Salvación
Las lágrimas estaban atrapadas en sus ojos, no había ninguna recorriendo por su piel sin embargo en su interior se sentía totalmente destrozado y decepcionado.
Simón, siempre te dejé claras las cosas.
Sabía totalmente que tenía razón, pero aun así su corazón no lograba sacar ese ardor en forma de estaca atravesando su pecho.
Camino por el aeropuerto hasta dirigirse a los asientos, con desgano se bajo el gorro de su sudadera para después acomodar sus audífonos mientras cambiaba la canción.
El clima le gritaba que estaba igual de triste que el, no faltaba mucho para que comenzara a llover. Con la pierna subiendo y bajando siendo impulsada por sus pies espero a que pronto se acercase la hora de abordar el avión.
Lo había prometido, se iba a ir y lo estaba cumpliendo.
Claro después de haber dejado desastres atrás, se peleo con sus amigos, recibio una cachetada por parte de Luna ante su forma de explotar con la tristeza poseyendolo, casi se agarra a golpes con Matteo al meterse con "su chica". Por que sí, Luna era la chica de Matteo.
La suerte de Simón Álvarez siempre presente.
La frustración lo estaba comiendo vivo; tal vez había sido mala idea gastar la mitad de sus ahorros de su deseado auto en su decisión impulsiva, había sido un error desobedecer a su madre, irse de su casa. Había sido una completa estupidez dejar algo en lo que había invertido tanto trabajo sólo en una chica.
Y era el doble de estúpido aún sabiendo que no lo veía como algo más.
Suspiró totalmente fastidiado consigo mismo para después levantarse e ir hacía la fila pues ya faltaba poco para subir al avión.
A medida que se acercaba escucho alboroto y vio mucho gente molesta hablando al mismo tiempo, miro hacia el cartel electrónico y vio el problema.
Se cancelan vuelos a México debido a fuertes tormentas y turbulencias.
Rápidamente se acerco a bucar manera de poder arreglar su problema, debía de ir a México si o sí.
No tenía a donde ir y lo poco que tenía de dinero lo debía de tomar en pocas porciones para no gasatarlo todo.
No había manera de comenzar a vuelo pues la tormenta era bastante fuerte para que se arriesgasen a aun continuar el viaje.
—Mandaremos un correo cuando las tormentas acaben, no es la primera vez en la semana que se cancelan vuelos gracias a las tormentas, deben esperar a que avisemos por medio del correo electrónico –anunció una chica tratando de ser lo más clara y paciente.
Todos se amontonaban como salvajes, con otra razón para sentirse frustrado se alejo de la fila para después volver a su asiento.
No tenía a donde ir, sus amigos estaban tan molestos que no aceptarían darle techo por unas horas.
Gastón no era lo demasiado cercano a él para aceptar que se quedase en su casa, Nina no aceptaría pues su madre haría preguntas incómodas y tal vez le causara problemas a su amiga.
Ramiro era el único que quedaba en su lista de opciones, eran lo suficientemente cercanos para poder pedirle ese favor. Con algo de vergüenza dio al ícono de llama para después esperara a que contestara su llamada.
—¿Hola?
—Hola Ramiro –saludó con la vergüenza enredando sus palabras– Mira se que tal vez no seamos lo suficientemente amigos para pedirte un favor de este tamaño pero, mi vuelo se canceló y no tengo a donde ir. Nico y Pedro estan enojados conmigo y Luna seguramente me odia. ¿Puedo quedarme en tu casa? Sólo sera una noche hasta que la tormenta pare.
Pasaron un par de segundos en silencio, maldijo mentalmente al haber armado un problema con los dos argentinos al dejarse llevar por su enojo y dolor.
—Claro, mándame la dirección de donde estás y voy para allá.
—Muchas gracias de verdad, ahora te lo paso –finalmente colgo para después mandar la dirección.
Espero unos minutos hasta que una notificación llego a su celular avisando que ya estaba afuera, Simón salió del aeropuerto hasta dar con la camioneta de Ramiro y entrar.
—Espera, abriré el maletero –aviso Ramiro saliendo de su auto y dirigiendose a la parte trasera.
Ambos metieron las maletas para después entrar al auto.
—Oh, ella es mi prima Rocío –el castaño giro el rostro hacía los asientos traseros.
Se encontro con una chica de cabello totalmente negro y piel clara.
—Y está Ámbar –comentó Ramiro encendiendo el motor.
La rubia le dio una mirada furiosa a Ramiro para después fijarse en Simón y tan sólo dedicarle una mueca.
—Hola –saludo el castaño con vergüenza, la pelinegra sonrió amable para después volver a su celular al igual que la ojiazul.
—Ibamos a un restaurante para celebrar el cumpleaños de Rocío, ¿quieres comer?
—Lo siento por interrumpir sus planes, si quieren puedo ir a otro lado.
—Tranquilo, Ramiro lo arruinó desde que me tiró sopa en mi vestido –comento Rocío con un toque despreocupado.
—Ámbar fue la que me empujó.
—Claro, ahora yo tengo la culpa de sus desgracias –murmuró sarcástica.
—Sí.
—Ramiro cállate y llevanos a comer pizza –presionó Rocío cerrando la ventana.
Aun no entendía el porqué Ámbar estaba ahí, según Simón había sido casi un milagro no verlos pelear a lo largo de la semana anterior.
Pasaron varios minutos en silencio, con la radio prendida para evitar silencios incómodos.
—¿Porqué te ibas? –preguntó el chileno bajando el volumen para después comenzar a dar vuelta a la izquierda y seguir manejando.
—Creo que no estaba preparado para comenzar a independizarme, la única razón por la que había venido era para estar con Luna pero creo que me equivoqué.
—Oh, eso explica porqué estaba tan explosiva esta tarde –musito Ámbar desde atrás– Tu amiguita casi me salta encima.
—¿Qué?
—Tan sólo le dije que la puerta principal era solo para mi madrina y yo, pareció que le dije la profanidad más horrible. Me grito y estuvo a punto de lanzarse a mi sí no fuera por su padre –la pelinegra a su lado solto una carcajada– De verdad, ¿qué le dijiste para que pareciera un demonio?
—Ella casi no me dejo hablar, sólo le dije que me iría luego empezamos a pelear hasta que me dio una cachetada.
—Ohh –eso fue lo único que murmuro la rubia para después volver a guardar silencio.
Por el espejo retrovisor se veía un rastro de concentración en el rostro de Ámbar, planeaba algo realmente macabro a ojos de Simón.
Porque claramente siempre los planes de la ojiazul era un gran aguijón de veneno, totalmente cruel y sanguinaria. Se supone.
Cuando finalmente estaban en el restaurante Ramiro se dirigió a la barra para ordenar la pizza especial de la pelinegra. Una pizza casera con bordes llenos de queso y peperoni caliente, buena porción de especias y de queso.
—Iré al baño –comento Rocío levantándose de su asiento.
Simón se mantuvo callado viendo la pantalla que estaba colgada en una pared del restaurante.
—Entonces, ¿no tienes a donde ir? –cuestionó Ámbar viendo al castaño, este volteo hacía ella encontrándose con la oscuridad de sus pupilas en contraste del azul.
—Ramiro me dejará dormir en su casa, solo necesito esperar a que las tormentas se detengan –respondió levemente intimidado por su azul intenso– ¿Por qué lo preguntas?
—Yo podría ayudarte, podría darte algo de dinero o pagarte el boleto.
—¿Qué? ¿Tú siendo amable conmigo?
—Bueno sólo digo, tengo dinero de sobra –atacó con brusquedad, el castaño subió sus cejas vacilante– Rocío dice que tengo que hacer algo bueno para atraer cosas buenas.
—¿Entonces yo soy tú obra de caridad? –Ámbar frunció los labios.
—Puede ser, podrías quedarte en mi casa. Hay mucha comodidad y nadie se daría cuenta, hay cuartos que nadie visita. Podrías quedarte en uno –el castaño frunció el ceño incrédulo– Tengo intenciones buenas, no es como que quisiera vengarme con Lunita por casi atacarme como una bestia.
—Estoy relativamente enojado con ella pero eso no significa que seré parte de tu venganza, tan sólo quiero irme.
—Entonces estas diciendo "sí pero no"?
—Estoy diciendo que no, gracias.
—Los padres de Ramiro estan en proceso de divorcio, eso significa que pueden tener discusiones con cualquier cosa y tal vez tu estadía puede hacer las cosas un poco tensas. Ramiro aceptó y ni siquiera se puso a pensar eso.
—¿Qué? –la rubia subió sus hombros para después apoyar su barbilla en sus manos– ¿Estas manipulandome?
—Te estoy aconsejando, aunque tal vez sí te este manipulando pero te estoy llevando por un buen camino.
—¿El buen camino es tu casa para que me secuestres y me uses para tu plan?
—No es secuestro si tu vas sin que este ejerciendo fuerza –comento burlonamente.
Ramiro volvió a la mesa con un ticket en la mano, un par de minutos después llegó la pelinegra para después esperar a que la pizza estuviese lista.
Todos comenzaron a comer y hablar entre sí, finalmente llego el postre para comenzar a cantar "feliz cumpleaños" a la pelinegra y comenzar a degustar de sus helados en copas de vidrio.
—Este ha sido un cumpleaños bastante bueno aunque improvisado –comento Rocío terminando la cereza que estaba en su helado.
—De verdad lo siento, no creí que interrumpiera sus planes.
—No te preocupes, en realidad fue bueno, al menos no sería tan solitario mi cumpleaños.
—Deberías dejar de hablarle a esas chicas, ya es la segunda vez que tus amigas te dejan plantada –murmuro Ramiro pasando la mano por su cabello.
—Yo también las he dejado plantadas.
—¿En sus cumpleaños por dos veces consecutivas? –la pelinegra lo miro molesta– Rocío deja de tratar de verlas como verderas amigas, se burlan de ti y las haz escuchado.
—Ramiro cállate –ordeno la rubia al ver a la pelinegra con los ojos llorosos–Ese no es asunto tuyo así que cállate.
Los cuatro guardaron silencio, la pelinegra se mantuvo con la cabeza baja mientras el chileno veía a su prima con culpa.
—Ya me voy –murmuro la pelinegra– Adiós –se despidió dirigiéndose hacía la rubia y el castaño.
—Espera, Rocío –llamo el chileno sin embargo la pelinegra lo ignoró.
—Ve con ella, Simón se quedara en mi casa –aviso la rubia, ambos la voltearon a ver confundidos.
—¿Enserio?
—Si –respondió Simón casi como una pregunta, Ramiro se levantó y saco dinero de su billetera.
—Bueno, entonces me voy –se despidió para después avanzar rápido en busca de la menor–Dejaré tus maletas en la casa de Ámbar luego. –comentó volviendo a regresar hacía ellos.
Ambos se mantuvieron en silencio, la rubia siguió comiendo su helado mientras el castaño se mantuvo quieto.
—A eso me refería, a veces resulta incómodo presenciar discusiones ajenas –murmuro la ojiazul revisando su celular– Debemos irnos, pronto llegará mi chofer.
—¿No se darán cuenta?
—No, es algo mayor y casi nunca se da cuenta si voy acompañada o no.
Ambos salieron del restaurante para después esperar afuera del mismo, unos minutos después llegó el auto.
No tardaron mucho en llegar, la rubia sacó sus llaves para después abrir la puerta y entrar.
—Me van a ver –susurró Simón detrás de ella.
—Mi madrina esta en su cuarto seguramente durmiendo y si entramos por detras sospecharian –comenzaron a subir las escaleras hasta estar en el segundo piso.
Siguieron caminando hasta que llegaron a un pasillo, Ámbar dio vuelta a la izquierda para después tomar una llave y abrir la puerta, busco el interruptor para así prender la luz.
Era algo colorido para ser una habitación que nadie visitaba.
—Era mi habitación, aquí a veces dibujo. Nadie tiene la llave a excepción de mí así que nadie podrá verte –explicó la ojiazul.
—Que bonito poni –murmuro vacilante señalando un peluche de poni con cabellera rosada– Te gusta mucho el rosa, eh?
—Lo detesto, mi madrina cree que el morado es agresivo a comparación del rosa –Ámbar se dirigió al poni para después tomarlo entre sus manos– No te atrevas a revisar nada, o te mato.
—Conociéndote lo veo muy posible –Ámbar giro los ojos para después suspirar– Gracias por dejarme dormir aquí.
—Obras de caridad –murmuro sarcástica dando un vistazo a sus paredes, había varios dibujos colgados en las paredes.– Debo irme, infragante.
—¡Oye! –la ojiazul se rió para después dirigirse a la puerta.
—¿Necesitas agua?
—Sí, por favor –pidió, la ojiazul hizo una mueca para después abrir la puerta.
Esto tendrá más partes 7v7
F por Rocío :c
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