CAPÍTULO 16
PARTE 2
...AL INFIERNO.
Siempre me he sentido como una comadreja. No sabía cómo expresar mejor las dinámicas que he usado cada vez que se planteaba un problema en mi vida. Cuando una discusión se avecinaba, tendía a esconderme y huir hasta que todo pasaba o, al menos, hasta que la persona con la que tenía el conflicto se enfriaba y sabía que no me iba a ver metida en una pelea en la que, debido a mi incapacidad de hablar sin llorar cuando me ponía nerviosa, perdería sin lugar a dudas.
La cabeza me daba vueltas y mi instinto me decía que debería ir a esconderme debajo de la cama para no tener que enfrentar una posible nueva discusión que se acercaba, pero eso no iba a pasar. En estos meses, puede que debido a la adquisición de mis nuevos poderes, he aprendido a enfrentar mejor estas situaciones. Había mentido a Peter y a todos mis compañeros, en ese momento estaban enfadados y tendría que barajar la posibilidad de que, en un futuro cercano, lo estuviesen mucho más.
No sabía muy bien dónde comenzar a buscar, pero tenía claro que la siguiente persona a la que le tenía que contar sobre mis sueños era a Peter. No solo porque era el que más me importaba, además protagonizaba esa especie de "premonición" y me parecía justo que lo supiese antes que los demás.
Caminé por el campus sintiendo como el frío de la mañana se iba disipando para dar paso al sol de la primavera tardía que, poco a poco, iluminaba el despertar de la universidad. Decenas de personas abandonaban sus residencias para acudir a las clases que marcarían el resto de sus vidas y paseaban ajenos a la cantidad de magia que convivía con ellos. Por un momento sentí una punzada de nostalgia al recordar el tiempo en el que mi única preocupación era salvar la beca y evitar conversaciones incómodas con mis padres, pero todo eso había quedado en el pasado y, gracias a todo lo que sucedió después, era mucho más consciente del mundo que me rodeaba y eso me hacía más feliz.
Me dirigí hacia la habitación de Peter, esperando encontrarlo allí para poder conversar y rezando para que una noche de sueño le hubiese hecho recapacitar y supiese que todo lo hice por desconocimiento y creyendo que era lo mejor para todos. Aunque no me lo creía ni yo, pues seguramente, al igual que me había pasado a mí, habría estado toda la noche en vela.
Sentí un cosquilleo que me hizo mirar a mi alrededor, como si mi Don estuviese inquieto. Solo me ocurría cuando el chico de ojos negros estaba cerca y, para confirmar mis pensamientos, vi acercarse a lo lejos a Peter con Kevin, que caminaba a su lado. No se dieron cuenta de que estaba allí hasta que casi me choqué con ellos.
—¡Anna! —exclamó Kevin con alivio— ¿Cómo estás? Vamos para la habitación de Oscar, tu amiga rubia esta durmiendo allí la mona y queremos estar todos antes de que se despierte.
—Primero tenemos que ir a hablar con el profesor —respondió Peter mirando a un punto fijo que parecía estar detrás de mí.
—Ya lo hemos hablado, eso puede esperar —dijo el rubio con un tono que me pareció extraño viniendo de él.
Peter se quedó quieto y pensativo mientras Kevin me lanzaba una mirada de comprensión y se encogía de hombros. No se cuanto sabía de mi confesión de la noche anterior, así que evité sacar el tema hasta que estuvieran todos presentes. Estaba decidida a ser más valiente, pero todo tenía un limite y prefería sufrir la ira de todos los hechiceros a la vez.
—Está bien. Deberíamos solucionar los problemas uno a uno —dijo Peter tras unos segundos de silencio—. ¿Nos acompañas?
Me dirigió la pregunta mientras me miraba por primera vez en toda la conversación. Noté en sus ojos un rastro de decepción que hizo que una mueca de dolor apareciese en mi rostro. Después de esto, me di cuenta de que tendría que poner todo mi empeño para conseguir resarcirme de mi metedura de pata y estaba dispuesta a ello.
Asentí como respuesta y comenzamos a andar en dirección a la habitación de Oscar, que se encontraba en la otra punta del campus. Peter, con sus largas piernas, nos llevaba unos pasos de ventaja mientras Kevin y yo caminábamos en silencio. Evitando pensar en él mientras miraba su espalda lancé una mirada a mi lado, notando que el rubio estaba más nervioso de lo normal. Es más, no había hecho ni una sola broma desde que nos habíamos encontrado.
—¿Estás bien? —pregunté en voz baja, esperando que su respuesta no fuese un enfado debido a la información que he estado ocultando sobre Stuart.
—Bueno, no lo sé —respondió mirando nervioso a Peter, que parecía estar ajeno a nuestra conversación.
—Si necesitas hablar con alguien puedes contar conmigo, Kevin.
Pareció sopesar mi ofrecimiento. Durante estos últimos días, con los entrenamientos y quedadas, habíamos formado un vínculo bastante estable. Fuera de los piques y las bromas nos entendíamos a la perfección y ha sido una gran ayuda para toda mi inmersión en el mundo de los colores. Los dos teníamos una forma de ser bastante distinta, pero nos complementábamos a la perfección y la complicidad había crecido.
—Todos los demás lo saben, así que no veo problema en que tú también. De todas maneras, te acabarás enterando. —Suspiró mientras buscaba las palabras para continuar—. Hace un tiempo comencé a tener unos sueños muy extraños. Justo antes de despertarme escuchaba la voz de Lily, enfadada, mientras me pedía que dejase de hacer el tonto. No le di importancia, pues ya sabes que ella es demasiado intensa, sobre todo conmigo. Es mi mejor amiga, pero muchas veces me saca de quicio. Pensé que la intensidad de nuestras conversaciones se había colado en mi mente.
»Tras unas semanas teniendo estos despertares, en uno de los entrenamientos, Lupin me lanzó una bola de luz demasiado intensa, debido a que había estado riéndome de él durante toda la mañana. Todo se volvió azul claro cuando me golpeó y perdí el conocimiento. Cuando comencé a recuperar la consciencia, unos segundos después según me contaron, Lily estaba inclinada hacia mí diciéndome, con voz enfadada, que dejase de hacer el tonto, pues pensaba que estaba fingiendo. Exactamente las mismas palabras que había escuchado en mis sueños.
»Después de recuperarme les conté a todos lo que había pasado y pensaron que era otra de mis tomaduras de pelo. El profesor si se lo tomó en serio, me contó que algunos hechiceros habían tenido esa clase de habilidad, pero creo que una parte de él sospechaba que podía haber leído información sobre esto y estaba inventándolo, así es que solo me dijo que le avisase si volvía a suceder.
»Y, bueno, ha sucedido de nuevo. Esta mañana, aunque ahora la voz de Lily parece asustada. Se lo he contado a Peter y parece que me ha tomado en serio, así que por eso quería ir a hablar con el profesor de esto. Pero, como ha dicho, tenemos que enfrentar los problemas uno a uno. Primero tenemos que intentar que tu amiga no descubra que todo esto no es una broma y condene a la humanidad a un cambio de paradigma que les costaría demasiado entender.
Me quedé paralizada a unos metros de Kevin, que seguía caminando ajeno a mi situación. Cuando se dio cuenta se giró y me miró con preocupación mientras se acercaba. Seguro que mi cara era un poema al darme cuenta de que él era la persona de la que me había hablado el profesor Sanderson que había tenido las mismas predicciones.
—Anna, ¿qué te pasa? —preguntó con preocupación— Sé que es raro escucharme hablar de forma tan seria, pero, aunque no lo parezca, conozco algunas palabras cultas y se tener una conversación normal.
Sonreí ante su comentario, sintiéndome más tranquila al saber que no estaba sola en esto. Además, me causaba un poco de incomodidad saber que el bromista de Kevin me acompañaría en esta historia. Ya me estaba doliendo la cabeza de pensar en como enfrentaríamos la situación para conseguir sacarle partido a los sueños. Aunque, en el fondo, sabía que mi amigo se lo tomaría con la seriedad que se merece o, al menos, eso esperaba.
Peter se dio cuenta de que nos habíamos retrasado demasiado y se quedó esperándonos con los brazos cruzados justo en la puerta de la residencia. Sin darme cuenta habíamos llegado a nuestro destino y nuestro mayor problema, en ese momento, nos estaba esperando. Continué caminando mientras Kevin permanecía a mi lado, mirándome con curiosidad.
—Kevin, creo que tenemos más cosas en común de lo que pensábamos.
—¿En serio? A mí no me lo parece. Yo soy genial, divertido, excéntrico, un hechicero de primera. Y tú... Bueno, tú eres maja.
—Tómatelo a broma —respondí justo cuando llegábamos al lado de Peter que nos miraba serio e intrigado—, pero creo que vamos a tener que tener una conversación seria cuando pase todo este lío con Sonia.
—¿Por qué? —preguntó Peter adelantándose a las palabras que iban a escapar de los labios del rubio.
Comencé a subir las escaleras mientras los otros dos se quedaban en el sitio, esperando una respuesta. Si había un momento mejor que este para contarle a Peter acerca de todo esto no podría esperar a que llegase. Al final había sido el rubio quien había decidido por mí. Respiré hondo y me giré, esperando que el tener que enfrentar otro problema hiciese que este resultase una nimiedad.
—Los dos hemos tenido sueños con predicciones y, además, los míos también han regresado esta mañana. —Me miraban, sorprendidos. — Vamos a tener que pasar bastante tiempo investigando juntos, Black. Y, créeme, a mí tampoco me hace especial ilusión.
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