Capítulo VII -Somos un equipo
Somos un equipo
Jayden lleva minutos conduciendo, después de la llamada pasó a buscarme sin decirme hacia donde iríamos. El día se encuentra un poco frío y no sé en qué momento se me ocurrió que era buena idea venir sin mi suéter.
Ha venido tarareando una canción con ritmo pegajoso todo el camino, he logrado disimular la sonrisa que me causa escucharlo e intento fijarme en otra cosa, quizás en el camino o pensar en lo ocurrido anoche, incluso en el sueño, pero a quien engaño, he venido detallándolo "como cosa rara" insisto en que alguien no puede vestir de manera formal e informal, combinar eso y verse tan bien; quizás sea yo quien exagere y no se vea como creo.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando pasamos al frente de lo que parece ser un accidente. Hay muchas personas, algunas llevan uniforme policial y de servicios médicos; una ambulancia se encuentra un poco retirada de la carretera, Jayden baja la velocidad del auto y observa al igual que yo lo ocurrido.
Al fondo hay un edificio y miramos como dos personas salen con una camilla llevando algo tapado por una manta blanca, lo depositan al lado de tres camillas tapadas por igual y siento un escalofrío recorrerme el cuerpo, volteo la mirada y trago profundo, siento como el chico a mi lado me observa para después marcharnos del lugar.
—Me gusta esa canción —volteo al escuchar su voz, no estaba prestando atención a lo que sonaba en la radio, count on me inunda con su melodía el auto.
—No sabía que escuchabas a Brunito —me acomodo mejor en el asiento y observo como el sonríe de lado.
—Escucho de todo. No podría decirte que tengo preferencia por un solo género musical —musita a la vez que hace una mueca por el rebase de un auto.
—Me gusta, pero no lo amo, prefiero a Michael Jackson —me encojo de hombros al tiempo que veo un gesto de indignación en el rostro de Jayden.
—Comprendo que es el Rey del pop, pero esta muerto, descansa en la otra vida— dice Jayden con dramatismo.
—Sí, pero eso no significa que haya dejado de ser bueno, su música y legado es inmortal —mido hacia dónde puedo llevar su indignación. El asunto me entretiene.
—Blair, no pienso discutir contigo el hecho de que prefieras a un muerto que a Bruno Mars, entiendo que sea bueno pero el querido Michael ya está en el pasado, yo vivo en el presente y mi presente es Brunito —observo como hace un gesto victorioso por el discursito que acaba de dar.
—Veamos si tu Brunito sigue siendo una figura icónica de aquí a veinte años — ahora yo lo miro victoriosa mientras el solo se queda con un gesto de disgusto.
—No tienes lógica —dice molesto.
—Si ese argumento te reconforta, está bien —digo de manera socarrona.
Llegamos a lo que creo es nuestro destino ya que Jayden estaciona el auto para después bajar, sigo sus pasos y me dirijo hacia él; espera que llegue a su lado para seguir caminando.
Inspecciono el lugar en el que nos encontramos, es un boulevard, un largo camino delante de nosotros se abre paso; el mar brinda una vista hermosa dando la impresión de que en cierto punto este se une con el cielo. Hay pequeños bancos con vista al mar, las diversas plantas de distintos colores rodean el camino dándole un toque mágico.
El viento sopla y el frio me recorre, froto mis manos y me abrazo en busca de calor. Miro como Jayden se queda parado de espaldas a mí con las manos dentro de sus bolsillos, observa el horizonte; camino hacia él y me quedo a su lado.
Nos quedamos callados por unos minutos solo observando lo que hay a nuestro alrededor; estando aquí con él pienso en lo que me había dicho. Me hace pensar que al igual que yo encuentra un refugio en la tranquilidad del cielo, quizás le grita eso que no puede decir en voz alta, algo que en ocasiones hasta yo hago.
—¿Por qué siento que este se convertirá en nuestro lugar seguro? —le digo rompiendo el aura formada por nuestros pensamientos.
El me mira por unos segundos, se humedece los labios y entrecierra los ojos hacia mí, parece estar buscando las palabras para decirme algo.
—¿Quieres saber por qué te traje aquí? —pregunta y yo asiento —en primer lugar debo admitir que yo necesitaba estar aquí un momento...y después pensé que tu quizás lo hayas estado pasando mal en estos días. Supuse que tal vez al igual que yo quisieras despejar un poco tu mente. Recordé que te gusta mirar el cielo —levanta la mirada hacia el nublado cielo —los atardeceres específicamente, este no es uno pero sirve, ¿No? —sonríe y yo asiento a su pregunta.
Cierro los ojos e imágenes de mi se me vienen a la mente, yo con mis padres, momentos con mis hermanos, mis amigos...son esos recuerdos a los que me aferro para en estos momentos no caer en la ansiedad y pensar que todo puede salir mal. Tengo que ser sincera conmigo ¿Enserio quiero quedarme aquí y sentirme perseguida? ¿Quedarme de brazos cruzados mientras posiblemente están cazando a mi padre?
Quizás pueda investigar lo que está pasando en el pueblo y ayudar a mi padre a buscar una solución. Si puedo prevenir una desgracia en mi familia lo haré; tal vez considere escuchar al desconocido, pueda ser que tenga algo que ver.
Llegué a un punto donde realmente empiezo a cuestionarme si hacerme la ignorante sería buena opción en este tema, pero no puedo engañarme y seguir evitando lo que está pasando. Dedo hacer algo, quizás no esté en posición de jugar a la detective pero me sentiré peor si algo llegara a pasar y yo no hiciera nada.
—Jayden... —poso la vista en mis dedos mientras juego con ellos.
—Mmm —se voltea hacia mí.
—¿Me ayudarías a saber qué pasa? —pregunto en voz baja, con el corazón latiendo fuerte. El arruga su frente con confusión. —En el pueblo... con todo lo que está sucediendo.
Quizás sea muy atrevido de mi parte querer involucrarlo en esto pero no lo quiero hacer sola y mis amigos no son una opción, no si realmente quiero llegar a algo.
Permanece en silencio y empiezo a darme cuenta de que a él le encanta crear esa atmosfera de tensión y curiosidad.
—Estaba esperando que me lo preguntaras. Desde un principio te lo insinué —contesta. Una suave sonrisa se posa en sus labios mientras sus ojos me transmiten compasión.
—Perfecto. Ahora somos un equipo, aunque deberías saber que no soy una experta en desapariciones y asesinatos, mucho menos en acosadores virtuales.
—Es lo menos por lo que deberías preocuparte ya que me tienes a mi —entrecierro los ojos hacia el —estudiante casi egresado de la carrera de criminalística —dice con orgullo. Mi asombro es notable. Sinceramente no esperaba que el estuviera estudiando eso; lo más lógico era que viniendo de una familia de inversionistas siguiera la misma rama.
—¿En serio estudias eso? —pregunto y el asiente.
—¿Tiene algún problema?
—No, no —me apresuro a contestar —es solo que no me lo esperaba.
—Muchas personas venimos llenas de sorpresa. —me hace una seña para que lo acompañe a caminar —¿Sabes que puedes llegar a tener información que no te gusten? —inquiere y veo como me mira de reojo.
—No tengo miedo a descubrir cosas turbias si es lo que me quieres preguntar. —el asiente de forma automática meditando mis palabras.
Seguimos caminando por toda la costa del boulevard, observo como las personas van y vienen, como los niños juegan y sus padres los observan, es un lugar muy hermoso, es tan... tranquilo.
Mi celular vibra en el bolsillo, al sacarlo lo primero que miro es la hora, ya es más del medio día, no puedo creer como la mañana se nos fue tan rápida; miro el mensaje entrante, es una foto, la pintura que semanas atrás llegó con la imagen de Piero me ha sido enviado por el número del desconocido. No dice nada, ningún texto acompaña la foto, el temor recorre mi cuerpo, guardo el celular de manera brusca llamando la atención de Jayden.
—¿Está todo bien? —pregunta posicionándose frente a mi.
—¿Podemos ir a investigar qué demonios sucede aquí? —suelto de una manera brusca sin medir como me dirijo. Por unos segundos solo se dedica a verme sorprendido pero después toma mi mano y nos dirige de regreso al auto.
...
—Deberíamos empezar por investigar el caso de los González, considero que fue el de mayor impacto por ende provocó que se conociera más la situación. —Jayden tiene esparcidas varias hojas de informes policiales, junto a su laptop mientras nos encontramos en una de las mesas de la cafetería.
—Me parecen bien. Investigar las personas de su entorno sería buena idea, escuché que todo esto puede ser por nexos con las mafias o asesinos seriales pero las personas siempre inventan cualquier cosa —tomo la hoja que tiene en su mano y leo lo que dice en ella —Iván González, hombre de cuarenta y cinco años, colombiano, vivía en Ashford desde los diez años, estaba casado y tenía dos hijas Claire y Melisa, Gerente general del Banco central del la cuidad —detallo la imagen que aparece de el— tenía mucho dinero aunque muchas de sus fuentes de ingreso eran desconocidas, llegó a evadir en varias ocasiones las declaración de bienes y el pago de impuestos. — añado después de analizar la información que poseo—Lo llegaron a considerar un hombre de prestigio de alta sociedad aunque su nombre poco a poco se fue manchado. Era accionista de una de las empresas de cosméticos más importante sin mencionar que era afiliado a organizaciones y empresas financieras.
—Es lógico que tenía conexión con negocios ilegales y quizás no solo él, mira esto —me muestra un artículo en la pantalla de su laptop —Marlín Montana manejaba un bufete de abogados ¿Y adivina qué? —muestra una imagen—era amante de Iván, en varias ocasiones se le vio juntos acudir y salir de lugares, solían verse todos los viernes por la tarde en el Brown coffe; fue encontrada muerta ayer por la noche en su residencia. Los detalles sobre el caso aun son desconocidos como todos los anteriores.
Me quedo atónita por la recopilación de información que ha sacado el pecas en tan poco tiempo.
—Increíble —miro como se acomoda en su asiente subiendo las mangas de su camisa mas allá de sus codos —quiero decir...increíble la información que has conseguido. No lo que hicieron ellos, porque ellos no tienen nada de increíble.... ya sabes... si lo mataron fue por algo. —pienso por unos segundos lo que acabo de decir — no mierda, no me refería a eso... mejor me callo.
Jayden suelta una carcajada y le dedico una mala mirada, ¿En serio se va a reír de mi estupidez?
—No da risa, solo tuve un pequeño fallo —me cruzo de brazos viendo como el se ríe de mi.
—Sí,como digas —se limpia las lagrimas causadas por su ataque de risa —quisiera que hubieras visto tu cara cuando te diste cuenta de lo que habías dicho, Dios, pagaría por verla de nuevo.
—¿Por qué no me dices mejor como conseguiste esa información?
—Estando en esta carrera se hacen conexiones —me guiña un ojo para después empezar a recoger sus cosas —ya es casi de noche, es mejor que te lleve a tu casa, no quiero que los hombres que te han seguido todo el día se pongan agresivos.
Me quedo un poco sorprendida, había estado tan distraída que no había notado su presencia.
Iniciamos el recorrido a casa, al llegar Jayden se estaciona en la entrada y abro la puerta para bajarme.
—Blair, espera —me giro y miro como saca algo del asiento trasero —son unos expedientes que podrías ir revisando, son asesinatos ocurridos en los últimos siete meses, te enviaré otras cosas más tardes, podrían servir de ayuda —asiento y me impulso hacia él para darle un beso en la mejilla.
—Gracias por el apoyo, no estás en obligación de hacerlo y aun así me estas ayudando, te lo agradezco mucho —él solo asiente ligeramente, tomo los papeles de su mano y me dirijo hacia mi casa.
Entro y escucho como el enciende el auto y se marcha, me detengo por unos minutos para luego dirigirme hacia mi habitación.
Ceno en mi habitación y no salgo a ver a nadie, tampoco es que tenga con quien, papá se encuentra afueras por negocios, Bahir está con su novia y Piero no acepta personas en su habitación, así que estoy totalmente sola.
Me siento en mi escritorio con la pila de papeles frente a mí. Estoy un poco nerviosa, es cierto lo que dijo el pecas, no sé que pueda encontrar aquí, hay personas muy macabras y enfermas. Tengo que ser fuerte emocionalmente porque necesito saber que pasa.
Abro el primero. Andrés Bora, es un señor mayor de sesenta años específicamente, forma parte de un grupo de terroristas que se han vistos involucrados en revueltos políticos. Está fichado por intento de asesinato al vicepresidente y actualmente está prófugo, es sospechoso de varios asesinatos en el pueblo por conexiones entre las víctimas y el terrorista.
Todos los expedientes son de lo mismo, terroristas con intentos fallidos de asesinatos a diversas personalidades importantes. Las horas transcurren y me mantengo en lo mismo, de vez en cuando tomo un poco de café para mantenerme despierta. Horas después me llega un mensaje de Jayden, lo abro encontrando varias foto con descripción de cada persona. Comparo los nombres con la lista que tengo y efectivamente son los mismos, las fotos de las personas que me envío son de los terroristas.
Examino todas y anoto puntos importantes de cada quien tardando horas. Al final ya no aguanto más y me dirijo a dormir, solo hace falta que entre en contacto con la suave cama para que mis ojos se cierren y me rinda ante el cansancio.
A pesar que estaba muy casada no logre dormir lo que creía, desperté con una sensación de ahogamiento y persecución, no recuerdo a ver soñado nada, solo desperté sudada y confundida.
El desayuno esta sobre la mesa y a excepción de otros días hoy si me siento a comer tranquila, con una sonrisa en mis labios miro como Piero me dedica una mirada significativa.
—Creo que hoy Gésu bajará del paradiso —me detengo un momento e ignoro el hecho de que esté usando italiano.
—Me apetecía pasar un momento con mi hermanito —le guiño el ojo y él me hace una mueca —pareces un niño pequeño —rio suavemente al ver las arrugas en su ceño fruncido.
—Soy pequeño.
—Tus dieciséis años dicen lo contrario —el sonido de mi celular interrumpe el momento y entro al mensaje que me ha llegado —lamento tener que dejarte solo monito, pero tengo que encontrarme con William —él hace un gesto con la mano restándole importancia, me acerco a dejarle un beso en la mejilla y me marcho.
Al llegar me encuentro a mi amigo sentado en uno de los bancos del campus, está muy concentrado escribiendo algo en su celular.
—¿Todo bien? —me siento a su lado y este se sobresalta un poco.
—Me vas a matar de un infarto —dice llevándose la mano al pecho.
—¿Para qué me necesitas? —lo rodeo con un brazo para fijarme mejor lo que estaba haciendo.
—Deja de estar husmeando —me hace volver a mi posición dándome un ligero empujón –necesito que seas mi modelo.
—¿Y esta propuesta indecente? —Me cruzo de brazos —no soy así de fácil.
—No me refiero a eso —suelta una risa nerviosa —necesito que me ayudes con una tarea, solo tengo que tomarte unas cuantas fotos, no es algo que te cueste ya que siempre te ves bien.
—De acuerdo —me encojo de hombros, pensé que sería algo mas grave.
—Creí que sería más difícil —parece decírselo a sí mismo —¿Cuándo te gustaría iniciar? ¿Te parecería ahora?
—Me parece bien ¿Donde tomarás las fotos?
—Me gustaría que fuera aquí mismo, en la universidad —mira todo el lugar —sígueme se en donde hacerlo.
Llegamos a una especie de jardín, es espacioso y lindo, unos pocos estudiantes están sentados a los alrededores. En medio del jardín hay una enorme fuente cuadrada que refleja todo en el agua que le cae desde arriba.
—¿Qué tal si te pones por aquí? —William me toma del brazo llevándome a un lateral de la fuente —posa y se natural, lo bonita te sale sola.
Trato de seguir sus indicaciones, y posar de manera natural, no soy muy experta en esto, de niña mi mamá me llevó a varios desfiles y anuncio pero aun así las poses no son lo mío.
Me coloco entre unos árboles siguiendo el consejo de mi amigo y me posiciono en un ángulo donde los rayos el sol chocan con la piel de mi rostro, William aprovecha eso para sacar algunas fotos, me muevo a los bancos y alargo mis pies cruzando uno por encima del otro mientras con una mano me apoyo desde atrás y la otra la llevo a mi pelo, realizo varias poses de manera aleatoria moviéndome a los lados.
Al finalizar veo como un gesto de satisfacción se cuela en el rostro de Will.
—No sabes de la que me has salvado —se pasa la mano por el pelo despeinándolo en el proceso.
—No te preocupes, para eso estamos —le dirijo una mirada divertida —para ser tu amiga, no tu modelo —el sonríe mientras guarda sus cosas.
Espero que termine de guardar todo mientras observo el lugar, algo o más bien alguien llama mi atención entre las personas, la chica tímida que conocí el otro día, Emilia, se encuentra comiendo sola, le grito a William que ya vuelvo mientras me dirijo a la mesa de la chica.
—Hola ¿Me recuerdas? —ella parece sorprendida y confundida a la vez, después de analizarme unos minutos el reconocimiento llega a su rostro.
—¿Blair, cierto?
—Si, así es —no sé por qué me causa tanta felicidad el que me recuerde —¿Cómo has estado? ¿Todo va bien?
—Pues, no he vuelto a chocar con nadie —las dos nos reímos al unísono.
—Me alegra el que hayas estado bien —William llega y se posiciona a mi lado —el es William —miro a mi amigo —ella es Emilia —se estrechan las manos para después dedicarse una sonrisa.
—Es nueva por aquí, la conocí hace poco —me dirijo a mi amigo.
—Si necesitas ayuda puedes decirnos, no somos malas personas —William le dice a Emilia.
—Descuiden por el momento estoy bien, ha sido un placer verlos pero tengo que marcharme —se para de su asiento y se aleja rápidamente dejándome con el deseo de continuar la conversación.
—No se tu pero ella me parece rara.
—No empieces con tus supersticiones —me burlo de él.
El ignora el comentario y me acompaña hasta mi aula, al llegar se despide con un abrazo y yo paso el resto del día tomando clases.
Ya es hora de ir a casa, estoy delante de la puerta de mi auto cuando escucho alguien aclararse la garganta, los hombres que siempre me acompañan han respetado mi petición de mantenerse distantes de mi; volteo y me sobresalto, el chico lleva su mano a mi boca ahogando el grito que iba pegar.
—No grites —retira su mano de mi boca y le doy un golpe en el pecho enojada.
—¿Te estás volviendo loco? —Le reprocho —no puedes venir y darme un susto así.
—Descuida, no era mi intención —se despeina un poco el pelo —vine porque necesito que me acompañes a un lugar —arqueo una ceja —es respeto a la investigación, creo que podemos visitar un lugar que nos servirá de mucho.
—¿Tenemos que ir ahora? —Jayden asiente —¿No consideras la opción de que tengo más cosas que hacer? —niega lentamente —¿Por lo menos puedo ir primero a mi casa?
—Bueno... —se lo piensa unos segundos —no veo por qué no.
No espero a que siga hablando y me adentro en mi auto, el ya sabrá como llegar a mi casa.
Llego y entro seguida del chico, me encuentro con mi hermano menor en el comedor y sigo directa a mi habitación, me cambio de ropa por una mas cómoda, empaco los expedientes y demás cosas de utilidad en mi mochila . Al bajar me encuentro con la escena de estos dos muertos de risa, blanqueo los ojos ignorando la situación.
—Ya podemos irnos, Piero no volveré para la cenar, si necesitas algo no dudes en llamarme —salgo de la casa seguida de Jayden, afuera le miento a los guardaespaldas diciéndoles que mi salida se limitará a ir a casa de los Davis —iremos en tu auto —le digo a Jayden esperando que abra las puertas.
Ya montados el organiza todo para ahora si marcharnos —¿Ya puedo saber a dónde vamos? —interrogo esperando una respuesta.
—Iremos a Oxford —no dice nada más y mejor enciende la radio, con esto me deja claro que será un viaje silencioso. Solo queda esperar para recibir lo que nos depara.
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