Socializar
Me desperté una vez más, aún con mi cabeza sobre el hombro de Emma, pero esta vez más despierta y con más energía. Me senté y me estiré, notando que ya era la hora del descanso. Bostecé mientras miraba a través de la ventana, pero no había nada interesante. Bostecé de nuevo, tratando de sacudirme el letargo.
De repente, sentí un toque en el hombro. Era Emma, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación.
"¿Pasó algo?" preguntó.
"¿Um? No, ¿por qué preguntas?" respondí, intentando parecer casual.
"Oh, es que no estás comiendo. ¿No trajiste lonchera?" preguntó, señalando hacia los demás alumnos que ya estaban sacando sus almuerzos y comiendo alegremente.
Me regañé mentalmente al darme cuenta de mi error. Tenía que aparentar ser una chica normal, y ninguna humana vive solo de aire, mucho menos de sangre.
"Solo, eh... um, solo no tengo hambre", me excusé rápidamente. Prácticamente no era mentira; ya había comido antes de venir. Sin embargo, la respuesta no parecía satisfacer a Emma del todo.
"Bueno, si necesitas algo, tengo algo de sobra", ofreció, sacando una pequeña bolsa de galletas y una manzana de su mochila.
"Gracias, pero de verdad estoy bien", dije, sonriendo para disipar cualquier duda. No quería arriesgarme a comer algo que mi estómago podría y probablemente fuera a rechazar.
Emma asintió, pero no parecía completamente convencida. La campana sonó, marcando el final del descanso, y los estudiantes comenzaron a regresar a sus asientos. La clase siguiente era de matemáticas, una asignatura que no debería ser un problema para alguien que ha vivido durante siglos, pero aun así me sentía nerviosa.
Mientras la profesora explicaba los conceptos en la pizarra, noté que Emma me observaba de reojo de vez en cuando. Sentí una punzada de curiosidad y algo más, algo que no había sentido en mucho tiempo: una sensación de camaradería. Decidí que tal vez no sería tan malo intentar hacer un amigo en esta nueva vida.
Cuando terminó la clase, Emma me alcanzó en el pasillo. "¿Te gustaría ir a la biblioteca conmigo? Necesito hacer un proyecto y pensé que podrías ayudarme. Pareces saber mucho de historia", dijo, sonriendo tímidamente.
"Claro, ¿por qué no?" respondí, sorprendida por mi propia disposición. Tal vez esta fachada tenía algo más que ofrecer que solo un refugio temporal. Caminamos juntas hacia la biblioteca, y mientras lo hacíamos, me di cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, sentía una chispa de emoción.
La biblioteca estaba tranquila, un santuario de conocimiento que siempre había encontrado reconfortante. Nos sentamos en una mesa apartada y Emma comenzó a sacar libros y apuntes. "Estoy trabajando en un proyecto sobre la Revolución Francesa", explicó. "Pensé que podrías tener algunas ideas interesantes."
Sonreí, sabiendo que tenía mucho más que ideas; tenía recuerdos vividos de esa época. "Creo que puedo ayudarte con eso", dije, mientras nos sumergíamos en la tarea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top