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–Le pido de la manera más atenta que no pregunte nada por ahora, una vez que hayamos llegado a su nuevo hogar podré aclarar todas sus dudas
Esas fueron las palabras con las que Rogers cerró la muy pequeña conversación entre él y Lucia en la enfermería, el hombre ya tenía más de 15 minutos de haberse retirado, dejando a Lucia con un mar de dudas en la cabeza
–«¿Quién demonios es ese señor? –pensó– y ¿porque me quiere adoptar?
El silencio comenzó a hacerse presente en la enfermería, solamente el ruido de algunos niños que se encontraban en el patio trasero lograban oírse
–Dentro de dos horas partiremos –dijo recordando las palabras de Rogers– pero... ¿a dónde exactamente?
Las preguntas se multiplicaban más y más y las ganas de obtener respuestas también, por lo que Lucía salió de la cama, buscó sus tenis a los pies de ésta y se dirigió a toda prisa hacia su habitación.
Mientras tanto en la primera planta del orfanato, dentro de la sala para profesores, Rogers se hallaba solo, frente a una de las computadoras del lugar
–«logré llegar hasta aquí...–pensó– eso ya es muy sospechoso, creí que me vigilaban» –de un bolsillo oculto en su saco tomó un pequeño objeto color grisáceo marcado con la letra "G" y el número 77–... bien, si alguien me ha seguido hasta ahora –hizo una pausa, pasó su pulgar sobre la G grabada en el aparato y de uno de sus extremos saltó una pequeña placa metálica revelando así que el pequeño aparato de forma rectangular en realidad se trataba de un dispositivo USB– no encontrará nada –introdujo el dispositivo en una de las ranuras laterales y acto seguido la pantalla de la computadora se tornó obscura, mostrando únicamente una pequeña luz blanca parpadeando en el centro– rápido y sencillo – se dijo a si mismo– «ahora solo resta un último paso» –pensó, tecleo rápidamente la palabra "shadow" y la pantalla negra se inundó de letras y números cambiando a gran velocidad hasta detenerse en la frase "shadow created"– «con esto debería de bastar» –la pantalla volvió a su estado normal mostrando el típico fondo de windows7. Rogers retiro el USB de la computadora
«Muy bien Lucia,...ahora ya no existes»
–Rogers –la voz del director lo llamó desde la puerta del salón— ¿Disfrutando del internet?
–Eso intento –contesto– pero su internet es una mierda
–Jajá lo sé, lo sé –el director lo sabía muy bien– ¿y dime, en serio crees que todo esto saldrá bien?
–Ortega, ¿cuándo me he equivocado con este tipo de situaciones?
–En parte tienes razón Rogers –contesto el director– pero ten en cuenta que esta niña es algo totalmente diferente a lo que estas... o estamos acostumbrados.
–tal vez, puede que lo sea amigo –Rogers se puso de pie– pero algunas veces es bueno intentar probar cosas nuevas, es así como he llegado tan alto ¿no lo crees?
–muy cierto
–además si tanto resulta un problema "Lucia" para ti ¿que no deberías estar satisfecho por su trasladó?
El director soltó una pequeña carcajada
–jajá bueno, bueno tampoco es que me hiciera la vida imposible sabes –hizo una pausa– pero si admito que su trasladó me hace sentir un poco aliviado
–aun así, sigo sin entender, hable con ella por un rato y no parece poseer la actitud de alguien problemático, es muy callada, tímida y...
–no digas inocente por favor jajá, te aseguro que no dirás lo mismo una vez que la conozcas mejor, nadie diría lo mismo
–eso espero –dijo Rogers– o habré malgastado mucho de mi tiempo al venir aquí
Lucia se encontraba ya en su cuarto, había hecho su maleta y la había colocado en los pies de la cama, ahora solo restaba esperar la hora acordada por Rogers
–«tres de la tarde –pensó mirando el reloj que marcaba las dos cuarenta y uno– en el vestíbulo a las tres de la tarde»
tirándose en la cama Lucia comenzó a pensar en lo raro que había resultado todo últimamente, primero prácticamente la habían querido echar a la calle, luego resulto que sería trasladada a un nuevo orfanato y por ultimo para rematar: un completo desconocido se ofreció para adoptarla, todo eso hacía que Lucia se preguntase ¿que vendría ahora? ¿Con que la sorprenderían?, por si todo ello no fuera poco una sensación extraña le recorría el cuerpo desde su desmayo en la oficina del director, la sensación de que alguien la está observando, así como la sensación de que ahora podia ver más, su vista se había vuelto muchísimo más clara y definida que antes a tal punto de hacerle sentir pequeño ardor en los ojos
–« ¿qué me está pasando?»
De la nada una voz saco a Lucia de sus pensamientos
–Lucia, el señor Rogers te espera en el vestíbulo –dijo una voz la cual le resulto un poco familiar
–iré enseguida –contesto, se incorporó de nuevo y se sentó en la cama, miro el reloj, en él ponían las tres de la tarde con cinco minutos
–¿pase de la hora? –dijo, se levantó de la cama de un salto y se dirigió a los pies de esta por sus maletas cuando de pronto un pequeño detalle le lleno de intriga
–« ¿de dónde ha venido esa voz?»
Una voz misteriosa acababa de avisarle que Rogers la esperaba en el vestíbulo sin embargo la voz no pareció venir de afuera de su habitación sino más bien pareció venir de adentro
–«ok, esto comienza a ser extraño» –tomó sus maletas y comenzó a caminar hacia la puerta despacio, la sensación de que la observaban crecía poco a poco, finalmente alcanzó la puerta con el alma en un puño, la abrió y salió lo más rápido que pudo de allí hacia el vestíbulo
En el vestíbulo se hallaba Rogers, sentado en el sofá más grande con su portafolio en el regazo y un reloj de mano el cual miraba atentamente
–¿qué tanto puede estar haciendo? –pregunto–
Inmediatamente después, los pasos apresurados de alguien bajando las escaleras resonaron por el lugar, Lucia entró en el vestíbulo a toda prisa casi huyendo de algo
–¿señorita? –preguntó sorprendido
Al oír a Rogers Lucia reaccionó de inmediato parando en seco
–¿pero que le sucede? –se levantó de su asiento y se acercó a Lucia como si aquella situación le pareciera familiar– trate de tranquilizarse y respirar
Lucia se encontraba muy agitada y nerviosa, la voz que escuchó en su habitación despertó en ella una sensación extraña, como si inconscientemente necesitara huir de algo
–yo... creo que oí... –Lucia estaba a punto de contar lo que oyó pero justo antes de hacerlo Rogers la tomo de los hombros y se acercó a su oído
–se perfectamente lo que oíste –susurro– y este no es un muy buen lugar para contarlo –Lucia se quedó callada y escuchó muy atentamente lo que le decían– cuando hayamos llegado a tu nuevo hogar podrás contarlo todo y recibirás las respuestas necesarias, ¿de acuerdo?
–si... –y asintió con la cabeza–
–¡bien! el viaje será largo así que más vale que esté cien por ciento lista –hizo una pausa– ¿lo está?
–...claro –contesto–
Sin duda lo que estaba a punto de ocurrir en la vida de Lucia la cambiaría por completo, ambos se incorporaron y se despidieron del lugar, ya afuera un mercedes color negro los esperaba, el chofer saludo a Rogers y les abrió la puerta, una vez arriba Rogers y Lucia, el chofer arrancó, a través del espejo trasero Lucia veía como se alejaban poco a poco del orfanato
–¿nostálgica? –preguntó Rogers
–solo un poco –contestó– siempre me es difícil...despedirme de lugares en donde ya eché raíces
–¿tenías muchos amigos?
–...en realidad no –la pregunta no le pareció incomoda
–entonces no tienes mucho que extrañar ¿porque la nostalgia?
–no soy una chica muy sociable –respondió– pero eso no significa que necesite de otras personas para sentirme cómoda en un lugar –dijo con la mirada clavada en el camino–
–entonces te quedaras sola–
–tal vez, pero ese es mi problema –ahora Lucia realmente comenzaba a sentirse incomoda
–crees que puedes hacerlo todo tu sola
–sí... ¿algún problema con eso?
–solo uno–
–¿cuál? –pregunto con la mirada aun en el camino–
–tú–
Oficialmente, aquella conversación terminó por incomodar a Lucia, a tal punto de resentirse
–¿y a usted que le importa como sea yo?
–puede llegar a ser muy irritante ¿Verdad? –dijo Rogers– pero hay que tener paciencia
Lucia vio con detenimiento a Rogers. Se encontraba confundida, apenas se había dado cuenta de que la voz con la que había conversado hacia un momento no era la de Rogers.
–pero... ¿qué me está pasando? –preguntó angustiada–
–tranquila –respondió Rogers– es algo natural, algocon lo que todos llegamos a conversar alguna vez –sacó un cigarrillo de su sacoy lo encendió– nuestra querida conciencia.
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