Capítulo Trece

—¡Este es un entrenamiento de resistencia! –Le dijo el canoso desde la patrulla que conducía tranquilamente por las calles de la ciudad, evitando las avenidas principales o concurridas debido a la cantidad de autos que habrían—.

—¡¿Hacerme correr como un perro abandonado?! –La de traje negro y celeste neón le gritó mientras corría por la acera a un lado del auto siguiendo el recorrido de este—.

—Hey, no digas eso frente a Sumo –El de ojos verdes hizo una mueca y le dió un par de palmadas a su enorme perro que babeaba alegremente sentado en el asiento de copiloto—.

Hina solo siguió corriendo, llevaba el peso común de su traje de héroe además de un chaleco antibalas, que en realidad no necesitaba como tal, pero sí el peso de las placas metálicas. Lo estaba odiando debido al sol pero sabía que dentro de todo también era un buen entrenamiento, así que no se quejaba tanto y trataba de no caerse de cara por tropezar con alguna cosa debido a la cantidad de basura que había en las calles.

Al llegar a la estación le esperaba más papeleo, que en realidad pertenecía al héroe, pero esta vez no se quejó porque le había tomado gusto a leer los casos para aprender sobre los procedimientos y separar los que estaban sin sin resolver para ver si podía encontrar alguna cosa útil en el papeleo.

Y creyó que lo logró, Hank seguía profundamente dormido en su escrito luego de almorzar, así que ella tomó una linterna que estaba en el escritorio y salió de la estación. Ya era de noche y según el lugar del homicidio, debía llegar hasta bajo un puente que cruzaba un río que en esas épocas estaba casi seco, el arma homicida no había sido encontrada en el área pero el sospechoso principal había sido encontrado en la escena más no pudieron declararlo totalmente culpable por la falta del arma, la cual era un objeto y no un Quirk. La azabache trotó hasta llegar al lugar, usar su don llamaría mucho la atención en el lugar sombrío así que tuvo que trepar entre las columna y vigas de acero algo oxidado hasta lograr alcanzar la parte de cemento del puente, podía notar algo haciendo un vago reflejo a lo lejos así que comenzó a gatear por el angosto espacio hasta llegar a la mitad del puente.

Y para su satisfacción, allí cubierto de una fina capa de polvo y un olor sospechoso, estaba la navaja que la policía no pudo encontrar la noche del incidente hace una semana. Ya se había leído todo el protocolo de reglas y no servía de nada llamar a la policía hasta el lugar, así que sacó de su bolsillo la bolsa ziploc de evidencias que había tomado junto a la linterna y tomó con sumo cuidado el objeto metiéndole a la bolsa, sellándolo para meterlo en el compartimento de su traje y regresar a la columna gateando en reversa, al llegar al suelo suelo suspiró con una sonrisa de emoción por haber resuelto un caso que seguramente habría quedado en el olvido porque a nadie más se le ocurrió ese lugar para esconder el arma a pesar de haber revisado toda la zona.

.   .   .

De camino de regreso a la estación pasó por el mismo callejón del día anterior, debido a que el puente estaba cerca de la zona de la estación de tren.

—Mira nada más, nos volvemos a ver –Asomándose por un lado del callejón con un cigarrillo en la mano, el de ojos turquesas tarareó sonriendo de lado al divisar a la joven pasando—.

—.....El sujeto del callejón –Hina se tomó un momento para observarlo hasta que recordó de dónde se le hacían conocidos esos parches de piel oscura—.

—Eso suena raro, preferiría ser llamado Dabi. –El de puntiagudo cabello negro le dió una calada al cigarrillo y luego exhaló en humo hacia la izquierda en dirección a la dirección del viento—.

—Hm, bien, Dabi. –La más baja aceptó aunque sabía que ese era una clase de apodo o nombre de seguridad en lugar de uno legítimo o un apellido—.

—Y bueno, ¿Qué hace alguien con tu popularidad en este lado de la ciudad? –Dabi continuó dándole caladas al cigarrillo que brillaba en la oscuridad del callejón, él estaba casi entre las sombras y ella justo en la entrada—.

—Estoy haciendo mis prácticas de héroe… –La azabache siguió hablando, había algo, como un eco de su instinto que la hacía mantenerse allí en lugar de alejarse como cualquier persona racional ante un desconocido, quería averiguar qué era—.

—¿En un lugar de mierda como éste? Creí que alguien con el respaldo de la popularidad de una heroína en una de las agencias más importantes de Japón elegiría un lugar mejor –Los fríos, y en cierto grado maniacos, ojos turquesa del de desgastada ropa azul marino estudiaban analíticamente el traje de héroe ajeno ante de soltar una burla– …¿O es que te peleaste con tu mami y te castigó enviándote a trabajar con la prole social?

—Astra Nova. –La voz de Gavin interrumpió la conversación, acercándose con las orejas erguidas y una expresión seria, dejando a la vista la placa de detective en su cinturón– Hank te está buscando, vamos a la estación.

La nombrada dió un pequeño respingo de sorpresa, no había oído al hombre acercarse debido a que estaba centrada en la conversación, pero rápidamente obedeció girándose y moviéndose hacia el borde contrario de la acera donde estaba el de rasgos caninos con su motocicleta, ella se subió tras él colocando las manos en los hombros ajenos y no tardaron en alejarse por la avenida rumbo al lugar mencionado.

Dabi se quedó solo observando en silencio mientras consumía su cigarrillo, entrecerrado un poco sus ojos mientras los veía alejarse, ese estúpido detective había arruinado su conversación pero lo dejaría pasar, solo ésta vez.

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