo lea—soltó Jukyung con los colores encendidos en su rostro—. De-Dejemos de pelear.

         —Hazle caso a la chica, bruto.

         —Cállate—fue lo único que dijo Suho antes de lanzarle el cómic en la cabeza a Koemi.

         —Tsk, ¡Eso no dolió, perdedor!—soltó la pelinegra mientras hacía muecas y se sobaba la zona del golpe.

         Suho, ignorando a su amiga, se volteó hacia la castaña y le preguntó:—¿Por qué haces como si no nos conociéramos?

         Jukyung solamente abrió los ojos a más no poder. ¿Como era posible que la reconocieran?

         —Entonces, ¿Me reconocieron cuando me vieron aquí la última vez?

         —Soy bendecido con una memoria excepcional.

         —¡Ja! Ni siquiera puedes acordarte de la cronología del Universo Marvel y vienes y dices eso—se burló de su amigo mientras pasaba por su costado.

         —¿Ser capaz de reconocer es cuestión de buena memoria?—se cuestionó la castaña.

         —No, pero las condiciones en las que nos presentamos la primera vez, son difíciles de olvidar—murmuró la pelinegra lo suficientemente alto para que llegara a escuchar Jukyung.

         —Realmente lo siento—se apresuró al decir al pensar que la primera que se topó con Koemi fue cuando por accidente la golpeó con el saco de vestir de su amigo, aunque la pelinegra no se refería a eso.

         —Ademas que es obvio que eres tú—continuó Suho.

         —Imposible, esa cara y está cara son totalmente diferentes.

         Koemi bajó el cómic para ver el rostro graniento de la chica. Entre cerró los ojos y negó.

         —Eres la misma, solo que un poquito más arreglada—el pelinegro asintió ante las palabras de su amiga.

         —¿Nos equivocamos al reconocerte?—la castaña negó.

         —No no lo hacen. Solo no puedo reconocer la realidad, ¿Lo van a decir?

         Koemi chasqueo la lengua, la conversación de ambos adolescentes no la dejaban disfrutar de su hermoso cómic, así que sin más, cerró el libro y prestó más atención a la plática.

         —¿Decir qué?

         —Que soy así.

         —¿Qué eres como?

         —Ustedes me vieron, saben que soy un desastre.

         —Lo sabemos, pero estamos ocupados con nuestras vidas como divulgar las vidas de terceros—habló la pelinegra mientras verificaba la hora en su celular—. Bueno, ya me tengo que ir.

         —¿A dónde? Dijiste que la íbamos a pasar juntos.

         —Oh, ¿En serio dije eso?

         —Si, hace un mes.

         —Bueno, pues he cambiado de planes. No me sigas, quédate aquí con ella. Se cuidarme sola, no me pasará nada—dijo apresuradamente—. Quédate aquí, te voy a venir a recoger a las 7. ¡Bye!

         Cuando salió del local comprobó que su amigo no la seguida. Apresurada se dirigió a una de las tiendas más cercanas para comprar todo lo que estaba en su lista de notas.

         Era el cumpleaños número 18 de su amigo. Iba hacer una pequeña fiesta, donde los únicos invitados serían ellos dos.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

         ↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡   Ya lo tenía todo listo. Desde un montón de dulces hasta bebidas alcohólicas.

         —¿Por qué siento que algo se me olvida?

         Tenía la decoración preparada, la cual constaba de un enorme póster del Capitán América junto a pequeños póster de terror.

         Tenía la infinidad de dulces, las cuales estaba casi segura que se los comería ella.

         También no olvidemos de la pequeña torta que estaba situada en la mesa diminuta que se encontraba en el centro de la sala.

         Las bebidas alcohólicas, las cuales las conseguió ilegalmente, se encontraban en la refrigeradora.

         —¡Dios, lo tengo todo, pero siento que algo me falta!

         Justo en ese momento le llegó un mensaje de su amigo: «¿Vas a venir a recogerme o voy a tener que ir a buscarte?

         —Maldición, ¡Me olvidé del cumpleañero!

         Cogió su bolso y salió corriendo del departamento del chico. Cogió rápidamente un taxi y fue a por él.

         Cuando llegó a la tienda de cómics lo encontró afuera del establecimiento esperándola. Suho se encontraba de brazos cruzados y con el resto serio.

         —¡Realmente lo siento! ¡Pero no hay tiempo para justificaciones! ¡Come on, boy!

         Lo jaló hasta conseguir otro taxi que escontraron por casualidad—Sube y no me vengas con sermones.

         Cuando llegaron al departamento, Koemi sacó las llaves para introducir en la cerradura. Tanto Koemi como Suho tenían una copia de las llaves del departamento del otro, y lo tenían solo en caso de emergencias.

         —Okey okey, cierra los ojos y no los abras hasta que yo te diga.

         —¿Por qué? ¿Qué estás tramando?

         —¡Solo confía en mí, hombre!

         Suho chaqueo la lengua disgustado, pero aún así cerró los ojos y se dejó llevar por Koemi. Cuando la chica le dio el aviso, el abrió los ojos y observó toda la decoración con una ceja alzada.

         —¡Surprise, darling! Sé que nunca has ido a una fiesta, así que decidí hacer una pequeña fiesta de dos—el chico la miró enternecido—. Tal vez cuando los dos nos curemos de nuestros problemas nos permitamos abrir nuestro círculo social.

         Ambos adolescentes cantaron el Feliz Cumpleaños con una diminuta sonrisa en sus rostros. Comieron un poco de dulces hasta que Koemi decidió traer las bebidas.

         —¿Cómo has comprado eso?

         —Shhh un mago jamás revela sus secretos—dijo mientras se sentaba y le extendió una botella a su amigo—. ¿Sabías que en la mayor parte de Latinoamérica los chicos pueden tomar alcohol a los 18 años?

         —Pero no estamos en Latinoamérica—habló mientras cogía la bebida alcohólica y la miraba con curiosidad.

         —Si, pero aquí no hay nadie que nos pueda decir que hacer. Tu padre está lejos, los míos también. Hoy día festejemos hasta que estemos borrachos.

         —Pero igual está mal lo que hacemos.

         —Ash, ahora entiendo porque eres Team Cap. Eres un aguafiestas—soltó, y le dio un trago a su bebida.

         —Y ahora yo también entiendo porque eres Team Iron man. Eres arrogante—y bebió de la botella para no quedarse atrás y no quedar, como el insulto que le había dicho su amiga, un aguafiestas.

         —¡No soy arrogante!... Pero multimillonaria, sí—rio—. Tal vez lo único bueno que me van a dejar mis padres va a ser la herencia.

         Ambos rieron. Koemi puso música y siguieron bebiendo. ¿Cuantas botellas había comprado para la ocasión? Las necesarias.

         —Por qué estás llorando—arrastró las palabras la chica mientras se burlaba de su amigo—. Deja de llorar que solo te has tomado cinco botellitas.

         —¡Quiero a mi mamá!

         Koemi soltó una risita que pronto se fue apagando con los segundos. Se tiró al suelo junto a su amigo y miró el techo como si fuera la cosa más interesante.

         —Tú mamá estaría feliz, te estás formando como un hombrecito de principios. Claro que suelo corromperte como ahora—rio.

         —Mamá te hubiera amado si estuviera aquí.

         —O tal vez me hubiera odiado, nadie suele tomarme cariño.

         —Yo te tengo mucho cariño—Koemi sonrió tristemente ante las palabras de su amigo. Sabía que en algún momento llegaría alguien, y ella pasaría a segundo plano, o tal vez pasaría estar fuera de su vida.

         —No digas eso que me harás llorar—giró su cabeza hacia el chico, encontrándolo a escasos centímetros de su rostro.

         —Te quiero, Koemi—eso bastó para que el llanto empezará en ella.

         —No digas eso. No digas eso—dijo sollozando. Suho la consoló soltando caricias en su cabeza. Sabía que durante toda la vida de Koemi, nunca había recibido verdadero amor.

         Tal vez pasó media hora hasta que el llanto cesará.

         —Llorar en tu cumpleaños no estaba en mis planes. Iré por una cerveza más—la pelinegra se paró y fue en busca de otra botellita.

         —¡Tráeme una!

         —¡Aigoo! ¡Suho eres un borracho!—ambos rieron.

         Koemi regresó con dos bebidas alcohólicas en ambas manos, pero antes de extenderla una al chico, acercó su rostro a escasos centímetros de Suho. Con aire pensativo ladeó la cabeza.

         —¿Qué te ven las chicas? No eres lindo, y de cerca eres aún más feo.

         —¡Cállate Kim! ¡Yo soy lindo!—exclamó el pelinegro mientras le lanzaba un cojín a la pelinegra.

         Al día siguiente Suho tuvo su primera resaca y Koemi tuvo que aguantarse porque —según el chico— ella era la que lo había obligado a tomar.

         —Me voy a morir Koemi. Siento que me voy a morir. Y todo por tu culpa.    ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

┎─────«❀»─────┒
¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚

ESTO PARECE MÁS FANFIC DE SUHO QUE DE SEOJUN 😂

¿LES GUSTO COMO KOEMI CELEBRÓ EL CUMPLEAÑOS DE SUHO?

POR CIERTO #Koemimalainfluencia ❤😂

[•••]

ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A TashaBackyardigans5

GRACIAS POR COMENTAR Y VOTAR HERMOSA!! ♡♡♡

SÍGUEME • COMENTA • VOTA

© Kriss-sama

Instagram: Kriss.sama