15

—Estos son los resultados del análisis —dijo un medico de avanzada edad— al parecer tus sospechas eran ciertas. posee esa “peculiaridad" que tanto buscas

Rogers rebuscó en sus bolsillos interiores sus gafas de lectura, las abrió y se las coloco mientras tomaba la carpeta con los resultados
—Esto es bueno —dijo. Abrió la carpeta— se ve que esta niña es muy.. especial

—Bueno.. debo advertirte que, encontraras algunas irregularidades

Rogers abrió la carpeta y comenzó, nombre, edad, estatura, peso, su mirada se detuvo al encontrar eso a lo que el doctor se refería.
esbozó una sonrisa forzada y volvió su mirada incrédulo hacia el doctor
—¿Que? es... ¿esta seguro?

El doctor sonrió con algo de gracia
—Completamente, fue una revisión total. No hay errores

Rogers se retiro las gafas y se talló la cara. Aquello que había leído lo dejo totalmente impactado y en un leve shock.
Simplemente no podía creerlo

—Cabe aclarar —añadió el medico— que solo hablamos de un estado físico, su mente, su psicología, Esta totalmente del lado opuesto. Ella es alguien en verdad muy, especial

Con la nueva información siendo procesada a Rogers no le quedo mas que sonreír y dar las gracias al medico
—¿En donde esta? —pregunto

—Sigue en el consultorio —contesto el medico— trate de hablarle como es, porque.. eso es

Rogers asintió aun impactado
—Claro...

El medico dejó el lugar y partió con dirección hacia la salida, rogers se talló nuevamente la cara e inhaló hondo,
«Tratala como es» pensó

Dio un paso inseguro y otros dos con mas confianza, continuo así y antes de notarlo ya se hallaba de pie frente a la puerta del consultorio, la abrió algo indeciso, el aroma a desinfectante y medicamentos le golpearon la cara, mientras el color verde y blanco llenaba sus ojos.
Allí sentada sobre la cama de sabanas verdes se hallaba la niña misteriosa, el enigma por resolver, la niña de color blanco. su mirada se hallaba perdida en la pared del lugar, parecía estar apagada, viva.. y a la vez muerta
—Hola —saludo Rogers— ¿Como te sientes?

La niña reacciono de golpe apartando su mirada perdida y posandola sobre la de Rogers, ahora parecía solo un poco mas viva
—Hola.. —dijo con voz apagada

—Sabes que estamos aquí para ayudar... ¿cierto?

Ana volvió su mirada hacia la pared, parecía ser mucho mas interesante que Rogers
—¿Si?

—Claro —respondió— los sucesos por los que has pasado son muy traumáticos... y pueden ser muy difíciles de borrar si no se recibe la ayuda adecuada, —tomo aire y lo soltó casi al instante— nosotros, somos la ayuda, Ana

—Gracias...

—Eres alguien de pocas palabras eh, —sonrió

—¿Usted cree? —preguntó

El silencio reinó por cinco minutos, minutos en los que Ana no despegó los ojos de la pared, minutos en los que Rogers solo dedicó miradas analíticas a la niña. Como antes, Ana daba el aspecto de estar apagada, rígida, sin mover un solo musculo mas que los movimientos involuntarios al respirar.
Rogers entendió que quizá la pequeña no tenia ganas de hablar

—Bueno, descansa un poco —dijo— mas tarde te llevare a tu habitación

—Claro... —contestó inexpresiva

Rogers mostró una sonrisa cálida (la cual Ana no vio por estar embobada con la pared) y se dirigió afuera, dejando a la niña sola.
Ana quedó en privado con sus pensamientos, todos los sucesos de esa tarde fueron suficientes para “destrozar" una parte de ella, una muy pequeña pero que sin embargo sentía las grandes repercusiones. Sentía su mente flotando sobre un espacio entre la realidad, y lo que ella creía era la realidad, todo desde que “el señor amable" se le presento en la ambulancia horas antes. Rogers era su nombre
Sintió como el consultorio donde se hallaba daba vueltas a su alrededor, nunca tuvo oportunidad de probarlas pero supuso que así se sentiría uno después de ingerir drogas. A esas alturas ya no sabría diferenciar el sueño de la realidad ya que, no era capaz de sentir nada. No sintió nada cuando la policía apareció de repente en su hogar y lucho con ella mientras se aferraba al cadáver de su padre y le destrozaba la garganta con el cuchillo una y otra y otra vez. No sintió nada cuando la joven y linda paramedico se le acercó con miedo mientras le extendía una manta sobre los hombros y le limpiaba la sangre de la cara con manos temblorosas. Tampoco sintió nada cuando un par de enfermeras mas viejas que la paramedico la tuvieron que bañar, debido al shock por el cual estaba pasando no era capaz de enterarse de lo que sucedía a su alrededor.
Y, tampoco sintió nada cuando tuvo que desnudarse nuevamente, esta vez frente a un doctor y una doctora —Necesitamos realizar unos cuantos análisis— le habían dicho. Al principio ambos doctores quedaron impactados al ver las cicatrices rozadas que resaltaban en su piel blanca y adornaban casi todo su estomago, espalda y piernas. Desde aberturas en la piel por golpes hasta cortadas y quemaduras —Una por cada vez que lo desobedecía— les contó, ambos médicos quedaron sin palabras e incluso la doctora pareció estar a punto de llorar.
Sin embargo lo que mas sorprendió a ambos médicos fue eso que ella llamaba “Su identidad" Lo que mostraba al mundo quien era, pero al igual que un antifaz o una mascara, eso no la representaba en realidad, era alguien totalmente diferente bajo ese antifaz.
Subió los pies a la cama y los cruzo ¿Que seguía? se preguntó, acarició la palma de su pie izquierdo y se sorprendió al notar que su piel se había vuelto muy suave, quizá por el baño, durante el tiempo vivido con su padre, el baño no fue algo que se le permitiera muy seguido, solo una vez por semana y ni siquiera podía usar jabón, tenia que arreglárselas solo con agua. Tampoco tenia permitido salir, incluso ahora que su padre ya no existía seguía sintiéndose amenazada, como si el fantasma de su padre fuera a llegar en cualquier momento para castigarla
«Soy un fantasma —pensó— un fantasma»

*Uno muy estúpido*

—Callate... —dijo casi en un susurro

*No*

—Dije.. que ¡Te calles!

*Pues obligame*

—¿Estas bien? —la voz de Damian la sacó de sus pensamientos... otra vez

Ana tardo unos momentos en darse cuenta de donde estaba. Horas antes había recibido un fuerte golpe en la cara por parte de lucia quien al final resulto albergar mas fuerza de la que ella, Merari y Rogers esperaban. todos quedaron impresionados, incluso Merari que es siega y la propia lucia.
El resto de la sesión no fue la gran cosa, solo se limito a mostrarle lo básico en postura, manera correcta de golpear y como defenderse. Obviamente no fue una sesión muy impresionante, los movimientos de lucia resultaban muy torpes en comparación a los suyos, pero era de esperarse, la misma Lucia admitió que el deporte no era lo suyo e incluso lo demostró.
Cuando la sesión terminó se dio un baño y bajo al comedor donde ahora se hallaba

—Sip, sip —revolvió con el tenedor espagueti que tenía en el plato y sonrió sin apartar la vista de la comida— Todo en orden capitán

«Todo menos tu cabello» —pensó. Ana no era fan de los cepillos ni de los secadores de pelo
—Por lo menos te podrías secar el cabello, estas mojando todo el piso y tu espalda también

Ana hizo caso omiso a las palabras de Damian. Enrolló espagueti en el tenedor y se lo llevó a la boca, Damian hizo lo mismo con un pedazo de zanahoria

—Esa chica Lucia... —continuó— es muy rara ¿cierto?

—¿Por que lo dices? —contestó sin dejar de comer

—Bueno, para empezar... porque es de sangre azul y eso ya es mucho. También puede entrar al limbo, cosa que ninguno de nosotros puede

—Yo puedo entrar —interrumpió Ana—

—Si... pero al parecer Lucia no se incinera en el proceso —Damian torció el labio tratando de mostrar una sonrisa

—Buen punto —contestó

—Además... hay algo en ella que no se... me provoca escalofríos

Ana tomó un pedazo de zanahoria con el tenedor y mordió un extremo
—¿Te gusta cierto?

Damian casi se atragantó con un pedazo de brócoli
—¿Que? ¡No! —Damian no decidía si toser o reír

—Bueno, solo era una suposición

—Pues supones demasiado

Ana continuó comiendo, alternando espagueti y verduras
—Sabes... A mi me gusta

—¿El espagueti?

Ana le dio un ligero codazo en las costillas
—No, Lucia

Damian se sorprendió un poco pero continuó comiendo
—¿En que sentido?

—Bueno, su cabello es lindo y se parece al mío

En eso no estaba de acuerdo, el cabello de Lucia era mas lacio que el de Ana
—Si te refieres a lo despeinado, entonces estoy de acuerdo

—Sus ojos también son lindos

—Que va, los tuyos son mas llamativos

—¿A si?

—Pues claro, no muchas personas tienen ojos rosas —Lanzó una mirada rápida a los ojos de su amiga los cuales se hallaban fijos en el plato de comida.
Aun así pudo verlos, brillantes y enigmáticos. Su iris era de un color carmesí obscuro y su pupila de un tono rosado y rojizo.
Varias veces en el pasado leyó sobre personas con albinismo y ojos color rosa, pero nunca estuvo seguro de que tan  cierto era eso. De lo que si estaba seguro era de que, el color de los ojos de Ana era natural, y también estaba cien por ciento seguro de que era albina, se notaba enseguida y no precisamente por su color de piel y cabello, sino por los rasgos de su cara. Por lo general los albinos nacen poco agraciados debido a esos rasgos poco proporcionados en ojos, frente y mandíbula, pero Ana era la excepción. No era igual a una niña linda con color, pero seguía siendo linda y de una lindura enigmática e inocente. Sus cejas eran tan blancas que algunas veces daba la impresión de no tenerlas, con sus pestañas era igual y su piel la cual a pesar de ser blanca, presentaba un muy ligero tono rosado en sus mejillas y uno mas fuerte en sus labios finos.
En resumen, una niña linda a su manera.

Desde que llego al orfanato se gano apodos tanto horribles como lindos y uno en especial le agrado tanto que ella, Damian y Rogers, al final terminaron cogiéndolo como su nombre clave
«Nívea»

—Sabes, los demás chicos dicen que son ojos del diablo

—Ya te he dicho que no hagas caso a los demás

—No lo hago

—Bien

—¿Y tu?

—¿Yo que?

—¿Haces caso, a lo que los demás dicen de mi?

Al principio Damian no supo que responder
—Sabes que nunca haría algo así

Ana sonrió y por primera vez durante toda su conversación, volteó a ver a su amigo
—Lo se

.

El entrenamiento le resultó muy agotador (y eso que ni siquiera hizo la gran cosa). No tenia ni la menor idea de por que pero desde que cruzó el enorme arco de piedra y pisó el orfanato, cada hora, cada minuto, sentía unas ganas intensas de echarse a la cama y dormir plácidamente sin interrupción (o pesadillas). La sesión término casi a las once y media, después de eso tomó un baño y regresó junto con Rogers al edificio A, se despidió y subió a su habitación la cual seguía justo como la dejó. La toalla aun seguía sobre el espejo y la luz del día entraba con esfuerzo a través de las cortinas cerradas.
Se sentó en la cama y abrió la mochila para guardar el kimono, entre prenda y prenda encontró el objeto negro que al final gano su curiosidad

—Al final no lo he entregado —se dijo

*¿Y que esperas para abrirlo?*

—No lo se... ¿y si me meto en problemas?

*¿Que clase de problemas puede traer el leer un simple diario?*

—Pues... muchos, y mas si se trata del diario de alguien que no es de este mundo

*Se lo que piensas, queremos leerlo*

—No hables en plural, haces que me sienta rara

*Sabes que tengo razón*

—Si —contestó— lo se

Lucia observo titubeante la portada de cuero negro sin titulo, muchas preguntas cruzaron por su cabeza en esos momentos, preguntas a solo una hojeada de respuesta, respuestas que quizá le ayudarían a comprender todas las locuras de su alrededor. Quería leer el diario, satisfacer su curiosidad, respuestas... pero, había algo que quería aun mas, dormir.
Mientras su consciencia balbuceaba mas y mas acerca del porque debía leer el diario, Lucia comenzó a cerrar los ojos con pesadez, la voz de su consciencia pareció apagarse junto con la luz, y utilizando sus últimos movimientos, se acomodo sobre la almohada.

Soñó, y no fue una pesadilla como temió, al menos no en esos momentos. Todo se hallaba en completo silencio, y obscuridad, entonces abrió los ojos y una marea de sensaciones la golpeo con fuerza, frío, calor, miedo, felicidad, etc. Se tambaleó un poco debido a eso, y al hacerlo noto que sus pies desnudos sentían el suelo, un suelo de azulejos brillantes húmedos y resbalosos, acomodados unos tras otros en una perfecta cuadricula color jade. El lugar donde se hallaba era grande, casi tan grande como una bodega
—¡Hola! —gritó. La única respuesta que obtuvo fue la de su propio eco— ¡Hola!

El suelo entero estaba cubierto por mosaicos y una muy ligera capa de agua, el techo parecía perderse en la obscuridad y la iluminación inexplicablemente cubría todo el lugar (menos el techo) a pesar de no haber ni un solo foco o proyector

—¿Hola? —volvió a llamar, de nuevo solo el eco de su voz le respondió

Cinco escalones circulares se alzaban al centro del lugar, eran amplios y a juzgar por su forma debía tratarse de algún estanque.
«Eso explicaría el agua —pensó Y como siempre, la curiosidad no tardó en mandar sobre sus piernas— no mas cosas raras»

Mientras avanzaba planto fuertes sus pies a cada paso para no resbalar. Algo de temor la aquejaba, una parte de ella sabía que; lo que encontrara allí no le gustaría para nada, y otra parte de ella sabía que solo se trataba de una pesadilla y no pasaría mas lejos que un susto, aun sabiendo eso continuó avanzando con paso firme hacia el centro del lugar. La luz se tornaba poco mas obscura a cada paso a la vez que el piso mojado se volvía mas resbaladizo, el techo seguía perdido en la obscuridad, echo una vista rápida y por un muy breve momento le pareció ver estrellas.
Llegó al pie de los escalones y se detuvo un instante, el corazón le latía con curiosidad y su respiración era solo un poco mas acelerada, podía despertar  antes de que el golpe de miedo apareciera, sin embargo no tenía idea de como hacerlo
—¿Hay alguien? —preguntó al vacío— ¿hola?

Silencio total
Continuó con su ascenso por los cinco escalones, aunque mas lento y seguro,
cuando llegó a la mitad un sonido extraño se apodero del silencio, eran pasos. Lucia volteo de inmediato y se encontró con... nada, solo el vacío lugar por el que recorrió su camino. En esos momentos deseaba con todo su ser poder despertar, pero no fue así, y no le quedo mas remedio que continuar su ascenso.
Conforme fue avanzando, la vista en aquello que se hallaba al final de las escaleras se fue revelando poco a poco
—¿Agua? —aquello ya era de esperar, pero aun así lucia quedó un poco confundida

El agua se hallaba en total calma dentro del estanque circular, sin moverse ni agitarse, llagaba al ras de la orilla y era de un azul brillante y cristalino.
Lucia se arrodillo a la orilla, con una mano temblorosa e indecisa trato de tocar la superficie del agua pero... los pasos regresaron, aunque esta vez no parecían estar caminando, mas bien parecían correr, hacia Lucia. El corazón de la niña se acelero al darse cuenta de que algo corría hacia ella, un escalofrío le cubrió la espalda y estuvo a punto de quedar paralizada por el miedo sin embargo supo que no ganaría nada quedándose allí arrodillada frente al estanque así que se giro lo mas rápido que pudo cuidando de no caer al estanque, los pasos ya podían oírse justo detrás de ella cuando volteo, pero... No había nada, solo el mismo vacío de antes. Aquello dejo a lucia mucho mas confundida, con la respiración agitada y el corazón en un puño. Ahora deseaba con todas sus fuerzas despertar, salir de aquel juego de ilusiones, de esa pesadilla.
Ahora todo su cuerpo temblaba y un escalofrío aun mas fuerte que el anterior se apoderó de ella, mas una sensación nueva, una que le daba terror de solo pensar que fuera cierta.. Algo la miraba.
algo que ella no podía ver pero que de alguna manera estaba allí, mirándola, quizá justo frente a ella
«¿Quien eres?» —no se atrevió a decir

De pronto otra sensación desconocida comenzó a recorrer su cuerpo, entraba por su piel, sus huesos, sus entrañas, como si algo la congelara por dentro, luego dicha sensación comenzó a disiparse por su espalda, ahora su respiración era mas sofocada, como si el frío interior le hubiera congelado los pulmones
—¡Ayuda! —intento gritar, pero de su boca solo salio un sonido afónico y apenas audible

Abrazo sus piernas contra su pecho, y agacho la cabeza, decidió que asi se quedaría hasta despertar ya que, creía que de esa forma nada le haría daño
—Quiero salir de aquí —se dijo sin voz

Una calma se apoderó del lugar por unos segundos, incluso lucia creyó que todo había terminado y que pronto despertaría.
A los pocos segundos, algo atrás de lucia se sumergió en el agua con un chapoteo que resonó en todo el lugar, el agua se desbordo y salpico a lucia en la espalda, el agua estaba helada.
Lucia despertó
.

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