Capítulo Catorce

Habían mínimo seis policías y algunos detectives rodeando incrédulos a la joven estudiante de la UA que el héroe de los metales había acogido.

—Carajo, no puedo creerlo, una niña les ganó haciendo su propio trabajo para el que estudiaron –El de ojos verdes soltó una carcajada mientras daba palmadas de felicitación a la jovencita que sostenía la bolsa de evidencia que resolvía un homicidio con el que todos se habían rendido luego de la revisión del lugar—.

—¿En dónde demonios lo hallaste, cachorra? –Gavin miraba y revisaba asombrado el arma empolvada y manchada de sangre seca, su poderoso olfato le confirmaba que era el mismo olor que el de la víctima y el sospechoso arrestado, según las otras bolsas de evidencias—.

—Mientras leía el archivo pensé en la estructura del puente y en que el arma no había sido encontrada… –Ella comenzó a explicarse para fundamentar la razón por la que había salido de la estación en primer lugar– Tuve una corazonada y estaba en lo correcto, el sujeto arrojó la navaja hacia el borde inferior de cemento del puente, es un espacio de unos dos metros así que se escondió fácilmente entre las sombras.

Ambos hombres soltaron un silbido ante su capacidad de deducción, sin duda había talento, eso les hizo sentir cierta chispa de orgullo.

•   •   •

Los días de pasantía habían terminado, lo que comenzó como una aparente mala elección al final se volvió una excelente oportunidad de aprendizaje múltiple para la aspirante a héroe. Ahora estaba en la estación de trenes esperando por el suyo, junto al detective, el héroe y el gran perro de este.

—Bueno, tal parece que ya es hora de despedirnos, estrellita –Hank sonrió de lado con cierta melancolía de dejar ir a la chiquilla que había variado mucho su aburrida rutina de décadas en solo un par de días—.

—Fue un placer hacer mi pasantía con ustedes, aprendí mucho de esta experiencia –Ella también mostró una sonrisa pequeña pero honesta mientras se apoyaba en su maleta sosteniendo en su otra mano el maletín de su uniforme—.

—Los demás y yo pensamos en algo, realmente no podemos entregarte una placa como tal, pero esto es igual de genial –La peluda cola del detective se agitó mientras sacaba una chaqueta de policía de la bolsa que había estado cargando, entregándosela a la menor—.

—No puedo creerlo, muchas gracias –Sus ojos anaranjados se iluminaron cuando leyó su nombre de héroe en el lugar donde usualmente iba la placa metálica, pero también tenía una estrella bordada que reflejaba la luz—.

Rápidamente se la puso sobre el blazer de su uniforme, la chaqueta era unas tres tallas más grande que la suya, pero eso la hacía perfecta para poder seguir usándola mientras terminaba de crecer.

Pronto el sonido del tren acercándose tuvo que acordar el tiempo de aquel momento, Hina se despidió con un abrazo de ambos hombres y prometió mantenerse en contacto. Y realmente lo haría, había descubierto que tenía vocación por la investigación y quería seguir puliendo esa habilidad, ¿Qué mejor que hacerlo con ellos?

.   .   .

Durante el viaje de regreso a Musutafu se sacó algunas fotografías con personas que decían reconocerla del festival deportivo y por la noticia que publicó la estación de policía sobre su valiosa ayuda para resolver un caso, al llegar a su estación compró uno de los periódicos y sonrió al ver la fotografía en donde aparecía en medio de Hank y Gavin.

Aunque su expresión cambió rápidamente cuando otro de los periódicos atrajo su atención con una foto del tipo Stain, denominado como el Asesino de Héroes, que había sido detenido por Endeavor en un callejón donde también estaban Midoriya, Iida y el Todoroki menor junto a otro héroe herido. Su ceño se frunció con disgusto al ver al héroe de las flamas, resopló y pagó solo su periódico ante elegido, afuera de la estación la esperaba el chófer de su madre para llevarla a la mansión de los Todoroki, solo bufó y se subió al auto.

Llegando a la mansión automáticamente recordó lo del niño desconocido, aún no sabía su nombre y no había manera de preguntarle a alguno de los hermanos mayores sin causar algún problema, bufó entrando a su habitación dejando las maletas a un lado dejándose caer a la cama tras cerrar la puerta. Con lo que había aprendido en la estación de policía podría tratar de buscar más pistas, ¿Porque qué tal si habían más hojas de diario escondidas en otras partes de la enorme mansión? Además de tener pendiente averiguar sobre algún accidente o ataque hacia los Todoroki, debía escarbar entre los montones de noticias sobre el estúpido héroe número Dos para poder hayar algo de hace una década como mínimo.

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Esa noche no había nadie más en la casa, Natsuo estaba en los dormitorios de su universidad según sabía, el de la cicatriz estaba en un hospital de Hosu junto a sus otros dos compañeros y con ellos ambos héroes profesionales debido al caso de Stain.

—Ah Hina-Chan, me alegro mucho de verte, me enteré sobre tu ayuda a la policía, eres muy inteligente –La albina le sonrió a la menor, dejando algunos platos con la cena en la mesa de la cocina, alegre de que la otra hubiese aceptado acompañarla a comer—.

—....Gracias, Fuyumi ––Ella aún no sabía cómo relacionarse bien con esa familia, pero sabía que no debía de ser grosera con la de gafas, de hecho sería mejor si entablaba cercanía– …Está muy rico.

—Que bueno que te guste, le pregunté a Karura-San por tu comida favorita y me dijo que era el Katsudon –Fuyumi sonrió con gusto, sabía que la relación entre todos era aún bastante tensa, así que trataba de unirlos a todos incluso si su padre había elegido rehacer su vida con otra mujer, incluso luego de lo sucedido con su madre y su hermano mayor—.

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