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- ¿Por qué será que el tiempo no corre para ti?

Me asusté al escuchar a Bohyun, no lo había visto entrar a la habitación. Llevaba un traje completamente negro y una rosa en la mano derecha.

- Estás muy nervioso.

- Voy a casarme con Chanyeol, claro que lo estoy. - Dejó la rosa sobre una mesa y se sentó junto a la puerta.

- ¿Recuerdas nuestra boda?

- Sí...

- Estabas nervioso por otras razones. Tu traje no es blanco, ¿por qué?

- No creo que sea necesario, además me gusta el color celeste. - Dije y volví a mirarme al espejo. ¿Por qué me dejé tan largo el cabello?

- Deja de hacer eso, no hay una sola persona en toda este edificio que te llegue a los talones. - Corrió un poco la rosa. - De hecho, mi regalo se ve muy pobre.

- Para mi es muy bonita.

- Siempre te han gustado las flores, pero a él no le gustaban. - Detuve mis acciones para mirarlo. - No le gustan las flores, ni los chocolates... - Suspiró. - Se sintió como empezar de nuevo; tengo un hijo, no puedo empezar de nuevo, hay cosas que son inherentes a mi vida.

- ¿Fue por Jaehyun?

- ¿Sabía que hay hombres cercanos a mi edad que piensan como adolescentes? Es humillante, sentí vergüenza ajena. - Levantó dos dedos. - Tengo dos divorcios, un hijo y un trabajo... ¿Quería hacerme elegir? ¿A mí? ¿Puedes creerlo? ¿Un hombre sin problemas? Pues no busques un padre divorciado.

- ¿No hablaron de eso?

- Claro que hablamos, era mi psicólogo.

- ¿Se pelearon por Jaehyun? - Volví a insistir, quería saberlo.

- No, discutimos porque le dije que aún te amaba.

- Bohyun...

- Dijo que no quería problemas, bueno, yo tampoco los quiero. No puede empujarme a sentir algo de la noche a la mañana, no funciona así para mi. - Estaba demasiado cerca.

- Deben hablar...

- No, ya le dije todo lo que pienso y cómo me siento. Eso no va a cambiar. - Su gran contextura estaba a centímetros de mi cuerpo, cerré los ojos y algo suave chocó con mi nariz. - Dile a ese idiota que te haga feliz. - La rosa estaba entre nosotros; Bohyun sonrió, se dio la vuelta y salió de la habitación.

- Entonces de ahí lo escuchó Jaehyun. - Coloqué la rosa en el ramo. - No te voy a dejar sola en este lugar, vas a brillar con las demás.

El pasillo era cálido por los adornos delicados que colgaban sobre las puertas y las paredes. Tenía que llegar solo a la habitación donde esperaban Chanyeol, mis dos hijos y Bohyun. La luz que volvía amarillas las paredes, también afectaba el color de las flores y de mi traje. ¿Por qué no era blanco? No lo sabía, pero sí recordaba por qué quería que sea celeste. La primera vez que visité a un doctor para tratar mi ansiedad y los ataques, el me recomendó hacer meditación. El color celeste era utilizado en todas mis sesiones para  relajar y generar calma; aunque, el momento más significativo de este color en mi vida fue cuando descubrí a Jaehyun, él estaba vestido con este color  y, ahora, también lo utilizaba mi pequeño bebé Hyun. Ellos dos eran el motor de mi vida, por eso el celeste.

Abrí la puerta con cuidado y Chanyeol tomó mi mano. Él ya estaba esperando. Jaehyun tenía los anillos y Hyun, con apenas tres meses, descansaba en su carrito.

- Te vez hermoso. - Recosté mi cabeza en su hombro y sentí el beso en mi sien. Durante toda la ceremonia me sentía flotar en un mundo diferente. Un mundo en el que Chanyeol me sostenía; en el que Hyun lloraba interrumpiendo al juez y terminando en mis brazos; en el que Jaehyun se preguntaba cómo nos limpiaríamos las  manos con los anillos puestos y por qué su hermano lloraba.

Hyun hizo que Chanyeol perdiera dos veces el anillo en el suelo, pero finalmente consiguió su cometido.

- Tendremos una luna de miel peculiar. - Me dijo mi esposo.

- Estoy bien con lo que sea. - Él me miró.

- Voy a darte todo lo que tenga en este mundo.

- Lo sé, tenemos un bebé.

- Eso me lo diste tú.

- Lo hicimos los dos.

- Tienes toda la razón. - Asentí.

- Creo que se durmió...

- Es un milagro, ya no recuerdo lo que es una almohada. - Rodeó mi cintura con sus brazos.

- Es porque en lugar de dormir, intentas cruzarte a mi lado de la cama.

- No es así.

- O me arrastras al tuyo. - Sonrió.

- Luna de miel, ¿recuerdas?

- Sí. - Encendí la radio de la habitación de Hyun y nos retiramos a la nuestra. No importa cuanto tiempo pase, la paranoia  es una cualidad mía; jamás dejaría a uno de mis hijos sin vigilancia. 

Chanyeol se sentó en la cama y me dejó un espacio. Mi espalda se recostó en el colchón y él se inclinó con el peso de su torso sobre mi. Nuestros labios se chocaban con hambre y mis caderas subían buscando la dureza de mi esposo. Me gustaba como sus manos recorrían mi cuerpo sin miedo hasta desnudarlo. Con sus piernas nos arrastró hasta el centro de la cama, me dejó delirando con un beso y se levantó para quitarse la ropa que le quedaba.

- Cariño, ponte cómodo. - Tomó su pene semiherecto y comenzó a masturbarse. Volteé mi cuerpo quedando boca abajo y gateé hasta la cabecera de la cama. - Tan sexy.

Las uniones de la cama temblaron por la llegada de Chanyeol. Mi corazón latió de forma errática y cada órgano de mi cuerpo, sobre todo la piel, se sensibilizó con el golpe de su palma en mis muslos.

- Perdóname, cariño, pero si no te tengo voy a volverme loco. - Sus manos sujetaron mis caderas y con sus rodillas abrió mis piernas.

- Dijiste que querías enseñarme otras cosas, Chanyeol. - Lo tenté.

- Otro día. - Respondió y acercó su pene a mi ano. - Luego jugaremos. - El líquido preseminal fue lo primero que sentí en mi interior. Su dura longitud se hundió hasta la base y me derretí entre las almohadas.

- ¡Arrg! - Mordí la tela y sacudí mi cabeza para calmar la electricidad que recorría mi espalda.

- Sehun... ¿Qué le pasa a tu cuerpo? - Suspiró. - Vas a cortarme...

- Yo... yo también te necesitaba. - Moví mis caderas y lo forcé a que llegara más profundo. - Quedate ahí un momento. - Dije y apreté mis pezones, eran muy sensibles cuando se trataba de mi esposo.

- No puedo más. - Salió y entró un par de veces. Su ritmo cambió una vez que quedé de frente a él. Su pene se hundía y sus labios marcaban mi cuello. ¿Qué le pasaba a mi cuerpo? Mis muslos estaban calientes y se pegaban a la piel de Chanyeol. - Su lengua se metió en mi boca y calló todos mis gemidos.

- Chanyeol... ¡Mmmg! Voy a explotar.

- Un poco más... ¡Mierda! - Eyaculé y mi recto se cerró sobre su pene drenando hasta la última gota. Caímos de una montaña y aterrizamos en el cuerpo de cada uno.

- Te amo. - Solté sin poder contener las lágrimas. - Es tan raro todo esto.

- Ey, amor. - Me besó y juntó nuestras frentes. - Tuvimos un hijo y estamos casados... Yo también creo que esto es demasiado. Estoy tan feliz. - Tomó mi mano y la besó. - Este es el mejor regalo que he recibido en toda mi vida.

- Tú eres una de las mejores cosas de mi vida. - Hyun soltó un grito y Chanyeol se levantó.

- Duerme, yo voy a hablar con mi hijo.  - Me cubrí con las sábanas y esperé el tiempo necesario para que él regresara.

Mi vida no estaba tan mal, solo necesitaba tiempo para encontrar mi camino y a la persona que amaba.

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