17

      «Algo interesante —Las palabras de Ana aun resonaban en su cabeza— pero.. ¿que?
      En su mano sostenía la llave dorada, era pequeña y algo rara, nada que ver con la llave de su habitación. Tras despedirse de Ana se arreglo un poco y salió dejando al gato encerrado dentro, bajo rápido por la escalera de caracol y recorrió la serie de pasillos y salas que daban a la oficina de Rogers. un camino que de alguna manera quedo grabado en su memoria.
      Por el camino se topó con varios chicos y chicas del orfanato, algunos le dedicaban miradas analíticas y otros murmuraban cosas que no alcanzó a entender. Un chico corpulento en especial le detuvo
      —Oye, eres la nueva —comentó. Su voz era gruesa al igual que su cuerpo
      El chico le había cortado el camino de forma sorpresiva, en efecto era corpulento aunque en forma, de cabello negro, cejas pobladas y mandíbula cuadrada. Lucia se puso nerviosa al instante, parecía una niña pequeña al lado de aquel chico
      _Emm... s-si..
      —Valla, te imaginaba mas... grande
      —¿Eh?
     El chico soltó una carcajada
      —No, no me hagas caso, no se ni la mitad de lo que digo —sonrió— en fin, soy Manuel ruiz —dijo extendiendo su enorme mano
     Lucia la estrecho con su diminuta mano. Después de eso el chico se despidió y continuó su camino. Lucia hizo lo mismo, aquel chico le resulto algo raro, pero le cayó bien.
     Llego a la puerta de la oficina de Rogers «No te abrirán» recordó las palabras de Ana. Volvió a mirar la llave dorada en su mano «Algo interesante» fue entonces que oyó un golpe sordo contra la pared dentro de la oficina, eso la dejo confundida pero mas la confundieron los sonidos que acompañaban esos golpes
     «Son... ¿gemidos?»
     un millar de cosas pasaron por su mente, pero  ninguna de ellas fue suficiente como para llamar a la puerta.
     Los gemidos y golpes continuaron cada vez con mas frecuencia, algo estaba siendo embestido contra la pared a un ritmo alarmante, después de dudar por varios segundos, el sonido de una mujer soltando un grito de dolor le hizo actuar.
     introdujo la llave en el pomo plateado, lo giro y abrió la puerta lo mas rápido que pudo
     —¡Eso es todo lo que tienes! —grito Rogers quien estaba siendo sometido bajo el brazo de Mérari y con varios golpes en la cara— ¡la  abuela me golpeaba mas fuerte¡
     Con un movimiento veloz logro zafarse del agarre y cargo contra su hermana, la tacleo con fuerza y ambos chocaron contra la pared derribando de la estantería el espejo con el que lucia había abierto el limbo la primera vez. El espejo se rompió en mil pedazos contra el suelo. Mientras, al lado rogers se colocó encima de su hermana y comenzó a golpearla en la cara
     Lucia observó la escena desde el marco de la puerta muchísimo mas confundida que antes de entrar
     Cinco golpes después, Merari detuvo el puño de Rogers con su mano enguantada mientras con la otra torcía el codo de este. Rogers cedió y entonces atinó un golpe en la mandíbula. Se puso en pie de un salto tambaleándose, Rogers se coloco del lado opuesto, se lanzaron miradas frías y comenzaron a cargar el siguiente golpe
     —¿Que están haciendo? —preguntó lucia desde la puerta
     Ambos hermanos detuvieron el golpe y se giraron hacia la entrada
     —¿Lucia? —preguntó rogers, luego recibió un golpe en la cara por parte de Mérari tan fuerte que casi lo derribo
     Se estabilizo, se alzo derecho y miro a su hermana, hubo un silencio sepulcral por varios segundos y entonces justo cuando lucia creía que se amenazarían de muerte, ambos comenzaron a reír a carcajadas
     —Te has vuelto lento —comentó Merari. Tenia abierto el pómulo izquierdo, el labio roto y el lente derecho de sus gafas agrietado, aun así no paraba de reír
     —¡Que va! me has tomado por sorpresa —dijo rogers, tenia la cara igual de dañada que Merari
     Lucia vio como los dos reían y se daban palmadas en el hombro, al parecer se habían olvidado de que ella estaba allí
     —Emm.. ¿y se puede saber por que peleaban? —dijo rompiendo las carcajadas
     Rogers se aclaro la garganta pero fue Merari quien habló
     —Solo nos poníamos de acuerdo sobre cual seria mi habitación
     —A.. ¿Golpes?
     —Bueno.. no se si te hallas dado cuenta pero.. —continuó Rogers— Merari y yo no somos exactamente dos hermanos normales
     —Entonces... matarse entre ustedes... ¿les es divertido?
     —Yo no diría divertido —añadió Mérari— pero así nos entendemos mejor la mayoría de las veces
     «Es oficial, este orfanato esta lleno de locos»
     —Si... claro —dijo lucia, agitó su mano como para olvidarse del tema— Ana dijo que me llamaba
     De pronto Rogers pareció salir de un transe, como si la pelea hubiese hecho que se olvidara de algo
     —Cierto, cierto —se apresuro a su escritorio, abrió uno de los cajones y sacó una especie de tarjeta plástica— Toma, esto es tuyo
     Lucia tomo la tarjeta y echo una mirada superficial
     —¿Que es? —preguntó
     —Tu identificación —respondió Merari
     —El orfanato es muy grande, no siempre hay alumnos por aquí, la identificación distingue a los alumnos de las personas externas, supervisores, visitantes, parejas que vienen a adoptar
     «Adoptar» el orfanato era tan grande y daba la impresión de ser una universidad, tal vez por eso se olvidara de que en un orfanato se puede adoptar
     Paso su mirada por la primera cara de la credencial, allí ponía datos del orfanato, números que no entendía y... una foto suya
     —¿Donde consiguieron la foto? —preguntó con el ceño fruncido
     —Es de San Gabriel —contestó Rogers— venia junto con la papelería que Ortega me entregó
     Algo así se suponía. Continuó leyendo sus datos Edad: 12 «trece» pensó. Estatura: 1.47 etc pero hubo algo en especial que llamó su atención
     —¿Esto....es..?
     —Si —interrumpió Rogers— Hablaba enserio esa ocasión en la enfermería
     Lucia no supo como reaccionar en lo absoluto
     Nombre: Lucia washington D. León
     —Ahora soy tu padre
     —Y supongo que yo tu tía —agregó Merari
    Lucia aun no tenia ni idea de que decir
     —Emm... bueno, yo... lo siento, no... no se que debería decir
     —Yo tampoco —rió Rogers— pero supongo que ya lo sabremos... en especial esta noche
     —¿Esta noche? —preguntó lucia confundida
     —Si, me gustaría que cenaramos aquí esta noche, hay cosas de las qué hablar aun, además así podríamos... ya sabes, conocernos mejor
     —Supongo.. —contestó
     —Bien eso es todo, te haré llamar alrededor de las siete... Ahora si nos disculpas Mérari y yo tenemos cosas que limpiar
     —¿perdón? —preguntó Merari
    Rogers encaminó a lucia hacia la puerta casi empujándola una vez allí se giro para despedirse
     —Quedate con la llave —dijo— no se sabe cuando la puedas necesitar
     —De acuerdo
     —Bien —sonrió. Comenzó a cerrar la puerta pero se detuvo en seco —Ah! por cierto, Ana y Damian son tus hermanastros —acto seguido le cerro la puerta a lucia en la cara
     Regresó a su habitación sin darse cuenta.
     «Hermanos —la sola idea le provocaba escalofríos— No, son hijos de diferente madre»
      *Pero ahora los une el mismo padre*
      —Es mi padrastro
      *Solo unas letras de mas
      —Un padre... que, ¿Que debo hacer?
      *Para empezar comer algo, he oído tus tripas todo el camino*
      Tenia razón, no se había dado cuenta hasta ese momento, pero su estómago demandaba alimento
      *Sabes donde esta la cafetería*
       —Si
      *¿Y que esperas?*
       —No quiero ir sola —no se dio cuenta, pero sonó como una gatita asustada
      *Tienes que comer*
       —Lo se... pero
       Nunca se le dio bien relacionarse con otros alumnos en anteriores orfanatos, y sentía que ese no sería la excepción.
       El rugido atacó una vez mas
       «¿Que estoy haciendo —pensó— me veo ridícula»
       Finalmente después de diez minutos se animó a salir. Como siempre, su cabello largo se hallaba despeinado aunque no tanto como otras veces
       Bajó la escalera de caracol con paso lento y los brazos cruzados.
       Se preguntó por que no habría fotografía de Rogers en el muro de la escalera
       «Mi padre»
       Empujó la puerta del comedor.
       Para su suerte no había demasiados chicos como la vez anterior, si a caso veinte o dieciséis se hallaban presentes
       «Hasta aquí todo bien»
       La cafetería se hallaba al fondo y desde allí alcanzó a ver los diferentes alimentos que servían exhibidos tras un cristal.
       Avanzó con un paso mas rápido y a casi medio camino oyó el primer comentario
       —Es la nueva ¿no? —susurró uno
       —Yo oí que es la mascota de Rogers —susurró otro
       Eso ultimo la dejo confundida
       «¿Mascota?»
       Chocó contra un chico mayor, la bandeja que llevaba en los brazos vacío los restos de su comida sobre su propio pecho, lucia vio como el chico se quedaba tieso mientras contemplaba su chaqueta de mezclilla llena de salsa
       El chico la doblaba en altura.
       —¡Lo siento! —se disculpó. A sus espaldas oyó el nacimiento de las carcajadas— ¡lo siento!
       El chico la miró desde arriba como un gigante, sus ojos reflejaban un enojo ahogado, sin embargo lo único que hizo fue patear la bandeja tan fuerte que Lucia sintió un escalofrío, luego se marchó a grandes zancadas
       —Te has metido en un buen lío niña —le advirtió un joven casi de la misma edad que el otro— jackson es de los que no olvida
       —Fue un accidente
       —Si decide cobrartelo hará que parezca un accidente
       Lucia tragó saliva
       —No asustes a la niña Peet —dijo un chico de igual edad sentado en la misma mesa que el anterior— no ves que es nueva
       El chico se levantó de su asiento, al igual que los otros la doblaba en altura
       —Soy Alex Izador —le ofreció su mano para estrecharla.
       Lucia lo hizo, era una mano muy grande a comparación de la suya
       —Soy... lucia —respondió
       —Lindo nombre —Alex sonrió, era un chico simpático a simple vista, ojos azules, cabello moreno y rizado, mandíbula cuadrada y una nariz aguileña y delgada— ve con cuidado, Lucia. Es un lugar hostil... para quien no conoce su significado...
      Le guiñó uno de sus ojos azules
      Lucia asintió lentamente con la cabeza y comenzó a retroceder
       «¿Que es este lugar?» se preguntó.
      Llegó hasta donde estaba la comida, tomo una de las bandejas y la colocó para que la cocinera le sirviera
      —¡Hola linda! —saludó la cocinera, era baja, morena, regordeta y de cabello negro y corto— debes ser la nueva
      —Si
      —¿Cual es tu nombre? —preguntó a la vez que servía puré de papa
      —Lucia
      —Un nombre muy lindo
      «Si usted lo dice»
      La comida consistió en puré de papa, verduras al vapor y un pedazo de pollo.
      Lo difícil venía ahora, hallar un lugar
      —¡Hey! ¡Lucy! —llamó Alex agitando su brazo— ¡Ven, sientate con nosotros!
      Con Alex se hallaban dos chicos mas, todos mayores a ella, eso le dio un mal presentimiento pero tampoco podía rechazar su ofrecimiento, se había mostrado muy educado con ella.
      Se sentó en un espacio frente a Alex
      —Ellos son Jon —señaló a un chico delgado y rubio sentado a su derecha— y ya conoces a Peet —señaló ahora a un chico bajo y de cabello castaño a la izquierda de lucia
      —Hola —les dijo
      —¿Que edad tienes niña? —preguntó Jon
      —Acabo de cumplir trece
      Peet se rió
      —Eres muy pequeña para tener trece
      —Y tu muy idiota para tener dieciocho —sentenció Alex, el y Jon se echaron a reír
      —Cursamos el ultimo grado de preparatoria —comentó Jon— dentro de un par de meses seremos libres como pájaros
      —Que mejor que salir de esta madriguera —añadió Peet
      —¿Tan malo es este lugar? —preguntó curiosa
      —No les hagas caso —respondió Alex— son idiotas por eso odian este lugar
      —No todos somos unos genios —dijo Peet— señor “promedio sobresaliente”
      —¿Que culpa tengo de que prefieras pasártelo viendo porno qué estudiar?
      Los tres chicos rieron
      —Hay niños presentes —dijo Jon, señaló a lucia
      —Vamos, apuesto a que lucia no es tan inocente como parece ¿o si? —preguntó y clavó los ojos azules en la niña
      —¿Eh?
      —¿Eres Virgen, lucia?
      Sintió como la temperatura aumentó en sus mejillas, y las palabras abandonaban su boca. Los tres chicos la miraron esperando respuesta, mientras mas la miraban mas aumentaba la incomodidad «Fue una mala idea» pensó. Estaba a nada de pararse e irse
      —¡Que va! tranquila —fue Alex quien rompió el silencio— solo bromeaba
      Los tres volvieron a reír
      —Lo cierto es que te pones de un rojo muy lindo —añadió Alex
      —Em.. g-gracias —respondió con notable incomodidad
      —Bueno creo que ya te hemos incomodado suficiente —continuó Alex— vamos chicos, apuesto que lucia quiere algo de calma
      Cada uno se despidió de lucia y se marchó.
      Lucia comenzó a comer con mas tranquilidad, termino rápido y se levantó.
      Depositó la bandeja en el área de utensilios sucios y emprendió el camino devuelta a su habitación
      «La mascota de Rogers —seguía dando vueltas en su cabeza— ¿Que querría decir?»
      Dobló por una esquina hacia el pasillo que daba a la escalera de caracol, apresuró el paso un poco mas.
      Casi llegando tropezó con el pie de alguien, se precipito al suelo y su cara se impacto con este. Sintió como su propio colmillo le desgarraba el labio inferior, y el aire salia de su pecho por el impactó. Atrás se oyeron varias risas
       —¡Lo siento! —dijo la voz de un chico— no vi a donde iba
      Por su tono burlón lucia se dio más o menos una idea de quien podría ser «Jackson es de los que no olvidan» recordó las palabras de Peet.
      Se incorporó poco a poco mientras las risas seguían asaltándola alrededor.
      Vio en el piso una mancha azul e instintivamente se llevó la mano a la boca. No sabía si la gente normal notara su sangre azul o no, pero por si las dudas prefirió no arriesgarse.
      Talló con su manga la sangre del piso.
      Las risas comenzaron a disiparse y lucia continuó su camino hacia la habitación con la mano aun en la boca
      *Que buen recibimiento*
      —¿Ya estas feliz?
      *Yo no tuve la culpa de que no te fijaras por donde ibas*
      Llegó a su habitación.
      Lo primero que hizo fue ir al baño y lavarse la herida.
      Se había rotó el labio y a simple vista era muy doloroso.
      Se lavó con agua y jabón, entonces el dolor aumento. Cogió una toalla y secó.
      La herida ya no sangraba, pero se notaba. Una linea azulada que partía su labio inferior por el lado izquierdo. En el derecho aun quedaban los vestigios de la anterior herida
      *No se ve tan mal*
      —¿Tu crees?
      *Si*
      —Oye.. aguarda, ¿Como me puedes ver?
      *Veo a través de tus ojos, excepto cuando estas dormida, o abres el limbo, entonces aparezco allí*
      —¿Como?
      *A saber, hay cosas que no nos han dicho*
      Entonces recordó
      —Quizá... lo ponga en el diario
      *Así que al fin te has dignado a leerlo*
      —Solo un vistazo
      Dejó la toalla a un lado fue a buscar el diario.
      No lo halló.
      —Estaba aquí
      *¿Ya revisaste debajo de la cama?*
      Lo hizo, y nada
      —¿Donde esta?
      *¿Como es posible que lo hallas perdido?*
      —No lo perdí —aseguró— estaba aquí, estaba viendo las primeras hojas cuando ocurrió lo del gato —el animal aun seguía dormido plácidamente— y luego... luego..
      *Ana llegó*
      «Ana»
      —No, ¿Para que querría el diario? ni siquiera sabía que lo tenia
      *Pero fue su consciencia la que te dijo donde estaba*
      «Ana»
      —Su conciencia tenía la boca cosida... no, no pudo ser ella..
      *¿Entonces quien sugieres?*
      Se lo pensó unos segundos
      —Bueno... pues..
      *Exacto, nadie*
      —¿Por que estas tan segura de que fue ella?
      *¿Quien si no?*
      «Ana, —la vio ante ella con su cabello blanco y ojos rosas— no, ¿por que?»
      *Bueno a final de cuentas querías deshacerte del diario ¿no?*
      —Quería entregárselo a Rogers —«y esta noche habría sido»
      *En ese caso mejor ni se lo menciones, robas un diario del limbo y luego lo pierdes...*
      —Creo.. que si..
      *Ó, podrías decirle sobre el diario y juntos hallar a quien lo tiene*
      —Pero si acabas...
      *Soy tu conciencia ¿lo olvidaste? mi trabajo es mostrarte el camino del bien y del mal. Lo que escojas es tu problema*
      —Me dejas la parte mas difícil a mí
      Sin dar mas rodeos al asunto se quitó los zapatos y se sentó en la cama. El gato despertó y comenzó a ronronear, luego comenzó a caminar por la habitación. Lucia lo vio aun con curiosidad, ese pequeño animal era fruto de la imaginación humana pero... ¿de quien?
      —Si pudieras hablar me darías mas información de la que Rogers podría darme —le dijo
      El reloj marcaba las 6:33.
      —En media hora sera la cena con Rogers
      *¿Que te pondrás?*
      —No lo se, no tengo nada elegante..
      *Por lo menos usa algo mas formal*
      —Ya veré que me pongo
      Entro al baño y tomó una ducha de casi diez minutos, cuando salió el aire frío del atardecer la golpeó de lleno provocándole un escalofrío. Se acercó a la ventana para cerrarla, entonces vio a alguien afuera, en los columpios, bajo la lúgubre luz anaranjada del atardecer alguien de inconfundible cabellera blanca «Ana». La niña se mecía adelante y atrás en los columpios, solo ella, no había nadie mas en el patio, solo el susurro del viento y el ligero rechinido del columpio la acompañaban. Lucia no pudo evitar sentir algo de melancolía al ver esa escena, como si una mano fría y áspera acariciara su estado de animo, con cada movimiento del columpio y cada ráfaga de viento Lucia se sentía menos cómoda.
       Cerro la ventana y dejó caer la toalla al piso
       *Es alguien muy solitaria*
       —No —respondió lucia— tiene a Damian y a Rogers
       *¿Crees que haya algo entre Damian y ella?*
       —No lo se, y no me interesa
       Escogió la ropa que se pondría encima, una blusa morada de botones y jeans negros, no era algo precisamente formal pero era lo mas cercano que tenía.
       Se puso la ropa interior. a pesar de tener ya trece años aun no le era necesario usar sostén, algo que en realidad le daba igual pero también era una de las causas por la cual era vista como alguien “rara”
       *¿Te pondrás eso?*
       —Si
       *Bueno, es lindo*
       —Es lo mas formal que tengo
       *Entonces debe funcionar*
       Se vistió.
       Echó una vista en el espejo para ver que tal quedaba, después de mirarse un rato tomó el cepillo y el peine, y por primera vez desde que llegó ordenó mas su cabello. La diferencia fue clara, ahora su cabello caía totalmente lacio sobre su espalda y el contorno de su cara
       —Bien, estoy lista
       En eso golpearon violentamente la puerta
     

     
    

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