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- ¿Cómo te sientes? - Me senté en la mesa del comedor y recibí mi desayuno.
- Mejor. - En la bandeja estaba el frasco de pastillas que tanto odiaba. ¿Por qué no hacen más atractivos los remedios? Cada día dan más miedo que la enfermedad.
- Tienes que tomarlos o no podrás recuperarte completamente.
Tomé un comprimido y lo acompañé con agua. No era tan temprano, Jae estaba en el jardín y Bohyun se había quedado para acompañarme, aunque le dije que estaría bien.
- Puedes comer tranquilo, pedí ayuda para preparar el desayuno.
- ¿Lo compraste?
- Todo, menos el agua y el café. - Sonreí. - ¿Qué? Sé abrir un grifo y apretar el botón de la cafetera, lo básico.
- Nada, estoy sorprendido.
- No quemé nada esta vez.
- Vale la aclaración.
- ¿Dónde dejaste tu celular?
- No lo sé.
- ¿Aún no te acostumbras? Y después yo soy el viejo.
- Me es más cómodo el teléfono fijo. - Respondí y mordí la tostada.
- Deberías intentarlo, te servirá mucho cuando no estés en casa.
- Bien, lo intentaré. - Le acerqué un poco de mermelada y él la aceptó.
- ¿Qué sucedió ayer?
- Nada, lo normal.
- Tus ataques de pánico no deberían ser normales.
- Eso... - Bohyun, sabía que no me lo dejaría pasar.
- ¿Te sentías mal desde antes? - Bebió un poco de café. - ¿Fue algo que dijo nuestro invitado?
- No, solo fue un ataque de pánico. El doctor dijo que podrían tener o no una razón de ser, este no la tenía.
Él solo me miró y cambió de tema. ¿El señor Park le habrá dicho algo? ¿Fue capaz de repetirle esas mismas palabras a Bohyun? Solo espero no haberme equivocado en esto.
- Mañana habrá una fiesta de gala.
- ¿Sí?
- Sí, podemos llevar a Jaehyun, será muy tranquila.
- ¿Es una fiesta de gala?
- Eso dije. - Me miró confundido.
- Niños y fiesta de gala, no van juntos.
- Será tranquila y habrá una zona para los niños, Jae podrá convivir con otros.
- Ya va al jardín para eso. - En verdad no quería llevarlo. La última vez no fue divertido para él, ni para nadie; tenía sueño, no había ninguna comida apta para él y se puso a llorar. Sin embargo, todo terminó relativamente bien cuando lo llevamos a un pequeño restaurante que estaba cerca.
- Jae ya es un poco más grande y no le hará mal.
- Bien, tú te harás cargo si sucede algo malo.
- Entendido. - Levantó su pulgar.
En verdad no quería ir. Pero... ¿quién cuidaría de Jae? Sigue siendo un bebé pequeño y sus ojos son como cristales de diamante, diamantes que odio verlos empapados por lágrimas. Solo quisiera que no tuviera que asistir a algo así por obligación, porque es el heredero. Cuando sea mayor podrá conocer todo lo que le pertenece. ¿Por qué es necesario que lo haga ahora?
- Chanyeol llevará a Jaehyun al cine.
- ¿Cómo?
- Es su tío... no veo que esté mal.
- ¿Tan pronto? ¿Tienes idea de cuánto dura una película? - De dónde salió esa repentina confianza.
- Se ve que es un buen hombre... Además, aunque no quiera, es parte de la familia de Jae y tiene derecho a conocerlo.
- Entiendo eso...
- Tal vez debas ir con ellos, te distraerás un poco y podrás cuidar a nuestro hijo.
- Creo que sería una molestia, es decir, seguramente el señor Park no estará de acuerdo con eso. - Estoy seguro de que no lo estará.
- Entonces, nadie irá a ningún lado... Hablaré con él ahora, se suponía que iría yo, pero tengo trabajo y Jaehyun estará muy feliz si vas. - Se levantó de la mesa y fue hasta su oficina.
Muy pocas veces ha sido tan estricto conmigo. Apenas nos conocimos me habló formalmente y cuando nos casamos su carácter se fue flexibilisando lentamente. No lo esperaba, es decir, fui comprado para cumplir un rol determinado y lo acepté hasta un cierto punto... No estaba preparado para tener intimidad con un extraño por más que legalmente fuera mi esposo. La noche que llegué a la casa todo fue casi natural, cuidaba de Jae y de las cosas que fueran necesarias, pero cuando sus brazos me rodearon al anochecer el aire escapó de mis pulmones. Me encerré en el baño por una hora y lloré tan fuerte que Bohyun tuvo que romper la puerta para entrar. Esa noche me prometió que no me obligaría, que nunca lo haría.
A la mañana siguiente me asignó una habitación y me ayudó a colocar mis pertenencias allí, sin embargo, en solo cuarenta y ocho horas amuebló el lugar y mandó a instalar la puerta que comunicaba mi cuarto con el de Jae. No puedo quejarme en ese sentido, otros no me hubieran dado las mismas oportunidades. En estos momentos tal vez seguiría en casa de mi padre o estaría en la cama de algún prestamista. Que triste es pensar de esta manera... como la frase siempre hay algo peor. Supongo que la fuerza de mi vida está en creer que estoy bien, a pesar de todo lo malo que podría pasarme.
Si algún día me entrego completamente a Bohyun... ¿Sentiré esa felicidad que los amantes tienen en las novelas rosas o me volveré un cascarón vacío que sonríe porque es lo que la rutina pide?
- ¡Papi! ¡Papi! Dulces... - Apuntó a la vidriera, compré algunos dulces y pedí dos tarros de palomitas; el tío de Jae estaba comprando los boletos y eligiendo una película infantil. Desde donde estábamos podía ver que no le agradaba ninguna, seguramente siempre asiste solo o con amigos... no tiene en su lista los estrenos infantiles.
- Creo que conseguí algo bueno... - Dijo acercándose a Jae. - ¿Dónde quieres sentarte? Decides tú. - Mi hijo me miró y le dijo que quería los asientos del centro de la sala; era una costumbre familiar, a Bohyun le molestaban los cambios de luces y siempre elegíamos un lugar alejado.
- Los jóvenes de hoy no esperan para tener niños. - Dijo una mujer mayor que pasó junto a nosotros.
- ¿Siempre es así?
- ¿Qué? - No alcancé a escucharlo bien.
- Las personas dando su opinión gratis. - Quería recordarle que él también lo hizo, pero no me parecía una idea brillante si mi objetivo era estar en paz con el tío de mi hijo.
- Es lo más dulce que me han dicho. - Agregué sin más, esas cosas no me importaban cuando el blanco de ataque era yo.
En la mitad de la película Jae había elegido mi regazo como el asiento más cómodo del mundo. Las caricias en su cabecita y los abrazos lo acunaron hasta el más dulce sueño.
- Supongo que no le interesa el final.
- En realidad, nunca termina de ver las películas, es algo que sacó de su padre... A veces tengo que pincharlo para que no se duerma.
- Fue una mala idea. ¿Hay que volver? Se despertará si vamos a un lugar menos... tranquilo.
- Sí, tenemos que despertarlo o no dormirá por la noche... Aunque eso ya es problema de Bohyun, al bebé le gusta la gigantesca habitación de papá. Además, yo soy muy malo asustando a los monstruos.
- Bohyun... tal vez debemos volver a tu casa, porque me matará si les sucede algo. - Se levantó cargando a Jae y yo lo seguí por el pasillo hasta la salida.
- Puedes llevarme al mercado, necesito comprar algo para la cena... En casa no quedó mucho y... ¿Vas a quedarte a cenar? - Pregunté, cuando lo estaba dando por hecho.
- Sí, gracias. ¿Quieres pedir comida?
- No suelo hacer eso... es decir, Jae es alérgico a algunos condimentos.
- Bueno, te llevaré al mercado.
Aunque estaba preocupado por las cantidades y los gustos que tenían los tres hombres, las compras fueron rápidas y llegamos a casa con tiempo suficiente.
- ¿Eres alérgico a algo?
- En comida... creo que nada. - Respondía mientras espiaba a Jae desde la puerta de la cocina. - Creo que está desconfigurando el televisor.
- No, los únicos botones que dejé activos son los canales para niños. - Un silencio se hizo en la habitación y pensé que se había ido con el bebé.
- Lo siento. - Me di vuelta sin retirar las manos de la preparación; él estaba demasiado cerca. - Lamento lo que te dije...
- ¿Cómo...
- Me dejé llevar por las ideas que me hice durante el viaje... cuando supe que Bohyun tenía un esposo increíblemente joven, no pude evitar creer que intervendrías para sacarme del camino. Estaba desesperado por conocer a mi sobrino y, con la energía que sentí al verlo no hice más que ponerme a la defensiva contigo. - Sus palabras se frenaron y se tocó la frente. - Cuando te dio el ataque... Bohyun se me vino encima preguntándome qué había ocurrido, pero supongo que bajó la guardia para llamar al médico y, después de eso, la casa pareció detenerse en el tiempo hasta que reaccionaste.
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