V

Pero Él no me deja suicidarme.

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Astucia

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Uno. Dos. Tres. Cuatro.

Jensen contó los cadáveres de los nuevos policías que habían ido tras su búsqueda.

Cinco. Seis. Siete. Ocho.

Con cada muerte, con cada gota de sangre derramada, con cada pedazo de piel desgarrada, con cada cuerpo perforado, se sentía menos humano.

Nueve. Diez. Once. Doce.

Se llevó una pierna de un policía a la boca.

Trece.

Arrojó la pierna lejos, recobrando el control sobre su cuerpo. Respiró agitado, sudoroso, como si hubiera corrido una maratón. Aunque quizás no estaba tan alejado de su realidad.

Se levantó del césped. Ni siquiera recordaba cuando se había sentado. Se limpió la frente con el antebrazo y avanzó a trompicones. Sentía un hormigueo en su pierna derecha. Llevaba mucho tiempo sentado, definitivamente.

Cada vez le costaba más retomar el control sobre sí mismo. Pensó en Él, en la persona, o dios, o lo que sea que lo controlaba. Al principio, tan solo debía contar los cuatro cadáveres que había dejado al comienzo. Luego fueron cinco. Luego seis. Y una vez que comenzó, no pudo parar.

Odio vivir así pensaba de vez en cuando, sobre todo cuando miraba las nubes, nostálgico. Dejó que la naturaleza lo envolviera con su manto tranquilizador antes de dejar que Él retomara nuevamente el control de su cuerpo, su mente y su espíritu. Porque ahora, Jensen era un esclavo sin sentido de su propia estupidez.

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El cuchillo había caído al suelo, ensangrentado. Sus muñecas sangraban. Una herida, la más reciente de todas, estaba sin terminar. Porque aquella maldita pelirroja le tenía las muñecas, manchándose ella misma de sangre sus propias manos. 

Poco importaba. La habían descubierto. Los estúpidos ojos verde agua de ella la miraban con una furia y rabia contenidas que nunca había mostrado antes. Salvo, quizás, cuando aquella anciana la engañó en esa competencia.

Le gritó. La insultó. Ella bajó la cabeza. La otra seguía gritando. Seguía insultando. Se separaron. Una cachetada le dejó marcada la mejilla. Las lágrimas salieron luego de meses de aguantar. 

Se quedó sola de nuevo. Sin su cuchillo. Sin su flagelo. Con su dolor, ahora no solo físico, sino también emocional.

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Ally despertó sobresaltada de aquella pesadilla. Nunca había entrado Ellie en ellas, al menos no de forma tan evidente. Solo eran sombras, la mayor parte del tiempo. Esa ocasión, sin embargo, fue ella. De eso no le cabía duda. 

Se mantuvo acostada, sin querer molestar el sueño de Rosa María (quien hablaba dormida) y Riya (quien se chupaba el dedo). Suspiró con pesar, anhelando fumar en ese mismo momento. Trataría de aguantar. Revisó su reserva de cigarrillos la noche anterior. Le quedaban cuatro. Debería administrarlos bien. Apenas era el cuarto episodio.

Pensó en la ceremonia del día anterior. Había cambiado a Maggy para que sea la próxima en irse. Debía eliminarla rápido. Físicamente, era una amenaza y quería que estuviera con Kai. Si, estaba segura de haber echo lo correcto en ese sentido. Vio de reojo como el cuerpo bajo las sábanas de Karol subía y bajaba a un ritmo constante. El tiempo de la respiración del sueño rem recordó una de las lecciones de Izzy.

En la litera de arriba, Lake no dejaba de moverse, claramente con un cuadro de insomnio. Se incorporó en su cama, abrazándose las piernas. Bajó con todo el cuidado del mundo, tratando de no hacer ruido. No debió haberse molestado. Por alguna razón, y pese a estar todo echo de madera, aquella cabaña se caracterizaba por su clara falta de sonido.

Salió de la cabaña, dejando entrar frío cuando abrió la puerta.

-Es rara, ¿no creen?

Riya se apoyó en su codo, limpiándose discretamente el pulgar. 

-A mi parecer- Rosa ni se molestó en levantarse-, deberíamos hablar con ella.

Ally, aunque sorprendida por el repentino despertar de sus aliadas, aceptó la propuesta. Después de todo, necesitaba aire fresco y si algo tenía de bueno Tipiskaw, era su evidente falta de contaminación, lo que dejaba el aire puro y limpio. Irónico viniendo de mi pensó mientras caminaba hacia la puerta.

A la tenue, casi nula luz que le ofrecían las estrellas, Lake escribía y borraba algo en un cuaderno de tapa dura. Parecía verdaderamente concentrada. Les hizo una seña a Rosa y Riya para que se quedaran allí y se acercó con extremo sigilo hacia la rubia. Pese a su arduo entrenamiento, Lake se dio la vuelta. Al ver a la castaña, un sonrojo de verguenza tiñó sus mejillas, a la vez que tapaba el cuaderno.

Padres estrictos pensó Ally. Había visto en redes (en su vida pasada, cuando aún podía dedicar su tiempo a eso) que los hijos de padres estrictos desarrollaban "superpoderes" como la capacidad de oír hasta el más mínimo paso por un pasillo lejano, o en casos más extremos, darse cuenta de quien es alguien solo por el patrón de sus pies al caminar. 

-Lamento haberlas despertado- dijo la alemana, levantándose y abrazando su cuaderno-. Iré de vuelta a dormir.

-No es que las camas sean muy cómodas- Riya se encogió de hombros-. Además, solo soñaba que comía helado.

Eso explica mucho pensó Ally, sin saber bien como reaccionar. Desvió su mirada a la otra cabaña.

-¿Extrañas a alguien de allí?- señaló con su mentón hacia donde dormía el otro equipo.

Lake dudó unos instantes, pero luego asintió.

-A Hunter y Tess. Son buenos amigos- Ally asintió. Lake creía que para mostrar comprensión.

-¿Quién crees que haya sido expulsado?- preguntó Rosa María con preocupación.

-Supongo que a Maggy, ¿no?- Riya la miró como si fuera idiota. Ally y Lake observaban el intercambio.

-Lo más seguro es que sí. El equipo había demostrado ser muy unido. Y que una extranjera llegara seguramente habría acabado con la armonía que se había formado. ¿A quién iban a sacar sino?

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A Hunter lo condenó el desafío. Oh, estaba muy seguro de eso. La ceremonia aún estaba grabado a fuego en su memoria. Él votó por Maggy. Tess también. Estaba seguro de ello. Pero luego vino un voto para él. Dos votos para él. Aiden ocultó su rostro, claramente arrepentido, pero James le sonrió abiertamente. La treta había sido embustera, pero muy inteligente. Tenía a Tess enamorada de él. Y una pareja podía ser muy peligrosa a la larga. Por eso convenció a Aiden, posiblemente sin mentiras pensó diciendo que era mejor que yo estuviera fuera. Maggy no debió ser dificil de abordar.

Cuando llegó su tercer voto, simplemente bajó los hombros, desilusionado, y se despidió de Tess. 

Se acostó en la incómoda cama del Hotel de los Perdedores, los brazos tras la nuca, los ojos clavados en el techo blanco sucio. ¿Cómo podía siquiera llegar el polvo allí? Hunter posiblemente no lo descubriera nunca. No podía dejar de pensar en Kristal anunciando que el último voto, el que definía el desempate, era para él. Resonaba su voz en su cerebro, como si hubiera sido algo traumático.

Hunter. Hunter.

-¡Hunter!- gritó una voz en su ventana. Estaba abierta, por donde se filtraba aire frío. ¿Por qué no la había cerrado?

Una chica pelirroja lo miraba. Su cuerpo estaba rodeado por una bata de laboratorio abierta desde donde se veía su top y falda verde. Llevaba lentes y un lápiz atravesando su rodete.

-Disculpa... ¿te conozco?- preguntó Hunter, preparándose para cualquier cosa.

-Soy amiga de Ellie- pero definitivamente no para algo así.

-¿Ellie?

-Ella me contó su conversación. Ven, hay algo que quiero mostrarte.

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El acantilado le provocaba vértigo a Hunter, quien tragó saliva y trató de concentrarse mejor en el sol saliendo lentamente por el horizonte. Las distintas tonalidades de colores cálidos le trajo paz.

-Cuando Ellie vino a hablar conmigo, mi primera duda fue como consiguió mi dirección. Ahora tengo dos dudas para ti: ¿cómo supiste que fui eliminado y cómo llegaste hasta aquí?

-La primera, hackeé todo el sistema de cámaras de Tipiskaw, por lo que tengo acceso a, básicamente, todo. Y la segunda, un submarino.

Tras una pausa, Hunter tenía mucho más que dos dudas, pero por el momento las dejó pasar.

-¿Sucede algo?- le preguntó el recién eliminado a la científica loca.

-¿Además de que hay un asesino suelto por toda la isla, que luego será asesino de diecinueve personas y que, entre sus víctimas, están tu y la salud mental de Ally? No, no mucho.

-Creo... creo que debí formular mejor mi pregunta- Hunter se aclaró la garganta, pálido-. ¿Por qué viniste?

-Porque conoces la verdad. Y conocer la verdad conlleva una responsabilidad y compromisos que hay que tomar. Por eso, venía a decirte algo.

Hunter asintió. 

-¿Qué sucede?

Izzy lo miró a los ojos, con un fuego que pocas veces mostraba a los demás.

-Quiero que encuentres captures a Nina.

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Habían pasado toda la noche en completo silencio, observando a Lake escribir. Ally había consumido un cigarrillo. Tan solo le quedaban tres. Puedo manejarlo pensó con cierta aprensión y duda.

Riya dio un bosteza y luego giró su cabeza en dirección de la cabaña del Equipo verde. Una sonrisa algo sádica se posó en sus labios. 

-Veamos quien fue el expulsado- canturreó.

Todos voltearon a ver. La primera persona en salir fue James, quien se estiró con una gran sonrisa de suficiencia en su rostro. Mala señal pensó la castaña. Podía sentir su ansiedad subiendo hasta su cabeza. Encendió otro cigarrillo. Al rato, salió Aiden, con algunas ojeras, que no notaron las chicas desde la distancia. Se vieron entre sí, todas compartiendo el mismo pensamiento. El cigarrillo se consumió.

Tess fue la siguiente, con la espalda encorvada y arrastrando los pies, como solía hacer. Se la veía más exhausta de lo normal y Ally, que en realidad la conocía, comprendió a que se debía ese modo de andar. Encendió otro cigarrillo, temiendo lo peor. No quería ni siquiera imaginar que lo que creía que había pasado realmente pasó. Lo consumió. Una cabellera pelirroja y de una figura alta salió de la cabaña, mirando hacia todos lados con duda y miedo. Encendió otro.

Un jadeo colectivo tuvo lugar detrás de ella en cuanto Maggy salió a la luz. Ally tenía los ojos muy abiertos. Impactada. En shock total. Consumió el cigarrillo. 

-Bueno... tal parece que no eran tan unidos después de todo- dijo Lake, de la misma forma que el resto. 

-¿Pero por qué? No tiene sentido. Hunter era de los más fuertes- Rosa levantó los brazos, queriendo saber que los había motivado a hacer algo tan estúpido. 

La mirada de Ally, sin girar la cabeza, se movió hacia la posible respuesta. James conversaba animadamente con Aiden. No. Aiden está molesto por algo pensó con sorpresa Ally. No le tomó mucho armar el rompecabezas.

Apretó sus puños, pero decidió que decir algo tan solo la perjudicaría. 

-¡Atención campistas!- la voz de Kristal resonó por todo el campamento a través de los altoparlantes. Que oportuna pensó Ally-. Un totem de inmunidad fue escondido en alguna parte del campamento. Tienen la oportunidad de buscarlo antes de que inicie el desafío y contar con una ventaja en caso de que lo arruinen.

Ally jadeó. Me había olvidado de eso. Sonrió. Se llevó una mano al bolsillo. Su sonrisa se esfumó. Su rostro palideció. Sus cigarrillos se habían acabado.

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-¡Bienvenidos campistas!- anunció Kristal, más a la cámara que a los participantes-. Tuvieron un par de horas para encontrar el totem, y minutos antes de iniciar el desafío, fue finalmente encontrado.

Ally frunció el ceño. Lake miró a Rosa algo preocupada. Riya se removía ansiosa las manos. Karol rodó los ojos. Tess suspiró con frustración. Maggy observaba todo temerosa. James y Aiden se miraron entre ellos con sorpresa. Puede ser cualquiera pensó la anfitriona con satisfacción pero solo ese participante lo tiene mirando con discreción al poseedor del dicho totem. 

-Ahora... es momento de iniciar con el desafío de la semana, el cual será el clásico juego de La Reina Ordena. En este desafío, la reina, osea yo- se señaló con presunción-, les dará órdenes a todos ustedes. Y si en algún momento alguien decide desobedecer... Esa persona perderá el desafío junto con su equipo. ¿Alguna duda?- Kristal miró a ambos equipos con sadismo.

Oliver fue el único valiente que se decidió a preguntar. 

-Señorita Kristal, ¿no se supone que hoy era un show de talentos?

-Las dudas son para los campistas, Oliver- Ally levantó la ceja al oír la respuesta de Kristal.

-¿No crees que estos desafíos se basan en tu deleite personal?- cuestionó Aiden.

-¿Qué puedo hacer? Al público le encanta este tipo de situaciones- el E-Boy suspiró con frustración-. Si no hay más dudas... entonces empecemos ya- su mirada se paseó lentamente entre los distintos competidores de ambos equipos, hasta que una perversa sonrisa se posó en su rostro-. James. Cambia el nombre de tu perfil de TikTok de jamescdofficial a... manipuladorcdofficial.

-Fácil- dijo James sin preocuparse-. Mis fans me apoyan incondicionalmente.

Claro, porque no juegas con el favorito del público, ¿no? pensó Ally, poniendo los ojos en blanco.

-Riya- ahora se decidió por el Equipo Naranja. La mencionada se tensó-. Te reto a ponerte tu pijama y luego venir así.

A diferencia de James, Riya no se mostró tan complacida por el desafío que debía hacer. A regañadientes y refunfuñando, fue a cambiarse.

-En lo que regresa... Lake, ve a tu cabaña y busca tus libros. Maggy, tu ve por tus peluches.

Ally jadeó en cuanto recordó que, originalmente, ese era su turno. Maggy tartamudeó algo inintelegible antes de obedecer. Lake, algunos segundos después, también hizo lo mismo. En ese instante, Riya volvía con su pijama morado al desafío, con un ligero tinte rosado en sus mejillas. Rosa Maria se rió con ganas y Ally abrió la boca.

-Una palabra y les digo a todos que necesitas dormir con nosotras para no tener pesadillas- Riya la encaró.

Ally rió entre dientes.

-Las tengo de igual forma. Más ahora que no me quedan cigarrillos.

Kristal carraspeó en el momento en que Maggy y Lake volvían con sus cosas. Un tacho de basura había sido prendido fuego en el centro de todo el anfiteatro.

-Bien- Kristal se mostró levemente inocente. ¡Ahora destrúyanlos!

-¡¿Qué?!- exclamó Maggy pálida de repente-. P-pero... los tengo desde que tengo memoria... ¡no puedo deshacerme de ellos!- estaba al borde de las lágrimas.

Bueno, eso es nuevo pensó Ally. Si las dos se negaban...

En ese momento, Lake arrojó todos los libros al fuego. Quedaron calcinados en el acto. Todos en el escenario abrieron la boca, atónitos.

-Bien. Maggy, tienes diez segundos para tirar los peluches al fuego.

La gigante estaba indecisa. Por un lado, si no lo hacían, perdían el desafío. Por el otro... eran sus peluches. Lo más preciado que tenía en el mundo. Sus únicos amigos. Miró a su equipo actual y a su ex equipo mientras los segundos pasaban. Seis. Siete. Ocho. Nueve.

Maggy los arrojó. Pero al suelo. Había fallado.

No comprendió Ally, igual de sorprendida que todos no falló. 

-Maggy... debías arrojarlos al suelo- Kristal parecía que en cualquier momento estallaría de furia-. Te daré otra oportunidad para que lo hagas. Asumiré que se te resbaló la mano y...

-No- dijo Maggy, tajante-. ¿Crees que vamos a seguir todos atados a tus caprichos infantiles de niña malcriada? ¡Pues no, Kristal! ¡Nosotros no somos tus estúpidos peones que puedes usar y reutilizar como te de la gana! ¡Somos humanos! ¡Desde aquí y hasta la muerte! 

-Estas jugando con fuego, niña- Kristal la encaró. Posiblemente el peor error de su vida. Ni siquiera con sus bien entrenados reflejos Ally pudo ver el golpe que le propinó Maggy en la cara a la anfitriona-. ¡Au! ¡Eres un monstruo!

-¡El único monstruo aquí eres tu!- la señaló-. ¿Y sabes qué? Ni siquiera hagas ceremonia esta noche. ¡Renuncio!

El eco de esa última palabra resonó por todo el bosque por algunos segundos, espantando a los pájaros que había cerca. Los otros ocho campistas tenían la mandíbula por los suelos, los ojos bien abiertos y la espalda encorvada. Maggy respiraba erráticamente. Agarró sus peluches y se marchó del escenario.

Si, definitivamente eso ha sido nuevo pensó Ally con satisfacción y una sonrisa en el rostro.

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¡Nunca más escucho a una pelirroja!

Había escuchado a Ellie cuando le dijo que tratara de entablar amistad con Ally y había salido estrepitosamente mal. Había escuchado a Izzy cuando le dijo que capturara a Nina. Y eso había salido aún peor. Ahora corría en medio del bosque de Tipiskaw, con una muñeca embrujada en sus brazos y siendo perseguido por un anciano. ¡Yei!

-¡VUELVE AQUÍ!- bramó la voz de Marcus.

Hunter llegó a la zona de encuentro con Izzy. La científica se mostraba impasible, casi esperando ese resultado.

-Vuelve al hotel ahora- dijo, tomando la muñeca (que se movía como si tuviera pulgas) en sus brazos-. Yo me hago cargo del resto.

Hunter asintió. Se agarró de las rodillas, tratando de recuperar aire. Un pensamiento surgió en su mente.

-¿Y para qué la quieres, en todo caso?

Izzy sonrió.

-Para averiguar el misterio, obviamente- y dicho esto, saltó hacia una rama y comenzó a saltar de árbol en árbol. Hunter la observó durante unos instantes. Será mejor que me vaya pensó, comenzando a correr en dirección opuesta.

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Nota de Autor:

SI LLEGUE LA PUTA QUE LOS PARIÓ.

Pensé que no alcanzaba a terminar el capítulo para hoy, pero por suerte, si se pudo. 

Ni yo se como hice para escribir 2000 palabras en media hora. La magia de mi, supongo.

¿Les gustó este capitulo?

Se vienen cositas interesantes. El próximo capítulo (si no me falla la memoria) es de la fusión. Y comenzará el desarrollo del ship principal. Que, por cierto, no es ni Huntally ni Huntess ni Tessally. Ya verán.

En fin, nos vemos más pronto que tarde (espero).

Chaoitoooo

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