Capítulo Tres

El resto de la mañana las clases pasaron tranquilamente entre algunas risas y gritos del rubio de las explosiones, Hina se sentía finalmente cómoda con su entorno en la escuela y con sus nuevos amigos… que nunca antes había tenido debido a que no le causaba interés socializar, ella era feliz con su teléfono y ya. Al inicio se había mantenido seria e impasible pero su caótica personalidad se hacía notar poco a poco, estaba comiendo pacíficamente junto a Tokoyami cuando los gritos de Mina resonaron en el de por sí ruidoso comedor y casi la arrastraba a otra mesa mientras la azabache estiraba una mano esperando a que Dark Shadow la salvara.

—¡Mina, me estás ahogando! —Chilló en voz baja la Asagiri menor logrando que la chica rosada la soltara debido a que habían llegado a su destino—.

—¡Hina-Chan te presento a Shinso-Kun!, Aizawa-Sensei dijo que sería transferido a nuestra clase el próximo mes —Canturreó Ashido que ahora apretujaba al de cabello antigravedad que se quejaba—.

—Ashido-San… estás asfixiando a Shinso —Tartamudeó el nervioso peliverde observandolos con los semi gritos de Iida y las risas del resto de fondo—.

—Soy Hina Asagiri, un gusto conocerte Shinso-San —Sus ojos naranja se centraron en el cabello ajeno, era casi de la misma tonalidad que el de su madre y su expresión neutral se le hacía graciosa—.

—Igualmente, Asagiri-San —Al levantar su vista para observar a la azabache, una mortalmente seria mirada heterocromática llamó su atención, desde otra mesa los miraba Todoroki con una seriedad que se le hizo extraña pero le restó importancia—.

La hora de almuerzo estuvo llena de risas, bromas, preguntas sobre el Quirk de la azabache procedentes de Midoriya y un intercambio grupal de números de teléfono y direcciones para próximos planes, las clases de la tarde de basaron en pura teoría y explicaciones que Hina se encargó de apuntar en su libreta al lado de pequeños dibujos para entretenerse. Al tocar la campana de salida su grupo se encontraba en la puerta despidiéndose hasta el siguiente día y algunos pasaron por alto lo que otros no, el bicolor y la azabache iban en la misma dirección, lanzándose miradas de fastidio y pisando charcos a propósito para mojar los zapallos del otro entre bajos gruñidos.

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—Mojaste mis zapatos, culo de hielo —Reclamó la más baja en el momento en que pusieron un pie dentro de la casa, no le gustaba llamar la atención en la calle así que se contuvo hasta llegar—.

—Tú hiciste lo mismo, no te quejes. —Mientras subía, el de la quemadura le dio una mirada de molestia, siguiendo luego su camino hacia su respectiva habitación—.

—Yo estaba caminando normal, ¡Te encargarás de secar mis zapatos porque ha sido tu culpa! —Un sonoro portazo se oyó en ambas habitaciones, por su lado la pálida chica lanzaba su maleta a un lado del escritorio y se dejaba caer sobre su cama llena de peluches de distintas razas de perros— Maldito Todomenso.

Al ser los únicos en la casa y para fastidiar al bicolor, se propuso a colocar su música a un volumen bastante fuerte mientras entraba a ducharse, la paciencia del menor de los Todoroki sólo duró media hora y procedió a salir de su habitación para desconectar el cable del internet y meter el artefacto a su habitación a sabiendas que la chica no podría recuperarlo.

—¡Jódete, tortilla quemada! —Se oyó por toda la casa el grito de enojo de la de ojos naranjas—.

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Habían pasado tres semanas y las cosas no habían hecho más que empeorar, para todos en casa era obvio que ambos menores preferían morir antes que estar en la misma habitación sin pelear y aunque el mismísimo Enji los hubiera sentado en la sala para hablar de la situación, no había funcionado en lo más mínimo e incluso lo insultaron a su modo. En la escuela era la misma historia… durante un entrenamiento ambos terminaron en la enfermería con quemaduras de hielo y fuego en sus brazos y algunos rasguños en la cara, estaban yendo demasiado lejos, tanto que Aizawa amenazó con expulsarlos de su clase. Aquello pareció funcionar momentáneamente separándolos con sus predeterminados grupos sin hacer mayor escándalo por lo menos en la Academia, la Asagiri se la pasaba con el grupo de Bakugo o con Tokoyami y Shinso, con quienes había forjado una gran amistad.

—Oye Hitoshi-Kun, ¿Qué prefieres, gatos o perros? —Preguntó la azabache que estaba apoyada en el hombro ajeno mientras comía algunos caramelos de miel—.

Ambos se hallaban en la jardín de U.A durante la hora de almuerzo, bajo la oportuna sombra de un gran árbol frondoso el cual se había convertido en su refugio de paz lejos de las miradas y el bullicio eterno de la Academia.

—Definitivamente los gatos, son más tranquilos e independientes —El de ojeras sonrió tranquilamente recordando al minino perezoso que tenía en casa— ¿Y tú, Hina?.

—Pues los perros, son bastante activos y buenos para hacer feliz un lugar o a alguien –Ahora era la de ojos naranjas quien sonreía, pero nostálgicamente recordando a un antiguo perro que tuvo mucho antes de mudarse– Me gustaría volver a tener uno… pero en donde vivo ahora no me dejarían..

—¿Un casero antipático? –Dijo Shinso antes de darle un bocado a su pequeño ramen, era una pena que existiera gente que no quisiera a los animales—.

—Si.. y su estúpido hijo aún más jodido —Con enojo la chica clavó sus uñas en la bolsa de sus caramelos y también derritiéndola levemente—.

—Tranquila, estás haciendo que la temperatura aumente —Intentó calmarla el de rebeldes cabellos morados, lográndolo y ayudándola a levantarse pues ya había tocado la campana del inicio de las clases de la tarde—.

La más baja ni siquiera tenía ganas de regresar a clases y tener que oír el ruido de los demás, le dolía la cabeza además de que sentía su cuerpo flotar mientras caminaba. Hitoshi ya se había desviado al salón 1C que era el curso general y ella aún debía caminar unos metros hasta el A… con toda la pereza del mundo llegó hasta mi lugar y se dispuso a ignorar las clases para dormir por lo menos un poco.

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—Ahhh...¿Por qué de repente hace tanto calor?, siento que me derrito —Se quejó Ashido, mientras la mayoría sentía lo mismo y trataban de aliviarlo dándose aire con sus libretas—.

—Se siente como un horno.. —Dijeron al unísono el rubio eléctrico y el de dientes puntiagudos—.

—¡Agh… Es Asagiri-Chan, la temperatura está saliendo de ella!.. —Salió diciendo un preocupado Dark Shadow alarmando a los demás que inmediatamente se levantaron a verla—.

—Hina-San, ¿Estás bi.. ¡Ah, mi mano! —Yaoyorozu había puesto su mano sobre el hombro de la chica e inmediatamente sintió como si la hubiera puesto directo al fuego— ¡Llamen a Aizawa-Sensei, su temperatura está demasiado alta!

La aludida oía las voces lejanas de sus compañeros llamarle, pero no podía moverse… sentía demasiado calor y su estómago dolía como el mismísimo infierno.

—No podemos llevarla a la enfermería así como está, Todoroki-Kun...¿Tú podrías… ayudarnos? —Pidió Izuku mirando al de heterocromía con notable preocupación—.

—No. —La respuesta de Shoto sorprendió a la mayoría, si bien sabían que no se llevaban bien no esperaban que se negara a ayudarla—.

—¡Déjate de mierdas, Mitad Bastardo. Esta perra va a calcinarnos como siga aquí! —El de rabiosa mirada roja se encontraba creando pequeñas explosiones sin querer a causa del sudor que se le escapaba debido al insoportable calor—.

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Minutos después llegaron Aizawa y Recovery Girl para sacar a todos al pasillo y aplicarle un calmante mientras esperaban a que la madre de la pálida joven llegara a llevarla a casa.

—Shota, llegué lo más rápido que pude. ¿Cómo está Hina? —Preguntó Karura acercándose trotando por el pasillo con su traje de heroína recibiendo las atentas miradas de los alumnos del 1A y algunas miradas curiosas que se asomaban por las puertas de las otras dos secciones—.

—Recovery dijo que tenía fiebre alta y eso ocasionó el descontrol de su Quirk, ya le dio un tranquilizante y un par de analgésicos para bajar su temperatura y su fiebre, pero debes llevarla a descansar.. —El de cabello negro suspiró al terminar de hablar y comenzar a oír los susurros emocionados de Midoriya—.

—¡Es Violet Ghost, la heroína de Telequinesis que ocupa el puesto número 7! —Murmuró el pecoso atrayendo la atención de los cercanos a él, incluyendo la de la mujer de cabello violeta que cargaba a su hija y le dedicó una sonrisa al pequeño fanboy—.

—Tú haz de ser Izuku Midoriya ¿Verdad? —Luego de recibir un emocionado asentimiento del joven, la mujer siguió hablando— Mi hija me habló sobre ti, dice que tus análisis y estrategias de batalla son impecables… espero verte en nuestra agencia en el futuro.

Tras eso la amable mujer de ojos celestes se despidió saliendo del edificio y abordó su auto con dirección a la casa Todoroki para dejar a su hija en su habitación bajo el cargo de Fuyumi y luego partir nuevamente al trabajo, avisando al pelirrojo en llamas de la situación.

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