7. Marco

¡Hola chic@s! Sé que os morís de ganas de saber si será Marco Fiore o no...pues gracias a la estrecha colaboración de mis queridas Dawers lo sabréis hoy ;) ¡A disfrutar!

El sonido del móvil cerca de mi pantalón me hizo sobresaltarme, al mirar vi que era Flavio el que estaba llamando, ya era la hora de ir hasta su casa.

Bajé las escaleras corriendo y me miré en el espejo de la entrada, volvía a tener mi pelo rubio resplandeciente y había recuperado algo la figura, ya no me sentía débil. Me peiné un poco por encima y me despedí rápidamente de mi familia antes de abrir la puerta e ir hacia donde me esperaba Flavio, estaba apoyado en su coche rojo con un jersey beige y unos pantalones ajustados azul oscuro, sonriente como siempre.

Me acerqué hasta él con las mejillas sonrojadas, no entendía el motivo pero Flavio me hacía sentir como un flan si ni siquiera proponérselo, solo con verle sonreír mi cuerpo se ponía a temblar.

—¿Preparada?

—Más o menos —sonreí con timidez.

—Ya es tarde para arrepentirse —contestó guiñándome el ojo.

Me metí dentro del coche dejando caer un suspiro, no quería demostrarlo pero estaba muy nerviosa, apenas conocía a Flavio y mucho menos a su hermano.

El trayecto fue entretenido, Flavio iba hablándome cada poco sobre cualquier tema que encontraba, supongo que intentando relajar el ambiente, no paraba de mover la pierna.

Cuando llegamos al piso me quedé sorprendida, era un edificio pequeño pero acogedor, con una bonita fachada, aunque había que reconocer que vivían en una buena zona de Oviedo, eso ayudaba.

Al abrir Flavio la puerta contemplé la entrada, era muy sencilla y pequeña pero quedaba bien con el estilo, tenía unos cajones de madera y un espejo, además de una alargada alfombra color vino. Me quité la chaqueta para colocarla en el perchero y me invitó a acercarme hasta la cocina.

Al asomarme respiré tranquila, su hermano no estaba ahí. En su lugar había una nota encima de la mesa. Me acerqué para mirarla y Flavio me animó para que la leyera mientras colocaba los platos.

He salido a comprar unas cosas para la cena, que sino cuando me vaya te vas a morir de hambre. No tardaré mucho ;)

Marco F.

Al fijarme en la firma recordé el apellido de Marco, el que me había hecho pasar ese suplicio el año anterior. Miré a Flavio fijamente y le pregunté con intriga.

—¿Cómo os apellidáis? Veo que firma con una F.

—Fiore. Él es Marco Fiore y yo soy Flavio Fiore —contestó mientras colocaba el último plato.

—¿Qué? —chillé abriendo los ojos como platos—L-lo ss-siento...y-yo ten-tengo que irme.

Me apresuré para coger la chaqueta y salir corriendo escaleras abajo, no me paré a escuchar los gritos de Flavio llamándome, ni loca me quedaría ahí esperando a que su hermano me secuestrara de nuevo, ya eran demasiadas casualidades unidas.

En cuanto pisé la calle me alejé corriendo hasta un parque, era una zona segura y era menos probable que nadie me raptara de nuevo. Traté de calmarme exhalando todo el aire que tenían mis pulmones y llamé a Álex.

—Álex, ven a buscarme ya.

—¿Ahora? —se quejó—. Pero si estamos a punto de comer, ¿qué ha pasado?

—Su hermano es Marco Fiore —chillé histérica.

—¿¿Qué?? ¿Estás segura?

—Flavio me dijo que se apellidan Fiore, ¡es él Álex!

—A ver... —dijo tratando de calmarme—. ¿Dónde estás?

—En un parque cerca de su casa, tienes que sacarme de aquí.

—¿No será un malentendido? Me refiero... no te invitaría a comer tan tranquilo sino.

—¡Seguro que era su plan desde el principio! —resoplé nerviosa—. Era el momento perfecto, estaría sola con ellos, nadie sospecharía.

—Almi, relájate ¿vale? Ahora te voy a buscar.

Colgué la llamada y me moví impacientemente por el parque sin saber muy bien qué hacer, revisé los contactos y vi que tenía el número de Lucas, el policía que me rescató, por si sucedía algo de nuevo, era el momento de llamarle.

—Lucas, sé dónde está Marco Fiore.

—¿Alma? ¿Estás segura? —preguntó extrañado—. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

—Sí, sí. Iba a comer con un chico y me iba a presentar a su hermano, casualmente se llama Marco Fiore y escapé corriendo —dije de forma atropellada.

—Cálmate por favor, no creo que sea el hombre que te ha secuestrado. No sería propio de un secuestrador tan peligroso. Además, que sepamos Marco no tiene hermanos.

—Por favor, Lucas —supliqué—. ¿Y si es él?

Escuché un suspiro desde la otra línea, seguramente estaba quedando como una loca a la cual nadie creía pero me daba igual. Prefería que viniera y me sacara de dudas antes que volver a ese zulo de nuevo.

—Dime dónde estás y voy a comprobar.

Le di las indicaciones y esperé, casualmente llegó al mismo tiempo que Álex, así tendría más protección por si pasaba algo.

—Vayamos entonces —sugirió Lucas.

—Almi, entiendo tu miedo pero como te hayas equivocado Flavio va a matarte.

Le miré de reojo pero no dije nada, mi corazón latía a mil por hora solo pensando que nos dirigíamos a la casa de mi posible secuestrador y su adorable hermano menor, me parecía demasiado amable para ser cierto.

Cuando Lucas llamó a la puerta apareció Flavio extrañado al encontrarse conmigo de nuevo, seguida por Álex y Lucas, aunque este iba sin uniforme para no levantar sospechas.

—Alma, ¿qué es esto? Empiezo a pensar que te gusta escapar de mí.

—¿Regresó Flash? —preguntó una voz masculina de fondo.

Lucas apartó ligeramente a Flavio para entrar en la casa y avanzó hasta la cocina, detrás le seguimos los demás. Al entrar me encontré con un chico de pelo oscuro como Flavio y grandes ojos azules, algo más claros que los de su hermano. Tenía las facciones del rostro más serias, parecía enfadado.

—Alma, no es él, puedes quedarte tranquila —dijo Lucas—. Será mejor que me vaya.

—¿Qué coño pasa aquí? —preguntó bruscamente Marco.

Escuché la puerta de la entrada cerrarse y miré hacia Álex roja como un tomate, él se cruzó de hombros y se quedó mirando a Flavio, expectante por ver si me ayudaba con esta vergonzosa situación.

—Creo que Alma se pensó que eras el chico que la había secuestrado, supongo que por eso se fue corriendo al escuchar nuestro apellido —suspiró—. ¿Aún quieres comer con nosotros?

—Bueno...yo...—respondí cortada—. Creo que ya he complicado todo suficiente.

—Siento intervenir pero yo si estaría encantado, no he comido aún y estoy muerto de hambre —se quejó mi querido hermano.

Le eché una mirada de odio, Álex podía ser de lo más egoísta y grosero cuando se trataba de comida. Flavio esbozó una sonrisa torcida y colocó dos platos más en la mesa.

—Sentaros, creo que lo mejor será aclarar el tema.

Miré los sitios libres y decidí sentarme lo más alejada posible de su hermano, su mirada azul me intimidaba, parecía que podía ver dentro de mí, no paraba de observarme.

—¿Te secuestró ese tal Marco? —preguntó de repente él.

—Sí, hace un año —musité bajando la cabeza.

—¿Cómo fue? ¿Te dijo que hacía un casting para modelos?

—¿Eh? —pregunté extrañada—. No, aparecieron de repente dos hombres donde estaba.

—Hrm...—farfulló mientras llevaba un trozo de comida a su boca.

—¡Oh! Es verdad —exclamó Flavio—. Eso había sucedido hace años en Italia ¿no? Quebró tu empresa por ese motivo.

Álex y yo comenzamos a comer sin decir palabra, yo ya la había cagado lo suficiente y mi hermano no paraba de comer ni para respirar, en cualquier momento se atragantaría.

—Sí, fue una jodida mierda que tuviera que suplantar mi puta empresa —masculló Marco.

—¿Qué pasó?

—Mi hermano tenía una empresa de fotografía que estaba empezando a hacerse bastante conocida por Italia, le iba bastante bien. El problema fue cuando empezaron a salir en las noticias casos de chicas desaparecidas que iban a castings de modelajes. Y, adivina qué empresa promovía esos casting —bufó—. Empresa Marco Fiore.

—¿En serio? —pregunté asombrada.

—Sí, cada vez tenía menos personas a causa de ese gilipollas. Incluso la policía me investigó pero vio que no tenía nada que ver y me dejaron en paz, aunque tuve que cerrar la empresa, claro —masculló Marco clavando el tenedor en otro trozo.

—¿Por eso os mudasteis aquí?

—Entre otros motivos, sí. Espero que atrapen pronto a ese mierdas y pueda volver a mi empresa en paz, odio tener que trabajar para alguien, he tenido que cambiar el apellido por si acaso se piensan lo que no es.

—Así que lleva mucho tiempo secuestrando...

—Parece que sí, y a mi consta. Lo peor es que la policía es tan inútil que aún no han podido dar con él —dijo con dureza—. Por cierto, un placer, mi hermano me ha hablado mucho de ti.

Miré a Flavio de soslayo y contuve una sonrisa al ver como este asesinaba con la mirada a su hermano mayor pero trataba de disimularlo llevándose un trozo de comida a la boca.

Continuamos comiendo y hablando de otros temas, su hermano en ocasiones era algo brusco pero era un chico agradable, por lo que se ve había viajado mucho y contaba muchas curiosidades bastante interesantes.

Cuando ya estábamos acabando sonó un móvil, Marco se levantó con rapidez y descolgó con gesto serio, al parecer era de su trabajo. Al colgar nos miró y dio unas palmadas a su hermano en el hombro.

—Parece que tengo que irme antes de lo previsto, pórtate bien en mi ausencia. Espero no demorarme mucho.

—¿Dónde tienes que ir? —preguntó Flavio mientras llevaba los platos al fregadero.

—A Madrid, al parecer quieren que haga un reportaje para unas bodas que se celebran allí bastante importantes. Tendré que quedarme una semana o por ahí.

—Intentaré sobrevivir sin ti —bromeó Flavio.

—No me quites muchas chicas en mi ausencia —contestó con una sonrisa burlona mirando hacia mí—. Tengo que conservar mi fama.

—Descuida —masculló su hermano.

Marco desapareció por el pasillo riéndose y al poco marchó con una pequeña maleta, apenas tuvo tiempo para despedirse. Yo ayudé a Álex a recoger la cocina mientras Flavio lavaba los platos sucios. Desde luego había sido una presentación curiosa, su hermano era una persona bastante impactante, en todos los sentidos.

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