La sombra del quinto hijo
-¡Salid!- Gritó con entusiasmo, pero al ver que nadie se asomaba por la puerta mecánica decidió volver a llamar -¡Salid!- exclamó con mas fuerza y casi al instante, como si hubiesen recibido una orden un anciano en ropas menores salió de aquel edificio.
-Buenos días- Saludó el anciano.
-¡Buenos días profesor Dekapan!- Le miró con su singular sonrisa, al momento que comenzaba a caminar hasta el interior del laboratorio.
(...)
Jyushimatsu inmediatamente le contó su situación.
-Así que básicamente quieres saber lo que tiene Karamatsu-kun- Se rasco un poco la nuca -¿Por que no simplemente lo trajeron aquí para hacerle una revisión?- preguntó algo extrañado el anciano ante algo tan obvio.
-Karamatsu-nissan no se puede mover- Apuntó hasta una de sus piernas -Ayer se lesiono la pierna al tropezar por las escaleras- Recordó algo preocupado la causa de aquel accidente o mas bien, él causante -ya que lo curamos en casa ningún doctor lo a revisado- jugueteo un poco con sus manos.
Dekapan suspiro suavemente para luego darle la espalda al menor -Iré a buscar algo que tal vez pueda ayudar- camino hasta una de las habitaciones -Jyushimatsu-kun, por favor no toques nada- mencionó antes de perderse en aquella habitación, dejando completamente solo al pequeño Matsuno.
"No toques nada" esas palabras fueron como si un botón enorme, rojo y que dijera "no presionar" se clavaran en la cabeza del hyperactivo menor, quien movía una y otra vez su cabeza para buscar algo que pudiese parecer divertido.
Se levantó de su asiento para moverse rápida y silenciosamente por todo el lugar, pudiendo divisar miles de cosas que pudieran darle miles de horas de diversión.
En los estantes pudo ver "pociones de amor" "super laxantes" frascos con extrañas criaturas en miniatura en su interior, las cuales al verlas con detenimiento le hicieron recordar aquella vez en la que se "multiplico" para curar a sus hermanos de una "maldición" en ese instante se preguntó si debió haber echo eso con su novio desde un principio.
Se sonrojo de sobremanera al pensar la palabra "novio".
Hacía solo un año que había comenzado su pecaminosa y secreta relación con su hermano mayor Karamatsu y si tuviese que se sincero, ni siquiera Jyushimatsu sabe muy bien como comenzó aquella amorosa relación entre ambos, pero, si de algo estaba seguro es que amaba a Karamatsu con todo lo que él tenía, lo quería mucho mas que a sus otros hermanos, incluso mas que Ichimatsu, a quien había catalogado como su hermano preferido.
Jyushimatsu se había perdido en sus lujuriosos pensamientos hasta que con su mano pudo divisar un compartimiento oculto en una de las librerías.
Con cuidado de no hacer ningún ruido saco el objeto que estaba oculto, pudiendo observar un pequeño cubo de metal, mas grande que sus manos juntas y que por los lados poseía miles de pequeñas ampolletas y cables en diferentes posiciones.
Para el menor parecía un artefacto de lo mas curioso, casi de otro mundo debido a los pequeños sonidos que emitía. Aquel invento mostraba una gran linea divisora en todo su centro, dándole a entender que posiblemente se pudiese abrir para poder dejar al descubierto algo aun mas alucinante.
Sin pensárselo dos veces trató de abrirla con todas sus fuerzas, pero sin importar cuanta fuerza le aplicara, aquel artefacto no mostraba señales de querer mostrar sus secretos.
Pasaron varios minutos hasta que Jyushimatsu ya cansado había decidido rendirse ante aquel aparato, por lo que, algo "frustrado" por ser derrotado por un simple objeto lo arrojó a la librería y al instante pudo notar como aquel objeto comenzaba a sonar de manera extraña.
Por un momento pensó asustado que lo había roto, pero al ver como este comenzaba a girar sus dos lados en direcciones opuestas suspiró aliviado. Tal parecía que aquel artefacto no se abría si no que se giraba.
Había planeado el tomarlo nuevamente en sus manos para poder jugar con el, pero en el momento que su dedo toco su metálica estructura un fuerte destello fue emitido por esta -U-Uwa- Inmediatamente tapo sus ojos con sus manos ante la intensidad de aquel brillo -Q-que fuerte...-trató de apartarse lentamente de aquella brillante luz, pero al intentar retroceder se tropezó con su propia pierna, cayendo al suelo con su trasero.
Pasados algunos segundos la fuerte luz de un momento a otro se desvaneció, dejando al menor aun cegado por el cambio tan repentino de luminosidad.
-Lo encontré- Escuchó la voz del inventor y al instante, sintiendo como si su corazón se desprendiera del susto, tomó con torpeza la metálica caja para luego colocarla con dificultad en la librería, al tiempo que comenzaba a correr hasta su asiento para pretender que nada había sucedido en aquellos minutos.
-¿Que encontraste profesor?- Disimulaba su exaltada voz mientra frotaba con fuerza sus ojos para recuperar la vista.
-Esto- Le mostró una pequeña capsula con tres pastillas en su interior -Esta medicina averiguara el nivel de peligro que tiene Karamatsu-kun con su enfermedad-
-¿y como podremos saberlo?-
-Dependiendo de los síntomas que Karamatsu-kun presente al tomar cada una de las pastillas- Sacó una pequeña libreta de su ropa interior y comenzó a dibujar en ella -Dependiendo del grado de peligro Karamatsu-kun deberá tomar o introducir una, dos o las tres pastillas. Si el nivel de peligro es bajo, solo deberá consumir una pastilla, si es intermedio dos y si es alto tres. Sabrán cual es el nivel de peligro cuando Karamatsu-kun comience a vomitar la o las pastillas- Le entregó la capsula en sus manos -Pero después de tomarlas y de saber su nivel de peligrosidad, debe mantener reposo total durante todo el día
-¿Introducir...?- Preguntó confuso el menor.
-Ah, también pueden usarse como supositorio- Agregó el inventor, notando como Jyushimatsu presentaba su típica mirada felina ante algo sorprendente e interesante.
-¡De acuerdo!- Guardó la capsula dentro de los bolsillos de su sudadera amarilla -¡Gracias, profesor Dekapan!- Se despidió rápidamente del anciano, ya que quería llegar lo antes posible a su casa para probar aquel medicamento con su hermano... mostraba una picara sonrisa...
(...)
La noche caía sobre aquel laboratorio en donde el sirviente(a) de Dekapan, Dayon, ordenaba las librerías del inventor.
Rápidamente pudo percatarse que varios artefactos y pociones no se encontraban en su lugar predeterminado, por lo que, algo agobiado comenzó a ordenarlos hasta que pudo observar, algo aterrado, como un objeto que ni siquiera debería ver la luz del día estaba fuera de su lugar.
Inmediatamente comenzó a correr para buscar al anciano inventor, pero antes de siquiera llegar a la entrada de la habitación una hoja metálica surco su cuello.
-Oye oye...- Una apagada voz se escucho detrás de él -No es bueno que lo llames...- Sintió el frió y el filo de un cuchillo posarse en su cuello -Sería una molestia... que me encierre nuevamente en esa mierda...- Sintió como su garganta era cortada lenta y pausadamente, dejando salir su espeso liquido vital.
Su voz no salía, sus cuerdas vocales había sido cortadas, el ardor y dolor que comenzaba a sentir le nublaban la vista en lagrimas, sus ojos lentamente iban perdiendo el brillo mientras sentía como una gélida mano tocaba el interior de su garganta, produciendo le un dolor infernal... hasta el momento en que cayo inerte al piso, derramando su roja esencia por el piso.
La oscura figura lamió sus dedos para sentir el sabor de la sangre -Bueno... sera mejor visitar a mi liberador...- Una lúgubre sonrisa se poso en su rostro -Pero antes...- Se detuvo para tomar el cubo metálico que yacía en el suelo -Sera mejor que me lleve esta mierda... así ese estúpido anciano no volverá a encerrarme...- Caminó a paso lento hasta la entrada, dirigiéndose hasta el hogar de su "liberador"
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N/A: Hola, al habla Ryuzaki.
Lamento traer esto de la nada, pero no pude aguantar mas con esta idea en la cabeza así que tuve que plasmarla en esto.
Espero les guste y que disfruten un poco de mi forma mas sádica(?).
Besitos y abrazos para todos <3
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