Capítulo XXII -Verdades no dichas
Verdades no dichas
No había estado en casa de Jayden desde aquella recaída en el bosque, la amplitud de la sala de estar me arropa en compañía de mis pensamientos. Tengo alrededor de media hora encerrada en esta casa caminando de un lado a otro. Llamé a mis amigos para confirmar si se encontraban bien; tuvieron suerte de salir a los minutos de los mafiosos haber entrado en el casino.
Hace aproximadamente quince minutos Jayden y Dante desaparecieron por las escaleras, ambos se encuentran muy inquietos desde el acontecimiento en el casino, el recorrido hacia la casa de Jayden fue totalmente incómodo, el ambiente estaba tan tenso que sentía como el aire pesaba.
Las palabras de los últimos días dan vueltas en mi cabeza, mareándome. La carga de secretos y el misterio que todos parecen ocultar me llevan al límite. Estoy cansada de repuestas a medias y evasivas que me llenan de frustración.
Miro hacia el segundo piso y después de pensarlo por unos segundos subo las escaleras, escucho como en una de las habitaciones a mi derecha se escuchan voces, sin pensarlo dos veces, me dirijo hacia la puerta y la abro de par en par, sin antes haber tocado. Las miradas de los dos hombres se centran en mí, uno más sorprendido que el otro.
—Necesito hablar contigo —Me dirijo a Jayden, quien se encuentra parado junto a la ventana, este me hace un gesto afirmativo con la cabeza —A solas —digo esto último mirando a Dante ya que no le veía intención de moverse.
Me percato como gesticula la palabra "suerte" hacia su amigo para después pasar a mi lado y guiñarme un ojo. Cierro la puerta cuando sale. Detallo la habitación en la que estamos, parecer ser la oficina de Jayden, hay un escritorio color caoba, retratos suyos y de su familia están sobre este. Me acerco a una pared en la cual hay varios reconocimientos a su nombre. Observo como uno de estos destaca la palabra "Licenciado en criminología". La sorpresa me invade de repente.
—Si ya eres licenciado en criminología ¿Por qué estás haciendo la misma carrera en la universidad? —Me volteo para verlo a los ojos, el mantiene su vista fija en la ventana.
—Tenía que tener una excusa para volver a Ashford —contesta aun con la mirada perdida a través de la ventana.
—Es un poco estúpido volver para cursar una carrera en la cual ya te graduaste.
—Creo que no lo pensé muy bien —responde despegando su mirada de la ventana para fijarla en mí.
Permanecemos unos segundos en silencio solo observándonos. Intento organizar mis pensamientos, fui impulsiva al venir aquí sin antes haberme preparado para poder realizarle las preguntas correspondientes.
—Desde que crucé esa puerta he intentado encontrar las palabras para hablar contigo —rompo el silencio con un nudo en la garganta —. Por favor, Jayden, necesito que me digas la verdad.
—Blair...
—No me interrumpas. —mi voz sale cargada de desesperación, Jayden aprieta los labios, mete sus manos en sus bolsillos delantero y me cede la palabra —Tengo semanas pensando en si estoy haciendo algo mal, en si no soy digna de tu confianza, porque mientras más avanzamos descubro que hay más cosas que me ocultas. —Me duele la garganta al sentir como mi voz se entrecorta, intento respirar profundo, cierro los ojos y trato de despejar mi mente.
—¿Qué deseas saber? —pregunta, al abrir los ojos su mirada más intensa que antes esta fija en mí.
—Quiero que me expliques como las dos personas más peligrosas que he conocido en estos últimos días te conocen —tomo una pausa, — quiero saber porque tú y Dante tienen tanta facilidad para acceder a cosas que se supone no deberían tener acceso, ¿A qué te dedicas realmente? —tomo un profundo respiro al finalizar, siento como el corazón se quiere salir de mi pecho, las palmas de las manos me sudan a causan del nerviosismo y estoy segura que mi mirada transmite lo abrumada que me encuentro
—Hay varias preguntas que se responden con prácticamente la misma respuesta. —Se pasa los dedos por los labios mientras que con su ceño fruncido mira al suelo buscando las palabras. —Esas personas me reconocieron debido a mi trabajo.
—¿En que trabajas? —Sin poder evitarlo termino interrumpiéndolo.
—Una organización de investigación delictiva, dentro de esta me he visto involucrado en casos relacionados con Alexei, —Al ver mi expresión de duda aclara —el ruso del casino. De igual manera con Vito.
—Bien, entonces ¿Cómo hacen para siempre saber y encontrar todo?
—Dante también trabaja en esta organización de hecho nos conocimos trabajando en ella.
Poco a poco empieza a responder mis preguntas aclarando mis dudas, siento como un peso va desapareciendo dentro de mí, pero aún hay algo que no logro entender.
—Entiendo que por tu trabajo ellos te conocen, pero ¿Qué hay de mí? —pregunto, siento como la ansiedad empieza a implantarse nuevamente en mi pecho. —¿Cómo es posible que sepan mi nombre cuando nunca los había visto?
Algo en la mirada de Jayden se turba, la posición de su cuerpo cambia levemente, él se percata de mi intranquilidad y da unos pasos hacia mí.
—No lo sé, Blair —Se pasa la mano por el pelo deshaciendo el arreglo que tenía horas atrás —, quizás el hecho de que tu familia está entre las listas te tiene en el ojo del huracán.
Pienso en sus palabras y en la posibilidad de que esto sea verdad, desde hace meses atrás mi padre nos avisó del peligro que podíamos llegar a tener debido a las personas que le quieren hacer daño. Mi mente también viaja al número desconocido con el cual quedé en verme. Pienso en contarle sobre esto a Jayden, pero algo me detiene a hacerlo.
Retrocedo unos pasos pensando en toda la mierda que ha entrado a mi vida. Dejo escapar el aire que al parecer estaba reteniendo y mi mente se vuelve terreno incierto.
—Cielo, sé que no he sido totalmente sincero contigo. —Se acerca a mí, toma mi rostro entre sus manos, conecta su mirada con la mía y en ella puedo ver algo que no había visto antes —Pero quiero que sepas que nunca te haría daño, Blair, prefiero ir y entregarme a Alexei antes que traicionarte.
Algo dentro de mí se retuerce, sin poder evitarlo mis ojos se llenan de lágrimas, coloco mis manos encima de las mejillas de Jayden, no puedo contener más las lágrimas y dejo que estas desciendan por mi rostro; con su pulgar Jayden limpia mis mejillas delicadamente.
—Yo simplemente quiero saber que tengo alguien en quien confiar— mi voz se escucha rasposa por la carga de sentimientos, —no quiero sentirme abandonada nuevamente. —Trato de reunir todas mis fuerzas. Jayden deposita besos sobre mis mejillas borrando el rastro de las lágrimas.
—Una vez te dije que puedes contar conmigo y que nunca te dejaré sola —Con palabras suaves habla cerca de mi oído —Y pienso cumplir eso —dice esto último para después dejar un rastro de pequeños besos en mi cuello.
La parte baja de mi estómago se estremece por esto, por inercia mis manos viajan hacia su pelo dando suaves caricias y tirones en este. Los labios de Jayden los cuales antes se encontraban en mi cuello, ahora están haciendo un camino hacia mis labios, sus manos inquietas recorren mi cuerpo, mis propias manos en respuesta desciende hacia su nuca para otorgar leves caricias en esta, en respuesta obtengo un leve gruñido por parte de Jayden.
Pareciera estar debatiéndose entre lo que debería de hacer y lo que realmente quiere hacer. Dentro de mi siento la necesidad de tenerlo cerca, de sentir la paz y seguridad que siempre me ha otorgado su compañía.
—Te necesito —mis palabras salen en un pequeño susurro. Parece que esa era la señal que esperaba ya que sus manos bajan a mis muslos para levantarme y depositarme encima de su escritorio.
Los labios de Jayden se encuentran con los míos nuevamente, transmitiéndome una mezcla de urgencia y consuelo. Siento como su presencia a mi lado desmorona las paredes que había levantado para protegerme. Sus manos en mi cintura firmes pero gentiles, parecen decirme que aquí, en este momento, estoy a salvo.
El beso en lugar de perder intensidad va aumentando, Jayden muerde ligeramente mi labio inferior arrancando un gemido de mi garganta, mis manos viajan hacia su camisa, quito los primeros botones para tener vía libre por su pecho, mis dedos se deleitan con su piel la cual parece estar hirviendo por el calor que emana. El corto vestido le da fácil acceso hacia mis piernas cosa que no desaprovecha ya que lo sube hasta mi cintura.
Sin despegar sus labios de los míos lleva su mano adentro de mi ropa interior dando suaves caricias en mi zona más sensible, el acto arranca otro gemido escuchándose más fuerte que el anterior. En respuesta siento como Jayden sonríe contra mi boca y lo maldigo internamente por eso.
Desliza mi ropa interior hasta dejarla caer en el piso, abre mis piernas colocándose entre ellas, la sensación de proximidad y expectación hace que la humedad crezca.
Observo como unas cuantas hebras rizadas se encuentran pegadas a su frente, sus ojos antes color miel ahora tienen un tono casi negro, percibo como mi propio cuerpo aumenta su calor, llevo mis manos hacia la pretina de su pantalón, lo desabrocho, pero antes de poder continuar Jayden vuelve a besar mis labios introduciendo ahora sus manos en mi zona intima, el movimiento de sus dedos en mi hace que apoye mis manos en el escritorio, la sensación me absorbe al punto que dejo caer mi cabeza hacia atrás, en la habitación no se escucha otra cosa que mis gemidos y el sonido de los besos de Jayden sobre mi boca y cuello.
Un golpe en la puerta me hace salir de la burbuja que habíamos creado, Jayden observa el pánico y la súplica en mis ojos.
—Jayden amigo, te necesitan abajo —La voz de Dante se escucha al otro lado de la puerta.
—En un momento bajo, ya casi terminamos —responde Jay y puedo observar como la malicia se dibuja en su rostro por la doble interpretación de sus palabras.
El pecoso aumenta el ritmo de sus dedos haciendo que los sonidos de mi garganta salgan con más intensidad, con su otra mano tapa mi boca mientras dice palabras a mi oído las cuales hacen que eso que se venía construyendo dentro de mi explote dejándome sin aliento.
Se aleja de mí y me ayuda a bajarme del escritorio. Recoge mi braga, me quedo en espera de ella, pero la guarda en su bolsillo dejándome perpleja.
—¿No crees que eso es muy cliché? —pregunto con una sonrisa ladina dibujada en mis labios mientras me arreglo el pelo. Jayden se acerca a mí, baja mi vestido acomodándolo en su lugar.
—No me importa si es cliché o no, pero esta —señala su bolsillo— se va conmigo.
—No puedes dejarme sin nada, no puedo llegar así a mi casa, pecas.
—Descuida cielo, nadie se dará cuenta —me da un beso en la mejilla luego toma mi mano y nos lleva hacia la puerta para salir de la habitación.
Al bajar las escaleras nos encontramos con la escena de sus padres, Alexis y Dante mirándonos fijamente. Mis mejillas se calientan y no puedo evitar pensar en cómo luzco, seguramente debo tener los labios color carmesí a causa de los besos de Jayden y ni pensar en mi apariencia que seguramente deja bastante en claro lo que estábamos haciendo.
—Blair querida, que bueno es volver a verte —Talía se acerca a mí, me da un abrazo tomándome un poco por sorpresa, pero correspondo ante este.
—¿Quisieras quedarte a comer o tomar algo? —Pregunta Bruno con un tono amable.
—Creo que Jayden ya se encargó de ser muy servicial con nuestra invitada —comenta Alexis haciendo que el rojo de mis mejillas se extienda hasta mis orejas, su madre le dedica una mirada de reproche.
—Nuestra, suena a multitud —responde Jayden, coloca una mano sobre mi cintura —Blair debe de encontrarse muy cansada, ha sido un día difícil.
—Oh, no te preocupes linda, estas invitadas a venir cuando desees —dice Talía, le dirijo una sonrisa en señal de agradecimiento.
Jayden informa que me acompañará a mi casa, antes de salir observo las señas que Alexis intercambia con Dante y no puedo evitar sonreír y pensar en mi hermano menor.
...
Jayden me trajo hasta mi casa, me comunicó sobre su deseo de quedarse conmigo, pero en su casa lo estaban esperando. Me dirijo hacia las escaleras cuidándome de no toparme con nadie, cosa que se me dificulta al encontrar a mi hermano en unos de los sofás cercanos a la escalera leyendo un libro, este levanta su rostro, pero me mira con total indiferencia, algo dentro de mí se remueve al observar el gesto de mi hermano, pienso en seguir hacia mi habitación e ignorar lo sucedido, pero cuando estoy por subir una voz en mi cabeza me grita que me devuelva.
Camino hacia dónde está mi hermano y me dejo caer a su lado, desanimada y sin saber que decirle miro hacia el techo. No me gusta que estemos así, desde aquella noche en que lo encontré en ese estado vulnerable siento que ha habido algo diferente entre nosotros y no quiero sentirme así.
—Te amo mucho, ¿lo sabes? —pregunto, giro mi cabeza para observarlo y el asiente levemente —quiero disculparme por lo que pasó aquella noche, yo debí quedarme contigo y no indignarme porque quisieras deshacerte de las cosas de mamá.
—Realmente yo debería ser el que se disculpe contigo, Blair —dice Piero con aflicción cargada en su mirada. —Dije cosas que no debía —se toma una pausa para relamerse los labios —, esto no ha sido fácil para nosotros y siento que tuve la peor actitud que podría llegar a tenerse.
—Ante la pérdida de un ser querido no hay una actitud correcta y una incorrecta. Solo está el sentimiento de ausencia, y cada quien responde a el de manera diferente, porque nadie es igual a nadie —tomo aire antes de continuar —. No puedo juzgarte por como actuaste, y nunca lo haré. Somos humanos, y eso implica tener reacciones genuinas que, en ocasiones, son difíciles de controlar.
—No sé qué hice para merecer una hermana como tú — sus ojos se llenan de lágrimas, se lanza a mis brazos y correspondo ante su abrazo, siento como mis ojos se humedecen y un calor se apodera de mi pecho.
—Quiero que nos mantengamos unidos, Piero. Estamos pasando por momentos difíciles y lo último que deseo es que estemos distanciados —comento mientras acaricio su mejilla.
—¿Lo dices por la amenaza que hicieron de matarme? —me paralizo al escuchar sus palabras.
—¿Papá te contó? —pregunta. Intento disimular la intranquilidad que me posee.
—Lo escuché hablar con Lisa por teléfono sobre el tema.
—¿Cómo sabes que era ella?
—Prácticamente escuché como decía su nombre —responde. Asiento y pienso en la situación.
—No tienes que preocuparte por eso, estamos trabajando para que todo salga bien —digo, tomo las manos de mi hermano menor entre las mías y conecto nuestras miradas— nadie te hará daño, Piero, lo prometo.
—¿Cuando dices estamos trabajando, te refieres a la razón por la que pasas tanto tiempo con Jayden? —pregunta, asiento en respuesta —¿Papá sabe sobre esto? —niego lentamente con la cabeza —Entonces creo que será mejor no comentar al respecto. —sonrío hacia mi hermano. Le doy un beso en la mejilla y me levanto de asiento.
—Seguiremos hablando después. No le digas a papá, no creo que la idea de que este cazando asesinos le divierta —digo antes de despedirme de mi hermano y subir hacia mi habitación.
Al llegar a este encuentro todo en perfecto estado. Busco mis pastillas y me tomo las correspondientes, al finalizar escucho como mi celular suena y me dirijo hacia él, al tomarlo observo como un mensaje resalta en la pantalla aumentando los latidos de mi corazón
Mañana nos encontraremos antes del mediodía en la cafetería del pueblo.
Me quedo perpleja mirando el mensaje y por mi mente solo pasa la idea de que al fin le pondré rostro a la persona que me ha estado asechando tras este celular.
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