Adaptandose
La lucha contra el sueño comenzó y se intensificaba mientras intentaba mantenerme alerta en medio de la clase. Mis párpados pesaban, mi cuerpo ansiaba el reposo que usualmente encontraba durante el día. La luz solar filtrándose por las ventanas del aula parecía empeñada en desgastar mi resistencia, recordándome mi condición de criatura de la noche.
La profesora parecía detectar mi lucha interna y decidió ponerme a prueba. "Lily, ya que te veo tan atenta a la clase, ¿puedes decirme cuáles fueron las razones por las que se dio la caída del Imperio Romano?" Su tono tenía una ligera ironía, como si desafiara mi supuesta atención.
Sonreí internamente ante el desafío. "Buen intento, pero lo que sea historia no es problema para mí", pensé antes de responder con calma y confianza. "La caída del Imperio Romano", comencé, mis palabras resonando con una autoridad que sorprendió a algunos de mis compañeros haciéndolos arquear una ceja, "fue el resultado de una serie de factores interrelacionados que llevaron al colapso de esta gran civilización."
La maestra arqueó una ceja, interesada por mi respuesta. "¿Y cuáles fueron esos factores?" preguntó, desafiándome a profundizar en mi conocimiento.
Sonreí con tranquilidad antes de continuar. "Algunos de ellos incluyen la corrupción interna, la sobrecarga fiscal, las invasiones bárbaras y la división del imperio en el Este y el Oeste. Todos estos elementos contribuyeron al declive y colapso del imperio", respondí con seguridad.
La sorpresa se reflejó en el rostro de la maestra por un momento, pero luego prosiguió con la clase, dejándome luchar una vez más contra el sueño que amenazaba con vencerme.
Finalmente, sucumbí al cansancio y me sumergí en el sueño. Cuando desperté, varias horas después, me encontré con la sorpresa de que mi cabeza descansaba en el hombro de mi compañera de asiento, Emma.
Me incorporé abruptamente al darme cuenta de la situación, notando que la clase había terminado. "¿Mi hombro era tan cómodo?" bromeó Emma, su voz teñida de diversión.
Entrecerre los ojos, considerando cómo reaccionaría una adolescente normal en esta situación, y decidí seguirle el juego. "Sí, de hecho, me gustaría dormir un poco más", respondí juguetonamente antes de descansar mi cabeza sobre su hombro.
Observé con curiosidad cómo Emma se sonrojaba ante mi gesto, lo cual me dejó un tanto desconcertada. "Esa reacción es nueva", reflexioné brevemente antes de que el cansancio volviera a dominarme y me sumiera una vez más en el sueño, con mi cabeza descansando sobre el hombro de Emma.
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