Un Pasado Ineludible
"Los vampiros no existen", respondió uno de mis compañeros con desdén. Yo solo me encogí de hombros y fingí indiferencia, aunque por dentro me debatía entre el miedo y la incredulidad.
Miss Amely ignoró la respuesta y comenzó su clase. Justo cuando pensaba que había recuperado algo de compostura, sentí cómo la vida me daba un segundo golpe al ver el tema del día: el antiguo imperio de Babilonia.
Con él, llegaron los recuerdos de mi vida cuando era mortal... Kassaia era mi nombre en aquel entonces... Intenté calmar mi respiración, que en algún punto se había acelerado, y noté que mis manos temblaban ligeramente mientras recordaba el día y el evento que llevó a mi vida como vampira.
"Lily... ¿estás bien? Te noto un poco más pálida de lo normal", dijo Emma, mirándome con preocupación.
"S-si", respondí temblorosamente mientras intentaba calmarme y rogaba mentalmente que no notaran mi gran parecido con aquella ilustración que había aparecido en el libro de historia.
"Se parece un poco a Lily, ¿no?", comentó uno de mis compañeros. Me congelé y palidecí aún más de lo que ya estaba. Sentí cómo todas las miradas se fijaban en mí, algunas curiosas, otras comparándome con la ilustración, y en el caso de la profesora, con una sospecha cada vez más evidente.
Emma notó mi lenguaje corporal y habló rápidamente. "Eso es imposible, bien dice el libro que esa princesa murió hace mucho", dijo ella, calmada. Sentí cómo las miradas dejaban de centrarse en mí y un suspiro de alivio salió silenciosamente de mis labios.
"Sí, tiene razón", dijo otro de mis compañeros, aparentemente satisfecho con la explicación. Miss Amely me miró de nuevo, luego a la ilustración, y habló con indiferencia. "Tampoco se parecen tanto."
Suspiré aliviada, relajándome poco a poco mientras agradecía internamente el pulso tembloroso del pintor que hizo aquel retrato.
La clase continuó y logré mantener mi compostura, aunque por dentro seguía alerta.
Durante el recreo, Emma y yo nos dirigimos al patio. Ella seguía preocupada por mí. "Lily, realmente pareces afectada. ¿Estás segura de que estás bien?", insistió.
Asentí con una sonrisa forzada. "Sí, solo me siento un poco mareada. Quizás no desayuné bien."
Emma parecía no estar del todo convencida, pero decidió no insistir más. Mientras caminábamos, me di cuenta de que necesitaba encontrar una manera de lidiar con Miss Amely y su presencia amenazante. No podía permitir que sus sospechas crecieran.
Decidí tomar la iniciativa. Al regresar al salón, me acerqué a Miss Amely durante un momento de descanso. "Disculpe, profesora. He notado que tiene un interés particular en la historia antigua. ¿Puedo hacerle algunas preguntas después de clase? Estoy realmente interesada en aprender más."
Ella me miró con sus ojos penetrantes, intentando leerme. "Por supuesto, Lily. Será un placer discutir la historia contigo."
La clase continuó, y me esforcé por mantener la calma y participar de manera normal. Sin embargo, noté que Miss Amely seguía observándome de reojo, como si intentara desentrañar un misterio.
Después de clases, me reuní con ella en el aula vacía. Intenté presentarme como una estudiante curiosa, apasionada por la historia. "Profesora, me interesa mucho la historia de Babilonia. ¿Podría recomendarme algunos libros o recursos para profundizar en el tema?"
Miss Amely sonrió ligeramente, aunque su mirada seguía siendo analítica. "Por supuesto, Lily. Te recomendaré algunos textos que pueden serte útiles." Comenzó a escribir en un cuaderno y me entregó una lista de libros.
Mientras ella hablaba, intenté captar más sobre sus intenciones. "¿Siempre ha llevado ese collar de ajos, profesora?", pregunté con aparente inocencia.
Ella me miró fijamente antes de responder. "Solo cuando siento que es necesario, Lily. Es un recordatorio de mi herencia y de los peligros que existen en el mundo."
Asentí, intentando no mostrar ninguna reacción. "Gracias, profesora. Aprecio mucho su ayuda."
Salí del aula con la lista de libros en la mano, mi mente trabajando a toda velocidad. Necesitaba idear un plan para desviar la atención de Miss Amely y asegurarme de que no descubriera mi verdadera identidad. Mientras tanto, debía seguir manteniendo las apariencias y encontrar una manera de manejar esta nueva amenaza en mi vida.
Esa noche, mientras la luna se alzaba en el cielo, me encontré reflexionando sobre mi situación. Sabía que enfrentaba un desafío que nunca antes había imaginado. Pero también sabía que, con más de cinco milenios de experiencia, encontraría una manera de superar cualquier obstáculo. Después de todo, había sobrevivido a imperios y revoluciones; no permitiría que una cazavampiros acabara conmigo ahora.
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