Capitulo Quince

Ojos turquesa, mirada intensa, un niño corriendo por los pasillos de la casa entre la oscuridad dejando un camino de huellas de fuego azul.

Hina se removió en su cama, haciendo muecas entre sueños, su pecho se elevaba por la respiración agitada.

El niño de cabello blanco corría por los pasillos de la mansión Todoroki, pero su oscura sombra no concordaba con su pequeño tamaño, como si fuese un gran abismo o una criatura peligrosa siguiéndolo.

La azabache se giró de lado, en un sueño inquieto y confuso en el que estaba inmersa sin opción.

Desapareciendo unos segundos entre las sombras, el niño albino se convirtió en una sombra más alta que su rango de visión, un ser completamente oscuro del que solo resaltaban unos fríos ojos turquesa.

…………….Tú lo sabes….

Ella soltó un quejido, la voz en sus sueños soltaba distante y profunda a pesar de que la sombra estaba parada a un par de metros de ella.

……..Tú sabes quién soy….

La mano de la sombra en el pasillo señaló hacia la puerta de una habitación, la que ella ocupaba, que se abrió lentamente haciendo un sonido tétrico dejando ver en el fondo la foto del periódico que había enmarcado en el escritorio. Luego la figura oscura apareció tras ella, soltando un grito rasgado.

….¡TODO ARDERÁ..!

La de ojos anaranjados se despertó de golpe, jadeando con el corazón latiendo como si hubiese corrido una maratón, miró paranoica a su alrededor pero todo estaba en silencio parcialmente sombrío por la luz tenue que se colaba por la ventana desde las farolas del jardín. Por alguna razón estaba temblando y le costó una buena cantidad de minutos poder calmarse mientras analizaba su sueño, no tenía sentido alguno lo que su subconsciente le mostró, probablemente solo era una pesadilla mezclando las cosas que había vivido esa semana.

Intentó convencerse de ello y volvió a acostarse entre las mantas, esta vez dándole la espalda a la pared y abrazando la chaqueta de policía que tenía un ligero aroma a los hombres que la habían entrenado, eso la hizo sentirse más segura. No tenía una figura paterna que viniese a revisar que no hubieran monstruos bajo la cama, pero habían dos sujetos que usarían sus armas para defenderla si hubiese algo tras ella.

.   .   .

La mañana se oía muy animada, sus compañeros charlaban en voz alta otra vez sobre las experiencias de sus pasantías y el exámen de batalla contra los profesores, mientras que ella tenía el rostro pegado a la ventana del autobús tratando de dormir un poco. Pudo oír que la nombraron algunas veces pero no tenía el ánimo de levantar la cabeza y sonreír, sólo quería volver a su habitación y dormir como un oso…

Había sido una semana muy larga estudiando para los exámenes escritos, por suerte los había pasado con una nota decente al igual que el práctico, cuya recompensa sería la oportunidad de asistir al campamento de verano de la Academia, aunque al final todos debían asistir. Por lo que ambas clases de héroes iban en buses a un lugar lejano de la UA, el camino transcurrió lleno de bullicio por parte de sus compañeros hasta que Eraserhead les ordenó bajar un rato a "Estirar las piernas".

Que gran mentira.

Aparecieron dos de las Pussycats, Mandalay y Pixie Bob, explicándoles brevemente acerca de su labor y su pertenencia del terreno en el que estaban, luego la de traje celeste usó su don para manipular la tierra y echar a todos hacia el desnivel inferior en el bosque. Donde poco después comenzaron a aparecer Golems de tierra, sin duda iba a ser un día muy largo.

—...Deben estar bromeando. –Hina se pasó las manos por el rostro, algunos de sus compañeros hacían pequeños grupos para encargarse de las grandes criaturas—.

Ella solo se encendía en llamas lo suficiente como para adquirir velocidad y potencia de golpear los Golems para destruirlos o hacía breves combinaciones con Bakugo y Kirishima, pero la presencia de sus otros compañeros la retenía de usar más intensidad en su fuego. Por lo que les tomó más horas de las estimadas y llegaron prácticamente arrastrándose al campamento al atardecer, en la entrada los esperaban ambas heroínas y su profesor.

—Les tomó mucho tiempo llegar –Habló la de traje rojo apenas notó llegar a los primeros saliendo de entre los árboles—.

—A nosotras nos habría tomado tres horas llegar –La otra mujer de celeste se puso las manos en la cintura y rió bajo mientras observaba a los alumnos llegaban jadeantes y agotados—.

Las charlas continuaron hasta que el pequeño niño que acompañaba a las heroínas gatunas le dió un golpe a Midoriya, notablemente doloroso por la expresión que puso, la de ojos anaranjados hizo una mueca y decidió seguir al interior del lugar, estaba sedienta.

Por suerte aquél día las Pussycats los atenderían preparando la cena, así que todos corrieron a tomar un lugar en las largas mesas y comenzar a comer como náufragos, ella particularmente se enfocó en conseguir toda la carne y patatas que pudo conseguir en su mesa, teniendo una pequeña pelea de palillos con Bakugo. Tras eso casi todos fueron a las aguas termales que tenía el campamento, pero la azabache estaba agotada así que prefirió preguntar por la ubicación de las habitaciones y fué a dejarse caer en una de las camas.

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