13. Un Hogar
Entraron a la casa tomados de la mano, cada uno cargando la única maleta de ropa que habían traído, pues sabían que después podrían comprar más en aquel hermoso lugar donde ahora vivirían.
-Es una hermosa casa.- dijo Porsche dejando su maleta junto al sofá.
-Es nuestro hogar.- corrigió el mayor con una sonrisa satisfecha ante su elección de casa.
Había una pequeña sala con un sofá largo y una televisión, del otro lado había una barra y detrás la cocina. De frente a la puerta había un pasillo que tenía algunas puertas.
-La puerta al final del pasillo es nuestra habitación.- informó Kinn. Él sabía exactamente todo lo que había en esa casa pues su mejor amigo Tay se lo había dicho.
-¿Y porque hay más puertas?.- preguntó curioso el menor.
-Hay una habitación de invitados por si tu hermano quiere venir a visitarte y un baño para las visitas.- explicó el pálido abriendo las puertas de los lugares que mencionaba para que su novio pudiera conocer toda su nueva casa.
-Gracias por pensar en él también.- dijo Pachara sonriéndole a su pareja en forma de agradecimiento.
-Pero ahora, vamos a nuestra habitación.- Anakinn tomó la mano de su novio y los guió hasta el final del pasillo, abriendo finalmente la puerta.
-Esto es malditamente hermoso.- jadeó Porsche al ver que la habitación tenía un enorme ventanal justo frente a la cama, el cual daba hacia el mar.
-Los cristales son de espejo, por lo que desde afuera no se ve nada de lo que pasa aquí dentro.- explicó Kinn parándose justo detrás del menor para rodearle la cintura en un apretado abrazo.
-Eres un exhibicionista.- se quejó el menor, aunque cierta parte de él sentía emoción al saber que mientras hacían el amor podría tener esa preciosa vista.
-No, pero me gusta imaginar que te puedo tomar mientras tengo ese hermoso paisaje detrás de ti.- murmuró el pálido dejando cortos besos en el cuello del moreno.
-¿Entonces que esperas?.- preguntó Pachara dándose vuelta en los brazos de su novio, rodeándole el cuello para poder acariciar su suave cabello negro.
-Te amo.- dijo el mayor antes de besar esos dulces labios a los que era totalmente adicto.
Ambos suspiraron de gusto al volver a besarse de esa forma que tanto les gustaba a los dos. Primero comenzaron con besos tiernos, cortos y lentos. Sus labios se amoldaban a los del otro.
Poco a poco iban aumentando la pasión de ese íntimo contacto. Kinn mordió el labio superior del menor, chupándolo con gula.
-Mgh.- un corto gemido escapó de los labios de Porsche ante esa acción y para no quedarse atrás también mordió el labio que estaba entre los suyos, ganándose un gruñido de su novio.
Sus lenguas no tardaron en salir a su encuentro, entrelazándose, compartiendo su sabor y calidez. Anakinn llevó sus grandes manos por toda la espalda del menor hasta llegar a ese lugar donde sabía que pertenecían, el voluminoso trasero de su novio. Con gusto lo estrujó y apretó entre sus manos, ganándose más gemidos ahogados que sólo lo iban excitando cada vez más.
-Kinn.- jadeó Porsche alejándose para tomar un poco de aire. Pero el nombrado no perdió el tiempo, sin escalas llevó sus labios al cuello del menor y comenzó a besar y morder la suave piel.
Esta vez procuro dejar marcas. Finalmente podía dejar en el cuerpo de su pareja su posesiva huella.
-Kinn.- se quejó cuando el mencionado lo mordía un poco fuerte. Pero no podía mentir, a su cuerpo le gustaba la forma ruda en la que era marcado por su novio.
No queriendo quedarse atrás, Pachara empujó el cuerpo del mayor hasta que este estuvo sentado en la orilla de la cama.
-¿Qué haces, Porsche?.- preguntó Anakinn viendo como su pareja tan solo se quedaba parada frente a él, dándole la espalda al enorme ventanal.
Sin decir ni una palabra, Porsche comenzó a quitar su ropa. Primero lanzó sus zapatos lejos, después fue el turno de su camiseta, la cual subió lentamente hasta pasarla por su cabeza.
-Porsche.- suspiró el pálido, admirando la preciosa vista de su novio desnudándose, con el inmenso mar de fondo, y el cielo pintándose de colores naranjas.
El nombrado sonrió y continuó desvistiéndose. Desabotonó su pantalón y lo bajó lentamente, dejando a la vista su creciente erección marcada en su ropa interior. Finalmente jugó de forma provocativa con su ropa interior blanca, la bajo extremadamente lento para provocar a su novio.
-Tu sabes el poder que tienes sobre mi, ¿no es así?.- cuestionó Kinn abriendo los botones de su camisa para lanzarla lejos. Después abrió el botón de sus pantalones para darle espacio a su dura erección.
-Lo sé.- afirmó el moreno lanzando lejos la última prenda que cubría su ser.
-Wow.- suspiró el pálido al ver a su novio totalmente desnudo ante sus ojos, caminando hacia él con un brillo lleno de deseo en los ojos.
-Quítate la ropa, quiero que te sientes contra la cabecera de la cama.- ordenó Porsche tratando de no morir de vergüenza al tomar el control de su primer encuentro sexual en la nueva casa.
El mayor no dijo nada, aun cuando le había asombrado la actitud de su novio, no se quejó, tan solo se puso de pie para quitar sus prendas inferiores y un segundo después estaba sobre la cama, desnudo, esperando por sentir el cálido cuerpo de su pareja.
-Ya verás si la realidad supera a tu imaginación.- murmuró Pachara gateando por la cama hasta que pudo sentarse sobre las piernas del mayor.
-Oh Porsche.- gimió Kinn al sentir el redondo trasero del moreno justo sobre su húmeda erección.
-Hazme el amor.- pidió Porsche antes de unir sus labios con arrebatadora pasión.
El mayor no perdió el tiempo en llevar sus manos al trasero del menor para ayudarlo a moverse sobre él friccionando sus partes bajas.
Porsche no supo de donde su novio había sacado lubricante, pero cuando menos lo esperó unos húmedos dedos ya acariciaban su entrada.
-Kinnie.- gimió en alto cuando el primer dedo se introdujo en él.
-Me encanta como dices mi nombre.- gruñó el mayor, dejando un rastro de besos por todo el moreno pecho que tenía frente a él.
Sus labios lo llevaron a tomar uno de los sensibles pezones de Pachara, succionándolo y mordiéndolo a su completo gusto, haciendo temblar el cuerpo sobre él. El menor sólo podía gemir y jalar el cabello del mayor.
En su burbuja de pasión y deseo, la preparación fue rápida, Kinn agregaba un falange más tan pronto sentía que su novio estaba más relajado.
Con cuidado el pálido sacó sus dedos, ganándose un gruñido a forma de queja. Pero el moreno no tuvo tiempo a decir nada cuando el miembro de su novio comenzó a introducirse en él.
-Oh Kinn.- gimió Porsche cerrando los ojos, dejando su cabeza caer hacia atrás cuando de una profunda embestida su próstata fue dulcemente acariciada, mandando una corriente de puro placer por todo su cuerpo.
-Muévete para mí, cariño.- pidió Kinn acariciando las preciosas nalgas que no se cansaba de apretar.
Obedeciendo a su novio y al deseo en su interior, Pachara se sostuvo de los hombros del mayor y levantó sus caderas para luego dejarse caer de nuevo.
Conforme se sentía más cómodo, el moreno aumentó el ritmo de las embestidas, siempre buscando dar en su próstata, llevándose justo al límite.
Anakinn tomó en su mano el miembro del menor y lo acarició al ritmo de las embestidas, ocasionando que el interior de su novio se apretara aún más alrededor de su erección.
-Ahh Kinn.- gritó Porsche corriéndose en la mano ajena. Su cabeza cayó hacia atrás, sus ojos se cerraron y de su boca no dejaban de salir cortos gemidos.
En ese momento Kinn tuvo frente a él la más hermosa vista que nunca antes hubiera visto. Su novio sobre el, temblando, gimiendo su nombre y con el hermoso mar de fondo pintado por los colores naranjas y rosáceos el cielo.
-Ah Porsche.- el pálido no pudo evitar correrse ante el estímulo de su cuerpo y la preciosa vista frente a él. Su esencia salió a borbotones, llenando el cálido pasaje en el que aún estaba enterrado profundamente.
-¿Fue mejor de lo que imaginaste?.- preguntó Pachara con la voz agitada por la falta de aire.
-Siempre superas mis expectativas, cariño.- afirmó Anakinn acariciando la espalda de su novio.
-Oficialmente este es nuestro nuevo hogar.- dijo Porsche levantando un poco sus caderas para liberar el miembro de su novio.
Ambos se recostaron en la enorme cama. Porsche cómo siempre buscó su lugar sobre el cuerpo de Kinn, acomodando su cabeza sobre el bien formado pecho del pálido.
Y así, con el tranquilo ruido de las olas, se dejaron ir en los brazos del Morfeo, tranquilos al saber que finalmente serían felices y nadie los separaría.
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Sin dudas este es mi capitulo favorito jeje ya sabrán porque jaajja
Mañana tenemos el final de esta hermosa historia, así que estén atentos.
A menos de que me quede sin luz, mañana tenemos el final aquí jeje.
Ya saben que pueden comentar que les pareció y no se olviden de votar.
Nos leemos mañana, los amo💙💙💙
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