Atacando al débil
Ya era cerca de la media noche, sus hermanos dormían profundamente un par de camas lejos de la suya, mientras, él no podía cerrar sus ojos, aun si estaba cansado, aun cuando quería dormir, algo se lo impedía.
-Jyushimatsu...- Delante de él, el cuerpo semi desnudo de su hermanito se hacía presente, lo tentaba descaradamente, insitandolo a recorrer sus suaves y blancas caderas.
Aunque lo intentó llamar múltiples veces, él causante de la tentación no respondía, por lo que, ya sin aguante, se dirigió hasta donde su amante dormía, y antes de adentrarse en las blancas sábanas probó con sus labios la dulzura de su cuello.
En un instante, y solo con aquel acto, el menor abrió sus ojos exaltado -¿Ka-Karamatsu-nissan...?- Pronunció su nombre en un suspiro al versé en vuelto por sus fuertes y protectores brazos.
Sintió una descarga eléctrica recorrer su cuerpo con cada beso que era depositado con pasión en su cuerpo.
Era succionado con locura, su aroma enloquecía a su pareja, lo embriagaba con su suave toque infantil.
-A pasado mucho desde que no hacemos algo...- Le susurró en su oído, encrespando hasta el último de sus cabellos.
-Pe-pero Nissan... E-estamos en un hospital... No-no podemos...- Se estremeció cuando sintió que una carnosa lengua surcaba su oreja.
-Tranquilo, no pasará nada...- La mordió ligeramente, haciéndolo suspirar -Solo dejate llevar... My little Jyushimatsu...- Sonrió satisfecho al ver como su amante se recargaba mas a su cuerpo.
De forma ágil y silenciosa comenzó a recorrer los muslos ajenos, sus manos se deleitaban con su tacto, con su calor. La pasión empezaba a calentar sus cuerpos y a despertar su virilidad, sintiendo la dureza de esta golpetear su espalda.
Casi desesperado por consumar su amor, bajo sus pantalones para dejar expuesta su carne.
-Ni-Nissan...- Su voz, suave y suplicante lo enloquecían de una manera que solo su amante sabía -No... No lo hagas... Cho-Choromatsu-nissan y Todomatsu e-están aquí...-
Ante lo obvió solo rió ligeramente, para luego tomar la cara ajena y callar sus labios con un dulce beso.
-Entonces no levantes la voz... Intentaré terminar rápido...- Lo miró con dulzura, sus azulados y brillantes ojos le impedían negarse -Aunque... Con este delicioso y lascivo cuerpo tuyo... Quiero tomarme mi tiempo...- Beso su mejilla, hombros y cuello, mientras frotaba su miembro con los glúteos ajenos.
Ya sin poder esperar, comenzó a profanar la entrada del menor, con lentitud se adentraba en aquellas carnosas paredes que suplicaban su virilidad. La voz lasciva de su amante no tardo en hacerse escuchar.
Gemía su nombre mientras era penetrado, el miembro de su hermano se acoplaba perfectamente con su interior, y ya desesperado por sentirlo completamente dentro de sí, comenzó a mover sus caderas sin el consentimiento del otro.
-Jyushi... ¡Ngh!- Mordió con fuerzas su labio, evitando que lascivos sonidos se escaparan de estos, las ansias que su pequeño hermano mostraba ante su miembro lo tomaban por sorpresa.
El va y ven de sus cuerpos no tardo en hacerse presente, se movían al compás del otro, creando una sinfonía única, complementando los placeres del otro.
Su amor y pasión se notaban en cada embestida, en cada jadeante sonido, en cada nombre gemido, el mas grande acto de amor llegaba a un nuevo nivel con ellos dos.
-Ni... Nissan... Voy a...- Ya había superado su límite, pero el deseo de seguir poseyéndolo le permitían aguantar un poco mas.
-Yo... ¡Yo también...!- Mordió el cuello ajeno para callar sus gritos de placer, mientras vertía su esencia en el interior de su amado.
Ambos terminaron al unísono, sintiendo como el calor de sus cuerpos los acogía lentamente.
Sus respiraciones agitadas sonaban en armonía, al tiempo que las detenían para juntar sus labios en un apasionado beso.
-Te amo... Jyushimatsu...- Sus palabras lograron estremecer a su amante, hace mucho tiempo que no las escuchaba de una forma amorosa.
-Yo también te amo... Karama-
-Kusomatsu... Mierdero bastardo...- La conocida y sombría voz de aquella persona congeló su sangré.
De inmediato se giró para ver atónito a su hermano desaparecido, portaba un negro cuchillo en sus manos, sus ojos se abrían amenazantes y de sus labios corrían hilos de sangre de lo fuerte que los mordía.
-I-Ichimatsu...- Tragó saliva al notar sus intensiones asesinas.
-¿Cómo te atreves...?- Su cuerpo temblaba ante la rabia, ante el odio -¿¡Como te atreves a tomar a Jyushimatsu!? ¡Maldita mierda!- Sin dudarlo se abalanzó en contra de su hermano, pero esté rápidamente salto de la cama para ponerse a salvo -¡No te muevas bastardo!- De sus ojos caían lágrimas llenas de rabia.
-I-Ichimatsu... ¿Calmate quieres? No tienes que hacer esto...- Trató de razonar con él, pero era inútil, sus palabras solo lo enfurecían mas.
-¡Callate!- Nuevamente corrió en su dirección, pero antes de que pudiera llegar, un golpe en su abdomen lo detuvo.
La luz se encendió, dejando ver mejor lo sucedido.
El menor de todos, Todomatsu, había intervenido con un tubo metálico en sus manos.
-¿Dónde escondidas eso...?- Preguntó el responsable de encender la luz, Choromatsu.
-No es asunto tuyo, Pajamatsu-nissan- Respondió burlesco, mientras observaba a su hermano mayor retorcerse de dolor.
-¡Maldición...!- Furioso seguía mirando al segundo hermano, quería deshacerse de él cuanto antes, pero no podría hacerlo si los demás estorbaban.
-Ichimatsu, el juego terminó... Deja de intentar asesinar a Karamatsu...- Mencionó el tercer hermano caminado hasta su persona con cuerdas en las manos.
Se acercaba lentamente a su hermanito... Pero entonces algo lo detuvo...
Una oscura presencia se sintió a lo lejos congelando su cuerpo del miedo y, en ese instante una explosión sucedió en una habitación cercana.
-Osomatsu...- Murmuró el segundo hermano, mientras comenzaba a correr desesperado hasta su habitación.
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