Capítulo XXIII -Cadenas Invisibles
Cadenas invisibles
Jayden
Al llegar nuevamente a mi casa me encuentro a mis padres sentados en el mismo lugar en el que estaban antes de ir a la casa de Blair, los ignoro y sigo hasta las escaleras, antes de poder subirlas la voz de mi madre me detiene.
—¿A dónde crees que vas? —pregunta Talía alzándose —tenemos que hablar sobre ciertos temas —con su mano me señala un asiento frente a ellos, sin objetar me acerco y tomo asiento.
Cruzo una pierna sobre la otra y me recuesto del espaldar, sé de qué quieren hablar, pero dejaré que ellos inicien con sus preguntas.
—Eres un imprudente —inquiere mi madre tomándome por sorpresa.
—¿Perdón? —pregunto un poco atónito.
—Que eres un imprudente —repite mi madre, sus facciones expresan enojo al igual que su voz —No sé en que estabas pensando cuando decidiste presentarte a ese casino.
Con que a eso se refiere. Ruedo los ojos al escuchar su queja.
—Tenía que ir —contesto sin mucho interés. Mis ojos se desvían a unos recuadros colgados en la pared que está detrás de mi madre, ¿Cuándo lo colocaron ahí?
—Jayden, no estoy jugando —mira exasperada a mi padre, pero este niega absteniéndose a involucrarse en la conversación —¿Qué hubieras hecho si él se enteraba de tu presencia en ese lugar y de lo que eso ocasionó?
—Mi presencia no ocasionó nada —fijo mi vista nuevamente en ella.
—Alexei estuvo allá.
—Lo sé.
—Vio a la chica.
—Eso también lo sé —aprieto la mandíbula al recordar como el ruso se vanagloriaba con la presencia de Blair.
—Seguramente ya debe imaginarse que estamos involucrados —se levanta y empieza a caminar por todo el salón —¿Sabes lo que eso significa? —niega más para sí misma que para mí —La has expuesto aún más.
—Él ya sabía sobre ella —respondo —Además ahora sabe que está bajo nuestra protección.
—¿Nuestra protección? —se detiene y me señala con su dedo —dime algo que me confirme que la pusiste de nuestro lado.
—¿Acaso la estas acusando de algo? —pregunto perplejo ante sus insinuaciones.
Sé que mi madre le tiene gran aprecio a Blair, pero también estoy consciente de lo que esto significa para ella y la desconfianza que le genera toda la situación, aun así, no puede estar acusándola de cosas que ella no ha hecho.
—Hijo no estoy queriendo decir eso, pero la chica padece de un trastorno y su mente es terreno incierto. —La voz de mi madre baja de intensidad y noto el cambio en su actitud a uno más empático.
—La conozco, he sido testigo de cómo ha pasado los últimos meses haciendo su mayor esfuerzo para proteger a su familia. El que tenga la amnesia disociativa no la vuelve mala persona. Ella no es lo que piensan.
—Eso espero, porque si no sería una pena perderla.
Pensar en esa posibilidad me hace sentir impotente. Lo que ella dice es verdad, pero no puedo evitar pensar en lo que Blair representa para mí. No solo es el centro de esta misión; es el centro de algo que ni siquiera quiero admitir todavía. Me estoy desviando, lo sé, pero no puedo retroceder ahora. No puedo fallarle a ella ni a mí mismo.
—Dijiste que cumplirías con esta misión cueste lo que cueste.
—Y así lo haré —mi voz sale fría y carente de emoción.
—Que tus sentimientos por ella no afecten esta misión Jayden, sabes lo importante que es, y el hecho de que nos la hayan confiado a nosotros son señales de que tenemos una segunda oportunidad.
Mi madre abandona el lugar dejando en mi mente una infinidad de pensamientos, tomo por tarea ir descartando los que me entorpecen el camino. Mi padre se acerca a mí, me observa por unos segundos para después hablar.
—No sé lo que sientes por esa chica, pero algo es evidente y es el hecho de que te importa, no haré lo mismo que tu madre. No te presionaré. Confío en ti Jayden y en tu capacidad para hacer las cosas, si consideras que ella es digna de nuestra confianza pues la traeremos a nuestro equipo —dice mi padre. Coloca una mano en mi hombro en señal de apoyo para luego retirarse sin decir nada más.
Bruno siempre ha sido un hombre de pocas palabras, pero cuando habla, cada cosa que dice es con un propósito.
Dante quien estaba expiando desde una esquina se acerca a mí y se deja caer a mi lado, una dramática exhalación por su parte interrumpe el silencio que se había construido, lo miro de reojo esperando que suelte las palabras que vino a pronunciarme.
—Estas jodido, ¿Lo sabes? —dice mi amigo dejando caer su mano sobre mi brazo. Lo ignoro, quito su mano de mi brazo y saco mi móvil para revisar la pantalla —Te enamoraste de ella y de eso nadie te puede salvar.
—¿No tienes nada más interesante que hacer? —pregunto exasperado, el niega con una sonrisa en los labios.
—¿Te molesta que diga la verdad? —percibo la burla en su voz —te lo dije al inicio, te tomaste muchas molestias para esta misión.
—Es una misión muy importante —digo en un vago intento por ocultar la verdad en lo que dice.
—¡¡OH, SI!! TE LO CREO.
—Sabes que tenía que ir al casino, no podía dejar que él apareciera y ella estuviera sola —lo miro con cansancio. Dante se ríe como si yo fuera un payaso.
—Tengo la ligera sospecha de que siempre te ha gustado —apoya sus pies sobre la mesita frente a nosotros, pero de un manotazo hago que los quite.
—¿Acaso no te quieren en Oxford? Mejor vete a molestar para allá y déjame en paz.
—¿Desde hace cuánto la conoces? —reflexiona como si se estuviera preguntándose a sí mismo —Desde toda la vida, ¿no?
—La primera vez que nos vimos ella tenía como cinco años —contesto recordando cómo jugábamos de niños y el cómo disfrutaba hacerla enojar.
—Sí que estás perdido amigo. Cambiaste todo un plan solo por ella.
—Ella es el plan —aclaro pensando en cómo todo gira entorno a ella.
—¿Qué harás sino logras salvarla? —pregunta Dante después de unos minutos en silencio.
—Eso no pasará —digo lacónico.
—No puedes estar seguro de eso, no sabes cómo actuará cuando se entere de toda la verdad.
La duda se implanta en mi cabeza. Es cierto que la posibilidad de que la pierda al ella enterarse de todas las cosas que arrastro y todo lo que he hecho a sus espaldas, me inquieta. No pido que me entienda porque no compartimos los mismos objetivos, pero algo dentro de mi tiene la ligera esperanza de que al final me haya tomado el aprecio suficiente para perdonarme.
—¿Investigaste sobre Alexei? —Cambio de tema. Dante se da cuenta de esto, pero prefiere ignorarlo.
—Así es. El muy maldito es toda una sabandija —saca su celular y me lo muestra —Mira estas fotos, lleva semanas en Ashford y no nos habíamos dado cuenta. No trabaja con la mafia local, pero se me ha informado que se reunirá con Andrés.
—Otra sabandija —comento en una exhalación.
—No se ha sabido nada sobre él desde antes del asesinato de Iván.
—No es así, ¿Recuerdas las fotos que tomó el amigo de Blair? —Mi amigo asiente. Continúo —en una de ellas se ve claramente como Andrés sale de fondo cerca del bosque —la compresión aparece en el rostro de Dante.
—También está aquí.
—Lo más lógico es que se encuentren en la villa, pero podría apostar a que Alexei ya sabe que estuviste ahí.
—¿Qué otro lugar nos queda? —pregunta indagando en mi expresión.
—La cabaña del bosque —digo. La expresión del pelinegro cambia enseguida.
—¿Estás seguro? —pregunta dudoso.
—Es el único lugar al cual no hemos ido, quizás ellos piensen que no tenemos conocimiento sobre él.
—Es un lugar muy remoto —dice y yo asiento —no pensarían que fuéramos a deducir un lugar así...pero hemos tenido ayuda —concluye.
—Necesitamos saber que asuntos tiene el ruso por tratar en Ashford —digo planteándome el problema. —¿Por qué vino aquí sí sabe que estamos detrás suyo?
—Quizás los asuntos que tiene por tratar aquí son más importantes que el hecho de que lo queremos eliminar —dice Dante con obviedad.
—Sea lo que sea tenemos que dejarle en claro que no se puede interponer en nuestro camino y si lo hace, pues el juego solo estará a favor de nosotros.
—Según mis fuentes, la reunión se dará mañana por la noche —dice Dante —, pero no podemos asistir, eso aumentaría demasiado la tensión y ya tenemos bastante.
Pienso en las opciones que tenemos. Estoy de acuerdo con mi amigo, nosotros no podemos presentarnos en dicha reunión, estaríamos asistiendo a territorio enemigo y sentenciando nuestra muerte. A mi mente llega una persona la cual podría sernos útil.
—Se quién nos podría ayudar en esto —digo. Dante me mira con curiosidad.
—Espero no nos estés metiendo en un problema Jay-Jay.
—Necesito que me acompañes a ver a alguien—mi amigo asiente sin replicar.
Mi mente concentrada en las palabras de mi madre y mi deseo latente por demostrarle que Blair no es como ellos creen, me lleva a tomar una decisión arriesgada.
Minutos después de haber salido de mi casa aparcamos frente a la de Blair, Dante me está viendo con inseguridad y curiosidad, no ha dicho una palabra, pero estoy seguro que se está mordiendo la lengua para no decir algo.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunta cuando nos bajamos del auto.
—Shhh, tu solo confía en mí.
—Eso intento, pero me lo pones difícil.
Llegamos a la entrada y al tocar el timbre me encuentro con la amable nana de Blair, ella al percatarse de mi presencia me mira con asombro seguido de felicidad.
—Ahora mismo le digo a Blair que estas aquí —me mira con complicidad, luego nos invita a pasar.
—Al menos ya tienes a la nana ganada —dice Dante con tono de burla.
Al cabo de unos minutos Blair desciende por las escaleras con pasos ligeros. Su mirada parece un poco perdida como si mente estuviera en otro lugar, al observarnos una amable sonrisa decora su rostro, sin poder evitarlo una sonrisa también se dibuja en mis labios al observarla; la ropa de fiesta que llevaba hace unas horas fue remplazada por una más cómoda. Cuando llega hacia mi le doy un beso en la mejilla.
—No pensé que te vería tan pronto —su voz es suave, pero hay una nota de cautela que no paso desapercibida.
— Quizás ya te estaba extrañando —me mira con una ceja enarcada —bueno también quería pedirte algo —digo esto último con el mismo tono que ella utilizó. Alguien detrás de nosotros se aclara la garganta.
—Hola, Blair. También me da gusto verte —dice Dante, ella lo saluda, pero vuelvo a llamar su atención.
—Me gustaría que nos acompañes a ver a alguien —digo. Blair cruza los brazos sobre su pecho y baja la mirada por un segundo, como si estuviera evaluando mi petición.
—¿Tiene que ser hoy? —pregunta seria. Asiento en respuesta —Hoy no puedo...tengo algo que hacer.
—¿Es urgente? Porque esto es algo importante —intento insistir. Ella aparta la mirada y se acomoda un mechón del cabello detrás de su oreja algo que hace cuando esta incomoda.
—Lo es, me temo que no podré acompañarlos —dice con algo de resentimiento en su expresión —pero puedo ayudarlos en cualquier otra cosa.
La respuesta me deja intranquilo, Blair nunca ha rechazado una oportunidad para avanzar en la investigación.
—No te preocupes, solo quería presentarte a alguien, pero creo que tendrá que ser después.
La curiosidad se ve reflejada en su rostro, pero intenta disimularla sin dar más explicaciones. Una sombra de dudas empieza a formarse en mi cabeza
—Nos tenemos que ir, si me necesitas estoy a una llamada —digo, le guiño un ojo para después dirigirme junto a Dante hacia la salida.
—Creí que te estabas volviendo loco y le ibas a pedir que se infiltrara —dice cuando estamos frente al auto.
—No se lo voy a pedir a ella —lo miro con obviedad —¿No te pareció extraña su actitud?
—No. Te rechazan una salida y ya andas de inseguro creando escenarios ficticios.
—En una situación normal Blair no rechazaría una salida probablemente implicada en el caso —deduzco.
—¿Por qué estás seguro de eso?
—Es inteligente, si voy a su casa acompañado por ti lo más seguro es que sea para alguna nueva novedad o plan, y ella no rechazaría la oportunidad de atrapar a la persona que está atormentando su familia.
—Quizás si tiene algo importante que hacer y no puede asistir.
Me quedo con la opinión de Dante, aunque la situación me parezca extraña. Salimos de Ashford y nos dirigimos hacia Oxford para ver a una persona en específico, fue el primer nombre que atravesó mi mente al pensar en un intruso para la reunión de los criminales. Por más que me gustaría asistir en persona no puedo debido a las circunstancias. Nos tocará depositar toda la confianza en ella.
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