Capítulo Siete
—...Hoy entrené solo otra vez, papá ya no quiere entrenarme y sigue diciendo que lo olvide… –La Asagiri leyó en voz baja en contenido de una de las hojas con letra infantil pero legible– Mis llamas hieren mi cuerpo, pero aún tengo que superar a All Might para que papá esté orgulloso de mí y deje de ver al insoportable de Shoto…
La azabache alzó las cejas inclinándose a leer más de cerca como si eso pudiese darle una mejor pista sobre de quién eran esas hojas arrancadas ya amarillentas por el tiempo, ¿Natsuo?... quizás incluso había una pequeña posibilidad de que esto lo hubiese escrito Fuyumi durante su infancia. Pero cada uno tenía sus propias habitaciones del otro lado del pasillo, así que no tenía sentido, ¿Pero qué tal si fueron reubicados al crecer o si ésta habitación fue de alguien más? Dios no podía evitar ponerse conspirativa.
Sus ojos volvieron a las hojas que quizás en su momento pertenecieron a algún diario de un niño, la mayoría de entradas sin fecha eran solo pensamientos sobre un supuesto entrenamiento para vencer a All Might y quejas sobre el de la cicatriz. Vaya, incluso en esa situación inesperada le hacía gracia que alguien lo odiara tanto como ella, así que se quedó acostada en el suelo analizando cada palabra. Incluso se había olvidado por completo de su teléfono y de su frustrado pre debut en el festival deportivo, sin duda un misterio familiar ajeno era lo que necesitaba.
—Santo cielo… –Se le escapó un murmullo sosteniendo una de las hojas con cierta sorpresa, las pequeñas letras disparejas del niño misterioso narraban un intento frustrado de atacar al bebé Shoto en los brazos de su madre—.
Lo cual la hizo recordar, aún no sabía nada respecto a la madre de esos tres, bueno quizás cuatro si su desvarío conspirativo era real, pero aún así no había visto ni una sola foto o vestigio de la ex esposa de Endeavor en toda la gran casa, como si se hubiese borrado su existencia por alguna razón. Se mordió el labio mirando a su alrededor, la mayoría de las cosas que había quedado eran de color azul marino o negro, por lo que la habitación perteneció seguramente a un niño, pues la albina de mechones rojos era alguien que usaban más frecuentemente colores suaves como amarillo o celeste pastel. Entonces sus opciones se reducían a un hijo desconocido, porque el tonto Natsuo no tenía un Quirk de fuego y tampoco alguna quemadura visible como narraban los papeles.
• • •
Al anochecer los ocupantes de la mansión Todoroki volvieron a la residencia, el bicolor ignoraba totalmente el discurso insoportable de su padre sobre finalmente haber usado su lado izquierdo, la mujer de cabello violeta estaba notablemente enojada por algo y se mantenía en silencio caminando con los brazos cruzados tras ellos.
Shoto solo siguió de largo hasta su habitación, notando por el rabillo del ojo a la otra joven acostada en el suelo de la habitación que ocupaba, aparentemente leyendo papeles viejos. Pero no mostró ninguna expresión y esta lo ignoró totalmente, por lo que solo se metió a su habitación dejando a un lado sus cosas, la medalla de segundo lugar no tenía importancia así que la colocó sobre su escritorio y se dejó caer en su cama, pensando acerca de todo lo que había sucedido ese día, sobre todo en su enfrentamiento contra Midoriya y todo lo que había pasado por si mente durante y después de ese destructivo combate.
Cuando terminó de leer al menos tres veces todos los papeles, ya era las de media noche, ni siquiera había notado el transcurso del tiempo y que se había quedado con la puerta abierta todo ese tiempo, estuvo demasiada inmersa en esa pequeña historia enterrada en el tiempo. Así que se quitó los zapatos y aún vistiendo su uniforme medio quemado salió de su habitación en total silencio, caminando entre los pasillos buscando vestigios de los ocupantes borrados como si fuese una detective, obviamente sabía de sobra que en la sala principal no había nada, entonces optó por irse entre los pasillos ajenos al camino que usualmente tomaba para las habitaciones, llegando hasta una a medio cerrar donde una suave vela encendida atrajo su atención.
Empujó muy lentamente la puerta para no hacer ruido y entró de puntillas a mirar, casi palideció al toparse con un altar de tributo fúnebre, entonces se sintió avergonzada por meterse donde no debía y se giró dispuesta a irse y regresar a su habitación. Pero una leve corriente de aire hizo parpadear la vela de vigilia y ella giró por reflejo, sus ojos pasaron por algunos cuadros de gente desconocida de apariencia mayor hasta reparar en el centro de todos, la fotografía de un serio niño de cabello albino y ojos turquesas
—....¿Quién eres?... –Susurró y sus dedos acariciaron despacio la fotografía sin apartar la vista, notando un detalle bastante notorio para los que hubiese de cerca a los Todoroki—.
Era un albino con ojos turquesas.
Natsuo y Fuyumi eran albinos que tenían los ojos grises, al igual que el lado derecho de Shoto, mientras que el lado izquierdo de este era pelirrojo con iris turquesa, como Endeavor. Lo que significaba que la madre era una albina de ojos grises por su procedencia de Quirk frío y eso tenía algo que ver con que el niño sin nombre se estuviera lastimando con su propio Quirk.
—Carajo, carajo, carajo… –Hina se llevó las manos a la cabeza, incompatibilidad, había oído antes sobre que el idiota pelirrojo había estado probando hasta obtener a su "producto perfecto", por lo que sus hijos mayores eran productos defectuosos—.
Ese pobre niño seguramente había nacido con las características físicas de la madre para soportar un poder frío, pero el color de sus ojos y las notas de su diario indicaban que su don era de fuego, por ello su cuerpo se estaba quemando por el uso.
Apretó los labios aún con las manos en su largo cabello, sintiéndose mal por el pobre niño y su situación, pero el peso del lugar donde estaba le cayó de golpe tras unos parpadeos. Ese niño estaba muerto, por eso estaba en el altar y nadie hablaba de él, ¿La madre también falleció?
No había ninguna foto de alguna mujer joven siquiera, su mente solo se estaban llenando de más preguntas y no podía soportarlo, así que salió de allí y prácticamente corrió en silencio de regreso a la habitación que le asignaron.
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