Capítulo XIV- Presagio
Presagio
Te haces fuerte o te joden como quieren
Aún siento como la emoción se remueve en mi estómago, algo inesperado pero que admito disfruté bastante. Temo de lo que estoy sintiendo, aunque Jayden siempre me llamó la atención nunca me atreví a aceptar algún sentimiento hacia él. De pequeños siempre jugábamos y estábamos juntos, pero siempre me concentré en verlo como mi amigo aunque en el fondo no lo sentía así.
Estamos en una cafetería fuera de la cuidad, es poco concurrida lo que la hace perfecta para el ambiente que buscamos, no tuvimos que ir por ningún papel a mi casa o a la de Jayden ya que por muy raro que sea él andaba con toda la información en su auto.
Nos encontramos aislados en la parte trasera de la cafetería, minutos después de llegar pedimos café, al parecer no hay planes de irnos pronto. Ubico el ordenador de Jayden frente a mi y abro los archivos que le he enviado en las últimas semanas aún no le he comentado sobre lo que descubrí en la casa de William.
Él se encuentra concentrado tecleando algo en su celular, sus cejas están fruncidas y me dedico a observar sus pecas, mi mente empieza a formar figuras con ellas y me quedo totalmente absorta contemplando su rostro, sin darme cuenta me voy acercando más a él hasta quedar totalmente inclinada sobre la mesa.
—Creo que mis besos tuvieron algún efecto en ti —su mirada burlona me recorre la cara, estaba tan distraída que no me había dado cuenta que él me observaba a mi.
Me acomodo en el asiento y me aclaro la garganta.
—No mentía cuando te dije que hay algo que te quiero comentar —cambio de tema mientras paso un mechón de mi pelo tras mi oreja.
Jayden se acomoda en su asiento dedicándome toda su atención, se hecha la chaqueta hacia atrás cruzándose de brazos cosa que me quita la concentración por unos segundos.
—Encontré información relevante —carraspeo antes de seguir —Recientemente un hombre involucrado en el tema de asesinatos estuvo en la cuidad, me enteré gracias a una fotografía que hizo William.
—¿Como tu amigo sabe de esto y tiene fotografías sobre los posibles asesinos? — me interrumpe apoyando los codos sobre la mesa.
—Déjame terminar —lo regaño —William no tiene ni la mínima idea de lo que pasa y la fotografía la observé de unos de sus trabajos para la universidad, no se imagina que entre su colección hay un demente.
No dice nada y por el contrario fija los ojos en la imagen que tengo abierta en el celular.
—Andrés Bora, lo más probable es que te parezca conocido: su nombre desfila entre los miembros de Imperius además de ser buscado en veinte países por asesinatos en serie y actos de terrorismo, no se tiene mucha información de su paradero pero gracias a esta foto podemos saber que no se encuentra lejos de Ashford.
Le paso la imagen y Jayden la detalla, yo ya lo hice cientos de veces. En la fotografía que mi amigo tomó se observan varias personas pero hay algo en ese hombre que hace posar la mirada en él, este no estaba haciendo nada en particular a la hora de tomar la fotografía, sale parado junto a un árbol, lleva un cárdigan color café y un sombrero del mismo tono al estilo vaquero.
—Tenemos que investigar más sobre ese tal Imperius, no es la primera vez que vemos este nombre y ya sea una organización o sociedad tenemos que saber sobre ella —asiento y me devuelve el celular para después mostrarme unos papeles.
—¿Que es esto? —pregunto al ver un montón de hojas con imágenes y patrones, pareciera ser la clave para algún acertijo.
—Son los nombres de las personas involucradas en todo este lío —se pasa la mano por el pelo antes de proceder a explicarme— iniciemos con Iván González y con el nombre de su amante que desfila junto a él, Marlin Montana: los dos fueron asesinados, él antes que ella, se desconocía de la relación entre estos dos, pero en la oficina de ella, en su bufete de abogados, se encontraron papeles que los involucraba sentimentalmente a la vez que los dejaba expuestos con Imperius.
—Iván era un hombre querido en el pueblo, nadie se hubiera imaginado que estuviera involucrado en cosas ilícitas—suelto un suspiro— esto empieza a desmantelar gente.
Jayden me mira con ojos compasivos antes de continuar.
—Junto a estos dos está Zack Russo —se detiene un momento a verme y capto que está hablando del que era la mano derecha de mi padre— su muerte no fue casualidad, tenía una red de narcotráfico junto a Iván y Marlin, movían dinero y drogas a través del bufete y según investigué el nombre de Zack empezaba hacer eco entre los mafiosos, al parecer tenía problemas con algunos.
Observo la hoja que Jayden está leyendo, aparece la foto del que fue socio de mi padre y los demás rostros que se mencionan junto a él, hay todo un esquema de las cosas que hizo y los negocios que tenía, me pregunto si mi padre alguna vez supo o se imaginó los pasos de su amigo.
—Nadie nunca supo algo ya que estos tienen en común su colaboración con Imperius —dijo el castaño al ver mi expresión— la organización se encargó de que para el público el nombre de sus miembros estuvieran limpios.
—Esto empieza a frustrarme— llevo mi cabeza hacia atrás mirando el techo de la cafetería— estoy loca por haberme metido en esto pero el deseo de proteger a mi familia sigue latente.
Siento que toman mis manos y al observarlas veo a él señor pecas haciendo circulitos en estas, su mirada se pierde en el movimiento de sus manos.
—Te dije que te encontrarías con cosas que no te gustarían y aún así aceptaste —su mirada se conecta con la mía— pero también te dije que nunca te dejaría sola.
Una sonrisa se apodera de mis labios y sin medir mis movimientos me inclino en la mesa tomando el rostro de Jayden entre mis manos, junto su mirada con la mía.
—Estoy más que agradecida con todo lo que me está ayudando hacer, señor Davis —uno nuestros labios, el beso al principio es lento y suave sacando suspiros por parte mía, pero el chico que está conmigo lo torna intenso apoderándose de mi boca y aumentando el ritmo de sus besos. Juro que si la mesa no estaría entre nosotros me llevaría sobre el.
El beso se ve interrumpido cuando una de las meseras carraspea frente a nosotros suelto la boca de Jayden y escucho como se queja, dirijo mi vista a la mesera observando lo que tiene en la mano, me entrega un sobre sin gesticular alguna palabra antes de marcharse.
Intercambio miradas con el castaño dudosa de si abrir el dicho sobre, él conoce mi situación y sabe que desde semanas atrás me han estado acosando.
—Ábrelo —pareció captar la duda y el temor que me recorre.
Respiro hondo antes de abrir el sobre y lo que encuentro dentro me deja en blanco. Dentro hay una carta en hoja blanca manchada de lo que parece ser sangre, palidezco cuando al seguir sacando cosas me encuentro un dedo humano con un raro anillo en este y la foto de mi hermano menor con las palabras "siguiente en la lista" mis ojos se llenan de lágrimas en segundos y la foto empieza a temblar en mis manos.
Jayden me la quita y la examina en busca de algún detalle, revisa todo lo que traía el sobre incluido este, al finalizar reposa la mirada en la carta y con un gesto me indica que tenemos que leerla.
Respiro hondo, no es momento para ser una llorona, tengo que mantenerme firme. Tomo la carta y detengo mi vista a quien va dirigida antes de empezar a leer:
Querida señorita Hill
Es un honor para mí dirigirme hacia usted, la preciada hija del gran señor Alonso. Déjeme explicarle que para nosotros su padre es una gran celebridad y por tal razón estamos pidiendo su cabeza.
Es una lástima tener que involucrarte a ti y a tu hermano en esto, pero de lástima no se vive, si tenemos que cazarlos uno por uno hasta obtener lo que deseamos, lo haremos, su padre tiene que pagar por las cosas que ha hecho.
Tu hermano parece ser buen muchacho, lo he estado vigilando últimamente y no sería nada difícil matarlo, pero para que seas testigo de mi piedad quiero que le comuniques esto a tu padre ya que probablemente de mi parte no lo aceptará:
"Habrá guerra en Ashford, Oxford y City down. Lloverá la sangre de sus allegados y de los que se involucren, esto ya no es el juego de quien caza a quien, ahora lo que se medirá es quien tenga el poder para prevalecer"
Con mucho pésame: A.K
Al terminar de leer mi vista se pierde en la nada, todo se escucha lejano y las palabras se repiten en mi mente "Habrá guerra" "Lloverá sangre" . Me siento acorralada, el aire no me circula por los pulmones y mi mente empieza a procesar imágenes sin sentido, las manos me tiemblan y el sudor me recorre la espalda.
Siento un tacto tibio en mis mejillas y en mi campo de visión aparece Jayden sentado a mi lado sujetándome el rostro, mis ojos se funden con el color miel que llevan los suyos y que están cargados de preocupación.
—Blair respira, mírame...no estás solas —capto sus palabras y cierro los ojos tratando de normalizar mi respiración. Sus manos descienden hasta tomar las mías, abro los ojos y estos se llenan de lágrimas.
—Nos mataran a todos Jay —mi voz sale débil mientras las lágrimas descienden por mis mejillas.
—Eso no pasará, ¿me escuchas? —vuelve a conectar nuestras miradas— no te dejaré sola, me tienes a mi y juntos trabajaremos en esto. No dejes que te intimiden, relájate que tenemos que pensar con la mente fría.
Asiento sopesando sus palabras, tiene razón, aunque me resulte difícil tengo que dejar los sentimientos de lado y concentrarme en esto si quiere obtener buenos resultados. No puedo darme el gusto de derrumbarme ahora, no cuando mi familia corre peligro.
Esto no es algo que deba guardarme, así que hablaré con mi padre, ya es demasiado reservándome lo que sucedió en el bosque y la investigación que llevo por mi cuenta junto a Jayden.
De por si mi estado de salud es incierto debido a los episodios que sufrí y no saber si habrán más episodios o efectos secundarios me preocupa. He estado tomando mis pastillas correctamente y por el momento todo va bien, pero nunca se cuando pueda ser vulnerable otra vez.
—Tengo que hablar con mi padre —tomo un respiro profundo— ¿Podrías llevarme a casa? —asiente, procede a pagar la cuenta y salimos del establecimiento, el transcurso a casa es silencioso solo nos acompaña la música de fondo.
Al llegar a mi casa permanecemos por unos minutos en total silencio hay palabras que flotan entre nosotros pero no son dichas, miro a mi izquierda, Jayden mantiene sus manos sobre el volante y su mirada está fija al frente.
—Quiero que me mantengas al tanto de todo sin importar que— comenta aún en la misma posición, su voz sale fría y con un tono serio.
No es necesario que me lo pida ya que es la única persona a la que le he confiado esto ciegamente.
—Tengo asuntos que enfrentar pero nuestra investigación seguirá normal.
—Me ausentaré por unos días, quizás una semana, así que no dudes enviarme un mensaje si me necesitas— trato de ignorar la punzada de decepción que causa escuchar que no estará cerca por un tiempo.
Me acerco dejando un beso en su mejilla, cuando intento retirarme me toma con fuerza el rostro y me dedica una mirada tan profunda que siento como todo dentro de mi se remueve.
—Cuídate, Blair —su mirada aún conectada con la mia está cargada de algo que no logro descifrar ya que él no me da tiempo al unir nuestros labios en un beso profundo y lento.
Me deja ir y me apresuro a entrar a la casa, busco entro los pasillos a mis hermanos al no encontrarlos subo a sus habitaciones pero estas se encuentran vacías.
Con la mente cargada de pensamientos me dirijo a la sala y me dejo caer en uno de los inmensos sofás, Gloria parece notar mi presencia y se acerca a mi, reparo su aspecto, luce cansada y la ropa de empleada la trae manchada, pero a pesar de eso decora su semblante con una hermosa sonrisa.
—Cariño, no luces bien ¿como te encuentras? —se para frente a mi y con su mirada cargada de preocupación examina todo mi cuerpo.
—Estoy bien, Glori. Solo un poco agotada —hago el intento de una sonrisa pero estoy segura que esta no llega a mis ojos. Ella niega y se pasea delante de mi.
—No me mientas, niña. Desapareciste por días y cuando te vuelvo a ver tienes este aspecto, ¿Estás tomando tus medicamentos?
—Si, Gloria, lo estoy haciendo —me masajeo la frente, pensar en tanto empieza a darme jaqueca.
Ella sigue paseándose de un lado a otro y mira hacia los lados antes de decirme:
—No eres la única que me preocupa, tus hermanos... joder, no se porque todos son tan igual.
—¿Que pasa con mis hermanos?
Suspira antes de hablar —Todos ustedes están tan ausente —se deja caer en un asiento sin importarle que otro pueda verla. Gloria es como nuestra nana, la mujer que está ahí para siempre brindarnos algo de amor y cariño en esta fría casa— el pequeño Piero es el que más me preocupa, ya no le veo esa hermosa sonrisa con la que siempre me saludaba, Bahir cada vez se parece más a su padre y de ti no se que decir, un día estás y al otro no sé nada de ti.
Su mirada cargada de sentimiento remueve algo en mi y lo empeora cuando agacha la mirada jugando con sus dedos. Me acerco a ella y la tomo de las manos.
—Glori, tus niños estamos creciendo —tal frase hace que me mire con los ojos brillosos — no somos los mismos mocosos que te sacaban de tus casillas, Bahir se convirtió en un hombre de trabajo que le gusta seguir el ejemplo de papá, Piero es un chico que aún lucha por entenderse a sí mismo, y yo... bueno sabes muy bien cómo soy, un alma libre que lucha contra sí misma.
Una lágrima se desliza por su mejillas y la limpio con mi mano.
—Aún no asimilo que ya no son los pequeños de la señora Isabella— sonríe y por inercia hago lo mismo—ella estaría muy orgullosa de ustedes.
La puerta de la entrada suena interrumpiendo nuestra conversación, Gloria se levanta rápido y se limpia el rostro al ver que mi padre entra seguido de Domenico.
Papá va ocupado hablando por su teléfono y solo nos dirige una mirada antes de seguir directo a su oficina, Gloria se apresura a volver a la cocina y yo me preparo mentalmente para acercarme a mi padre, busco entre las hojas que dejé el sobre con la amenaza.
Al dirigirme hacia la puerta de la oficina me encuentro a Dom quien al parecer ya sospechaba de mis intenciones.
—Ahora no puedes pasar, Blair —se para firme frente a la puerta y adopto una postura seria.
—Necesito hablar con mi padre ya, Dom.
—El señor Alonso está ocupado y ahora no puede atender sus asuntos señorita, le avisaré cuando pueda pasar.
Niego lentamente, si dejo que me eche no podré volver a ver a mi padre en una semana ya que casi nunca está presente.
—Supongo que tiene una llamada importante, así que si no quieres un escándalo déjame entrar Domenico —se mantiene serio sin inmutar palabra dejándome sin otra opción.
—¡Papá! ¡Papá! Necesito hablar contigo —empiezo a gritar lo más alto posible y la cara del hombre frente a mí se desfigura— Alonso es urgente —logro rodear un poco al hombre para dar toques en la puerta y este se apresura a tomarme.
Adentro se escuchan pasos y Dom me tiene inmovilizada mientras intenta taparme la boca para que deje de gritar.
La puerta se abre dándole paso a mi padre quien se queda viendo la escena con el celular pegado a la oreja.
—Dom, suelta a mi hija y déjala pasar — se voltea volviendo a sentarse en su asiento, cuando el hombre de confianza de mi padre me suelta me aliso la ropa para entrar no sin antes voltear a guiñarle un ojo.
Al entrar la puerta se cierra y tomo asiento frente a mi padre, su oficina es extensa, está decorada con innumerables reconocimientos y galardones que ha ganado por su carrera de abogado y otros premios por el éxito que ha tenido como empresario, en su escritorio yacen varios portarretratos con fotos de nosotros y de él con mi madre.
Al terminar la llamada deja el celular sobre el escritorio y posa unos segundo su mirada en las fotos.
—Blair, ¿Que necesitas, querida? ¿Todo marcha bien? ¿Tus medicamentos? —niego lentamente e intento disimular la decepción al no escuchar un comentario acerca de mi ausencia en los últimos días.
—Yo estoy bien... sin embargo estoy aquí por otra cosa —tomo un profundo respiro y deposito el sobre encima de la mesa — recibí este sobre estando en una cafetería fuera de la cuidad, no se como me localizaron y como supieron a quien entregársela exactamente pero el mensaje es claro.
Le doy tiempo para que lea y examine lo que hay dentro del sobre, su rostro va cambiado mediante más va leyendo, toma una expresión algo pálido al detallar el dedo con el anillo y el enojo se refleja en su mirada al ver la imagen marcada de mi hermano menor.
—¿Quién demonios te entregó esto? —tira los papeles sobre la mesa y se masajea la cien.
—Ya te dije que no sé —el enojo acumulado empieza a salir— pero esto es una clara declaración de guerra hacia todos nosotros ¡Van a cazar a Piero!
—Eso no pasará —su mirada se posa en mi —mi familia es intocable.
—Ahí dice muy claro que nos matarán a todos—mi voz tiembla al final— papá, no quiero perder más gente, no se a quién demonios metiste preso o a que pandilla enfrentaste pero nos cazarán.
Apoya los codos sobre el escritorio cruzando sus dedos frente a su rostro, su expresión demuestra estar analizando la situación.
—No te preocupes por esto, yo me encargaré —me trago el impulso de decirle que hace tiempo ya me involucré — no le digas nada a Piero y quédense con el equipo de seguridad.
—Ese equipo que puso tu amiga Lisa es una mierda, hace semanas dejaron de protegerme.
—¿Has estado andando sola? —su mirada se vuelvo un poco más oscura presa del enojo.
—He pasado mucho tiempo con Jayden y mis amigos así que no he estado del todo sola —miento a medias.
—¿Haz pasado mucho tiempo con ese Davis? —pregunta y siento como algo de repulsión de cuela en su voz mientras vuelve a revisar unos papeles.
—Si, hemos estado poniéndonos al día con nuestra antigua amistad— vuelvo a mentir, como están las cosas no me arriesgaré a que interfiera en mi investigación.
—Bien, ten cuidado al salir, la cuidad esta peligrosa—se concentra en una pila de documentos a su lado—lo mejor sería que te vayas a descansar.
Asiento y recojo el sobre que traje echando todo lo que tenia adentro, me levanto sin decir nada y me dirijo a la puerta.
—Blair —su voz me detiene antes de salir —no olvides seguir tomando tus medicamentos debidamente, en estos momento lo menos que necesitamos es una recaída.
Sin decir nada salgo y me dirijo a mi habitación, me apresuro en entrar y tirar todo en una esquina para luego dejarme caer sobre mi cama, no tengo ánimos para nada, ni siquiera para contestar la llamada que entra en mi celular.
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