Capítulo Diez

Bueno, quizás ya había comenzado a arrepentirse apenas cruzó la puerta, ¿Aún tenía opción de regresarse a Musutafu?

Su acto de rebeldía le estaba saliendo en contra, pero ya estaba dentro de la comisaría, debía ser estoica y buscar al héroe en cuestión.

—Disculpe… estoy buscando a Hank.. –La joven se acercó a uno de los detectives que estaba sentado en una de las oficinas abiertas cercanas, revisando su teléfono con los pies sobre el escritorio—.

—¿El viejo? Ni siquiera se ha aparecido aún, probablemente está bebiendo –Bufó el castaño con cicatriz de nariz rota, algo extrañado de que alguien estuviera preguntando por el héroe arruinado—.

—.....Pero es medio día –Hina sintió su rostro volverse una mueca cuando vió la hora en su reloj, esto debía ser una mala broma rancia, incluso una prueba para ver su reacción—.

—Y Lunes, eso díselo a él –El detective con rasgos de pastor alemán sonrió de lado con cierta burla mostrando uno de sus afilados colmillos– Búscalo en esta avenida, si tienes suerte lo encontrarás en alguno de los primeros bares.

El mayor le tuvo la suficiente pena como para resoplar y dejar a un lado su teléfono, tomando uno de los pequeños papeles de su escritorio y anotar la dirección, dándoselo a la de uniforme gris verdoso.

—.....Gracias. –Ella tomó la nota dando lo mejor de sí para no darse una palmada en el rostro, iba a desperdiciar su pasantía lidiando con un alcohólico en lugar de aprendiendo algo útil para su educación—.

—Puedes dejar tu maleta aquí, a nadie le importará ni tocará tus cosas, el escritorio del viejo es ese de allá –Finalizó el de chaqueta de cuero señalando al final de la fila izquierda antes de regresar su atención a su teléfono—.

La de ojos anaranjados obedeció solo porque no quería seguir llevando sus cosas de un lado a otro, pero se aseguró de esconder el maletín con su traje de héroe debajo de su ropa normal, solo por si acaso. Luego salió de la comisaría regresando a recorrer las calles mirando los letreros en cada esquina para poder ubicarse hacia la dirección que debía.

.   .   .

Esquivó otra botella que voló en su dirección, debió haberse atado el cabello, notó que era un gran punto débil que podía ser peligroso.

—¡¿Una pelea de bar es su idea de entrenamiento?! –Chilló mientras saltaba contra una pared cercana, usando su pierna derecha como impulso para dar una voltereta hacia atrás marcando distancia—.

—¿Quieres aprender algo? Pues aprende a lidiar con esta gente alborotadora –El héroe con chaqueta de la estación de policía no se inmutó en su lugar en la barra– Dame otro Whisky doble.

El bar era demasiado barato y problemático como para que alguien se sorprendiera por una pelea de borrachos a media tarde, pero sin duda una jovencita peleando con piruetas era nuevo, así que estaban corriendo las apuestas entre los que aún estaban conscientes. La azabache gruñó desquitándose pateando la espalda del tipo que le arrojó la botella, debió irse con Edgeshot, ¿Por qué tuvo que elegir al anciano ebrio que controlaba el metal?

Mientras tanto el canoso hombre observaba la pelea como un espectáculo mientras le daba sorbos a su vaso, los mocosos de las academias de héroes salían cada vez más fuertes, incluso si notaba que la chiquilla no estaba usando su don de fuego probablemente porque su ropa no era adecuada para soportarlo. Pero eso era mejor, no siempre se podía pelear con la ventaja de un Quirk y no era bueno depender de ello.

—¿Por qué no se queda en el suelo? ¡Quédese en el suelo, ya es hora de dormir! –La más baja le dió un puñetazo en el rostro al mismo de la botella, ¿Tendría algún tipo de penalización golpear a los civiles?, bueno ya estaba metida en un bar así que dudaba que a su guía ebrio le importara mucho la ética—.

—¿Esa no es la niña piromana del festival de la UA? –Se burló el joven ayudante del cantinero, secando vasos lavados mientras también se fijaba en la pelea– No puedo creer que te haya elegido, maldito ebrio.

—En mis tiempos estaba dentro del Top 20 de Japón, era muy reconocido –Hank miró su reflejo en lo que quedaba de licor, los años y su propia vida no habían sido muy piadosos y ahora se veía viejo y demacrado– Otro Whisky.

—¡No, ya no! –La Asagiri menor se giró y lanzó una pequeña llamarada hacia el vaso sobre la barra, derritiendo un lado para evitar que lo llenaran—.

—Eh, tú vas a pagar eso. –El hombre de ojos verdes se giró a verla ofendido, oyendo la risa del ayudante y el gruñido del cantinero ante el daño a sus cosas– Que grosera..

La portadora de Super Nova, ya harta del ambiente, repitió su movimiento de la pared esta vez noqueando de una patada al tipo con manos de tenaza que le arrojó la botella. Soltó un suspiro y se acomodó el cabello despeinado además de su uniforme algo arrugado, se acercó a la barra y dejó de golpe suficientes billetes como para pagar una botella completa.

—Bien, nos vamos, ahora –Ella mantuvo su mala cara mirando al obsoleto héroe profesional, se veía igual de descuidado que Aizawa, pero al menos su profesor era un vago responsable—.

—Si, mamá –Dijo sarcástico el canoso, con una personalidad entre agria e infantil, pero siempre despreocupada—.

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