Capítulo XII - Fragmentada

Fragmentada

No diré que estos días han sido fáciles pero al menos no he estado sola, llevo tres días en la casa de Jayden, hemos pasado tiempo juntos ya que el decidió quedarse conmigo. Coincidí una que otra vez con Dante quien al parecer no anda en sus días. Siento que la relación entre Jayden y yo se ha vuelto más fuerte, el me ha ayudado y me ha hecho sentir mucho, incluso creo...

No Blair, tú no crees nada.

Creo que no debería confundir las cosas, el que él haya sido amable y atento conmigo no significa nada, nos conocemos desde hace mucho y seguro es por eso.Aunque ahora mismo me encuentro lejos de estar bien por alguna extraña razon me siento segura a su lado.

He luchado mucho para tratar de disipar mi mente. La idea de ser un asesina me ha perseguido en estos días y no se como sentirme. Tengo que admitir que en ningún momento he recordado ser exactamente yo la que acabara con la vida de esa chica pero si recuerdo estar frente a ella llena de sangre y su expresión llena de miedo por mi presencia.

En los últimos dos días he recibido llamadas de mis hermanos y de William quienes han estado preocupados por mi desaparición. Violeta me ha estado escribiendo pero he ignorado sus mensajes.

Supongo que ya es momento de salir de mi guarida y enfrentarme a la realidad. Debo recordar que tengo un propósito y algo que he estado persiguiendo, no puedo seguir sin hacer nada mientras mi familia es perseguida. Ya habrá momento para pensar en mis problemas.

Me dispongo a salir de la que ha sido mi habitación estos días para dirigirme hacia el comedor donde se encuentran Jayden y Dante desayunando, me siento con ellos y me sirvo algo de comer.

Bajo su atenta miradas doy lo primeros bocados y aunque no dejan de mirarme continuo comiendo. Pasan unos minutos y nada cambia.

—¿Que traigo? ¿Porqué me miran tanto? —dejo de comer para verlos.

—Nada. Yo solo miraba que te ves muy bien, estos días te han ayudado— comenta Dante de manera despreocupada.

— ¿Y tú porque me miras? — le pregunto a Jayden.

—Solo te observaba —dice con simpleza mientras se encoge de hombros — ¿Te molesta? — niego y cambio de tema.

—Hoy regresaré a mi casa, creo que ya es momento de volver, tengo preguntas por responder y cosas que esperan por mi. Gracias por acogerme.

—Ya te dije que puedes venir cuando quieras, no hay que agradecer —Jayden dice despreocupado mientras mueve la comida en su plato.

—Yo ya me voy, si quieres puedo llevarte— Dante ofrece y acepto.

Nos despedimos de todos y salimos de la casa. En el transcurso Dante se muestra muy pensativo, no ha dicho ni una sola palabra dejando que la música llene el espacio.

—¿Estás segura de que quieres seguir con esto? —habla por primera vez desde que nos fuimos. Giro para poder observarlo —Me habías dicho que lo haces por tu familia pero...

—No creo que lo que me pasó tenga que ver con esto —lo corto antes de que termine.

—Aún no se lo que pasó aquel día; sé que se lo comentaste a Jayden y respeto el que no me hayas dicho pero creo que deberías detenerte a pensar realmente si quieres saber lo que hay detrás de este asunto.

Desde que se enteró de mis planes Dante a demostrado su preocupación por mi, la agradezco pero no la entiendo. No llevamos tanto de conocernos pero compartimos el mismo círculo cercano.

—No te preocupes por mí. Estaré bien. Siempre lo he estado.

El no dice nada. Llegamos a casa y me preparo mentalmente para entrar en esta. Nadie de mi casa se imagina por lo que he estado pasando estos días y prefiero que así sea. Bastante problemas hay para yo venir a contarles sobre mi recaída. Me despido de Dante y procedo a acercarme a la casa.

Al entrar está todo solitario. Ni siquiera el personal o los hombres de seguridad se encuentran cerca. Camino hacia la cocina para ver si me encuentro con Gloria pero en esta no hay nadie. Suelto un suspiro y me voy a mi habitación.

Me siento frente a mi escritorio y mi vista se va al techo, mis pensamientos  se desvían a los últimos días y sacudo mi cabeza para alejarlos.

Un vacío empieza a instalarse en mi pecho y siento como este se aprieta, trato de reprimir las lágrimas pero se me hace difícil. Me siento mal, muy mal. Quiero hablar con alguien pero mi casa está completamente vacía, no tengo idea de donde esté mi padre o mis hermanos y nuevamente me siento sola.

No es opción escribirle a Jayden ya lo he molestado bastante y he estado ignorando a Violeta. Opto por llamar a William, necesito estar con alguien o siento que me voy a perder. El contesta el teléfono.

—¿Blair?— la duda se escucha en su voz.

—¿Donde estás? — me limito a contestar.

—En casa. ¿Qué sucede?

—¿Puedo ir allá? — mi voz tiembla un poco. El responde y enseguida salgo de mi casa.

                                         ...

Me encuentro parada frente a la puerta de su casa. Toco el timbre y el no dura mucho en aparecer, lleva puesto un pantalón corto y una camiseta, está algo despeinado y su rostro muestra un extremo cansancio; aún así me regala una sonrisa y con su mano me indica que entre pero yo voy directa a él y lo abrazo. William no duda en corresponder mi acción.

—Han pasado días desde que no nos vemos— digo aún rodeada de sus brazos.

—Eso no es mi culpa Cerebro —el me suelta poco a poco — haces muy bien la tarea de esconderte de los demás. ¿Has pensado ser espía? — trata de bromear pero yo solo me concentro en ver sus ojos. Ya me hacía falta verlo.

Entro y el cierra la puerta. Su casa es algo pequeña pero acogedora. Vive solo desde hace un tiempo cuando decidió alejarse de sus padres. Me acerco al sillón y me siento en este, William se para frente a mí.

—Deseas algo de tomar — asiento y él se pierde dentro de la cocina.

Observo la vivienda de mi mejor amigo, el lugar de bonitos recuerdos. Antes solíamos venir aquí Violeta y yo, nos quedábamos toda la tarde para hacerle compañía a William mientras el afrontaba el distanciamiento con sus padres. Fueron momentos difíciles para él pero durante estos se crearon gratos recuerdos entre nosotros tres.

—Toma un poco de jugo, podría ayudarte con tu estado de ánimo — él repasa todo mi rostro — Ya sabes, dicen que no hay mal ánimo que un buen jugo no pueda reparar.

—Nadie dice eso —una pequeña sonrisa se escapa de mis labios y tomo del jugo.

—Ahora si, dime que pasa Blair. Te conozco y no luces bien. — su rostro es de total preocupación — ¿Es por tu padre?

—¿Como sabes? No les he comentado nada a ti o a Violeta sobre lo que está pasando. — le dirijo la mirada mientras respondo atónita.

—Es algo fácil de deducir. Todo el pueblo se encuentra bajo alerta por los acontecimientos y es evidente que tu padre es un punto blanco en todo esto.

Dejo escapar todo el aire. No se por donde empezar, lo claro es que no le diré todo. Trataré de involucrar la menor cantidad de personas posibles, además no quiero perturbarlo con mis problemas.

—En parte si tiene que ver con mi padre. Tengo miedo — mi voz se pausa un momento — sabes que perdí a mi madre por culpa de unos cazadores y temo que lo mismo le pase a mi padre — mis manos se aprietan mientras hablo— el nos dijo que todo va a estar bien pero yo no le creo ¿Como todo estará bien cuando es uno de los hombres más perseguidos de la región? — mi vista empieza a nublarse— además están mis hermanos William, son lo único que me quedan de ella y no quiero que por culpa del trabajo de papá les pase algo a ellos.

William se sienta a mi lado y me rodea con su brazo para acercarme a él. Las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas y aprovecho para dejar salir todo. No solo el estrés que me causa la persecución, dejo que todo el dolor salga.

Siento que el corazón me aprieta y mi garganta quema, hace tiempo no lloraba así. Me reprimía a hacerlo pero ahora lo necesito; las lágrimas ahora acompañadas de sonido se convierten en un llanto y el cuerpo de mi amigo se pega mas a mí.

—Blair quisiera ayudarte, enserio me gustaría pero no se como hacerlo — su voz se escucha cargada de lamento.  Me incorporo para poder verlo mejor.

—No te aflijas. Resolveré esto. Ya verás —le obsequio una sonrisa que no llega a mis ojos e igual pasa con el. Recuerdo su estado cuando llegué.

—¿Tú como te encuentras? Tampoco te veías muy bien cuando llegué — se recuesta del sofá mientras despeina su pelo con la vista fija al techo.

—Estoy confundido, Cerebro — se calla por unos segundos para después mirarme a los ojos— creo que me estoy interesando en alguien pero no se si debería hacerlo. — mi asombro es evidente y parece avergonzarle ya que sus mejillas se tiñen de rojo.

—¿Willy, estás enamorado y no pensabas decirme? — intento sonar enojada pero mi voz sale con burla.

—¡No estoy enamorado! Solo que la chica me parece intrigante y he intentado acercarme a ella pero es difícil.

—¡Dime el nombre y te ayudaré!

—¡No! Ni lo pienses — se cruza de brazos mientras voltea su rostro.

—¿Y como piensas conquistarla si eres señor vergüenza?

—Yo no te he dicho que quiero conquistarla. Solo te dije que me resulta intrigante. No te inventes historias — entrecierra los ojos hacia mi — y mucho menos le digas a Violeta, creo que fue un error decirte a ti.

—La mejor decisión que haz tomado en tu vida es habérmelo dicho —comento indignada. William me ignora y se marcha a su habitación.

Me quedo sola y sorprendida en la sala de su casa, no puedo creer que se haya enojado porque le brinde mis servicios como casanova. Vuelve a aparecer pero esta vez lleno de imágenes y papeles.

—Aquí te muestro la otra razón de mi desvele, tengo que entregar todo un álbum de imágenes y ninguna me resulta totalmente buena— observo las fotografías y todas son totalmente hermosas. Hay personas, paisajes, amaneceres otras son algo abstractas pero igual de bellas.

—¡Que dices! Son preciosas. Deberías obsequiarle una a tu mejor amiga.

—No he dormido bien intentando hacer las mejores, podría ganar una gran oportunidad de trabajo si le gustan lo suficiente.

—Eres increíble Willy, ya verás como lo vas a lograr— observo las fotografías nuevamente y entre estas hay una que capta mi atención, la tomo y observo más de cerca. Fue tomada en el parque, en la imagen hay varias personas pero una en especial capta mi atención. —¿Puedo tomarle una foto? — pregunto y William asienta.

Las personas en la fotografía salen dispersas y algunas se ven borrosas. Más tarde la revisaré hay algo en ella que me llama a hacerlo.

—Creo que es momento de retirarme — me levanto, William imita mi acción— cualquier cosa no dudes en llamarme y mucho menos si se trata de esa misteriosa chica.

—Tú tampoco dudes en volver si necesitas que alguien te escuche. Además hay cosas que faltaron por conversar —me acompaña hasta la salida y nos detenemos en esta— ¿Sabias que Jayden Davis está de regreso en la cuidad? Ustedes eran algo cercanos.

Cierto. No le había comentado sobre eso. Me reprocho mentalmente por eso.

—Sí. Hace poco nuestras familias tuvieron una cena juntos. Te veo luego, cuídate mucho — me despido con un beso en la mejilla antes de que siga indagando.

Al llegar a casa me encuentro a Lisa y Bahir teniendo una conversación. Mi hermano tiene su ropa de oficina puesta, la camisa la lleva remangada hasta los codos y algunos botones desabrochados, se le nota cansado.  Ellos no han notado mi presencia así que me acerco más.

—El no me va a escuchar, es un terco —Bahir se masajea la frente exhausto.

—Tiene que hacerlo, eres su hijo —le responde Lisa y está dirige su vista a mi —Hola, Blair.

Bahir se gira al escuchar mi nombre y le sonrió a ambos. Debería marcharme antes de que empiecen a hablar.

—¿Donde estabas? Nos tenías preocupados. No puedes irte sin decirle a nadie —Lisa asiente de acuerdo con mi hermano mayor.

—Además no se como lograste quitarte a los de seguridad. —agrega la rubia.

—Deberían revisar a su equipo de seguridad, son muy flexibles —no digo nada más y me marcho a mi habitación.

Estando sola saco todos los archivos que tengo con información de los casos, enciendo mi ordenador y busco la información que he digitado y guardado en esta. Teniendo todo junto busco en mi celular la imagen que tome en la casa de William y la pongo cerca de los demás papeles. Mi vista se pasea de la información recolectada a la fotografía en mi celular y mi mente logra conectar lo que me ha estado inquietando.

Hay un rostro que ya había visto antes en los archivos y que se encuentra en la imagen tomada por mi amigo. Es un hombre mayor debe rondar los cuarenta años, tienes algunas cicatrices en el rostro y  su piel se encuentra tostada; encuentro su nombre acompañada de su foto en el archivo: Andrés Bora. Su nombre se ha visto involucrado en decenas de casos entre ellos homicidios, está ligado a una organización clandestina denominada como Imperius y otros nombres ya visto por nosotras también desfilan junto al suyo.

Creo que nos empezamos a acercar a verdadero nudo de esto.

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