7. Sentimientos
Entraron a la casa de los Pachara con un poco más de calma en el ambiente, aunque ambos sabían que había mucho de lo que tenían que hablar.
-Mi hermano no debe tardar en volver de la escuela.- comentó Porsche caminando directo a su habitación pues quería darse una ducha y cambiarse de ropa.
-¿No se molestara de que esté aquí?.- preguntó Kinn nervioso pues conocería a la única familia cercana que tenía el chico que le gustaba.
-No te preocupes, sé que ni siquiera le tomará importancia.- respondió el moreno. -Mis amigos se han quedado aquí en otras ocasiones, así que no te preocupes demasiado.-
Ese último comentario hizo que Kinn sintiera ciertos celos. Sabía que no debía, pues Porsche no era nada suyo, pero no le gustaba saber que otros hombres se habían quedado junto a él.
-Deja de fruncir el ceño.- se quejó Pachara aunque le causó ternura la reacción de su jefe ante sus palabras. -Lo que sea que hayas pensado, no es lo que tu crees, ellos suelen dormir en la sala.- explicó, aun cuando no tenía motivos para hacerlo.
-Yo no pensé nada.- murmuró el pálido con vergüenza.
-Supongamos que te creo.- bromeó Porsche. -Me daré una ducha, puedes esperar aquí o en la sala si quieres.- dijo una vez entraron a la que era su habitación.
-Creo que iré a la sala.- dijo Kinn, deseando tener un momento para pensar bien lo que haría ahora que Porsche le había pedido, de forma consciente, quedarse en su casa.
-Si quieres después puedes ducharte tu, puedo prestarte ropa.- fue lo último que dijo el dueño de la casa antes de entrar en su baño.
Anakinn se fue de regreso a la sala y se sentó en el sofá cercano a la puerta. Suspiró varias veces y cerró sus ojos, recargando su cabeza en el respaldo del sofá.
-¿Qué haré ahora?.- se preguntó. -¿Debería dejar ir a Porsche o demostrarle que hay algo más entre nosotros?.-
-¿Quién eres tú?.- preguntó una voz que Kinn no conocía, haciéndolo abrir los ojos asustado.
En la entrada de la casa vio a un chico mucho más joven que el, con piel morena y cabello negro. No fue difícil suponer que era el hermano del hombre que ahora se estaba duchando.
-Soy... - comenzó a decir el pálido, sin saber exactamente qué decir. -Soy amigo de Porsche.- dijo finalmente.
-De acuerdo.- dijo el chico con simpleza. -¿Dónde esta el?.- cuestionó.
-Se está duchando.- respondió Kinn.
-Bueno, cuando salga dile que iré a casa de un amigo para hacer tareas y me quedaré a dormir, así que no tiene que esperarme.- comentó el chico tomando algunas cosas para meterlas en su mochila.
-Está bien.- fue lo único que pudo decir el mayor. Y cuando menos se dio cuenta, el menor ya había vuelto a irse.
Ahora el pálido estaba aún más nervioso. Había conocido al chico que podría ser su cuñado, de forma muy extraña. Pero ahora que sabía que se quedaría solo en esa casa junto a Porsche, su corazón estaba agitándose y su cuerpo comenzaba a elevar su temperatura.
-Ya puedes ducharte.- dijo Porsche usando una toalla para secar su cabello. Ahora vestía un pantalón cómodo y una camiseta cualquiera. -Te deje algo de ropa en la cama.-
-Gracias.- Kinn se puso de pie y miro lo casual que se miraba su guardaespaldas y eso le gustó. -Por cierto, tu hermano vino, dijo que se quedara a dormir a casa de un amigo porque tiene una tarea que hacer.- explicó antes de irse rumbo al baño.
Pachara no dijo nada, tan solo sintió su corazón agitarse ante el comentario. Se quedaría solo con su jefe en su casa. Suspirando se sentó en el sofá, tratando nuevamente de recordar lo que había hecho la noche anterior en su borrachera.
Dentro del baño Anakinn se bañaba con agua cálida para intentar calmar su nerviosismo y deseo de besar al moreno, de recostarlo en la cama y acariciar su cuerpo.
Cuando finalmente salió del baño, miro la ropa que había en la cama. Había un pantalón de andar por casa, una camiseta negra y unos boxers negros. No pudo evitar sonreír al ponerse la ropa y percibir el cítrico aroma que siempre emanaba Pachara.
-Gracias por la ropa, me quedo muy bien.- dijo Kinn saliendo a la sala, también secando su cabello con la toalla que el moreno le había dejado.
-No es nada.- Porsche se había mantenido en el sofá, tan sólo viendo hacia la nada, obligando a su mente a recordar los acontecimientos que parecía haber cambiado la relación con su jefe. -¿Quieres comer algo?.- ofreció.
-Sí.- respondió, pensando internamente "quisiera comerte a ti", pero sabía que no podía decir eso.
-Preparare unos fideos.- dijo Pachara huyendo hacía la cocina. Aunque no se sentía incómodo del todo junto al pálido, quería descifrar lo que sucedió entre ellos antes de hacer o decir cualquier cosa.
Unos minutos después Porsche llamó al pálido para comer juntos en el comedor. No dijeron nada mientras comían, ninguno sabía muy bien qué decir.
-¿Hay algo que quieras hacer?.- preguntó Kinn cuando ambos habían terminado de comer.
-Creo que podríamos ver una película en la sala.- respondió Porsche.
-Eso suena bien.- aceptó el mayor.
Se acomodaron en el sofá, uno en cada extremo, dejando un gran espacio entre sus cuerpos.
Pachara encendió el televisor y encontró una película tailandesa, la cual dejó solo para no estar en silencio con su jefe.
En algún punto Pachara se quedó totalmente dormido. Su respiración se volvió pesada e incluso ligeros ronquidos salían de él.
-Porsche.- llamó Anakinn con delicadeza, notando que su guardaespaldas estaba totalmente dormido. -Eres tan lindo.- murmuró admirando otra vez el tranquilo rostro ajeno, tal como esa mañana.
Viendo la incómoda posición en la que dormía el moreno, Kinn decidió llevar a su guardaespaldas a su habitación para que este pudiera descansar mejor, aun cuando todavía era temprano.
Usando su fuerza cargo el dormido cuerpo de Porsche, al estilo nupcial, y comenzó a caminar hasta la habitación. Con delicadeza lo dejó sobre la cama y lo cubrió con la cobija.
Una vez acomodado, Anakinn volvió a la sala y se recostó ahí una vez apagó la televisión. Se acomodó y se dispuso a dormir también un rato, después de todo si estaba cansado de la larga caminata que habían hecho.
El moreno durmió un par de horas, reponiéndose del cansancio que sentía su cuerpo. De pronto comenzó a moverse incómodo en la cama, su mente comenzaba a trabajar a mil por hora.
Casi de un salto se sentó en la cama, recordando poco a poco todo lo que había hecho con su jefe en aquel bar. Todas las súplicas, las promesas, los dulces besos. Su corazón se agitó al recordar los dulces labios ajenos sobre los suyos.
-Kinn.- lo llamó saliendo de la habitación, buscando al nombrado.
Al salir a la sala lo vio dormido en el sofá, tranquilo y totalmente hermoso. Ahí Porsche entendió lo que sentía. Lo que pasó la noche anterior había sido su corazón actuando, no solo su borrachera.
Con cuidado se acercó al sofá y se sentó frente al sofá, a la altura del rostro del mayor. Su mano no pudo evitar estirarse a acariciar el lindo rostro pálido, pasando por sus pobladas cejas, sus pómulos rosados, su mandíbula marcada y finalmente sus labios.
-Quiero besarte.- murmuró, aun cuando sabía que Kinn permanecía dormido.
Porsche podía recordar la forma amorosa en la que su jefe lo había besado y aún así moría por volver a juntar sus labios y crear un recuerdo más nítido de esos besos.
Dudando un poco se acercó y besó los labios del mayor. El moreno apenas movía un poco sus labios, sintiendo su corazón latir desbocado.
Al alejarse, Pachara miró como Anakinn abría lentamente sus ojos, encontrándose con el rostro ajeno muy cerca de él.
-¿Porsche?.- lo llamó Kinn con confusión al tenerlo tan cerca.
-Te quiero, Kinn.- soltó Porsche acariciando la mejilla ajena con ternura. No tenía dudas, quería a su jefe.
Aun en su adormecimiento, el pálido tomó el rostro ajeno entre sus manos y volvió a unir sus labios de forma dulce y amorosa.
Ambos suspiraron con gusto, dejándose llevar por sus deseos y los sentimientos que ahora sabían que tenían por el otro.
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Finalmente se acordó!!!!!
Enserio que a partir de aquí la historia es puro amor.
Espero que les esté gustado.
No olviden de apoyar votando y comentando si les gusta la historia.
No tengo mucho que decir, así que nos leemos mañana.
Los amo 💙💙💙💙
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